Seamos Uno en Cristo

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Introducción

“Un pueblo unido jamas será vencido” es el lema que frecuentemente se escucha en los grandes movimientos políticos.
Esta frase es parte de una canción chilena que se compuso en la década de los 70’s.
Chile estaba experimentando una transformación de gobierno.
El dictador Augusto Pinochet entró en poder. Este hombre fue responsable de muchas muertes / desapariciones.
Hubo un grupo que intentó resistir su dictadura socialista - y marchaban bajo el lema “un pueblo unido jamas será vencido”.
La unidad en el matrimonio, en la familia, en la sociedad - ayuda a lograr grandes cosas en la vida - mientras que la división destruye lo mucho o poco que se ha podido lograr.
Por ejemplo, en EEUU estamos viviendo un tiempo de división entre ricos y pobres, blancos y negros, entre los que están en autoridad / influencia y los marginados de la sociedad.
Por tanto, al pasar de los días, sobre todo en este año de elecciones, notaremos que la división dentro de la sociedad cada día será más y más notable.
Así que veremos la falta de cooperación entre personas de partidos políticos opuestos, la falta de comprensión y tolerancia, de tal manera que unos a otros nos daremos la espalda y nos preocuparemos solo por nosotros mismos.
La división tiene el potencial de destruir una sociedad.
En nuestro estudio de 1 Corintios hoy llegamos a una sección donde Pablo confronta de manera directa la división que existía dentro de la congregación de los corintios. Hoy consideraremos:
La enfermedad - división en la iglesia local
Los síntomas - “yo soy de...”
La cura - “la cruz de Cristo”

La enfermedad - división en la iglesia local

Pablo acaba de hablar de la comunión que tenemos con nuestro Señor Jesucristo.
1 Corintios 1.9 NBLH
Fiel es Dios, por medio de quien fueron llamados a la comunión con Su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Cada creyente goza de tener comunión con el Salvador de las naciones.
Dios mismo nos ha unido a su Hijo Jesucristo.
Estamos unidos a Cristo tras nuestra profesión de fe mediante la obra del Espíritu Santo de Dios.
Nosotros que antes éramos enemigos de Dios, ahora estamos unidos a Cristo.
Sin embargo, había una enfermedad que estaba atacando la congregación de los corintios.
Pablo confronta directamente a la iglesia puesto que esta enfermedad puede llegar a destruir a la iglesia local completamente.
1 Corintios 1.10 NBLH
Les ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos se pongan de acuerdo (que hablen lo mismo), y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén enteramente unidos en un mismo sentir (de una misma mente) y en un mismo parecer.
Pablo ve que los hermanos no estaban de acuerdo - por eso les dice “que todos se pongan de acuerdo”.
Pablo ve que habían divisiones entre los hermanos - por eso les dice “que no haya divisiones entre ustedes”.
Pablo resume su diagnostico diciendo “estén enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer”.
Pablo no ve que eran simple diferencias de opinión sino que habían diferencias significativas que estaban afectando la unidad en la iglesia local.
Pablo mira a los hermanos y les dice “les ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que”.
Notemos que apela a la autoridad y el nombre de Jesucristo puesto que las diferencias y falta de unidad que estaban experimentando estaba destruyendo la iglesia local.
La situación de la iglesia local era grave.
En una iglesia local tenemos personas diferentes.
Diferentes familias
Tuvimos diferencias en como fuimos criados
Diferencias de preparación académica
Tenemos culturas diferentes
…en fin, hay muchas cosas que nos hacen diferentes.
Sin embargo, Pablo no estaba refiriéndose a estas diferencias o que estas diferencias provocaban divisiones en la iglesia local.
La división que había en la iglesia de los corintios tenía un síntoma bastante notable que Pablo no podía pasar por alto.

Los síntomas - “yo soy de...”

El síntoma que observó Pablo y lo llevó a dar su diagnóstico lo vemos en los versículos 11-12.
1 Corintios 1.11–12 NBLH
Porque he sido informado acerca de ustedes, hermanos míos, por los de Cloé, que hay discusiones entre ustedes. Me refiero a que cada uno de ustedes dice: “Yo soy de Pablo,” otro: “yo de Apolos,” otro: “yo de Cefas,” y otro: “yo de Cristo.”
Una hermana llamada “Cloé” había traído noticias a Pablo y lo que observaba era que la iglesia vivía en discusiones y divisiones continuas.
Lejos de que Cloé hubiera traído noticias del buen testimonio que había en la iglesia, el amor fraternal que había entre ellos, el apoyo mutuo, etc., solo observaba la contrariedad que existía entre unos y otros.
Estos hermanos que habían sido llamados a “ser santos”, a “tener comunión con su Hijo Jesucristo” ahora se encontraban divididos en plena división / discusión.
En una sola congregación habían diferentes grupos que parecían tener lealtad a diferentes líderes de la iglesia primitiva.
Notemos los diferentes grupos que había entre los corintios.
Yo soy de Pablo - estos sentían gran lealtad al apóstol a los gentiles.
Al fin y al cabo Pablo había fundado la iglesia en Corinto.
Ellos seguían las enseñanzas paulinas que hablaban acerca de la libertad que tenemos en Cristo y que no estamos bajo el yugo de servidumbre de la ley Mosaica que ningún ser humano puede cumplir, pues al quebrantar uno de los mandamientos los hemos quebrantado todos.
Yo soy de Apolos - estos seguían al gran predicador de Alejandría, Egipto.
Hechos de los Apóstoles 18.24–25 NBLH
Llegó entonces a Efeso un Judío que se llamaba Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente, y que era poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor, y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas referentes a Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan.
La Biblia nos dice que Apolos era un hombre preparado.
Era un académico.
Era un hombre quizá una persona con un intelecto superior al de Pablo y los demás discípulos.
Quizá los que lo seguían sentían que tenían mucho conocimiento al igual que Apolos.
Yo soy de Cefas - estos seguían al gran apóstol Pedro.
Pedro había seguido a Jesús desde el principio de su ministerio.
Pedro había recibido de parte de Jesús el mandato de apacentar a sus ovejas, es decir a los demás discípulos.
Pedro había sido restaurado a su ministerio por el mismo Jesús después de haberle dado la espalda.
Pedro era uno de los discípulos que sentía una atracción más fuerte a las costumbres del judaísmo. De hecho, fue Pedro que estaba cayendo en el error de volver a los preceptos y mandamientos de la ley Mosaíca con tal de agradar a los judíos de Jerusalén.
Yo soy de Cristo - estos quizá estaban enfadados de tantas divisiones que preferían no tener ninguna lealtad a Pablo, Apolos, o Cefas, sino que ellos solo eran fieles a Cristo.
Estos tal vez se creían superiores a los demás creyentes ya que ellos eran fieles únicamente a aquel que dio su vida en la cruz - pero a la vez menospreciaban a los demás.
Notemos que el problema no era que los hermanos tuvieran afecto a estos líderes de la iglesia.
El problema es que ellos habían puesto por su lealtad a estos líderes por encima de la unidad que debían conservar en Cristo.
Cada uno de estos líderes tenían un énfasis particular, sin embargo, cada uno de ellos estaban haciendo la obra que Dios les había delegado.
Pero la iglesia cada día se dividía más y más.
Los hermanos habían perdido el enfoque de su llamamiento.

La cura - “la cruz de Cristo”

Pablo quiere ayudar a la iglesia a que se enfoque en Cristo Jesús.
1 Corintios 1.13 NBLH
¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O fueron bautizados en el nombre de Pablo?
Pablo hace una pregunta rhetórica - ¿Acaso se ha divido el cuerpo de Cristo?
La respuesta obvia es que el cuerpo de Cristo jamás puede ser dividido.
…pero Pablo ataca la jugular y llega al centro del asunto - ¿quién fue crucificado?
¿Quién dio su vida en la cruz?
¿Quién los redimió de sus pecados?
¿Quién ha librado sus almas de una segura condenación?
¿Quién derramó su sangre por ellos?
¿Quién dio su vida como un sacrificio expiatorio para que ellos recibieran vida eterna?
…no fue Pablo, ni Apolos, ni Cefas - solo Cristo.
Pablo hace que cada uno de ellos recuerde su bautismo.
Cuando fuimos bautizados, en que nombre fuimos bautizados?
Fuimos bautizados para ser parte del cuerpo del Señor Jesucristo.
Fuimos sumergidos en Cristo.
Fuimos unidos a Cristo.
Fuimos injertados en la vid verdadera.
Pablo les recuerda, sobre todo a los que dicen ser fieles / leales a Pablo:
1 Corintios 1.14–16 NBLH
Doy gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo, para que nadie diga que fueron bautizados en mi nombre. También bauticé a los de la casa de Estéfanas; por lo demás, no sé si bauticé a algún otro.
Pablo no recuerda haber bautizado a muchos de los corintios excepto a algunos.
Bautizó a Crispo - el oficial de la sinagoga y a Gayo.
Es más, recuerda también bautizado a Estéfanas.
No recuerda haber bautizado a otros hermanos.
Con esto, Pablo no quiere menospreciar el acto del bautismo sino que los hermanos puedan entender cual es realmente lo que importa dentro de la iglesia - y eso que importa es lo que nos mantiene verdaderamente unidos.
A final de cuentas, Pablo concluye su llamado a la unidad:
1 Corintios 1.17 NBLH
Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio (anunciar las buenas nuevas), no con palabras elocuentes, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Pablo recibió una comisión de parte del Cristo resucitado.
Ese llamado no fue ir por el mundo a bautizar gente para hacer discípulos para sí mismo.
Pablo recibió el llamado de predicar las buenas noticias del evangelio.
El mensaje del evangelio es lo que realmente nos une en Cristo.
Es el mensaje de que Dios amó al mundo, que envió a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea, no se pierda sino que tenga vida eterna.
El mensaje del evangelio está enfocado en la gloriosa cruz de Cristo sobre la cual colgó nuestro Salvador a quien debemos toda gloria, honra, y alabanza.
La iglesia local va a sufrir división cuando pierde de vista a la cruz de Cristo.
Mantengamos pues nuestros ojos enfocados en la cruz sobre la cual murió el Salvador de cada uno de los que creemos.
Hemos sido salvador por el mismo Señor Jesucristo.
Hemos sido alcanzados por la misma gracia salvadora que nos ha sacado del fango y de las tinieblas.
…y ahora nos ha hecho hermanos y hermanas, hijos del mismo Rey de reyes y Señor de señores.
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