Guerreros de paz

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Nuestro chip de paz

Para comprender lo que dice la Biblia sobre algún tema siempre entra en confrontación lo que sabemos o hemos oído sobre dicho tema. Así, cuando dijimos “mansedumbre”, todos nuestros aprendizajes sobre el tema acudieron a la cita.
Una comprensión adecuada sobre cualquier tema de la Biblia debe entenderse desde tres perspectivas en esencia:
- El significado mismo de la palabra según el idioma original en que se dijo.
- El contexto, para comprender realmente lo que significó para los oyentes aquello que se dijo.
- Y finalmente quién lo dijo.
Mateo 5.9 RVC
9 »Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
¿Qué comprendes por la palabra “pacificador”? ¿Es acaso a lo mismo que Jesús estaba hablando?
Vamos a hacer una evaluación sobre conceptos de paz. Quiero mostrarte diez imágenes y quiero que califiques cada una con una escala de 0 a cinco, califica con 0 si no representa paz y 5 si la representa.
Seguramente las imágenes 7 y 9 son las que tuvieron menos calificación, eso a pesar de que muchas de las demás pueden ser representaciones de paz con las que no coincidimos.
Nuestra percepción de la paz está muy ligada a la pasividad, la calma, la relajación, los abrazos y cosas semejantes. Entonces pregunto: ¿Fue eso lo que quiso decir Jesús? ¿Seremos llamados hijos de Dios cuando logremos entrar en un estado total de quietud, calma y relajación?

Significado de pacificador

Una interpretación más exacta de “bienaventurados los pacificadores” es “bienaventurados los que procuran la paz”.
Viéndolo de esa manera empezamos a comprender que la paz no se trata de un estado pasivo, más bien de una acción, una intención, una búsqueda o provocación.
Nuestros cimientos de “pacificador” se conmueve al entender esto. Ser un pacificador no es negarse a la acción para mantener un estado de calma sino aceptar la acción que significa establecer la paz.
Si recuerdas las imágenes 9 y 10 notamos esta diferencia con más claridad. Estar frente a un mar tranquilo, en un atardecer, con la brisa suave besando la piel…eso decimos que es estar en paz. Pero en esa situación no hay demanda de paz para la persona, el contexto estimula o inspira paz pero la persona puede estar sintiendo una guerra interna.
Una persona que esté sobre la roca de la imagen 9, si mantiene una postura firme y controlada podría demostrar tener más paz que alguien en la playa.
La procura de la paz es una guerra interna.

El contexto

Para los oyentes de Jesús seguramente no era extraño escuchar un mensaje de paz porque la paz era una promesa para la era mesiánica.
El pueblo judío aguardaba el tiempo en que se estableciera la paz.
Isaías 2.1–4 RVC
1 Visión de Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén: 2 En los últimos días el monte de la casa del Señor será confirmado como cabeza de los montes; será exaltado por encima de las alturas, y hacia él correrán todas las naciones. 3 Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas. Porque la enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del Señor. 4 Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a muchos pueblos. Y ellos convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la guerra.»
Los judíos esperaban una paz más de tipo político y social. Una libertad del yugo Romano y de cualquier otra nación.
Al escuchar a Jesús hablar de paz quizás confundieron (en un principio) lo que Él quería decir. Definitivamente Jesús no se refería a una paz política sino que anunciaba la paz entre Dios y el hombre.
Algunos historiadores hablan de movimientos independentistas que surgieron en la época de Jesús que buscaron hacerlo su caudillo debido a la autoridad, los milagros y la cantidad de seguidores.
En definitiva Jesús no hablaba de un reino físico, político o social sino de uno espiritual que se establecería en la tierra para traer libertad al ser humano.
Esto evidentemente tenía que resultar en una convivencia sana entre las personas porque quien tiene paz con Dios tiene paz consigo mismo y por ende tiene paz con quienes le rodean.

Quien lo dijo

Jesús es llamado el Príncipe de paz. Él mismo llamó bienaventurados a los pacificadores. ¿Cómo es un pacificador según el modelo de Jesús?
Mateo 26.53 NVI
53 ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?
Jesús demostró que no buscaba la guerra sino actuar en paz, por un lado porque pudiendo provocar que un ejército lo defendiera se abstuvo de ello para cumplir su propósito y segundo porque logró mantenerse en calma cuando las circunstancias se pusieron más difíciles.
Es el mismo Jesús que dormía en medio de la tormenta. Su paz interna no podía ser alterada por las circunstancias a su alrededor.
1 Pedro 2.21–23 NVI
21 Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos. 22 «Él no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca.» 23 Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia.
Jesús es el modelo de pacificador que debemos seguir. Quizá podamos leer esta bienaventuranza así: “bienaventurados los que son como Jesús porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Según vemos en este texto Bíblico, la paz tiene que ver más que con la ausencia de guerra, es más bien con ganar una guerra: la interna; para entonces mantener la paz cuando todo alrededor es guerra.
Jesús es considerado en Príncipe de paz no solo porque él logró tener paz en medio de la guerra a su alrededor sino porque su propósito fue establecer la paz entre Dios y el hombre y es esta paz la que Él predicó, representó y cumplió.
Romanos 5.1 NVI
1 En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
La separación entre Dios y el hombre es lo que hace surgir de nosotros toda clase de divisiones, pleitos y guerras. La reconciliación entre Dios y el hombre establece la paz en el corazón y para con los demás.
La paz interior se conquista en una guerra. Por eso este mensaje lleva ese nombre que parece una contradicción. Es que un pacificador está lejos de vivir en un contexto apacible, más bien fue hecho un guerrero que ha conquistado la paz.
La paz es un camino para valientes, no para cobardes o mediocres. Seguir a Dios es un camino de valentía que no está carente de guerras por librar.
Es desde esta perspectiva que versículos como este adquieren sentido:
Mateo 11.12 RVC
12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
Este mismo Jesús hacía afirmaciones que fuera de contexto nos confunden pero que podemos comprender a la luz de ser guerreros de paz. Al traer la reconciliación con el hombre nos volvemos enemigos del mal, Satanás se especializa en romper relaciones entre Dios y el hombre y eso nos hace entrar en guerra.
Por eso no debemos temer cuando las personas a nuestro alrededor no comprenden nuestra decisión de seguir a Jesús, muchos se molestan o incomodan y libran una guerra contra nosotros. Ese es justo el escenario donde debe surgir la paz interna.
Mateo 10.34–36 NVI
34 »No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz sino espada. 35 Porque he venido a poner en conflicto “al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, a la nuera contra su suegra; 36 los enemigos de cada cual serán los de su propia familia”.
Por eso Jesús hizo esta afirmación. Su reino de paz traería guerra porque el enemigo no estaría contento con esta reconciliación y se levantaría a detener la paz de Dios en la tierra.

Conclusión:

Somos pacificadores, esto incluye anunciar la paz.
Romanos 14.19 NVI
19 Por lo tanto, esforcémonos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación.
Si somos el libro67, Dios está escribiendo un carácter como el de Jesús, de manera que seamos anunciadores, representantes y embajadores de paz.
Jesús fue claro al afirmar que la paz de la que él hablaba no era la paz de este mundo. Su paz era diferente, era profunda, inalterable, era paz verdadera. La clase de paz que el mundo necesita.
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