El peligro de la superficialidad y el auto engaño

Lucas  •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 42 views

Uno de los ostaculos más frecuentes por los que muchos rechazan el evangelio es la desvirtuada concepción que tienen de si mismos. Al pesar y juzgar bajos su propias bases que son aptos para el reino de Dios al mirarse superficialmente, hace creer a muchos que estan dentro de los estandares que El tiene para la salvación de los pecadores.

Notes
Transcript
Handout
Lc 18.18 Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. 21 Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26 Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27 Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. 28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. 29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

INTRODUCCION

La historia de este joven ha sido relatada en los tres evangelios sinópticos (Mt.19.16-22, Mr 10.17-31), sin duda alguna es porque hay una lección muy gráfica y clara que el Señor Jesús desea que aprendamos.
Y es que nadie como el Señor Jesús para advertirnos sobre el peligro de una vida con una creencia superficial del evangelio.
Superficial : 1. Es poco profundo o no penetra lo suficiente en lo fundamental o [lo] importante. 2. Que no profundiza en la esencia de las cosas o solo atiende en su apariencia o aspecto. 3. Que solo afecta a la superficie de las cosas.
Desde los tiempos de Jesús y hasta nuestros días, algunas personas han pensado que basta con el hecho de alguna vez hacer escuchado del Jesús, pertenecer a un cierto grupo religioso, hacer cierto tipos de acciones de tipo honorable o porque alguna vez levantaron su mano para pasar al altar a hacer una oración, tiene un lugar asegurado en el cielo.
Uno de los grandes males que ha aquejado a la iglesia, es la superficialidad con la que muchos creyentes viven sus vidas “cristianas”.
Este tipo de pensamiento a llevado sin lugar a dudas a muchos a falsas conclusiones tales como que al final de sus días, Dios hará una balance entre todas sus acciones lo cual determinara el resultado de su eternidad.
Esta creencia superficial de Dios, ha llevado a muchos a vivir una vida sin compromiso a la santidad, la fidelidad y el amor verdadero al Señor, incluso pueden ser víctimas del auto engañando sobre la verdad de su condición espiritual.
El joven de la historia de Lucas en un claro ejemplo de una persona que externamente puede dar la impresión de ser un hombre espiritual, decente e incluso un modelo a seguir por otros, aunque en realidad su viva este en la más profunda prisión de su auto engaño y la superficialidad.
Lc 18.18 Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Mateo nos dice que este hombre era joven, y Lucas nos explica que este hombre era un principal. Probablemente era una Joven Principal de la sinagoga de la aldea donde estaba Jesús. El detalle que los tres evangelistas nos detallan es que era un hombre rico.
Seguramente el lugar que ocupaba en la sinagoga tenía que ver con la profunda religiosidad que este hombre tenía. Debió haber sido instruido desde muy pequeño en alguna escuela rabínica y ser un estudiante verdaderamente comprometido como para alcanzar un lugar importante en la sinagoga en su juventud (Pablo es un ejemplo de eso).
Sin duda alguna a pesar de lo que pudo haber aprendido rigurosamente de los fariseos y la holgura con la cual vivía, este joven tenía una gran inquietud en su corazón. Por esa razón vino a Jesús.
Maestro Bueno, por ninguna parte en el Talmud se encuentra que esa palabra fuera usada para referirse a una persona, pues ese termino estaba reservado para Dios solamente.
Sal 86.5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
Los rabinos tenía claramente entendido que este adjetivo era unicamente aplicable para Dios.
Los rabinos si se llaman entre si maestros, pero nunca con este adjetivo. (no sabemos si estaba intentando adular a Jesús).
¿Que hare para heredar la vida eterna?
Este Joven había crecido y aprendido bajo el sistema de enseñanza de los fariseos sobre que la salvación era otorgada por Dios basada en los méritos logrados a lo largo de la vida.
Es como quienes ahora, llevan un recuento de las buenas y malas acciones que a su juicio hacen, y el resultado final del balance podrá a la persona en la eternidad cerca o lejos de Dios.
Su pregunta fue planteada incorrectamente, porque la salvación 1) No se hereda,(no es un derecho que se adquiere y se traspasa de generación en generación), 2) No tiene nada que ver con méritos personales o con un balance entre buenas y malas obras.
Lc 18.19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno (aghatos bueno en esencia o por naturaleza)? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
Parafraseando: “Porque me otorgas un título que no se le da a nuestros respetables rabinos, y que ningún hombre merece” “¿Es acaso que estas pensando que el Padre mora en mí y yo en el? ¿Es acaso que me reconoces como el Mesías?”.
Este joven se dirigió a Jesús en su necesidad de manera muy superficial. Si el realmente hubiera comprendido el significado de sus palabras, sin lugar a dudas obedecería en todo a Jesús
La falta de conocimiento verdadero de Dios en el pueblo cristiano, nos lleva a nombrar los atributos de Dios sin tener en consideración la realidad de ellos en nuestra vida.
Si tan solo conociéramos más profundamente quien es Dios, temor tendríamos de hablar de su santidad, su omnipotencia, su omnisciencia, su amor, su juicio, etc.
¿Es acaso que Jesús esta negando su deidad?
De ninguna manera, es claro que Jesús no esta negando su deidad en ningún sentido y en ningún momento como algunos pueden alegar.
Lo que Jesús hizo con su pregunta, era examinar realmente lo que habían en el corazón de aquel joven. Si llamaba bueno a Jesús, es por que le estaba reconociendo como Dios.
Lc 18.20 Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
Jesús hizo uso de la ley moral de Dios para demostrar la superficialidad con la que este joven se acercaba a Dios.
Las tablas de los mandamientos están divididos en 2: los primeros 4 tiene que ver en forma vertical, es decir directamente con Dios, los siguientes 6, tiene una forma horizontal y tienen que ver con la relación del hombre con el hombre.
Jesús, cito 5 de los 6 mandamientos que tienen que ver con la relación entre los hombres, para que el joven pudiera darse cuenta la realidad de su condición.
Jesús no le citó la ley como medio de salvación, porque la obediencia a la ley no salva, Jesús le presento la Ley como un espejo que revela nuestros pecados.
NBV Ro 3.19 Sabemos que esto que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella. Por eso, el mundo entero tiene que callar y todos tendrán que reconocer que el juicio de Dios es justo.
NBV Ro3.20 Y esto es así porque nadie puede alcanzar el favor de Dios por obedecer la ley, pues mientras mejor conocemos la ley de Dios más nos damos cuenta de que somos pecadores.
Este Joven a pesar de ser muy religioso, no conocía verdaderamente a Dios.
Este joven pensaba que con su poca profundidad en el conocimiento de la ley de Dios, el podía alcanzar su favor. (sus obras /acciones)
Su conocimiento superficial de Dios, también lo hacía tener un conocimiento superficial de su pecado.
Lc 18.21 Él dijo: Todo esto lo he guardado (NTV Obedecido) desde mi juventud.
¿Si este hombre había cumplido la ley tal como el aseguraba?, porque entonces ¿quería que Jesús le dijera como heredar la vida eterna?
En lo profundo de su corazón este hombre no tenía paz verdadera, no estaba reconciliado con Dios, aún y cuando decía que había guardado celosamente la ley.
No solamente este joven era presa de la superficialidad con la que conocía a Dios, sino que esto le hacía esclavo de su propio engaño.
NTV Stg 2.10 Pues el que obedece todas las leyes de Dios menos una es tan culpable como el que las desobedece todas,
NTV Stg 2.11 porque el mismo Dios que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No cometas asesinato». Así que, si ustedes matan a alguien pero no cometen adulterio, de todos modos han violado la ley.
Posiblemente por toda su vida sin duda había intentado con todas sus fuerzas y por todos lo medios posible guardar sinceramente la ley, y para las veces que pudo haber fallado eran la menos. (quizá llevaba un recuento de sus aciones).
Pero el simple hecho de errar en un pequeño punto de ella, los hacia culpable de violarla toda.
TLA Gl 3.24 La ley fue como un maestro que nos guió y llevó hasta Cristo, para que Dios nos aceptara por confiar en él.
No había entendido que la Ley simplemente era una guía que Dios había dado a los hombres para que comprendieran su impotencia e incapacidad de acercarse a Dios.
Gl 3.10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Gl 3:11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
Gl 3.12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
La ley no era y no es un medio de salvación. Su cumplimiento en la totalidad es imposible para cualquier hombre.
Es el vehículo que Dios a diseñado para enfrentar al hombre con su incapacidad de justificarse a si mismo.
Tenía sus propios estándares para medirse, se comparaba favorablemente contra otros en lugar de examinar su conducta frente a Dios
Yo nunca he matado, no le robo a nadie (agua, la luz, el internet), yo jamás digo falso testimonio (pero traes de boca en boca a los hermanos o a los pastores), yo soy un buen hijo honro a mis padres (no les ayudas cuando tienen necesidad, no les hablas, etc.)
No basta con solo leer por encima la escritura para conocer a Dios, hoy se quiere conocer a Dios, pero no se quiere estudiar, se quiere experimentar, sentir, más que intimar.
La ignorancia produce una falsa inocencia. Este joven no comprendía que la Ley lo dejaba sin ninguna clase de argumentos de inocencia delante de Dios.
Cuando nos exponemos a la Palabras de Dios miramos a un espejo, y es ahí donde surgen claramente las manchas de nuestro pecado.
Este Joven hacía grandes esfuerzos por convencerse a si mismo de que estaba viviendo en armonía con los mandamientos de Dios.
La conocimiento superficial de Dios, lleva a una falsa seguridad y aun autoengaño de la salvación.
Aquel hombre parecía que podía llegar a ser un buen candidato para ser discípulo, pero este joven necesitaba antes aprender a rendirse completamente a la misericordia de Dios y aceptar el don gratuito que no se puede ganar.
Lc 18.22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
¿Es acaso que Jesús esta diciendo al Joven rico que la salvación se adquiere por medio de obras? ¿No debería más bien llevarlo a que confiara en el?
Jesús llevo a este joven precisamente a eso, a confiar plenamente en el para alcanzar la salvación eterna.
Toda la seguridad de este joven radicaba en sus posesiones materiales, esa era la lección que el Joven debía aprender, La salvación no tiene nada que ver con los méritos sino con la gracias de Dios.
Ef 2.8 Porque por gracia (charis; bondad regalo misericordia) sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
Ef 2.9 no por obras, para que nadie se gloríe.
La salvación eterna no tienen que ver con ninguna clase de méritos personales, sin embargo cuando somos salvados hay evidencias claras de esa salvación.
Jesús no estaba pidiendo que el joven hiciera obras para que se salvara, sino como fruto de que realmente había creído en el como Bueno y por lo tanto era salvo.
Esto no era lo que el hombre deseaba escuchar, pensaba que sus esfuerzos eran suficientes para alcanzar el favor de Dios, pensaba que con sus buenas obras, su falsa seguridad en el cumplimiento de la ley y sus riquezas le eran suficientes para ser salvo
Lc 18.23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
La petición de Jesús a este joven dejo claro que que el no estaba dispuesto a someterse a las demandas de Jesús, le perecieron exageradas, excesivas.
El quería hacer algo para ganar la salvación, pero cuando Jesús le indico lo que debía hacer simplemente se ¡rehuso a hacerlo! Quería obtener la salvación a su manera, y no mediante Dios.
Y muchos en el día de hoy siguen su ejemplo, están dispuestos a seguir a Jesús mientras sus demandas no afecten sus intereses, sus actividades, su círculos cercanos de amistades o familia.
Lc9.23 Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme.
24 Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. 25 ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero te pierdes o destruyes a ti mismo?
El joven rico estaba demasiado aferrado a sus riquezas, a su vida egoísta. Decía externamente que cumplía la ley desde joven, sin embargo estaba atentando directamente contra el 1º mandamiento. Ex 20.3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
La riqueza era el dios verdadero del joven. La expresión muy rico = Multimillonario, (Gates, Slim, Rockefeller, etc). El amor por su posición, por su fortuna, por sus relaciones era más profundo que su deseo de hallar la vida eterna.
Tampoco este hombre amada a su prójimo como así mismo, porque mientras el vivía en la opulencia y la abundancia, nunca estuvo dispuestos a dar a otros de lo que había recibido. Tenía un corazón codicioso.
Se fue apesadumbrado, pensado probablemente que lo que Jesús pedía era demasiado. Pero Jesús sabía lo que había en su corazón.
Dios sabe perfectamente que es lo más importante en nuestra vida. Muchos que se acercan a el quieren ser salvados, pero bajos su propios términos, con sus propias condiciones. Pero no son los hombres quienes ponen las condiciones sino es Dios.
Lc 18.24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
La declaración de Jesús dejo a todos sus oyentes perplejos, pues bajo el pensamiento judío de la época, la abundancia economica, era sinónimo de bendición y de salvación. (Muchos el día de hoy piensan igual, pacte con Dios y deje de sufrir, reciba la bendición de lo alto).
No es que la posesiones materiales le impidan a una persona llegar al cielo. Hay en la Biblia ejemplos de hombres fieles a Dios, que también fueron prósperos económicamente.
Hay hombres que son prosperados por Dios en términos económicos que usan los bienes que el a puesto en sus manos para bendecir a otros.
Pero en principio aquí no solamente aplica para el dinero, sino que el dios de aquella persona es todo aquello a lo que le da todo su tiempo, pensamiento, energía y devoción.
Puede ser la familia, tu esposa/o, tu auto, tu casa, trabajo, ministerio, etc.
Todas estas cosas aún cuando son buenas y dádivas de Dios a nosotros, pueden darnos un falso sentido de éxito y seguridad, pueden llevarnos a sentirnos satisfechos en nosotros mismos, de modo que muchos pueden pensar que no necesitan a Dios.
Lc 18.25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Jesús utilizo una figura literaria para explicar de forma clara a sus oyentes, la dificultad que encuentra aquellos que confían en las riquezas o en cualquier clase de obra para ganar la salvación.
Algunos ha intentado reducir la crudeza de la hipérbole de Jesús interpretándolo de forma que la aguja era una pequeña puerta de Jerusalén donde entraba mucho tráfico y los camellos no podían pasar de pie y con carga.
Otros lo interpretan diciendo que la palabra griega para camello es kamelos y se pronunciaba como kamilos que quiere decir soga de barco. Bajo esa idea sería mas fácil poner una aguja con una soga de barco que un rico entrara en el Reino de los Cielos.
Lc 18.26 Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
Un rico tenía la posibilidad de dar mas limosna que cualquier del resto de la gente, y en aquellos días se creía que por ello se accedía directamente al reino.
Una de las antorchas que encendió el fuego de la reforma, fue eso, el que la gente pagara para obtener el perdón de Dios de por medio del pago de dádivas.
Una práctica que aun continua vigente en muchas iglesias al rededor del mundo.
Pero los discípulos entendieron que no solamente para quienes poseen riquezas el camino al cielo les resulta difícil, sino imposible para que cualquier hombre pueda acceder a el por si mismo.
Lc 18.27 Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
No son los recursos financieros, no son las obras, no son las propias justicias del hombre las que lo salvan, sino el poder de Dios por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Solo Dios puede libra a una persona de la esclavitud de la ambición, la codicia, la falsa religión, el legalismo. Solo el pude cambiar el corazón de una hombre y regenerarlo para su propia gloria.
Lc 18.28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
Pedro en ningún momento hace esta pregunta a Jesús con animo de reclamo, sino más bien en reacción a esa terrible verdad que habían escuchado de los labios de Jesús.
Lc 18.29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,
Lc 18.30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
La respuesta de esta llena de consuelo, no solo para Pedro, sino para todos los discípulos de Jesús.
Esta promesa de Jesús no debe entenderse como un cheque en blanco de beneficios materiales, sino que los que Dios nos ha dado al reconciliarnos con el tiene un valor incalculable.
En nos ha dado su paz, nos permite tener comunión con el no ha otorgado una nueva familia con muchos hermanos en la fe y sobre todo la vida eterna, en la que el joven rico tenía puesta la mira, pero que decidió por su propia cuenta rechazar porque el que camino que Jesús le demandaba le parecía demasiado.
Related Media
See more
Related Sermons
See more