Comentario al Evangelio de la Semana XXV Tiempo Ordinario Ciclo A
Dios quiere que todos los hombres se unan a él y se salven!
Comentario al Evangelio del Domingo XXV Tiempo Ordinario Ciclo A
20 1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. 2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió luego hacia media mañana y al ver a otros que estaban en la plaza parados, 4 les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña, y les daré lo que sea justo.’ 5 Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. 6 Todavía salió a eso del atardecer y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué están aquí todo el día parados?’ 7 Le dicen: ‘Es que nadie nos ha contratado.’ Les dice: ‘Vayan también ustedes a la viña.’ 8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.’ 9 Vinieron, pues, los del atardecer y cobraron un denario cada uno. 10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. 11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, 12 diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.’ 13 Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? 14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno*?’. 16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»
1 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.
2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
3 Salió luego hacia media mañana y al ver a otros que estaban en la plaza parados,
4 les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña, y les daré lo que sea justo.’ 5 Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. 6 Todavía salió a eso del atardecer y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué están aquí todo el día parados?’ 7 Le dicen: ‘Es que nadie nos ha contratado.’ Les dice: ‘Vayan también ustedes a la viña.
28 ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.
8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.’
9 Vinieron, pues, los del atardecer y cobraron un denario cada uno. 10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. 11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, 12 diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.
8 Porque no son mis pensamientos sus pensamientos,
ni los caminos de ustedes son mis
caminos —oráculo de Yahvé—
8 Jet. Es Yahvé clemente y compasivo,
tardo a la cólera y grande en amor;
9 Tet. bueno es Yahvé para con todos,
tierno con todas sus creaturas.
13 Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? 14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno*?’. 16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»