Obras muertas

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Hebreos 9.6–8 NTV
6 Cuando estos elementos estaban en su lugar, los sacerdotes entraban con regularidad en la primera sala, durante el cumplimiento de sus deberes religiosos. 7 Pero sólo el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo y lo hacía una sola vez al año; y siempre ofrecía sangre por sus propios pecados y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia. 8 Mediante esas ordenanzas, el Espíritu Santo daba a entender que la entrada al Lugar Santísimo no estaba abierta a todos en tanto siguiera en pie el tabernáculo y el sistema que representaba.
Si viviéramos en el tiempo de Cristo, la única manera de que nuestros pecados fuesen perdonados sería por medio de un Sumo Sacerdote.
El sacerdote ejercía su función en lo que se conocía como el tabernáculo.
Ese tabernáculo estaba dividido en tres partes: El patio exterior, el lugar santo y el lugar santísimo
En el lugar santo o primera parte los sacerdotes entraban continuamente a hacer sus ritos sacerdotales.
Continuamente tenían que hacerlo- era un orden basado en sacrificios para agradar a Dios.
Ahora, había una cortina que dividía el lugar santo del santísimo. A esa segunda parte solo podía entrar el sumo sacerdote una sola vez al año y no podía hacerlo sin sangre.
Una vez al año el Sumo Sacerdote ofrecía un becerro y llevaba su sangre al lugar santísimo y rociaba lo único que había en el lugar santísimo que era el Arca del Pacto. El lugar que representaba en la tierra la presencia de Dios!

No había forma de entrar a la presencia de Dios sin sangre y sin sacrificios

Aun hoy en día mucho se predica de pagar el precio para entrar a la presencia de Dios

Los hijos no entramos en la presencia sino que habitamos en su presencia. No se entra ni se sale, se habita.

Por eso, no ponemos condiciones tales como “si tu presencia no va conmigo”, sino que caminamos y nos movemos en el entendimiento de que a donde quiera que vayamos SU presencia ya está conmigo.
Hebreos 9.6–8 NTV
6 Cuando estos elementos estaban en su lugar, los sacerdotes entraban con regularidad en la primera sala, durante el cumplimiento de sus deberes religiosos. 7 Pero sólo el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo y lo hacía una sola vez al año; y siempre ofrecía sangre por sus propios pecados y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia. 8 Mediante esas ordenanzas, el Espíritu Santo daba a entender que la entrada al Lugar Santísimo no estaba abierta a todos en tanto siguiera en pie el tabernáculo y el sistema que representaba.
La entrada al lugar santísimo no estaría abierta mientras que la primera parte del tabernáculo estuviese de pie.
En otras palabras mientras el sistema de sacrificios estuviese vigente nos se podría disfrutar de la presencia de Dios en su plenitud.

Usted no va a poder disfrutar su unión con Cristo si ésta se basa en sacrificios.

La primera parte del tabernáculo representa el esfuerzo propio, los rituales para poder agradar a Dios, el hacer para cumplir y la obligación de ministrar.
Hoy en día hay muchos creyentes que viven de esa manera. Les hastía el ministerio y la obligación de cumplir con las encomiendas y deberes, les pesa.
Estas son personas que aún operan en el antiguo sistema, aún no entran al descanso que se ofrecía detrás de la cortina.
Pero que bueno saber que dice la Palabra
Mateo 27.50–51 NTV
50 Entonces Jesús volvió a gritar y entregó su espíritu. 51 En ese momento, la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron en dos,

La muerte de Jesús inauguró el camino al descanso. Cuando el velo se rasgó, la primera parte del tabernáculo dejó de ser. Por eso tu y yo no vivimos de sacrificio en sacrificios sino que vamos de Gloria en Gloria!

¿Cuál es el problema de los sacrificios?
Hebreos 9.9–10 RVR60
9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
Los sacrificios no pueden limpiar lo conciencia ya que estos solo consisten de ceremonias, ordenanzas externas.
Los sacrificios son acciones externas que buscan callar la condición interna.
Creemos que haciendo nos sentiremos mejor y callaremos nuestra conciencia

Recuerde que el pecado se extiende a la conciencia.

El escritor de hebreos estaba diciendo que la primera parte basada en sacrificios no producían paz ni una verdadera santificación. Ya que todos los días había que hacer las ofrendas de arrepentimiento. Esto los llevaba a todos los días enfrentarse a su pecado.

La conciencia opera en el pasado más de lo que puede disfrutar el presente.

Los sacrificios o el intentar agradar a Dios con una acción proviene de una conciencia basada en obras muertas.
Por eso cada vez que los sacerdotes tenían que hacer los sacrificios lo hacían recordando su pecado y lo malo que habían sido.
Hebreos 10.1–4 NTV
1 El sistema antiguo bajo la ley de Moisés era sólo una sombra —un tenue anticipo de las cosas buenas por venir— no las cosas buenas en sí mismas. Bajo aquel sistema se repetían los sacrificios una y otra vez, año tras año, pero nunca pudieron limpiar por completo a quienes venían a adorar. 2 Si los sacrificios hubieran podido limpiar por completo, entonces habrían dejado de ofrecerlos, porque los adoradores se habrían purificado una sola vez y para siempre, y habrían desaparecido los sentimientos de culpa. 3 Pero en realidad, esos sacrificios les recordaban sus pecados año tras año. 4 Pues no es posible que la sangre de los toros y las cabras quite los pecados.
Hay creyentes que lo que hacen para el señor lo hacen basado en lo pecadores que se sienten, entonces intentan pagar su pecado a través de lo que hacen. Unos ayudan a otros, otros se van en ayuno y oración para pagar por sus pecados...
Tu y yo no debemos operar por temor o por que la conciencia nos acuse, operamos por que hemos sido liberados del pecado y de la muerte.

La conciencia de obras muertas nos señala, nunca llegamos a la medida, nos sentimos incompetentes. La conciencia basada en obras muertas nos acusa.

Hebreos 9.11–14 RVR60
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros!
Hebreos establece ahora un nuevo orden a través de la vigencia de estando presente Cristo....Ahora había un modelo nuevo de sacerdote. Vigente y presente!!
Un sacerdote que no entró con la sangre de machos cabrios sino que entro con su propia sangre, que no entró en un santuario hecho de manos, sino que entró en el original que está en los cielos.
Hebreos 9.24–26 RVR60
24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
Hebreos 10.11–22 NTV
11 Bajo el antiguo pacto, el sacerdote oficia de pie delante del altar día tras día, ofreciendo los mismos sacrificios una y otra vez, los cuales nunca pueden quitar los pecados; 12 pero nuestro Sumo Sacerdote se ofreció a sí mismo a Dios como un solo sacrificio por los pecados, válido para siempre. Luego se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 13 Allí espera hasta que sus enemigos sean humillados y puestos por debajo de sus pies. 14 Pues mediante esa única ofrenda, él perfeccionó para siempre a los que está haciendo santos. 15 Y el Espíritu Santo también da testimonio de que es verdad, pues dice: 16 «Éste es el nuevo pacto que haré con mi pueblo en aquel día —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente». 17 Después dice: «Nunca más me acordaré de sus pecados y sus transgresiones». 18 Y cuando los pecados han sido perdonados, ya no hace falta ofrecer más sacrificios. 19 Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús. 20 Por su muerte, Jesús abrió un nuevo camino —un camino que da vida— a través de la cortina al Lugar Santísimo. 21 Ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios, 22 entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura.

No operamos en obras muertas ni en rituales, sino en la gracia de Dios. Nos acercamos con limpia conciencia de que hemos sido perdonados y desde esa realidad servimos y ministramos.

Mientras más se concentre en sus fallas, menos efectivo serás en el Reino. Has sido perdonado, camina como un perdonado y no como alguien que está siendo juzgado y que va camino a la condena.

El ofreció un sacrificio único y en la eternidad para asegurar que fuese perdonado por la eternidad

Cuentan que cuando el Sumo Sacerdote ofrecía el becerro, la gente se quedaba afuera esperando si el sacerdote salía con vida. Si el sacerdote salía con vida, era que la ofrenda había sido aceptada y comenzaban a celebrar por que sus pecados habían sido perdonados por el periodo de un año.
Cuánto más debe ser nuestro gozo al entender que nuestro Sumo sacerdote y mediador Cristo entró a lugar eterno y allí ofreció su propia vida y lo mejor de todo resucitó trayendo la evidencia de que la ofrenda había sido aceptada y que ahora el perdón sería por la eternidad.
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