IMPEDIMENTOS PARA EVANGELIZAR
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CONTEXTO HISTORICO
CONTEXTO HISTORICO
Esteban es apedreado. (Hechos 7)
El evangelio comienza a impactar vidas.
El apedreamiento de Esteban genera esparcimiento de la iglesia.
Felipe desciende a Samaria y evangeliza a samaritanos.
Un ángel del Señor habló a Felipe diciendo: "Levántate y vé hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto."
Un ángel le hablo.
Lo envió al desierto, un lugar con pocas probabilidades de encontrar gente para evangelizar, trabajo o alimentos.
Eso era un camino solitario.
Pero había direcciones divinas (necesitamos direcciones divinas)
El se levantó y fue. Y he aquí un eunuco etíope, un alto funcionario de Candace, la reina de Etiopía, quien estaba a cargo de todos sus tesoros y que había venido a Jerusalén para adorar,
El se levanto y fue (obediencia)
Se encontró con este funcionario Etíope eunuco.
Eunuco, puede referirse a varias cosas. (castrado, célibe) no es caso enfocarse en eso, aunque al ser funcionario de una reina pudiera ser que era célibe, al igual que alto funcionario.
Eunuco también se traduce como: gobernante o señor.
Al parecer este funcionario había venido a Jerusalem a adorar al verdadero Dios.
Servia según el texto a Candace, que no era el nombre de la reina sino un titulo común de las reinas de Etiopía.
Estaba a cargo de todos los tesoros de la reina.
Podemos deducir que era de raza negra y entendemos que para Dios no hay acepción de personas debido a su raza o color de piel.
regresaba sentado en su carro leyendo el profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: "Acércate y júntate a ese carro." Y Felipe corriendo le alcanzó y le oyó que leía el profeta Isaías. Entonces le dijo:
—¿Acaso entiendes lo que lees?
El espíritu le dijo acércate, que podríamos hacer nosotros cuando estamos de viaje.
No podemos mostrarnos tímidos o inseguros al evangelizar a personas de otras naciones.
Felipe corriendo le alcanzo.
Y Felipe corriendo le alcanzó y le oyó que leía el profeta Isaías. Entonces le dijo:
—¿Acaso entiendes lo que lees?
En los tiempos bíblicos era costumbre leer en voz alta.
La respuesta del etíope fue:
Y él le dijo:
—¿Pues cómo podré yo, a menos que alguien me guíe?
Y rogó a Felipe que subiese y se sentase junto a él.
Ahí comienza la evangelización del este Etíope.
La porción de las Escrituras que leía era ésta:
Como oveja, al matadero fue llevado,
y como cordero mudo
delante del que lo trasquila,
así no abrió su boca.
En su humillación,
se le negó justicia;
pero su generación,
¿quién la contará?
Porque su vida es quitada de la tierra.
Respondió el eunuco a Felipe y dijo:
—Te ruego, ¿de quién dice esto el profeta? ¿Lo dice de sí mismo o de algún otro?
Debemos preguntarnos si entendemos lo que leemos o necesitamos una explicación.
La actitud del etíope fue de humildad al reconocer que no entendía y que necesitaba que le explicaran y mostró deseos de aprender.
Reconocio que no: entendía, necesitaba que le explicaran y que deseaba aprender.
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Hay pasajes quizás difíciles de comprender, pero no es valida la pereza para poder estudiar.
Este etíope hasta consiguió su copia del libro de Isaias, eso le debió costar mucho.
Lo que no entendía el eunuco es de quien hablaba en Isaias 53.
Si de Israel.
Del mesias.
O el profeta Isaias hablaba de el mismo.
Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
La expresión: abriendo su boca, indica que se dirá algo muy importante.
Y le explico el evangelio hasta aclararle que se hablaba de el mesias.
Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino.
Parecía casualidad, pero era algo trazado por el Espíritu Santo de Dios.
Debemos hacer un lado cualquier excusa para evangelizar.
De Felipe aprendemos que fue obediente y pronto para actuar.
Del etíope que fue humilde al admitir que no entendía, que necesitaba que le explicaran y que deseaba aprender.
Cuando veamos una oportunidad, seamos sensibles al Espíritu Santo, para el no hay casualidades, hay propósitos.