Sola Gracia

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Una explicación de la salvación por gracia, según el entendimiento de los reformadores y según ha sido revelada en Efesios 2.1-10

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La Gracia según Roma

Años antes de la Reforma, en sus días como Monje, Martín Lutero enseñó en una de sus clases en la Universidad de Wittenberg:
Martín Lutero: “La salvación no está basada en nuestros méritos, sino en la promesa de un Dios misericordioso.”
Para nosotros, esto suena muy reformado, aunque no causó ninguna alarma. Nadie se sorprendió de su enseñanza ni hubo revuelo entre los altos líderes de la iglesia.
La razón: Así es como Roma entiende la salvación por gracia.
Roma no niega que la salvación sea por gracia, pero su entendimiento de la gracia es muy diferente al que los reformadores expusieron años después.
Esta es la enseñanza Romana sobre la salvación por gracia:
Roma: “Un hombre que hace lo mejor de sí, recibe la gracia de Dios sin falta.”
Esto es mejor expresado en el dicho popular:
Dicho Popular: “Ayúdate que te ayudaré.”
Según Roma, la gracia es como una bebida energizante: nos da energía en nuestro esfuerzo por alcanzar el favor de Dios.
La gracia nos energiza para esforzarnos por la salvación, nos da las herramientas para ser justos y ganar el favor de Dios en base a nuestro esfuerzo.
Esta era la interpretación errónea que Roma hace de Romanos 5.5: “Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.”
Según Roma, la gracia es un impulso interno de parte de Dios para que nos hagamos merecedores de la salvación por medio de nuestras buenas obras.
Según Roma, la salvación es por gracia, pero no por gracia solamente.

La Gracia según los Reformadores

Después de los eventos de la Reforma, Lutero enseñó una postura totalmente diferente de la salvación por gracia solamente.
Martín Lutero: “No es justo el que hace mucho, sino el que sin obras cree mucho en Cristo. Aquí, la gracia no se trata de que Dios construya sobre nuestras obras justas o nos ayude a llevarlas a cabo.”
Martín Lutero: “Dios no es alguien que construye sobre nuestra base de obras; él crea vida de la nada.”
Martín Lutero: “La ley dice: haz esto, pero nunca lo podemos hacer. La gracia dice: cree en esto, y todas las cosas han sido hechas.”
Esta es la enseñanza que causó tanto revuelo en los tiempos de la Reforma, y ciertamente lo causa hoy día en muchos círculos llamados cristianos.
En lo profundo de nuestro corazón, creemos que obtendremos el favor de Dios cuando, y solo cuando, nuestras obras sean agradables a Dios.
Creemos que seremos amados cuando seamos atractivos y lo suficientemente bellos y virtuosos para recibir amor.
Martín Lutero: “El amor de Dios no encuentra en nosotros aquello que le agrada, sino que lo crea. En lugar de buscar su propio bien, el amor de Dios fluye y otorga el bien.”
Martín Lutero: “Por tanto, los pecadores son atractivos porque son amados; no son amados porque son atractivos.”
Este mensaje causó revuelo en los líderes de la Iglesia de Roma y trajo libertad a los feligreses que por tanto tiempo habían sido enseñados erróneamente que debían colaborar con el amor de Dios.
Este mensaje necesita causar revuelo en nuestras iglesias y nuestras vidas.
Aunque felizmente afirmamos que la salvación es por gracia, constantemente nos encontramos creyendo que podemos colaborar con Dios y ser más amados por él a causa de nuestras obras.

La gracia según la Biblia

El mejor pasaje de las Escrituras sobre la salvación por gracia es sin duda Efesios 2.1-10.
El apóstol Pablo nos presenta una progresión de verdades teológicas que deben estar claras en la mente de todos los creyentes.
Efesios 2.1–3 BTX
1 En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, según el curso de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, del espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia. 3 Entre ellos también vivimos todos nosotros en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás;
En estos versículos se describen al menos cinco verdades sobre el hecho de que los seres humanos son incapaces e inmerecedores de la salvación:

Cinco verdades sobre la condición del ser humano aparte de la gracia de Dios

Universalidad
Influencia del mundo
Esclavitud de Satanás
Corrupción propia
Culpabilidad ante Dios
1- Universalidad: Pablo dice que los efesios estaban muertos en delitos y pecados. Pero también se incluye él en el versículo 3. Todos los seres humanos están muertos en el pecado. No están simplemente enfermos, sino totalmente muertos, incapaces de acercarse a Dios.
2- Influencia: Aunque muertos espiritualmente, los seres humanos “caminan” y “viven” según el curso de este mundo. Los seres humanos no buscan a Dios, sino que viven en contra de su voluntad. Viven según el mundo, piensan según el mundo, deciden según el mundo, aman según el mundo, hacen negocios según el mundo, se divierten y entretienen según el mundo, etc. Es una rebelión activa contra el Creador.
3- Esclavitud: Los seres humanos creen que la religión esclaviza, que el cristianismo quita libertades, pero no se dan cuenta que en realidad los esclavos son aquellos que no han sido liberados por la verdad de Dios. Por eso Jesús enseñó que sólo la verdad divina nos puede hacer realmente libres.
4- Corrupción: Los seres humanos no simplemente viven según el mundo y según Satanás, sino que viven según su propia corrupción. Viven según los deseos de la carne y de los pensamientos. El deseo de los seres, aunque noble algunas veces, no está enfocado en la gloria de Dios, y por tanto, es pecado.
5- Culpa: Los seres humanos están ante un Dios airado que les culpa por vivir de manera contraria a su voluntad. No hay manera en que los seres humanos puedan aplacar la ira de Dios si no es por una condescendencia del creador.
Luego de esta descripción de la condición del ser humano aparte de la gracia de Dios, Pablo pasa a explicar la obra de la gracia en los siguientes versículos.
Efesios 2.4–7 BTX
4 pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), 6 y juntamente con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo sentar en los celestiales, 7 para mostrar en los siglos venideros la inmensurable riqueza de su gracia, en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Cinco verdades sobre la obra de la gracia

1- Procede de su gran amor y misericordia

La gracia es la revelación del carácter amoroso de Dios hacia los seres humanos que le han ofendido. No procede de algo que él vea en nosotros, sino de su gran amor y de su rica misericordia.

2- Actúa sin esperar que nosotros actuemos primero

La gracia no espera nuestra iniciativa, sencillamente porque no tenemos iniciativa. Estamos muertos en nuestros delitos y pecados, así que la gracia de Dios actúa aun estando nosotros muertos en pecados y nos da vida juntamente con Cristo.

3- Depende únicamente de nuestra unión con Cristo

No hay ser humano que pueda obtener el favor de Dios aparte de su identificación con Cristo. Solo en virtud de la redención efectuada por Cristo es que la gracia puede llegar a los elegidos.

4- No necesita ser completada por nuestras obras

Pablo enseña que hemos sido resucitados y glorificados con Cristo. La salvación es una obra completa, llevada a cabo por Dios solamente. Aunque vivimos en este cuerpo y en este mundo, esperamos algo que ya ha sido completado. No necesitamos obras que nos hagan aceptos delante de Dios. El Padre nos ve glorificados en Cristo.

5- No exalta nuestras obras, sino la gracia de Dios

Esta es la conclusión lógica todo el argumento salvífico: “mostrar en los siglos venideros la inmensurable riqueza de su gracia, en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.” Dios quiere mostrar su gracia a nosotros pecadores y ser glorificado por ella.

El correcto entendimiento de las buenas obras en la salvación

Efesios 2.8–10 BTX
8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no es de vosotros, es el don de Dios. 9 No por obras, para que nadie se gloríe; 10 porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

1- La salvación es enteramente un regalo inmerecido de Dios aparte de nuestras obras

El apóstol Pablo resume toda su enseñanza en el hecho de que la salvación es un regalo de Dios que se obtiene solamente en base a nuestra confianza plena en el sacrificio de Jesucristo.
Martín Lutero: “No es justo el que hace mucho, sino el que sin obras cree mucho en Cristo. Aquí, la gracia no se trata de que Dios construya sobre nuestras obras justas o nos ayude a llevarlas a cabo.”

2- Las obras no obtienen nuestra salvación ni colaboran en ella

El apóstol Pablo es claro en que la salvación no es por obras, de manera que nadie puede gloriarse o jactarse de haberla ganado. Tampoco nuestras obras colaboran en la salvación; no podemos llevarnos siquiera un porcentaje del crédito por nuestra salvación.

3- Las obras justas demuestran que hemos sido salvados por gracia

En el pensamiento de los escritores bíblicos y el de los reformadores, las buenas obras tienen un lugar en la fe salvadora. Pero todo depende del lugar en que las ubiquemos:
LEGALISMO ESCLAVIZADOR:
FE + OBEDIENCIA = SALVACIÓN
LIBERTINAJE ENGAÑOSO:
FE = SALVACIÓN - OBEDIENCIA
GRACIA LIBERADORA:
FE = SALVACIÓN + OBEDIENCIA

Necesitamos gracia siempre

Necesitamos escuchar el evangelio todos los días porque todos los días lo olvidamos.” – Martín Lutero
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