Episodio 20 El discurso de Josué y la transición en Canaán

La historia bíblica de la redención- A.T  •  Sermon  •  Submitted
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Serie la historia bíblica de la redención- A.T Episodio 20 El discurso de Josué y la transición en Canaán
Tema: El discurso de Josué y la transición en Canaán
Texto: Josué 24:1-28
Entonces Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los ancianos de Israel, a sus jefes, a sus jueces y a sus oficiales, y ellos se presentaron delante de Dios.
2 Y Josué dijo a todo el pueblo: Así dice el Señor, Dios de Israel: “Al otro lado del río habitaban antiguamente vuestros padres, es decir, Taré, padre de Abraham y de Nacor, y servían a otros dioses.
3 “Entonces tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río y lo guié por toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendenciab y le di a Isaac.
4 “Y a Isaac le di a Jacob y a Esaú, y a Esaú le di el monte Seir para que lo poseyera; pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.
5 “Entonces envié a Moisés y a Aarón, y herí con plagas a Egipto conforme a lo que hice en medio de él; y después os saqué.
6 “Saqué a vuestros padres de Egipto y llegasteis al mar, y Egipto persiguió a vuestros padres con carros y caballería hasta el mar Rojo.
7 “Pero cuando clamaron al Señor, El puso tinieblas entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, que los cubrió; y vuestros propios ojos vieron lo que hice en Egipto. Y por mucho tiempo vivisteis en el desierto.
8 “Entonces os traje a la tierra de los amorreos que habitaban al otro lado del Jordán, y ellos pelearon contra vosotros; los entregué en vuestras manos, y tomasteis posesión de su tierra cuando yo los destruí delante de vosotros.
9 “Entonces Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, se levantó y peleó contra Israel, y envió a llamar a Balaam, hijo de Beor, para que os maldijera.
10 “Pero yo no quise escuchar a Balaam; y él tuvo que bendeciros, y os libré de su mano.
11 “Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó; y los habitantes de Jericó pelearon contra vosotros, y también los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los heteos, los gergeseos, los heveos y los jebuseos. Y los entregué en vuestras manos.
12 “Entonces envié delante de vosotros avispas que expulsaron a los dos reyes de los amorreos de delante de vosotros, pero no fue por vuestra espada ni por vuestro arco.
13 “Y os di una tierra en que no habíais trabajado, y ciudades que no habíais edificado, y habitáis en ellas; de viñas y olivares que no plantasteis, coméis.”
¶14 Ahora pues, temed al Señor y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor.
15 Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor.
¶16 Y el pueblo respondió, y dijo: Lejos esté de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses;
17 porque el Señor nuestro Dios es el que nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, el que hizo estas grandes señales delante de nosotros y nos guardó por todo el camino en que anduvimos y entre todos los pueblos por entre los cuales pasamos.
18 Y el Señor echó de delante de nosotros a todos los pueblos, incluso a los amorreos, que moraban en la tierra. Nosotros, pues, también serviremos al Señor, porque El es nuestro Dios.
Pacto del pueblo en Siquem
¶19 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir al Señor, porque El es Dios santo, El es Dios celoso; El no perdonará vuestra transgresión ni vuestros pecados.
20 Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, El se volverá y os hará daño, y os consumirá después de haberos hecho bien.
21 Respondió el pueblo a Josué: No, sino que serviremos al Señor.
22 Y Josué dijo al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis escogido al Señor para servirle. Y dijeron: Testigos somos.
23 Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel.
24 Y el pueblo respondió a Josué: Al Señor nuestro Dios serviremos y su voz obedeceremosa.
25 Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel día, y les impuso estatutos y ordenanzas en Siquem.
26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomó una gran piedra y la colocó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario del Señor.
27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí, esta piedra servirá de testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que el Señor ha hablado con nosotros; será, pues, testigo contra vosotros para que no neguéis a vuestro Dios.
28 Entonces Josué despidió al pueblo, cada uno a su heredad. [1]
Desarrollo
Los periodos de transición suelen servir de marcadores en nuestras historias personales. Tendemos a mirar atrás, recordarlos y medir nuestra vida por esos acontecimientos clave: abandonar la escuela, conseguir ese primer trabajo, casarnos, mudarnos a nuestra primera casa, jubilarnos. Estos sucesos relevantes nos alientan a mirar retrospectivamente y evaluar la situación, para que, revisando el pasado, podamos fijar la vista en lo que tenemos por delante. Al llegar al final del libro de Josué, no encontramos en ese tipo de situación, ya que la mayor parte de este último capítulo se dedica a un discurso pronunciado por Josué a todo el pueblo de Dios. Podríamos definirlo como el discurso “del estado de la nación”, en el que su líder humano los convoca a un momento significativo de renovada consagración a la luz de la historia que han compartido y como directriz para su futuro. El desafío del famoso versículo 15 parece ser el centro alrededor del cual gira todo lo demás: “Escoged hoy a quién habéis de servir” (v. 15).[2] Lo que está ocurriendo en el capítulo 24 es la firma de ellos en el contrato, el reconocimiento y la aceptación de sus derechos y responsabilidades dentro del territorio. La narrativa del capítulo refleja la forma de un tratado entre un jefe supremo y su pueblo, algo común en el mundo del antiguo Oriente Próximo.[3]
Desde luego, no es un capítulo sobre Israel, y mucho menos sobre Josué; es sobre Dios mismo y, en especial, sobre su gracia. [4]
Sin embargo, en el transcurso de nuestro estudio sobre la redención A. T, hemos observado la necesidad de tener el cuidado en los términos de la relación del pacto de Dios con Israel, para mantener un equilibrio impidiendo la mezcla de dos factores. Hay privilegio y responsabilidad, o bendiciones y obligaciones.[5] Tenemos privilegios y bendiciones, pero también tenemos responsabilidades y obligaciones.
I. En Siquem (cap. 24: 1).
Una de las ciudades más antiguas de Canaán, entre los montes •Ebal y Gerizim, 2 km al E de Nablus. La primera mención bíblica de S. aparece en Gn. 12:6 (“Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de S., hasta el valle de More…”). Allí Dios se le apareció, y le dio la promesa de la tierra. Cuando Jacob regresó de Padam-aram, compró tierras en S. (Gn. 33:18–20). Su hija Dina fue deshonrada por el “hijo de Hamor heveo”, siquemita. Ofensa que fue vengada cruelmente por Simeón y Leví (Gn. 34:1–31). Los hijos de Jacob estaban apacentando “las ovejas de su padre en S.” cuando José fue enviado a saber de ellos y luego vendido (Gn. 37:12). Esta ciudad no figura entre las conquistadas por Josué, pero éste reunió “a todas las tribus de Israel en S.” para renovar el pacto con Dios (Jos. 24:1), por lo cual muchos piensan que S. fue absorbida pacíficamente por los israelitas. “Los huesos de José” fueron enterrados allí (Jos. 24:32; Hch. 7:16).[6]
II. La confrontación en Siquem Cap. (24:14–15)
¶14 Ahora pues, temed al Señor y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del río y en Egipto, y servid al Señor.
15 Y si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al Señor.
Pero yo y mi casa, serviremos al Señor. Josué no le resta importancia a su ejemplo y al de su familia, desde la primera fila[7] necesitamos más líderes como Josué en esta era moderna. Se urge de una predicación con el ejemplo.
III. Una respuesta no suficiente cap. (24: 16-187)
¶16 Y el pueblo respondió, y dijo: Lejos esté de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses;
17 porque el Señor nuestro Dios es el que nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, el que hizo estas grandes señales delante de nosotros y nos guardó por todo el camino en que anduvimos y entre todos los pueblos por entre los cuales pasamos.
18 Y el Señor echó de delante de nosotros a todos los pueblos, incluso a los amorreos, que moraban en la tierra. Nosotros, pues, también serviremos al Señor, porque El es nuestro Dios.
IV. Una conciencia de Dios
¶19 Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir al Señor, porque El es Dios santo, El es Dios celoso; El no perdonará vuestra transgresión ni vuestros pecados.
i. Josué desafió la sinceridad de esas personas.
El temía que estuvieran haciendo promesas con demasiada ligereza. Parece haber tenido temores de un futuro fracaso de parte de ellos. No podréis servir a Jehová (19), les dice, sin mostrar un grado mucho mayor de sinceridad y lealtad del que hasta ahora habéis mostrado.[8] Al leer este versículo, nos parece muy duro o quizás podemos pensar eso es el A.T, si pensamos de esa manera, haríamos bien al mirar las palabras de Jesús en lucas 14:25-27;
Grandes multitudes iban con él, y él se volvió y les dijo: 26“Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27Y cualquiera que no toma su propia cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
ii. ¿Cuál es la razón de la aparente dureza o exageración religiosa?
Él es un Dios santo
celoso
El no perdonara vuestras transgresiones ni vuestros pecados: Dios no condona la lealtad a medias, ni tolera la insinceridad. Los que tienen dos caras no pueden servir al Señor.[9] Es el reproche a la iglesia de Laodicea, porque eres tibio, y no frío ni caliente, estoy por vomitarte de mi boca.
20 Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, El se volverá y os hará daño, y os consumirá después de haberos hecho bien.
21 Respondió el pueblo a Josué: No, sino que serviremos al Señor.
22 Y Josué dijo al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis escogido al Señor para servirle. Y dijeron: Testigos somos.
23 Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel.
Quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros (espacio para el arrepentimiento, fruto de una verdadera fe salvífica)
e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel. (hagamos espacio para el discipulado, el culto, la oración, es el paso posterior al arrepentimiento,
Tienen que deshacerse de todos los ídolos (24:23), porque Dios está buscando una santidad práctica, centrada, expresada detalladamente; una obediencia diaria.[10]
24 Y el pueblo respondió a Josué: Al Señor nuestro Dios serviremos y su voz obedeceremosa.
V. La ceremonia de la alianza cap. (24: 25-28)
25 Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel día, y les impuso estatutos y ordenanzas en Siquem.
26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomó una gran piedra y la colocó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario del Señor.
27 Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí, esta piedra servirá de testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que el Señor ha hablado con nosotros; será, pues, testigo contra vosotros para que no neguéis a vuestro Dios.
Conclusión
así dejamos la historia de la conquista con un pueblo confrontado con su responsabilidad y entendimiento correcto de obediencia es igual a bendición y de la necesidad de confiar a su Dios la fuerza para vivir en santidad ante su presencia.
[1] Lockman Foundation. (1998). Santa Biblia: la Biblia de las Américas: con referencias y notas (electronic ed., Jos 24:1–28). La Habra, CA: Editorial Fundación, Casa Editorial para La Fundación Bíblica Lockman.
[2] Jackman, D. (2015). Josué: Personas según el propósito de Dios. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, p. 231). Barcelona; Grand Rapids, MI: Andamio; Libros Desafío.
[3] Jackman, D. (2015). Josué: Personas según el propósito de Dios. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, p. 232). Barcelona; Grand Rapids, MI: Andamio; Libros Desafío.
[4] Jackman, D. (2015). Josué: Personas según el propósito de Dios. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, p. 232). Barcelona; Grand Rapids, MI: Andamio; Libros Desafío.
[5] Jackman, D. (2015). Josué: Personas según el propósito de Dios. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, p. 237). Barcelona; Grand Rapids, MI: Andamio; Libros Desafío.
[6] Lockward, A. (1999). En Nuevo diccionario de la Biblia (p. 974). Miami: Editorial Unilit.
[7] Jackman, D. (2015). Josué: Personas según el propósito de Dios. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, p. 240). Barcelona; Grand Rapids, MI: Andamio; Libros Desafío.
[8] Mulder, C. O. (2010). El Libro de Josué. En W. T. Purkiser (Ed.), Comentario Bíblico Beacon: Josué hasta Ester (Tomo 2) (p. 82). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
[9] Mulder, C. O. (2010). El Libro de Josué. En W. T. Purkiser (Ed.), Comentario Bíblico Beacon: Josué hasta Ester (Tomo 2) (p. 82). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
[10] Jackman, D. (2015). Josué: Personas según el propósito de Dios. (L. Viegas, Trad.) (1a edición, p. 246). Barcelona; Grand Rapids, MI: Andamio; Libros Desafío.
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