Majestad de Dios

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IGLESIA CRISTIANA SAL Y LUZ A LAS NACIONES
Predica dominical
Sermón analítico
Luis Andrés Estupiñan Ch
Bogotá, octubre 25 de 2020
Majestad de Dios
A. INTRODUCCION
· Sujeto o tópico
Hace referencia a la grandeza y el esplendor de Dios, revelado en su creación y las poderosas obras de liberación.
A causa de su majestad, Dios es digno de ser alabado y adorado por todas las personas.
· Tema
Afirmamos el pasado 11 de octubre que la naturaleza de Dios, sus obras y sus atributos son incomparables, por lo cual él merece toda alabanza.
A si mismo destacamos que el propósito de la palabra “hoy y siempre” es impulsarnos a admirar la grandeza y majestad de Dios.
En esta mañana vamos a desarrollar nuestro tema en torno a la MAJESTAD DE DIOS.
La palabra MAJESTAD denota la grandeza de Dios en su gloria y deidad, características por las que él es superior a toda excelencia humana.
Puesto que Dios es el Creador, el término también le atribuye el gobierno de todo el universo.
· En la antigua Roma, “majestad” significaba poder y dignidad supremos; por tanto, se atribuía a la comunidad de ciudadanos “el populus”, en el que residía fundamentalmente la soberanía romana.
Más tarde el término se usó para reconocer la dignidad y grandeza del soberano de un país o estado.
· Se consideró “Su Majestad” como el saludo apropiado para el rey o la reina; expresaba el trato cortés del súbdito hacia su gobernante.
En la Biblia, “majestad” expresa la grandeza y gloria de Dios todopoderoso.
Varias palabras hebreas se traducen como “majestad” o términos afines.
· La primera es “gaon”, que denota “excelencia” usada en Job 40:10[1];
Revístete de majestad y de gloria;
cúbrete de honra y hermosura.
Otros versos de la Biblia que donde se encuentra este mismo vocablo hebreo con la idea de excelencia son: Salmo 93:1; 96:6; Isaías 2:10, 19, 21; 24:14; 26:10; Miqueas 5:4.
· La segunda palabra hebrea es “hod”, que indica grandeza, forma o apariencia imponente, belleza, gracia, excelencia, gloria y honor, como es utilizada en 1 Corintios 29:25: “y el Señor lo engrandeció en extremo ante todo Israel, y fue tal la gloria de su reino que ningún rey la tuvo antes de él en Israel”.
en Job 37:22:” Desde el norte vienen rayos dorados que anuncian la imponente majestad de Dios”
· La tercera es “hadar”, que se refiere a magnificencia, grandeza, ornamentación, decoración, adorno de honor como en el Salmo 29:4: “La voz del Señor es potente. La voz del Señor es majestuosa.
También encontrado con este significado en salmos 21:5; 45:3–4; 96:6; 104:1; 145:12; Deuteronomio 4:30.
· En varias ocasiones se combinan términos, como hod y hadar, para subrayar la exaltación y magnificencia de Yahvé, Salmo 96:6 “En su presencia hay alabanza y magnificencia; en su santuario hay poder y gloria. Sal. 21:5;
De acuerdo con un autor apócrifo, “majestad” era el nombre divino grabado en la mitra del sumo sacerdote (Sabiduría de Salomón, 18:24).
· Texto
Salmo 93:1-2
La majestad del Señor[2]
¡El Señor reina!
¡El Señor se ha vestido de magnificencia!
¡El Señor se ha revestido de gran poder!
¡El Señor afirmó el mundo, y éste no se moverá!
Su trono es firme desde el principio.
¡El Señor es el Rey eterno!
B. CUERPO
a. Dios es majestuoso[3]
Hebreos 8.1 (RVC)
“Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que el sumo sacerdote que tenemos es tal que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en los cielos”.
Lo majestuoso inspira admiración y respeto por su solemnidad y grandeza. Eso es Dios y más.
La Majestad era un título de Dios entre los judíos del primer siglo.
En esta cita el autor de Hebreos, vuelve a utilizar el lenguaje del Salmo 110 para mostrar que la exaltación de Jesucristo tiene consecuencias importantes para nosotros.
Cuando él subió al cielo recibió honra y gloria, y nosotros adquirimos un sacerdote y mediador en la posición más cercana a Dios.
a.1. La majestad pertenece a Dios[4]
1º Crónicas 29.11
“Tuya es, Señor, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; pues tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es, Señor, el reino. ¡Tú eres excelso sobre todas las cosas!”
En este pasaje de crónicas el mismo pueblo de Dios, reconoce, si es honesto consigo mismo, que su relación con Dios se debe únicamente a Él; no hay nada en el mismo pueblo que lo haga merecedor de esa relación.
Los creyentes y seguidores de Cristo, no podemos, ni debemos desviar o cambiar la pertenencia de la majestad.
Como esta expresado, en salmos, canticos y alabanzas, la majestad es solo de Dios y a Él, nos entregamos.
El pueblo celebra con regocijo la magnificencia y el poder de Dios.
Ha de servir, cantar y adorar en el poder y el vigor que él da.
a.2. La majestad de Dios provee ayuda a su pueblo[5]
Salmo 68.34–35
“¡Reconozcan el poder a Dios! Sobre Israel puede verse su magnificencia; ¡en los cielos se manifiesta su poder! 35 En su santuario, Dios es imponente; ¡el Dios de Israel da fuerza y vigor a su pueblo! ¡Bendito sea Dios!”
En el primer cántico del Salmo era Israel el que alababa a Dios; en este último cántico son todas las naciones juntas con Israel.
Este repetido interés en todos los pueblos reafirma la visión misionera que se ve en muchos salmos.
Uno de los motivos para las misiones es el deseo de que todos los pueblos adoren al Dios verdadero, y ese Dios verdadero sea quien le provea ayuda a quienes en Él creen.
No es Baal, ni los poderes malignos, sino Jehovah quien es Señor sobre todo (v. 33).
El reconocer este gran poderío de Dios y su manifestación en su pueblo produce alabanza y humildad.
b. Experiencias de la majestad de Dios[6]
Cuatro eventos bíblicos nos ilustran
b.1. La visión de Isaías. (Isaías 6.1–4)
“En el año que murió el rey Uzías, yo vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. El borde de su manto cubría el templo. 2 Dos serafines permanecían por encima de él, y cada uno de ellos tenía seis alas; con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. 3 Uno de ellos clamaba al otro y le decía: «¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!» 4 La voz del que clamaba hizo que el umbral de las puertas se estremeciera, y el templo se llenó de humo.
Uzías, el rey que condujo al pueblo de Judá a tanta gloria, humana y falaz, pero de todas maneras significativa, estaba a punto de morir.
El rey estaba moribundo, y sobre el reino se cernían las sombras de la incertidumbre y del pesimismo.
Una vez más parecía evidente que Jehovah había dejado a su pueblo a su abandono.
Parecía que las promesas hechas a David acerca de un rey ideal y justo, un descendiente suyo, habían quedado frustradas.
Pero no. En medio del caos humano Isaías tiene una visión del Rey, sentado sobre un trono alto y sublime (v. 1).
Pero este Rey no es un hijo de David, sino el mismo Jehovah de los Ejércitos.
El lugar de la visión era el templo en Jerusalén, y la visión era tan imponente que los bordes del vestido real de Jehovah llenaban el templo, posiblemente todo el emplazamiento del templo sobre el monte Moriah, con sus muros de contención alrededor.
La visión fue acompañada por un temblor que sucedió al canto de los serafines, que decían: ¡Santo, santo, santo es Jehovah de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria! (v. 3).
Tras esta visión, los labios de Isaías fueron purificados mediante un carbón encendido, tomado del altar por uno de los serafines.
Y luego, sólo cuando se le había concedido la capacidad de estar de pie ante el Dios Santo, tiene lugar el diálogo de su llamamiento.
Entonces Jehovah le expresa la inquietud que tiene por su pueblo Israel, e Isaías se presenta diciendo: Heme aquí, envíame a mí (6:8).
b.2. La visión de Ezequiel. (Ezequiel 1.4–28)
“ Me fijé, y vi que del norte venía un viento tempestuoso, junto con una nube impresionante envuelta en fuego y rodeada de un gran resplandor. En medio del fuego había algo semejante a bronce refulgente, 5 y en medio de la nube se veía la figura de cuatro seres vivientes, todos ellos con apariencia humana. 6 Cada uno de ellos tenía cuatro rostros y cuatro alas. 7 Sus pies eran rectos, pero las plantas de sus pies se parecían a las pezuñas de los becerros y centelleaban como el bronce bruñido...
Continua su descripción que los invito a leera en su casa.
27 Vi también algo parecido al bronce refulgente, y en su interior y a su alrededor había algo parecido a un fuego; tanto de lo que parecían ser sus lomos para arriba, como de sus lomos para abajo, vi algo parecido al fuego, y esto estaba rodeado de un resplandor. 28 Ese resplandor que lo rodeaba se parecía al arco iris, cuando aparece en las nubes después de un día lluvioso. Ésta fue la visión que tuve de lo que parecía ser la gloria del Señor. Al verla, me incliné sobre mi rostro, y oí la voz de alguien que hablaba.
En el contexto teológico se le conoce como la “Visión de la gloria de Dios”, 1:4–28.
Después de una introducción precisa comienza el profeta el relato de su llamado.
Como no podía ser de otra manera comienza con una visión de la gloria de Dios, aunque no afirma que se trata de esta hasta el final.
Este relato se aprecia desde dos perspectivas;
· Primera tiene que ver con la crítica textual
· Segunda con la interpretación misma del texto.
En cuanto a la crítica textual esta es una de las secciones que más dificultades tiene en el libro de Ezequiel, posiblemente debido a la naturaleza de lo que describe.
En cuanto a los aspectos interpretativos podemos mencionar también dos elementos.
En primer lugar, debemos reflexionar sobre la frase la gloria de Jehovah (1:28). Esta era una frase técnica (idiomática) para señalar la presencia de Dios (Lev. 9:23, 24; Núm. 16:22, etc.).
Justamente, el hecho de que tuviera una visión de la gloria de Dios en la zona de Babilonia tenía un profundo sentido teológico.
· El nacionalismo existente entre los judíos hacía que pensaran que la presencia de Dios estaba solo en Israel, y de manera más específica en el templo.
En segundo lugar, se debe a la utilización y repetición del término hebreo keeyn: como, parecido a (vv. 4, 7, 16, 22, 27); al que habría que agregar el término demuth: semejante (vv. 5, 10, 13, etc.).
Estos dos términos ayudan a comprender que no se trata de una descripción que debe tomarse literalmente, se trata de una semejanza.
En este sentido la segunda palabra mencionada es la que se usa en Génesis 1:26 para referirse a la semejanza del hombre con Dios.
Este es uno de los pasajes que utilizan los que creen que Ezequiel “vio” una nave espacial[7].
Ezequiel muestra hasta qué punto el lenguaje humano es inadecuado para describir las cosas que son espirituales.
Se enfrenta con el desafío de describir por escrito sus experiencias indescriptibles con Dios.
No puede más que usar un lenguaje figurativo, por lo que al interpretar se debe prestar atención a este dato.
b.3. Habacuc, su visón de la gloria de Jehovah, (Habacuc 3:3-15)
“¡Dios viene de Temán! ¡El Santo viene del monte de Parán! ¡Su gloria cubre los cielos! ¡La tierra se llena con su alabanza! 4 ¡Su resplandor es como la luz! ¡Brillantes rayos salen de su mano! ¡Allí está escondido su poder! 5 Avanza precedido de gran mortandad, y cierra su marcha ardiente fuego. 6 Si se detiene, la tierra se estremece; si lanza una mirada, tiemblan las naciones, las montañas eternas se desmoronan, y las colinas perennes se hunden. ¡Sus caminos son eternos! “
Esta visión de la gloria de Jehovah se basa principalmente en eventos históricos que mostraron su complemento: Sinaí, el éxodo y la conquista.
La visión se divide en dos partes.
· Primero, el profeta describe la llegada impresionante de Dios (3:3–7).
· Luego, habla de su gran victoria (3:8–15).
En la primera parte, la llegada de Jehovah, Habacuc usa la estructura de inclusión.
· Estos versos mencionan lugares relacionados con el Sinaí. Esta porción describe la gloria de Jehovah y, por lo tanto, los verbos que hablan de Dios están en tercera persona singular.
· En esta porción aparentemente está pensando especialmente en la manifestación de Dios en el Sinaí.
· No menciona ese lugar por nombre, pero otros detalles apuntan en esa dirección.
En la segunda parte el profeta se dirige a Jehovah en segunda persona.
· Cuando Habacuc piensa en la intervención futura de Jehovah, hace alusión a acontecimientos del pasado[8].
b.4. La visión de Dios el Soberano en su trono (Apocalipsis 4.1–11) (RVC)
“Después de esto, miré y vi que en el cielo había una puerta abierta. Entonces la voz que antes había escuchado, y que era como el sonido de una trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a suceder después de esto.» 2 Al instante quedé bajo el poder del Espíritu y vi que en el cielo había un trono, y que alguien estaba sentado en él. 3 El que estaba sentado en el trono tenía el aspecto de una piedra de jaspe y de cornalina. Alrededor del trono había un arco iris, semejante a la esmeralda. 4 Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y en ellos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas y con sendas coronas de oro en la cabeza. 5 Del trono salían voces, relámpagos y truenos; y delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios. 6 Delante del trono había algo que parecía un mar de vidrio semejante al cristal, y en el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes que tenían ojos por delante y por detrás. 7 El primer ser viviente parecía un león, el segundo parecía un becerro, el rostro del tercero era semejante al de un hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. 8 Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas, y estaba lleno de ojos por fuera y por dentro. Día y noche no cesaban de decir: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.» 9 Cada vez que aquellos seres vivientes daban gloria, honra y acción de gracias al que estaba sentado en el trono y que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postraban delante de él y lo adoraban, y mientras ponían sus coronas delante del trono del que vive por los siglos de los siglos, decían: 11 «Digno eres, Señor, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.»”
En este párrafo se observa un cambio en Apocalipsis.
Se suscita una variación de escena que pasa de ser una visión terrenal a ser una visión celestial.
El tema pasa de centrarse en la acción cuidadosa de Cristo como cabeza de las iglesias, en relación con sus variadas necesidades espirituales, a centrarse ahora en la acción soberana del Dios eterno sobre su creación.
Es, pues, una visión gloriosa y majestuosa de Dios como Creador y como soberano.
El trono de Dios es el centro del universo entero.
Esta visión confirma que Dios ocupa su trono y que el Cordero de Dios, que amó hasta la muerte, comparte la gloria y el poder del Padre celestial.
Hay un llamamiento desde el cielo.
· Al comienzo de la visión que se narra aquí, Juan contempla el trono del Dios Padre (cap. 4), que posteriormente será también el trono del Cordero (cap. 5).
c. Respuestas humanas a la majestad de Dios
La palabra de Dios nos muestra que debe haber unas respuestas de los seres humanos ante la majestad de Dios.
c.1. Consciencia de pecado (Isaías 6.5)
“Entonces dije yo: «¡Ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!»”
Los judíos tenían un temor supersticioso de "ver a Dios", o estar cerca de Dios.
Eclesiastés 5:2 dice: "No te precipites con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por lo tanto, sean pocas tus palabras."
Una mala exégesis del versículo nos llevaría a tener un concepto equivocado, respecto a la cercanía de Dios en la vida del creyente.
La figura de Emanuel: Dios con nosotros, no distingue:
· Ni pueblos.
· Ni razas.
· Ni culturas.
· Ni posición social.
Emanuel: Dios con nosotros, revela:
· En forma personal.
· En forma íntima.
· En forma amigable.
Emanuel: Dios con nosotros, se manifiesta como:
· Libertador.
· Salvador.
· Señor.
· Rey.
La profecía tuvo cumplimiento aproximadamente setecientos años después (Mateo 1:23).
Dios se acercó al hombre en la persona de Jesucristo.
Puede acercarse a usted si está dispuesto a recibirle como Señor y libertador.
c.2. Consciencia de insignificancia (Isaías 40.15)
“Para él, las naciones son como una gota de agua que cae del cubo; las considera como granos de polvo en las balanzas, y hace que las islas desaparezcan como polvo”.
El capitulo 40 del libro de Isaías contempla “las buenas nuevas para el pueblo de Dios registradas algunas de ellas en el capítulo 40:1-31
Sus ideas centrales están expresadas de una manera concentrada en este capítulo.
La principal es que Jehovah Dios de Israel es soberano en la historia universal, aunque el desarrollo de los acontecimientos pueda ofuscar a los creyentes en el sentido de que haya cosas tan importantes para ellos, pero que lamentablemente se le escapan a Dios como se registra en el verso 27.
· En el caso concreto de Israel en el cautiverio, que ahora cruzaba la época incierta de la sucesión del imperio babilónico por el imperio persa, los acontecimientos agitan el oleaje de inquietudes.
· ¿Habrá una voz profética que le diga a Israel cuáles son sus perspectivas de existencia?
· ¿O es acaso Jehovah el Dios de Israel como los dioses de las naciones victoriosas o derrotadas, que nada tienen que decir del presente y del futuro?
En nuestra realidad, tenemos que apropiarnos de la palabra de Dios y mediante nuestra fe, ser conscientes que pese a lo poquito o insignificante que pueda ser nuestra petición o necesidad ante ese Dios majestuoso, el escucha y oye nuestra oración, alabanza, agradecimiento y está atento a nuestras peticiones por pequeñas o triviales que nos parezcan[LAEC1] .
c.3. Culto y adoración a Dios[9]
1º Crónicas 16.29 (RVC)
“¡Tributen al Señor la honra que merece su nombre! ¡Traigan sus ofrendas, y vengan a su presencia! ¡Adoren al Señor en la hermosura de la santidad!”
Este verso esta inmerso, en un salmo que resalta como el pacto de Dios significa la gracia de Dios, y es desarrollado en el capítulo 16:7–36)
· Los músicos han sido designados para ‘invocar, dar gracias y para dar alabanza al SEÑOR’, y eso es justamente lo que hace él en su salmo.
· Se trata de una composición en forma de poema, que se puede relacionar en su conjunto con el salmo 96, ligado también a los salmos 105 y 106, donde el tema central es el Dios del pacto.
Se celebran en primer lugar los hechos de Yahvé y la maravilla de sus obras (16:8–13), para pasar después a celebrarse sus palabras, sus juicios y el pacto junto con la promesa (16:14–18), y por último ambas cosas a la vez – lo que hizo y lo que dijo a favor de su pueblo en ese tiempo en el que les faltaban las fuerzas (16:19–22).
En Crónicas 16:23–33, congruente con el Salmo 96, la alabanza va dirigida de forma expresa a su inconmensurable grandeza (16:23–27) y majestad (16:28–33).
El énfasis a lo largo de todo ese salmo. Es en sus hechos, sus palabras, su grandeza y majestad.
Ésa es la verdad sublime que representa y custodia el arca. Ni siquiera en la actualidad se ha podido ir más allá de la superficie externa; su núcleo y entraña todavía sigue siendo inaccesible para nosotros.
El versículo final del capítulo 16 descorre en parte el velo para dejarnos atisbar en el interior del santísimo lugar, permitiéndosenos captar, por decirlo de alguna manera, la profunda verdad que encierra y que, de forma tan especial, viene a afectar a los que han de ser verdadero pueblo de Dios.
d. La majestad de Dios es asombrosa[10]
Job 37.22 (RVC) — “Desde el norte vienen rayos dorados que anuncian la imponente majestad de Dios”.
Un llamamiento final a Job, Elihú le dice a Job que preste atención, que se detenga y que reflexione “en las obras maravillosas de Dios” (v. 14).
Job no tenía razón de criticar a Dios y de acusarlo de ser injusto en su gobierno del mundo.
Entonces, Elihú le hace algunas preguntas irónicas que indican la futilidad de cuestionar la actividad de Dios.
En cuanto a Dios, “es perfecto en conocimiento”; sin embargo, el de Job era muy limitado.
¡El fenómeno de las nubes cargadas con agua que flotan en el aire es una maravilla! Irónicamente, Job ni aun puede hacer tal cosa ni puede explicar cómo se hace; por lo tanto, no es perfecto en su poder ni en su conocimiento. Sin embargo, se siente libre de criticar al gobierno divino.
d.1. El carácter de Dios es majestuoso
Salmo 93.1[11] (RVC) — 1 ¡El Señor reina! ¡El Señor se ha vestido de magnificencia! ¡El Señor se ha revestido de gran poder! ¡El Señor afirmó el mundo, y éste no se moverá!
Una expresión figurada que indica que Dios es completamente majestuoso.
Recordemos algunos aspectos del carácter de Dios:
Dios es digno de confianza.
· Dios siempre cumple sus promesas. Siempre.
Dios es amor (1 Juan 4: 8). Jesús lo dejó muy claro. Él es la encarnación perfecta del amor de su Padre.
· Porque fue Dios quien dio a su Hijo único, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).
Dios es justo. “Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad, justo y recto es él” (Deuteronomio 32: 4).
· Él ama la verdad y la justicia, y odia la mentira y la injusticia.
Dios es santo. Isaías 6: 3 dice: “Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; ¡toda la tierra está llena de su gloria! “.
Dios es glorioso, y su gloria lo aparta del pecado; es decir, Dios es santo.
· El pecado y Dios no pueden ir mano a mano.
· Dios es todo lo que es hermoso, el pecado es todo lo que es feo.
Dios es misericordioso.
Hay un pasaje muy llamativo en el que el Señor declara a su propio carácter.
El Señor se aparece a Moisés en la montaña, y lo siguiente que leemos en Éxodo 34: 6-7 es: “El Señor pasó delante de él y proclamó:”
El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, tardo para la ira, y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que no tendrá por inocente al culpable, que visito la maldad de los padres sobre los hijos y los hijos de los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación “.
Cuando hemos llegado a ser hijos de Dios, tenemos una vida para descubrir más y más del carácter de Dios.
· Sin embargo, la honradez, el amor, la justicia, la santidad y la misericordia sin duda están en el corazón de quien es Dios.
C. Conclusión y sus partes
· Reafirmación de la proposición
A causa de su majestad, Dios es digno de ser alabado y adorado por todas las personas
La palabra MAJESTAD denota la grandeza de Dios en su gloria y deidad, características por las que él es superior a toda excelencia humana.
· Resumen o sinopsis de las divisiones principales
Dios es majestuoso
· La majestad pertenece a Dios
· La majestad de Dios provee ayuda a su pueblo
Experiencias de la majestad de Dios
· Cuatro eventos bíblicos nos ilustran
Respuestas humanas a la majestad de Dios
· Consciencia de pecado
· Consciencia de insignificancia
· Culto y adoración a Dios
La majestad de Dios es asombrosa
· El carácter de Dios es majestuoso
· Aplicación final del mensaje
· La majestad de Dios se expresó en sus obras, revelando su supremacía y magnificencia como Rey.
· Puesto que Dios es la fuente de toda majestad, reyes y hombres derivan su dignidad de él[12]
· La majestad de Cristo se manifestó en sus milagros[13], en la transfiguración[14], al revelar la majestad de Dios[15], al alcanzar la verdadera dignidad del hombre[16], al recibir el mismo nombre y trono de Dios[17] y en su calidad de Rey mesiánico,muy pronto ha de revelarse.
· Invitación o llamado a responder el mensaje
No escatimar espacio ni tiempo para expresar la gloria, esplendor y magnificencia sobrehumanas de Dios y Jesús
Amen
[1] • Reina Valera Contemporánea. (2012). (Job 40:10). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[2] Reina Valera Contemporánea. (2012). (Sal 93:1–2). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[3] Ver también 1 Sm 15.29; Sal 24.10 La palabra traducida “gloria” también significa “majestad”; He 1.3–4
[4] Ver también Sal 145.12; Jud 25
[5] Ver también Éx 15.6; Dt 33.26–27
[6] Ez 1.4–28 La visión de Ezequiel; Hab 3.3–6 La descripción de Habacuc de la persona y obra de Dios; Ap 4.1–11 La visión de Juan
[7] Cevallos, J. C., & Zorzoli, R. O. (2009). Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 12: Ezequiel y Daniel (p. 50). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
[8] Temán, ciudad de Edom (Amós 1:12; Abd. 9), y Parán (Gén. 21:21; Núm. 10:12) están en la región de la península del Sinaí (Deut. 33:2, Edom = Seir).
Los vv. 4 y 5 hablan de relámpagos, mientras que los vv. 6 y 7 de los temblores por la presencia de Dios.
Ambos fenómenos ocurrieron cuando Jehovah dio su ley (Éxo. 19:16–20, 20:18; jue. 5:4, 5).
Es el Santo (3:3; 1:12) que allí reveló sus mandamientos a Israel (Éxo. 19:6; Lev. 11:44, 45).
[9] Sal 92.1–8; Sal 93.1; Sal 95.3–6; Lc 1.46
[10] Ver también Is 2.10; Is 2.19; Is 2.21
[11] Ver también; Éx 15.11; Sal 104.1; Sal 145.5; Is 24.14; Is 26.10
[12] Este fue el recurso de muchos soberanos que sostuvieron el dogma del “derecho divino de los reyes”, basado en Romanos 13:1–7.
[13] (Lc. 9:43)
[14] (2 P. 1:16)
[15] (1 Ti. 6:15–16)
[16] (He. 2:6–9)
[17] (Fil. 2:9; He. 1:3–4)
[LAEC1]
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