LA HOSPITALIDAD CRISTIANA 2
Comprender la enseñanza sobre la hospitalidad cristiana, un deber que muchos pasamos por alto
3 PERSONAJES BÁSICOS PARA COMPRENDER LOS SÍ Y LOS NO DE LA HOSPITALIDAD CRISTIANA
DIÓTREFES: Vv. 9-10
No recibía a Juan (v. 9). Es increíble pensar que un líder de la iglesia (Diótrefes puede haber sido un anciano) ¡no quería tener comunión con uno de los propios apóstoles del Señor! ¡Cuánto podría Diótrefes haber aprendido de Juan! Pero Jesucristo no era preeminente en su vida, y por consiguiente, podía darse el lujo de tratar así al anciano apóstol.
¿Por qué Diótrefes rechazaba a Juan? La razón evidente parece ser que Juan cuestionaba el derecho del hombre a ser dictador de la iglesia. Juan era una amenaza para Diótrefes, porque tenía la autoridad de apóstol. Sabía la verdad en cuanto a él y estaba dispuesto a darla a conocer. Satanás estaba obrando en la iglesia porque Diótrefes operaba por orgullo y para su glorificación, dos de las principales armas del diablo. Si Juan aparecía en la escena, Satanás sería el perdedor.
La frase “parloteando con palabras malignas contra nosotros” quiere decir presentando acusaciones falsas y vacías contra nosotros.
Los creyentes deben cuidarse de no creer todo lo que leen u oyen en cuanto a los siervos de Dios, particularmente, sobre aquellos siervos que tienen un ministerio amplio y son bien conocidos.
La difamación es una estrategia muy común entre los que buscan exaltación. Se ganan la confianza de la gente no de manera positiva manifestando un carácter piadoso, sino de modo negativo destruyendo la confianza que las personas han depositado en otros dirigentes.
Las perversas acusaciones de Diótrefes eran infames, falsas y calumniadoras. Él veía a Juan como una amenaza a su poder y prestigio en la iglesia, y por tanto lo atacó de forma salvaje. Esto se parece a la manera en que los falsos maestros en Corinto habían atacado a Pablo
Diótrefes no solo se negaba personalmente a extender hospitalidad a los hermanos; también prohibía hacerlo a los que querían recibirlos. Además abusaba de su poder obstruyendo o evitando que otros en la iglesia mostraran hospitalidad a los predicadores itinerantes.
Diótrefes no quería ni siquiera recibir a los demás hermanos porque tenían comunión con Juan. Era “culpa por asociación”
Aquellos que desafiaban a Diótrefes al mostrar hospitalidad eran expulsados de la iglesia. Tan amenazador era este sujeto que tenía influencia para excomulgar a cualquiera que él percibía como una amenaza aparente
Tal vez eso le había sucedido realmente a Gayo, lo cual podría explicar por qué Juan debió hablarle de lo que estaba pasando en la iglesia. De haber estado todavía en la iglesia, Gayo enfrentaría hostilidad y oposición de parte de Diótrefes, lo que quizás motivó a que Juan lo animara para que no cediera, sino que continuara mostrando hospitalidad en el futuro
Disciplinó a los que discrepaban con él (v. 10c). A los miembros de la iglesia que recibieron a los ayudantes de Juan, ¡los expulsó de la iglesia! De nuevo, fue una culpa por asociación. Diótrefes no tenía ni la autoridad ni la base bíblica para expulsar de la iglesia a esas personas, pero lo hizo. ¡Incluso los “dictadores religiosos” deben tener cuidado de que la oposición no se vuelva demasiado fuerte!
El Nuevo Testamento enseña la disciplina eclesiástica, y hay que obedecer esas instrucciones. Pero la disciplina eclesiástica no es un arma para que el dictador la use para protegerse, sino una herramienta que la congregación debe usar a fin de promover la pureza y glorificar a Dios.
No es un pastor “dándose demasiada importancia” o una junta de iglesia actuando como policía. Es el Señor ejerciendo autoridad espiritual mediante una iglesia local a fin de rescatar y restaurar a un hijo de Dios que se ha descarriado.
Los “dictadores” de la iglesia son gente peligrosa, pero, felizmente, son fáciles de reconocer. Les gusta hablar de sí mismos y de lo que “han hecho para el Señor”. También tienen el hábito de juzgar y condenar a los que no están de acuerdo con ellos
Como la mayoría de los conflictos en la Iglesia, este se derivó del orgullo. Fue orgullo lo que hizo que Diótrefes calumniara a Juan, rechazara a los misioneros y expulsara a quienes se atrevían a desafiarlo. Su arrogancia lo llevó a la ambición, lo cual resultó en acusaciones calumniadoras, desafío a la autoridad apostólica, y aplastamiento de cualquier oposición a su poder.
Pero gente como Diótrefes siempre tendrá seguidores entusiastas, porque muchos creyentes sinceros, pero inmaduros, prefieren seguir a tales hombres.