El amor triunfante del Resucitado
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Introducción
Introducción
Este texto pertenece a la segunda mitad del evangelio de Juan. Este evangelio ocupa la mitad de su testimonio para relatar las ultimas horas del Señor con sus discípulos, debemos estar agradecidos con el E.S. por cada detalle que hay en estos pasajes.
Jesus se había alejado de las multitudes y ahora se está enfocando en sus discípulos. En estos capítulos Juan quiere que nosotros como lectores captemos el increíble amor de Cristo por los suyos, recordemos que el deseo de Juan es que nuestra fe permanezca firme, de manera que creyendo tengamos vida en nombre.
Lo que Juan quiere que creamos en estos pasajes es: con cuanto amor nos ama nuestro Señor. No hay razón para dudar del amor del Señor por nosotros, no importa las circusntancias por las que tengamos que pasar, Juan nos muestra especialmente en el pasaje de Hoy cuan completo, cuan extremo es el amor de Cristo por nosotros, su amor es un amor triunfante “es el tema que ha correspondido hablar y no ha mejor texto para exponerlo.
Jesus nos ama completamente, no hay manera de que su amor sea excedido por alguien más, el nos amó hasta el fin, su amor va desde la eternidad y hasta la eternidad.... Este este testimonio de Juan esta diseñado para lograr lo que Pablo pide en oración por los Efesios:
“Por esta razón doblo mis rodillas..... para que.... seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3.18–19, RVR60)
Veremos esta noche lo que Juan nos dice sobre la longitud, anchura, altura y profundidad del amor de Cristo y las implicaciones profundas de su amor para nuestra vida.
Esta frase: “Los Amó Hasta el Fin o los amó completamente o los
amó hasta el extremo” es la oración dominante de la segunda mitad de este glorioso evangelio.
Este amor es demostrado con el lavamiento de los pies
es demostrado con sus promesas de bendición,
es demostrado con su oración sacerdotal
Es demostrado con la entrega de su vida en una cruz.
Es demostrado en su resurrección (cuando vemos el amor triunfante de Cristo)
Es imposible ser mas amados de lo que él Señor nos ama hermanos.
1. La Longitud de su amor
1. La Longitud de su amor
“Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.” (Juan 13.1, RVR60)
Los eventos de esta segunda mitad del evangelio ocurrieron el día jueves antes de la fiesta de la pascua, esto es importante porque Jesus sabía que su hora había llegado.
Jesus siempre estuvo consciente de que había venido a este mundo a cumplir la comisión que había recibido del Padre quien desde antes de la fundación del mundo, en amor había escogido un pueblo para hacerlo santo y sin mancha por medio del sacrificio sustitutivo de su Hijo.
El Hijo por amor, desde la eternidad acepto esta comisión de descender del cielo, para vivir una vida de obediencia perfecta como segundo Adán y luego morir como sustituto por el pecado del pueblo que Dios había escogido.
Esta obra de sustitución había sido tipificada por la pascua, la pascua fue la ordenanza que Dios dio al Pueblo de Israel para que recordarán su redención de la esclavitud y miraran hacia adelante a la promesa que Dios les había dado de redimirles de sus pecados por medio de la muerte de un sustituto. Juan no quiere que pensemos que la muerte de Jesus fue accidental.
Jesus sabia lo que estaba haciendo, el estaba cumpliendo con el proposito de Dios y su hora había llegado, el pasaría de este mundo al Padre, él estaba por morir, resucitar y ascender a la presencia gloriosa de Dios
El estaba por ascender a aquel lugar glorioso que tipificaba el Jardín, aquel lugar sin amenazas, aquel lugar eterno en la presencia de Dios, que había sido prometido a Adan, pero que había perdido por su desobediencia. Ahora Jesus por su perfecta obediencia y sacrificio sustitutivo, estaba abriendo el camino a la gloria para él y para los que amó desde la eternidad.
Jesus entonces sabía lo que estaba haciendo, Juan nos dice que él estaba consciente de su obra y que lo que estaba haciendo era porque había amando a los suyos.
Su amor es desde la eternidad y hasta la eternidad, tal es la longitud de su amor.
2. La Anchura de Su amor
2. La Anchura de Su amor
Este amor es por los suyos que estaban en el mundo.
Las personas que Cristo eligió amar desde la eternidad hacen parte de un mundo caído: (Efesios 2.1–7, RVR60)
Eran los suyos antes de que hubieran tenido vida, eran los suyos que estaban en el mundo siendo aborrecedores de él, más los amó hasta el fin, hasta completar y consumar su obra de redención.
El descendió del cielo y vino a este mundo siendo el hijo de Dios atravesando el gran abismo que nos separaba de él y vino por amor a consumar su obra de redención, vino para ser el cordero de pascua que quita el pecado de los suyos que estaban en el mundo.
Así de ancho es el amor de Cristo.
3. La altura de su amor
3. La altura de su amor
Antes de relatar el evento del lavamiento de los pies, Juan nos dice que Jesus estaba consciente de tres cosas:
De la presencia de la simiente de la serpiente en su mesa. Juan 13.11; Juan 13.18–19
El sabe que él, es el hijo eterno de Dios que vino a deshacer las obras del diablo.
Su herida de muerte en el calcañar no sería una victoria para la serpiente, sino más bien su derrota.
Jesus sabe que no irá a la cruz como un Mártir, sino como un guerrero vencedor, que vence en debilidad. La presencia de Judas en esa mesa, no fue una mala decisión del Señor, el sabía el papel que jugaría Judas en las historia de la humanidad, el conocía el corazón perverso de Judas, el conocía que Judas estaba interesado solo en él mismo, que era un hombre impulsado por la codicia, lleno de orgullo y ambición. Sabiendo esto, lo escogió para propósitos viles, él sería quien lo entregaría a las autoridades Judías.
Aquí vemos la soberanía del Señor en su esplendor, el usa a toda persona para llevar a cavo sus propósitos (Esto nos debería hacer descansar y no temer). 2 Timoteo 2.20
El escoge los que serán objetos de su amor y escoge reprobar a los que serán sus instrumentos viles, no sin antes haberles dado oportunidad para el arrepentimiento.
Jesus esta consciente que el Padre había dado todas las cosas. (Salmo 2.7–9, RVR60)
Jesus está consciente de su dignidad como Rey Soberano sobre todo. El sabe que todo lo había creado él, todos era sostenido por él y todo había sido creado para él. Jesus esta consciente que había salido de Dios y a Dios regresaba. Jesus sabia que él era el gran yo soy, el hijo eterno que descendió del cielo para reivindicar el honor del Padre y que regresaba a la gloria que desde la eternidad había compartido con el Padre. Juan quiere que entendamos que Jesus estaba plenamente consciente de su soberanía y poder, de dignidad y de su gloria.
Así de alto es su amor, su amor por los suyos es sublime, es el mismo amor perfecto de Dios. Cual alto y perfecto amor.
3. la Profundidad de su amor
3. la Profundidad de su amor
Plenamente consciente de su dignidad, Juan nos dice como descendió Jesus para manifestar este amor:
“se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.” (Juan 13.4–5, RVR60)
Para comprender cuan profundo descendió el Señor debo darles algo de contexto histórico: Lavar los pies para entonces era un acto de cortesía, si un Judío invitaba gente a la casa, él ofrecía agua para lavar sus pies (Simon el Fariseo). Aunque en este tiempo los discípulos de un rabino normalmente actuaban como sus sirvientes, nunca se les demando lavar los pies de su maestro. Si una persona Judía tenía un esclavo Judío, nunca le exigía que lavara los pies de él o de sus visitantes, esto era considerado un acto muy vil reservado para un esclavo gentil. Abigail para dar honor a David, cuando es notificada que sería esposa del Ungido de Dios, dice: “Y ella se levantó e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor.” (1º Samuel 25.41, RVR60).
Leyendo el testimonio del evangelio de Lucas sabemos que los discípulos esa noche estaban discutiendo sobre quien tendría mas honor en el reino del Señor, ellos estaban absortos en si mismos, pasaron por alto lavar sus pies y se sentaron a la mesa con sus pies polvorientos. No habían sirvientes en este aposento alto esta noche y ninguno haría esta acción tan vil por los demás.
Juan no escatima en detalles, en su mente quedo grabado este acto de humillación tan increíble del Señor.
Levantándose de la mesa, se quito su manto, quedando con la túnica que normalmente usaba un esclavo, tomo la toalla, puso agua en un lebrillo (Balde) y comenzó a lavar los pies de cada uno.
Así que Jesus:
siendo plenamente consciente de su soberanía, dignidad y gloria,
sabiendo que es merecedor de todo honor y gloria, por ser el creador y señor de todo,
sabiendo que nosotros como dijo Juan el bautista: ni siquiera somos dignos de tocar sus pies para desatar sus sandalias a causa de nuestra maldad,
sabiendo cuanto pecado había en los suyos y cuanto dignidad había en él, se despojo de su dignidad para limpiarnos. esto nos recuerda el ltestimonio del apostol Pablo: “....Cristo Jesús... siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2.5–8, RVR60)
El lavamiento de los pies en esta escena, lejos de de ser un sacramento que debemos imitar, nos esta revelando de manera anticipada lo que que haría por su pueblo escogido al humillarse en la cruz del calvario, esta es una parábola viviente de su humillación, de cuan profundo es su amor, que se rebajo hasta lo sumo, tomando una posición de siervo para lavar a indignos pecadores.
Pedro escandalizado por lo que el Señor estaba haciendo, siendo de temperamento impetuoso, rompió el silencio por todos: “Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
Pedro sabe que quien debe de servir al Señor, es él. ¿Como recibir un trato tan digno, de alguien tan lleno de majestad? Pedro conocía quien era el Señor. El no quiere que el Señor se humille por él. Con esta acción, tambien revela su orgullo.... “No me lavarás los pies jamás” le esta ordenando al Señor de gloria que hacer en una acto de impulsividad.
Pero Juan más que hablar de la impulsividad de Pedro quiere mostrarnos la falta de comprensión que los discípulos tenían de la obra que el Señor estaba por hacer en la cruz (Juan 13:7)
Ellos lo comprenderían después de que el E.S. viniera.
Esta obra de humillación en la cruz, estaría también acompañada de la obra de la obra santificadora del Espíritu de Cristo, esto es lo que estaba siendo representado en esta escena. (Juan 13:8-11)
El Señor se ofrece no solo para venir a nuestro rescate y justificarnos, sino que tambien se ha ofrecido para asociarse con su pueblo pecador de manera que su gracia constante nos limpie del pecado mientras transitemos por el mundo.
Jesus le hace ver a Pedro que no podrá tener parte con él, a menos que permita que Jesus se humille para limpiar sus pies.... Noten que solo necesitaba limpieza de sus pies, porque Pedro ya estaba limpio (Esto a causa de la obra de la cruz)
Pedro había sido justificado por la fe, como todos los del A.T. Antes de que Jesus muriera, él ya era justo por la fe en la obra de Cristo. Ahora tendría que confiar en el Señor para su santificación… Ahora que está limpio, no podría permanecer asociado con el Señor, a menos que permitiera que su gracia limpiara su pecado remanente.
Necesitamos gracia de principio a Fin en nuestra vida. En este mundo, Siempre seremos indignos pecadores necesitados de su gracia. Cristo obró nuestra justificación y esta obrando nuestra santificación.
Este lavamiento de pies es usado por el Señor para ilustrar esta verdad espiritual, y lo sabemos por las palabras del Señor: y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.” (Juan 13.6–11)
Tal es la profundidad del Amor del Señor, el vino en humillación a este mundo para ser nuestra justicia, para justificarnos y fue levantado en gloria y envió su E.S. para habitar en nuestro corazón y purificarnos mientras estemos en el mundo.
Constantemente dependemos de él y que bueno depender de alguien que descendió tan profundo para amarnos. Y vendrá un día cuando nos resucitara con él y nos sentara a su mesa en el banquete de bodas “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.” (Lucas 12.36–37, RVR60)
Tal es la longitud, la anchura, la altura y la profundidad del amor de Cristo.
4. Las implicaciones de este amor para nuestra vida
4. Las implicaciones de este amor para nuestra vida
¿Sabéis lo que os he echo? Juan 13:12-18
Hermanos, estos discípulos con la actitud que tenían no harían mucho por el avance del reino, así que el Señor les manifestó su amor en esta demostración de humillación antes de humillarse por completo en la cruz.
El no los reprende, no les regaña, ni les da un sermón, el solo les demuestra la plenitud de su amor con acciones y así les enseña como deben amarse. De esta manera los libera de si mismos, los despoja de su orgullo, para que vivan libres en la plenitud de él.
Si él teniendo la dignidad que tiene, nos ama de esta forma tan increíble, con un amor que excede a todo conocimiento.... Si él que es la persona mas exaltada de todas, el gran yo soy, el Señor y Rey de todo el universo, pudo humillarse, pudo dejar de pensar en si mismo y actúa para dar gloria a Dios y por amor a nosotros,
¿No podemos nosotros, que somos infinitamente menos que él, indignas criaturas de este mundo caído, no podremos humillarnos para dar gloria a Dios y vivir para el beneficio de otros “Siguiendo su ejemplo”?
La enseñanza aquí no es que estamos llamados a servir porque ya sabemos lo que somos (Increíbles hombres). El punto es que si el Señor siendo el mas exaltado sirvió viles criaturas, ¿Como no lo haremos nosotros siendo infinitamente menos que él? ¿Quien es el hombre para reclamar dignidad? No hay excusa para no servir a otros en amor.
Seguir este ejemplo, implica servir y amar aun a nuestros enemigos. Jesus por esto les dice que él esta plenamente consciente de que uno de ellos le entregará, aun así lavo sus pies. La plenitud del amor de Cristo alcanza aun para soportar con paciencia a los que menosprecian su amor.
Melanchton muestra que las tres señales más importantes de piedad y compasión son:
tolerar a los malvados durante un tiempo
abstenerse en la medida de lo posible de revelar sus pecados,
advertirles clara y amablemente antes de abandonarlos de forma definitiva.
Todo esto queda de manifiesto en el trato que le dió nuestro Señor a Judas, según vemos en Juan 13.
Así como el Señor nos amó sacrificialmente, desinteresadamente, humildemente, sin ningún pensamiento de ganancia personal o satisfacción personal, completamente comprometido con el bienestar, la alegría, la satisfacción, y la necesidad de otras personas, así estamos llamados a amar.
El Señor esta llamándonos velar por los demás, no porque se lo hayan ganado o merecido, sino a pesar de que sean orgullosos y egocéntricos, porque así nos ha amado él.
Juan 13:17 - Así es como mostramos que somos bienaventurados, benditos, bendecidos por gracia, si sabemos estas cosas:
Quien es él
Lo que ha hecho por amor a nosotros
Las implicaciones de tener parte con él.
Y sabiendo estas cosas las hacemos, es decir, dejamos que el nos limpie de nuestros pecados y vivimos en consecuencia amando a otros por el amor que primero él ha derramado en nuestros corazones. Estaremos mostrando el carcater de los que han sido bendecidos por Dios.
Este es el carcater de una siervo que tiene parte con el Señor: “Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.” (1 Timoteo 5.9–10)
Conclusión:
Conclusión:
Así es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, es un amor que esta mas allá de nuestra comprensión. Como es posible que el el que es digno, se halla humillado así por personas ignorantes, Débiles, egoístas, orgullosas, ambiciosas, cobardes en indignas como nosotros?.
¿Como es posible que se halla humillado y nos halla amado conociéndonos, sabiendo quienes somos, lo que hemos hecho y lo que haremos?.
Ya haz conocido el amor de Cristo por los suyos, es un amor completo, perfecto, eterno, inagotable, él nos ama tanto como puede amar. El nos ha amado hasta el fin. Este amor esta lejos de ser sentimental, emocional y cursi, es un amor que lo llevo a buscarnos en nuestra perdición, lo llevo a humillarse para nuestra justificación y santificación, un amor que lo lleva a implorar hoy por nosotros en gloria de manera que podamos compartir las bendiciones eternas que él consiguió para nosotros en el reino de Dios.
Responderás a las implicaciones de este amor.... Te arrepentirás hoy de tus pecados, o te endurecerás como Judas, no viendo la benignidad del amor de Cristo?
Hermano, espero solo que confíes en este amor y vivas a la altura de sus implicaciones, entendiendo esto: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8.35–39, RVR60)
Gloria a Dios por este sublime amor.