Riquezas ignoradas
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· 18 viewsDios quiere revelarnos la grandeza de su obra en nosotros mediante Jesucristo.
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Riquezas
Riquezas
¿Qué hizo Dios en nosotros cuando creímos en Jesús?
“...nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo...”. Algo especial sucedió a nuestro favor, allí donde nuestros sentidos no perciben. Hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual”. Observa que es algo que ya ocurrió, ya es de aquellos que han creído en Jesús (es algo que recibimos en Cristo). Esto es algo que nos tendría que impulsar a agradecerle a Dios por esas bendiciones que tal vez no podemos entender, que no vemos, pero que afectan nuestro diario vivir. Dios nos bendijo.
“...nos escogió en él antes de la fundación del mundo...”. La obra de Dios en nosotros no empezó hace poco tiempo. No se trata de que Dios empezó su obra en nosotros en el momento en que recibimos a Cristo Jesús como nuestro Salvador. Jesús nos devuelve al plan original de Dios, aquel que se propuso antes de que el mundo fuera. Desde siempre, la bendición de Dios pasa por Jesús y por los que creen en Él. Cuando creíste en Jesús, realmente pasaste a formar parte de un grupo selecto. Dios eligió a todos aquellos que le entregan a Jesús su confianza.
“...para que fuésemos santos y sin mancha delante de él...”. Tú sabes que todas las relaciones se pueden “ensuciar”. A muchos les puede suceder que han tenido un amigo por mucho tiempo, y la relación era buena. Pero en algún momento pasó algo -- un gesto de deslealtad, una mentira, un acto de desconfianza, la revelación de un secreto -- y la relación se ensució, y la amistad se echó a perder. Ahora, en cuanto a nuestra relación con Dios, ¿estás “santo y sin mancha delante de él”? No. No lo estás. Esto es algo que solamente se obtiene en Cristo Jesús, con su intervención y por su gracia. Cuando llegas a experimentar esta condición, si lo llegas a sentir, entenderás que nada más en esta vida se compara con este regalo de Dios en Cristo Jesús, el de estar limpios, sin cuentas pendientes ante su presencia.
“...en amor habiéndonos predestinado para ser hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad...”. Realmente, esto solamente pudo haber sucedido en amor. Dios dijo: “A los que creen en Jesús, los haré mis hijos”. Este no es un título de segunda clase. Considéralo. Dilo en tu mente, o pronúncialo en voz alta: “Soy un(a) hijo/a de Dios”. ¡Es algo maravilloso! ¡Es algo que jamás alcanzaríamos, por más que nos esforzáramos! No solamente tienes una relación con Dios sino que eres su familiar. Dios está obrando en ti.
“...para alabanza de la gloria de su gracia...”. ¿Puedes percibir la importancia de esta declaración? ¡Somos personas cuyas vidas exaltan la grandeza de Dios! Esto no solamente se produce por lo que decimos, sino también por cómo vivimos, en nuestra relación con Él. Es por eso que es tan importante nuestro estilo de vida. No se trata de agradar “a los hermanos de la iglesia” o “al pastor”. Vives para honrar a Dios. ¿Honran a Dios tus costumbres, tus palabras, tu comportamiento, la manera en que te administras en la vida?
“...nos hizo aceptos en el Amado...”. Sin Jesús no éramos aceptables delante de Dios. Habrás observado que Jesús utiliza expresiones bastante fuertes al referirse a quienes no entrarán a su presencia (“No los conozco; ¿quiénes son ustedes?”). Jesús hace la diferencia entre el rechazo y la aceptación delante de Dios. Los bien recibidos ante la presencia del Padre son los que han creído en Jesús.
“...en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia...”. Redención, esta es una palabra importante para nosotros. Significa el pago de un rescate. El pago se hizo efectivo (ante el propio Dios, Juez eterno sobre toda la creación) con el pago efectivo de la sangre de Jesús. Si crees en Jesús puedes afirmarlo sin temor: tengo redención. Y Pablo agrega y aclara que esto se refiere al perdón de nuestros pecados. Nuestros pecados nos llevaban a la condenación, pero al creer en Jesús hemos sido perdonados. Hemos sido liberados de la pesada carga de la condenación, porque Jesús pagó por nosotros. Todo esto Dios lo hizo por nosotros según las riquezas de su gracia, porque quiso amarnos, perdonarnos y tenernos junto a Él.
“...que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia...”. Dios hizo que su gracia fuera más que suficiente para nosotros, la hizo desbordar. Dentro de su paquete de beneficios encontramos sabiduría e inteligencia. Jesús nos aseguró que tendríamos acceso a un conocimiento y a una inteligencia a la que la gente sin Cristo no accede. Ya no eres necio sino sabio. Obra y decide conforme a la sabiduría que Dios te dio.
“...dándonos a conocer el misterio de su voluntad...”. A esto se le llama “revelación”. Dios se te ha revelado. Dios quiso abrir tu entendimiento y tu corazón para que supieras cuál es su voluntad. Es algo en lo que está obrando cada día, a cada paso que das. Y todo esto por creer en Jesús. Jesús es la luz del mundo, y los que le siguen no andan a oscuras. Vive en la voluntad de Dios. Ese es tu lugar.
“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad...”. Eres el beneficiario de la herencia más rica de la historia, en Jesús. Dios te la dió en Cristo Jesús, porque quiso hacerlo. No vivas como un mendigo espiritual. Accede a las riquezas de Dios. No es algo que “vendrá” cuando ya estés en la presencia de Dios. Ya recibimos esta herencia. Es nuestra para siempre, en Jesús.
“...que seamos para alabanza de su gloria...”. Es una reafirmación del punto 5, que honremos a Dios.
“...fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de vuestra herencia...”. Aquí tienes lo de la herencia. Hasta que recibas efectivamente todas y cada una de las cosas que son tuyas como heredero de Dios, el Padre nos ha dado su Espíritu. Es un sello sobre nosotros, una marca, algo por lo que Dios distingue a sus hijos. ¿Cómo se manifiesta en tu vida el Espíritu de Dios? ¿En tu vida diaria? ¿En tus relaciones dentro de la familia? ¿En tu administración personal?
Revelación
Revelación
Puede suceder que a veces no conozcamos todos los beneficios de los que podríamos disfrutar.
Pablo detalla las bendiciones disponibles para los que creen en Jesús, pero luego le habla a sus discípulos de lo que le pide a Dios en oración. Básicamente, le pide que les dé ...espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis...:
“...cuál es la esperanza a que él os ha llamado...”. En otras palabras, que Dios les muestre lo que por ahora no ven, que logren entender de alguna manera la grandeza de lo que han recibido. Ora tú también para recibir esa sabiduría y esa revelación. A veces no sabemos a qué esperanza fuimos llamados. Ora para que tus hermanos y hermanas también las reciban.
“...cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos...”. Tienes riquezas de las que todavía no sabes. Somos parte de un grupo especial, el de los santos, y juntos hemos recibido una inagotable riqueza en Jesús. Vé pensando en tener esta conversación con Dios: “Padre, ¿hay algo de lo que tú me has regalado y que todavía no he notado, no he aprendido?”.
“...cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales...”. Hay aspectos del poder de Dios, obrando en ti, que aún no has percibido o entendido. Que Dios te muestre. Ese poder es el mismo que levantó a Jesús de entre los muertos. ¿Te parece suficiente?
¡Que Dios obre en nosotros y nos revele!