Una puerta abierta, solo entra.
una puerta abierta, solo entra.
Filadelfia era la más joven de las siete ciudades. La habían fundado unos colonizadores de Pérgamo en el reinado de Atalo II, que reinó en Pérgamo de 159 a 138 a.C. Filádelfos quiere decir en griego el que ama a su hermano. Tal era el amor que Atalo le tenía a su hermano Eumenes que se llamó Filadelfo, y de él tomó su nombre la ciudad.
Fue fundada con un propósito especial. Estaba situada en la confluencia de las fronteras de Misia, Lidia y Frigia. Pero no se fundó para ser una ciudad guarnición, porque no había muchos peligros en la zona, sino con la intención deliberada de que fuera misionera de la cultura y lengua griega hacia Lidia y Frigia; y tan bien cumplió su misión que hacia el año 19 d.C. los lidios ya habían olvidado su propio lenguaje y les faltaba poco para ser griegos. Ramsay dice que Filadelfia era «el centro de difusión de la lengua y de las letras griegas en una tierra pacífica y por medios pacíficos». Eso es lo que el Cristo Resucitado quiere decir cuando habla de la puerta abierta que les presenta a los cristianos filadelfos. Tres siglos antes se le había dado a Filadelfia una puerta abierta para que extendiera las ideas griegas en las tierras de más allá, y ahora se le presentaba otra oportunidad misionera todavía más gloriosa: la de llevar el Mensaje del amor de Jesucristo a los que no lo conocían.
Filadelfia tenía una característica que ha dejado su impronta en la carta. Estaba al borde de una gran llanura que se llamaba la Katakekaumenê, que quiere decir la Tierra Quemada. La Katakekaumenê era una gran llanura volcánica en la que quedaban las señales de la lava y de las cenizas de los volcanes ya extintos. Tal tierra era fértil; y Filadelfia era el centro de una gran área vitícola y de producción de vinos. Pero tal situación tenía sus peligros, que también habían dejado sus señales en Filadelfia más profundamente que en ninguna otra ciudad. El año 17 d.C. se produjo un gran terremoto que destruyó Sardes y otras diez ciudades. En Filadelfia se siguieron produciendo temblores de tierra durante otros muchos años; Estrabón la describe como «una ciudad propensa a los terremotos».