El arrepentimiento Verdadero
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· 224 viewsArrepentimiento verdadero V.s El arrepentimeinto Mundano.
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Introducción
Introducción
Una de las preguntas mas importantes que nos hacemos muchas veces sea cuando pecamos o cuando alguien peca contra nosotros, es ¿Como se que estoy verdaderamente arrepentido? ¿Como se si mi hijo, esposo, padre, esta verdaderamente arrepentido?. Como es una pregunta que varios me han hecho en estas ultimas semanas, decidí hacer un sermón sobre el salmo 51 para responder a la pregunta y todos seamos instruidos acerca de lo que es según Dios el verdadero arrepentimiento.
El arrepentimiento es el asunto mas importante de la vida cristiana: es el inicio de una relación vital con Dios, (Lc. 15:7) y fue el llamado que Jesús hizo a sus discípulos (Mr. 1:15) y debe convertirse en un estilo de vida para todo creyente.
¿Qué es el arrepentimiento?, ¿Cómo distinguimos el arrepentimiento verdadero del remordimiento mundano? ¿Cómo podemos discernir si una persona esta realmente arrepentida?
Vamos a estudiar juntos el Sal. 51, este es un salmo penitencial que nos ofrece un ejemplo inspirado por Dios de una persona arrepentida y que nos permitirá responder a nuestras preguntas.
¿Qué es el arrepentimiento?
¿Qué es el arrepentimiento?
El contexto del Sal. 51 lo tenemos en su título: “Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta”,
David había cometido deliberadamente dos pecados: adulterio y asesinato, para estos pecados no había manera de hacer restitución en la ley de Moisés, así que él debía morir y lo sabía, no había nada que pudiera hacer para apaciguar la ira de Dios contra él.
David escribe este salmo de confesión publica para enseñar al pueblo de Dios la manera en que un pecador puede recibir el perdón de Dios si se arrepiente.
De David aprendemos como el arrepentimiento lo cambia todo en la vida de un pecador culpable, el arrepentimiento abre las ventanas de los cielos para recibir de Dios su gracia inmerecida, su misericordia infinita y sus bendiciones innumerables (Jl. 2:13), el arrepentimiento es la puerta que nos lleva a disfrutar de Dios y gozar de Él para siempre.
Veamos entonces como luce el arrepentimiento en la vida de David y recibamos del Espíritu que le inspiró la sabiduría para entender que es el verdadero arrepentimiento.
Este Salmo lo podemos dividir en seis partes que nos permitirán ver un retrato de un hombre arrepentido:
Un hombre arrepentido experimenta una profunda aflicción por haber ofendido a Dios (vv.:1-2)
Hace una sincera confesión de su pecado (vv. 3-6)
Siente una intensa repulsión por este (vv. 7-9),
Anhela una completa renovación de su corazón (vv.10-12),
Experimenta una nueva devoción por Dios (v.13)
Esta dispuesto a hacer restitución (vv. 18-19)
Aquí tenemos en suma, los frutos del verdadero arrepentimiento que son: aflicción, confesión, repulsión, renovación, devoción y restitución , veamos cada uno de ellos en este salmo.
1. Aflicción
1. Aflicción
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
David inicia este salmo rogando desesperadamente, que Dios le muestre misericordia, usando el sustantivo [ḥésed] que es definido como: solidaridad, amor, bondad, lealtad, compromiso, amabilidad, buenas acciones[1]. Este término se usa a menudo se usa para señalar el amor inagotable de Dios, un amor que se relaciona con su fidelidad al pacto.
La misericordia es la única base para que cualquier pecador se acerque a Dios. No podemos acercarnos a Dios sobre la base su justicia, en tal caso ningún hombre podría permanecer en pie ante Él (Sal. 130:2). La única razón por la que un pecador puede acudir a Dios es su misericordia.
¿Cómo puede un pecador saber que puede ser recibido por Dios sobre la base de su misericordia?
La razón es que Dios ya se había revelado a Moisés de esta manera cuando pidió ver su gloria:
Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
Así que David como un pecador afligido a causa de haber ofendido a Dios, sabe que puede acercarse a Dios sobre esta base.
En los salmos este sustantivo “misericordia” esta acompañado de palabras como:
Abundante (Sal. 5:7 – Sal. 69:13)
Maravillosa (Sal. 17:7)
Perpetua (Sal. 25.6)
Preciosa (Sal. 36.7)
Grande (Sal. 86:13)
Continua (Sal. 52.1)
Antiguas (Sal. 89:49)
Es para siempre (Sal. 100:5 – Sal. 118 – Sal. 136)
Mejor que la vida (Sal. 63:3)
Por esta misericordia Dios es digno de alabanza (Sal. 107)
Es más grande que los cielo (Sal. 108:4)
Es buena (Sal. 109.21)
Es consoladora (Sal. 119:76)
Vivificante (Sal. 119:88).
Esto es lo que David esta pidiendo a Elohim, aquel Dios que gobierna todo el universo y que ha conocido lo mas intimo de su corazón descubriendo su maldad. David sabe que Dios tiene multitud de misericordia para ofrecerle.
David esta afligido:
No por las consecuencias de su pecado como lo estuvo Esaú al perder su primogenitura (Gn. 27:30-46)
No como Saúl que temía perder su honra ante el pueblo por su Rebelión (1 S. 15:24-31)
La aflicción de David estaba centrada en Dios, esta es una marca del verdadero arrepentimiento, es una aflicción por haber ofendido al Señor.
Veamos las palabras que usa el salmista para describir su condición:
En primero lugar, él se está considerando como alguien muy manchado, por esto pide ser muy limpio.
En segundo lugar vemos que usa el sustantivo עָוֹן (ʿā∙wōn) para señalar su condición de culpable, el diccionario dice que esta palabra enfatiza la responsabilidad o culpabilidad causada por el mal incurrido (Éx. 34:7)[2], así que David no se excusa, el asume la responsabilidad por lo que hizo delante de Dios.
En tercer lugar, vemos como él describe su pecado como una rebelión (פֶּשַׁע) contra Dios, él traspaso los limites de la ley moral de aquel que gobierna el universo.
Luego, vemos que él se ve a si mismo como un hombre muy perverso al usar la palabra maldad (עָוֹן) aún dice que su corrupción es radical el versículo 5, es decir que ha pecado por que es un pecador desde la matriz.
Además, al usar la palabra pecado (חַטָּאת) reconoce que se ha quedado corto en cuanto al fin principal del hombre que es glorificar a Dios y gozar de Él.
En resumen, David esta afligido por fracasar y deshonrar a Dios, así que según el conocimiento que tiene de Él, se acerca clamando por su abundante misericordia. Esta es la primera característica del arrepentimiento verdadero.
2. Confesión
2. Confesión
Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
Encontramos tres declaraciones contundentes en la confesión de David.
El en primer lugar reconoce su rebelión (v. 3), el es específico al expresarle a Dios lo que hizo, recordemos la referencia que leímos en el titulo del salmo.
Notemos también que, aunque David ofendió a Urías, a Betsabé y al pueblo de Israel, sabe que solo ha pecado contra Dios. Uno puede ofender al prójimo, cometer un delito contra las leyes de un estado, pero solo se puede pecar contra Dios.
David sabe que ha hecho lo malo delante de los ojos de Dios, el sabe que Dios es justo en condenar sus acciones por medio del profeta Natán, él no se justifica, mas bien dice: "He pecado contra el SEÑOR” (2 S. 12:13).
Así que, en su confesión, David está asumiendo toda la responsabilidad por su pecado, y por su naturaleza corrupta.
A la luz de su confesión, el reconoce en el v.6 su necesidad de pureza interior para tener una conducta recta, el dice que Dios ama la verdad en lo intimo, el necesita una renovación radical para vivir sabiamente.
Resumiendo:
David reconoce su pecado, en su confesión sabe que necesita no solo un cambio de conducta, sino una renovación del corazón.
Todo pecador arrepentido hará esto mientras ruega al Señor por su perdón y por un corazón puro que cree cosas correctas y piensa cosas correctas.
La primera mitad del salmo de hecho habla de la necesidad del perdón (vv. 1-10) y la segunda mitad (vv. 10-12) describen la necesidad de pureza de corazón.
Tal es la aflicción y la confesión de un pecador penitente. Veamos ahora el tercer fruto del arrepentimiento.
3. Repulsión (vv.7-9)
3. Repulsión (vv.7-9)
Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades.
David ruega a Dios para que lo "purifique con hisopo y que lo lave” (v. 7), luego ruega a Dios que “borre todas sus maldades” (v. 9). Estos verbos se repiten también en los vv. 1–2. Este hombre quiere ser completamente purificado.
No quería retener ni una mancha. Sentía repulsión por aquello que había ofendido a Dios. Esto nos recuerda la promesa de Dios para Israel en Isaías:
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Montgomery Boice ilustra esto diciendo:
“Ciertos manuscritos bíblicos antiguos que eran trozos de papiro que en un momento contenían un texto diferente. Pero debido a que este texto ya no era necesario y el material en el que estaba escrito era caro, alguien borró el texto antiguo, volteo la hoja y escribió nuevas palabras. Esto es lo que David quería y lo que todos necesitamos desesperadamente. Los libros de nuestras vidas han sido escritos con muchos pecados, y estos son una terrible acusación contra nosotros. A menos que se haga algo, se leerán en nuestra contra el último día. Pero Dios puede y hará algo, si se lo pedimos. Dios borrará la escritura antigua, volteará la página y escribirá sobre la superficie recién preparada el mensaje de su compasión eterna a través de la obra de Jesucristo. [3]
Esta es una gran esperanza para alguien que esta sintiendo repulsión por su maldad.
David al usar la palabra Hisopo, esta pensando en aquella planta que se usaba para rociar la sangre de los sacrificios, Moisés la uso para rociar a Israel en Ex. 12:22, también se usaba para purificar personas que se contaminaban ceremonialmente como leemos en Lv. 14:4-6 y Nm. 19:18.
Ser limpio con hisopo era sinónimo de ser limpio o purificado con sangre He. 9:19-22, los creyentes del AT sabían que podían obtener misericordia cuando pecaban sobre la base de un sacrificio que anticipaba el sacrificio del hijo de Dios.
Solo de esta manera Dios sigue siendo justo y al mismo tiempo misericordioso, imputando los cargos que merece el pecador a la cuenta de su hijo e imputando la justicia de su hijo al pecador penitente.
Semejante amor y promesa de gracia, debe hacernos tener aún mayor repulsión por todo aquello que ofende a Dios. Los frutos del verdadero arrepentimiento son entonces aflicción, confesión, repulsión y veamos ahora el siguiente:
4. Renovación (vv. 10-12)
4. Renovación (vv. 10-12)
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
Sentir repulsión por el pecado, automáticamente lleva a un pecador penitente a desear ser renovado completamente y esto es lo que expresa David en estos versículos, entendiendo que es alguien radicalmente corrupto David ruega entonces por un corazón puro, su deseo es el de una renovación interna.
Aquí vemos que un pecador que esta genuinamente arrepentido no estará contento con el perdón de Dios solamente, ni siquiera con un cambio de conducto externa, su mayor anhelo es ser renovado tan radicalmente como lo expresa Pablo:
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
El pecado es tan ofensivo para Dios que alguien que ha pecado y esta realmente arrepentido no querrá volver a hacerlo de nuevo, por esta razón clamará a Dios como lo hace David aquí, veamos específicamente su petición.
David pide a Dios que cree en él un corazón puro.
El usa el verbo בָּרָא que se usa Moisés en Génesis 1 para la creación de la nada de los cielos y la tierra. David esta rogando por un milagro que solo Dios puede hacer “otorgar a un hombre santidad interna”, David no podría en su carne vivir para glorificar a Dios, él estaría de acuerdo con Pablo cuando dijo:
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
El necesitaba del mismo poder que obró en la creación para que le otorgará una justicia que no tenía y es esto lo que el Espíritu Santo hace en nuestra vida.
El Espíritu Santo no solo nos regenera imputándonos la justicia de Cristo, sino que también nos santifica renovándonos a su imagen.
Esta fue la promesa de Dios en
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
David pide a Dios que no lo eche de delante de si (v.11) el todavía está preocupado de volver a caer en el pecado, el sabe que apartado de Dios nada puede hacer, su anhelo es que Dios le sostenga en su espíritu renovado (v.12) por medio del Espíritu noble.
David no esta temiendo perder la salvación o su reinado, solo reconoce su imposibilidad de vivir una vida santa sin el poder de Dios, dice un comentarista que este es el clamor de alguien que conoce, como nunca antes, la debilidad de su propia naturaleza, la fuerza de la tentación y la necesidad de la ayuda divina4[4] .
David además ruega para que Dios le vuelva el gozo de su salvación. David ya era un hombre salvo, pero había perdido el gozo de esta seguridad a causa del pecado. El pecado hace que nuestra comunión con Dios se vea interrumpida, que nuestras oraciones tengan estorbo (1 P. 3:7).
Así que un pecador arrepentido anhela un corazón renovado que reboza de gozo al experimentar de nuevo esta dulce comunión con Dios; tal es el deseo de alguien que esta genuinamente arrepentido.
5. Devoción
5. Devoción
Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
El arrepentimiento verdadero tiene un fruto importante y es que el pecador una vez restaurado tiene un renovado deseo de servir al Señor en medio de su pueblo.
El amor, la gracia y la misericordia de Dios mueven el alma desbordante de estas gracias a ofrecer gracia a otros (Mt.10:8).
David en estos versículos se compromete a enseñar lo que ha aprendido sobre el pecado y el perdón a otros pecadores, para que así puedan confesar su pecado y también volverse a Dios, este salmo es de hecho el resultado de tal compromiso.
Hay dos cosas que David dice que va a enseñar a otros:
los caminos de Dios (v. 13), Los caminos de Dios hacen referencia la forma en que Dios trataba a los pecadores, vemos una y otra vez en la escritura que los afligía en su pecado para que se acerquen a Él (Sal 119:71) y luego que ellos vienen humillados, los consideraba justos sobre la base de los sacrificios que apuntan hacia la obra expiatoria de Cristo (Sal. 32:1-2). David quiere enseñar esto al pueblo de Dios para que cuando pequen se conviertan al Señor.
y su justicia (v. 14). La justicia de Dios que David quiere enseñar, no es tanto la justicia punitiva del Señor que la ejerce en su facultad de juez, sino más bien la justicia que promete imputar a los que confían en su provisión (1 Juan 1:9), Dios siempre es justo en perdonar a los que se acercan a Él por medio de la fe, sobre la base de la expiación de Cristo representada en los sacrificios.
David no solo quiere enseñar sobre los caminos y la justicia de Dios, su deseo es alabar a Dios de una manera agradable (vv.15-17), el anhela venir delante de Dios con un espíritu quebrantado, con un corazón contrito y humillado, que esta dispuesto a someterse voluntariamente a su señorío en todas las áreas de su vida.
De manera que una persona que esta verdaderamente arrepentida, siente aflicción por haber ofendido a Dios, confiesa su pecado de manera abierta sin justificarlo, siente repulsión por su maldad, desea una renovación de corazón, tendrá una renovada devoción por Dios que se expresa en el servicio a su pueblo y en una vida que lucha en el poder del Espíritu de Dios por mantenerse en obediencia.
Ahora veamos el último de los frutos de un genuino arrepentimiento.
6. Restitución (18-19)
6. Restitución (18-19)
Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, El holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
En esta última petición de David, notamos su deseo de restituir.
Los fracasos morales de los reyes de Israel afectaban a todo el pueblo en el A.T., Dios de esta manera estaba revelando la solidaridad que tenía el pueblo con su cabeza federal.
Esta dinámica la encontramos expuesta por el apóstol Pablo que dijo:
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
De manera que si el Rey se desviaba todo el pueblo sufría, esto de plano planteaba la necesidad de un Rey santo, sin relación con Adán y este rey lo tenemos en Jesucristo, veamos lo que sigue diciendo Pablo:
Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
Una vez entendemos esta dinámica de representación federal, podemos comprende mucho mejor como la petición de David revela su deseo de restitución, su caída moral había dejado expuesto al pueblo de Israel a una eventual disciplina, por la que David ruega para que Dios en su gracia prosperé la ciudad y edifique los muros de Jerusalén, de manera que la gente piadosa pueda continuar a dorando a Dios sin amenazas.
Estos muros de Jerusalén se completaron en el tiempo de Salomón (1 R. 3:1), así que Dios respondió al clamor del Rey, puesto que esta importante obra continuo sin obstáculos hasta ser terminada.
De David aprendemos que alguien genuinamente arrepentido, no solo esta preocupado por el perdón de Dios y la restauración de esta relación, sino que también esta buscando bendecir a las personas que han sido afectadas por su pecado.
Nuestros pecados siempre lastiman a alguien, hacen que el nombre del Señor sea vituperado:
Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
y trae deshonra al cuerpo de Cristo, por lo que una persona arrepentida buscará a quienes agravio, rogando su perdón y buscando la manera de restituir como lo hizo Zaqueo
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Una cosa más antes de llegar a mi conclusión.
He dicho que el Salmo 51 nos muestra los frutos de una persona verdaderamente arrepentida, puesto que en el NT aprendemos que el arrepentimiento es una gracia que nos es dada en razón de nuestra unión con Cristo, veamos lo que nos dice Pablo:
que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.
Pablo aquí usa la palabra (μετάνοια) que implica una conversión o un cambio completo y radical en una persona que solo Dios concede. Sobre esta palabra usada por Pablo, dice Sinclair Ferguson:
El verdadero arrepentimiento (metanoia) es el regreso a Dios, con el cual comienza la vida cristiana, y con el cual continúa y termina. El arrepentimiento es el hijo pródigo que vuelve del país lejano a su Padre, para servirle y recibir su abrazo. Aquel regreso fue ciertamente consecuencia de un sentimiento de lamentación: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” (Lc. 15:17). Este arrepentimiento, no obstante, es más que una lamentación. Es un cambio de dirección[5].
De manera que el arrepentimiento es una gracia que Dios concede al unirnos a Cristo por medio de su Espíritu (Zac. 2:10) y por medio de su palabra (Hch. 11:18, 20–21), esta gracia se extiende a lo largo de nuestra vida como una dinámica constante mientras permanezcamos en este mundo caído.
Los frutos son todos los que hemos visto en el Salmo 51 a saber: aflicción, confesión, repulsión, renovación, devoción y restitución.
Este es un buen retrato de un hombre genuinamente arrepentido. Estas características del arrepentimiento que modela David enmarcan muy bien una de las mejores definiciones de arrepentimiento que he leído:
P.76. ¿Qué es el arrepentimiento para vida? R. El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora, obrada en el corazón del pecador mediante el Espíritu Santo y la Palabra de Dios, por la cual, debido a la visión y conciencia, no tan sólo del peligro, sino también de la suciedad y odiosidad de sus pecados, y al comprender la misericordia de Dios en Cristo hacia los penitentes, el pecador se conduele tanto por sus pecados, y los odia, a fin de abandonarlos todos, volviéndose a Dios, proponiéndose y esforzándose constantemente por andar con Cristo en todos los caminos de una nueva obediencia.
Ahora que estudiamos el Salmo 51 y hemos definido ¿Qué es el arrepentimiento?, será fácil abordar los dos temas que nos restan, veamos en el primero de ellos.
¿Cómo distinguimos el arrepentimiento verdadero del remordimiento mundano?
¿Cómo distinguimos el arrepentimiento verdadero del remordimiento mundano?
Mientras que un hombre arrepentido siente afición por haber ofendido a Dios, un hombre con remordimiento mundano siente aflicción por las consecuencias del pecado, o temor por las consecuencias que tendrá que soportar, o angustia por la vergüenza de ser descubierto.
Como cite en el caso de Saúl, él estaba mas preocupado de la vergüenza de quedar mal que de haber ofendido a Dios en su rebelión, en el NT tenemos el caso de Judas quien tuvo un intenso remordimiento que lo llevo al suicidio, pero no estaba dolido por haber ofendido a Dios.
Como bien dice Jey Adams, una persona con remordimiento lamenta sus acciones por sus consecuencias (normalmente para él mismo), no necesariamente porque estuvieron mal como pecados en contra de un Dios santo.[7]
Mientras que un hombre arrepentido confiesa su pecado sin auto justificarse y asume toda la responsabilidad de su corrupción radical y de su maldad evidente, el hombre que tiene un remordimiento mundano se justifica a sí mismo echando la culpa de su pecado a otros o a las circunstancias.
Tal fue el Caso de Saúl quien responsabilizo de su pecado a la tardanza del profeta Samuel, o de Adán quien culpo a Dios por haberle dado la mujer que le dio y lo motivo a tomar del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Mientras que un hombre arrepentido siente repulsión por su pecado y desea ardientemente ser librado de su cuerpo de muerte, la persona con remordimiento mundano puede simular un alejamiento del pecado para impresionar a los hombres, pero su mayor deseo es regresar como la puerca lavada al lodo o como el perro a su vomito.
Mientras que una persona arrepentida anhela ser renovada radicalmente en su corazón, el que siente remordimiento mundano solo se conforma con reformar algunas cosas en su conducta y de hecho puede sufrir de presunción por las cosas que hace y de orgullo por su fuerza de voluntad para conformarse a un estándar de conducta
El retrato de esta persona la tenemos en muchos de los fariseos y escribas a quienes condenó Jesús con estas palabras: “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” (Mt. 23.27–28, RVR60).
Mientras que una persona arrepentida impulsada por la gracia de Dios tiene un renovado deseo de servir a otros y de vivir una vida sometida a Dios en dependencia del Espíritu Santo, una persona con remordimiento mundano es por naturaleza egocéntrica, sigue viviendo su vida centrada en si mismo
como lo hizo Saúl quien dedico el resto de su vida temiendo perder lo que Dios le quito y sintiendo celos por David a quien Dios ungió. Vivir para servir a Dios y a otros es fruto digno del arrepentimiento, Juan el bautista dijo a los que le seguían “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre… El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene, y el que tiene qué comer, haga lo mismo.” (Lucas 3:8, 11; cf. Gá. 5:22).[8]
Jey Adams dice Juan no sólo ordenó el abandono de las prácticas pecaminosas, sino también la adopción de una acción que fuera el fruto del amor hacia el prójimo[9]. El que siente remordimiento no mostrara esta clase de amor.
Mientras que una persona arrepentida esta buscando restituir a quienes afecto con su pecado, el que tiene un remordimiento mundano no esta dispuesto a humillarse, a pedir perdón a quienes ofendió, tal vez sienta dolor por las consecuencias del pecado como Judas, pero su orgullo solo lo llevara al aislamiento.
2 Corintios 7:10–11 enseña esta verdad: “La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. Esto mismo de que hayáis sido entristecidos según Dios, ¡qué preocupación produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto”
Harry Reeder dice sobre este texto que los frutos del arrepentimiento mencionados aquí se pueden resumir en tres palabras: restitución, restauración y reconciliación. La restitución es devolver lo que se debe, la restauración es hacer que las cosas vuelvan a ir bien y la reconciliación es la renovación de las relaciones que se han roto por causa del pecado.[10]
Tal conducta solo puede proceder de un corazón verdaderamente arrepentido.
Ahora que hemos contrastado el Arrepentimiento con el remordimiento mundano, solo me resta nuestra ultima pregunta.
¿Cómo podemos discernir si una persona esta realmente arrepentida?
¿Cómo podemos discernir si una persona esta realmente arrepentida?
Mi idea es no podemos conocer el corazón de los hombres y de paso debo decir que aun los apóstoles se equivocaron al discernir el arrepentimiento de Simón el Mago y de muchos otros que apostataron de la fe como por ejemplo Demas (2 Ti. 4:10).
Hay que nos podemos equivocar en nuestro juicio y que solo Dios conoce los corazones de los hombres (1 S. 16:7).
Nuestro deber es entonces es ser fieles en predicar el evangelio y llamar a los hombres al arrepentimiento como lo hicieron los apóstoles, si con el tiempo nos damos cuenta que una persona que aparentaba estar arrepentida se aparta del Señor para continuar en sus pecados, tendremos que recurrir a la disciplina eclesiástica.
Nuestro juicio esta basado en el fruto que debe acompañar al arrepentimiento. “Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:18).
Siempre debemso tener paciencia y esperanza con otros:
Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros,por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora;estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;