Maravillados
Notes
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Chiste: El Hombre y la Báscula
El 2017 está a nuestras espaldas las puertas, ya es casi historia. Efesios 5:16 Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
I – Introducción
● Parece que es difícil asombrar a la humanidad
● Los avances tecnológicos son más comunes cada día (Bond, 50 años)
● Cosas que antes nos hubieran asombrado e impresionado por su rareza las recibimos como trivialidad
Y me pregunto, ¿habrá algo que realmente nos asombre?
La iglesia de hoy ya no le impresionada Dios y su poder. Nos comportamos como si:
● Su verdad es relativa
● Su gracia es fácil de adquirir
● Sus juicios son leves
● Su evangelio es fácil de vivir
● El Cristo y su sacrificio es común y corriente
La Biblia nos enseña cómo la gente fue testigo de los milagros de Jesús y cómo se maravillaban.
El 2018 está a las puertas, es necesario que nos detengámonos, apreciemos y consideremos que El Señor espera de nosotros en el 2018.
II – Obediencia
Lucas 2:46 – 52
46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.
47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.
48 Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.
49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?
50 Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
a. 47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.
Recordamos como el niño Jesús en vez de volver a su casa luego de la fiesta de la Pascua estuvo 3 días “dando cátedras” a los maestros de la ley.
Los maestros estaban admirados con su inteligencia y sus respuestas:
· Era un niño
· Era de un lugar de alta influencia gentil
· Era de una clase social baja y no educada
Un día, Jesús nació. El Verbo se hizo carne, el Salvador del mundo se humilló dejando todo para ser el sacrificio perfecto, para pagar por el pecado de la humanidad, para ofrecer perdón a todos los que lo recibiéramos. Aún más, nos hizo aceptos delante del Padre y nos elevó de criaturas a Hijos de Dios.
Un día, Jesús nació. Un día murió por nosotros, un día resucito por nosotros, un día volverá por nosotros.
b. 51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
Los maestros volvieron a asombrarse pues aun habiendo demostrado su inteligencia, fue obediente a sus padres. El Dios creador de todo fue obediente a su creación.
Estoy seguro de que cualquiera de ellos habría hospedado al niño. Era cómo convertirse en el centro de atención de la ciudad.
¿Y cuántas cosas podría aprender? ¡Seria la persona más sabia del lugar! Mas, Jesús volvió obedientemente a su casa.
Aprendemos de Jesús que la obediencia maravilla. Obediencia sincera, que maravilla y asombra. Honremos a nuestro Señor como nos exhorta Pedro:
1ra Pedro 1:13–14 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.
III – Conocimiento
Lucas 4:31–37
31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.
32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,
34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.
35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.
36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.
a. 36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
Jesús enseñaba y el asombro del pueblo era porque lo hacía como alguien “quien tiene autoridad”.
Jesús no tenía preparación formal, no había ido a seminario teológico o escuela rabínica. Mas hablaba como alguien que tenía conocimiento profundo. Hablaba como uno que conoce íntimamente las escrituras.
En Juan 14:10 Jesús les dijo a los fariseos: ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
Lo que impresionó al pueblo fue la forma íntima en que conocía a Dios y su voluntad. Se admiraban de su doctrina, de la palabra de autoridad y de su poder.
Vemos en Jesús que el conocer a Dios impacta a los que están a nuestro alrededor. Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
b. 2da Timoteo 2:2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
Jesús oro en Juan 17 para que “seamos uno con El Padre así como El y el Padre son”. Y su oración continúa diciendo que a través de esa “perfecta unidad el mundo les conozca”.
¿Cómo puede el mundo ver a Dios a través de nosotros?
Hebreos 12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
IV – Autoridad y Poder
Lucas 8:22–25
22 Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.
23 Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban.
24 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: !!Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.
25 Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?
¡Los discípulos estaban doblemente impresionados que comenzaron a dudar si esto era posible!
a. ¿Quién podía quedarse tranquilo en medio de una situación tan urgente en dónde estaba en juego su propia vida?
Aquel que sabía en quien había confiado.
b. ¿Quién tenía ese tipo de autoridad para detener la tormenta?
Aquel con poder de Dios.
Jesús nos enseña que se puede descansar en medio de la tormenta.
Isaías 26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Igualmente, Jesús no enseña que en Dios todavía hay poder. Pero ¿cómo podemos activar en nosotros ese poder prometido? En Hechos 1:8 está la respuesta, “cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo”. Ese poder que “actúa en nosotros” está aún vigente y Dios nos invita a usarlo: se llama Fe.
V – Conclusión
Hemos visto 3 eventos en donde Jesús maravilla a los que están a su alrededor:
● Maestros de la Ley
● El Pueblo
● Sus Discípulos
Para algunos, Jesús fue como alguien intelectualmente estimulante, para otros uno a quien podían seguir “para continuar el show”, para unos más él era el que les daba el “pan de cada día”.
Pero para unos cuantos, Jesús era aquel que decía la verdad que sus vidas necesitaban para ser transformados.
¿Y qué decimos de nosotros? ¿Hemos perdido el asombro por Dios?
¿Nos hemos entumecido con la secularidad del día a día?
¿Nos maravillan aún las historias de la Biblia?
¿Es Jesús solamente una historia para nosotros?
¿Jesús de Nosotros?
Lucas 7:9 Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Marcos 6:6 Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.