De la adoración religiosa y del día de reposo, 8º Parte.

La Adoración. Estudio de la confesión de fe.   •  Sermon  •  Submitted
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La Oración cuarta parte.

Introducción y Repaso.

En las semanas anteriores hemos aprendido las siguientes verdades acerca de la oración:
La oración, con acción de gracias, es una parte importante de la adoración religiosa.
Dios demanda la oración de todos los seres humanos.
Para que la oración sea aceptada:
Debe hacerse en el nombre del Señor Jesús.
Debe ser hecha con la ayuda del Espíritu Santo.
Debe ser hecha conforme a la voluntad de Dios.
La oración debe hacerse con reverencia y humildad.
La oración debe hacerse con entendimiento.
Consideremos los siguientes ejemplos de oraciones:
La oración de Agur. (Recolector, puede ser un pseudónimo para Salomón, pero no se sabe con certeza)
Proverbios 30:7–9 RVR60
7 Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: 8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
La oración del Señor por sus discípulos (incluido nosotros)
Juan 17:1–26 RVR60
1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
¿Cuántas veces has pedido que el Señor aleje la vanidad de ti, ¿Cuántas veces has pedido al Señor que aleje también la mentira de ti? ¿Cuántas veces has pedido que el Señor no te de mucha riqueza? ¿Cuántas veces has pedido al Señor que te libre de blasfemar el nombre del Señor? ¿Cuántas veces le has pedido al Señor que te santifique? ¿Cuánto orar para ser uno con tus hermanos? ¿Cuántas veces le has dicho al Señor que quisieras estar con él?

A. Por lo que sí se debe orar.

1. La oración debe hacerse por cosas lícitas.

Claramente no debemos pedir cualquier cosa si no solo aquello que se conforma a la voluntad de Dios.
1 Juan 5:14 RVR60
14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Se debe pedir por las autoridades, con el propósito de que podamos vivir tranquilamente en nuestra fe.
1 Timoteo 2:1–2 RVR60
1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
Debemos pedir por los que predican la Palabra.
Romanos 15:30–32 RVR60
30 Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, 31 para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; 32 para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros.
Efesios 6:18–20 RVR60
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
¿Cuánto oramos por los ministros de la Palabra? ¿Oramos para que el Señor les de poder en la predicación, para que les proteja, para que les provea? ¿Tenemos en nuestras oraciones a las familias, (hijos, esposa) de aquellos que predican la Palabra?
Por los enfermos.
Santiago 5:14–15 RVR60
14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Por los hermanos que pecan, para que el Señor los restaure.
1 Juan 5:16 RVR60
16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
Comparar con:
Santiago 5:14–16 RVR60
14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Por todos los hermanos:
Efesios 6:18 RVR60
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Santiago 5:16 RVR60
16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

2. Debe hacerse por las personas que están vivas y por las que vivirán.

En todos los textos anteriores hemos aprendido que debemos orar por los que están vivos, pero también la Palabra nos enseña que es bueno orar por los que vivirán, eso es lo que hizo nuestro Señor en:
Juan 17:20–21 RVR60
20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

B. Por lo que no se debe orar.

Ahora aprenderemos que no se debe orar por todo, la libertad de entrar a la presencia del Dios todo poderoso por medio de su Hijo no nos da la libertad de pedirle cualquier cosa, veremos cómo la Escritura nos enseña también porqué cosas no debemos orar:

3. La oración nunca debe hacerse por los muertos.

2º Samuel 12:15–23 RVR60
15 Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. 16 Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. 17 Y se levantaron los ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan. 18 Y al séptimo día murió el niño; y temían los siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? 19 Mas David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20 Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa, y pidió, y le pusieron pan, y comió. 21 Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan. 22 Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? 23 Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.
Una vez que su hijo murió, David dejó de orar y alabó el nombre del Señor, él entendió que ya nada se podía hacer y aceptó la voluntad de Dios.
Lucas 16:25–31 RVR60
25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.
Abraham le deja muy claro el Rico que no se pueden tener contacto los salvados con los perdidos ni los muertos con los vivos, de modo que se deduce que tampoco pueden interceder los unos por los otros. Por esto creemos que no podemos orar por el alma de alguien que ya ha muerto ni los que están en la muerte pueden interceder por los vivos.

4. La oración no debe hacerse por los que han cometido pecado de muerte.

1 Juan 5:16–17 RVR60
16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
Es un texto muy difícil, y hay muchas posibles interpretaciones, algunas de ellas son las siguientes:
El pecado de muerte, por el cual no se debe orar, son los pecados que en la ley se castigaban con la muerte, como el adulterio, la fornicación, quebrantar el día de reposo, el hijo rebelde y la idolatría, entre otros.
Puede referirse a la blasfemia contra el Espíritu Santo, a lo cual se le llama “el pecado imperdonable”.
Sin embargo lo más lógico es ir primero al contexto inmediato de la primera carta de Juan para poder entender qué es lo que este texto realmente dice:
En primer lugar el mimos texto da a entender que el hermano que ha pecado, y por el cual si se puede orar corre el riesgo de morir, porque al orar por él dice el texto que “Dios le dará vida”
1 Juan 5:16 RVR60
16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
Es necesario recordar que aunque en la lay habían ciertos pecados que se castigaban con la muerte, en realidad todo pecado es causa de muerte:
Romanos 6:23 RVR60
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Entonces, por el contexto de la primera carta de Juan el pecado de muerte se refiere a aquellos que por su pecado demuestran que realmente están muertos Espiritualmente:
El mismo hace un contraste en v. 18 que los creyentes no practican el pecado, dando a entender que los que no son verdaderos creyentes si lo hacen:
1 Juan 5:18 RVR60
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
Andar en tinieblas y negarla presencia del pecado.
1 Juan 1:6–10 RVR60
6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Vivir en desobediencia de los mandamientos.
1 Juan 2:4 RVR60
4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;
Aborrecer a los hermanos es una señal de no conocer al Señor.
1 Juan 2:9–11 RVR60
9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
Amar al mundo.
1 Juan 2:15–16 RVR60
15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Irse en contra de Cristo.
1 Juan 2:18–19 RVR60
18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.
1 Juan 2:22–23 RVR60
22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
Vivir en pecado.
1 Juan 3:6–10 RVR60
6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. 7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
No amar a sus hermanos.
1 Juan 3:14–15 RVR60
14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. 15 Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
Negar la encarnación de Cristo (Y en este día creer cualquier perversión acerca de Cristo)
1 Juan 4:1–3 RVR60
1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
Otra vez, aborrecer a los hermanos.
1 Juan 4:20 RVR60
20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

Conclusión:

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