2020-Mensaje #40 - Morada de paz

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Introducción

Yo no se si les pasa, pero me parece que, con frecuencia, miramos el mundo en que vivimos y no encontramos la perfección que quisiéramos ver.
Miramos a nuestro alrededor y observamos los estragos de la pobreza, encontramos maldad y desolación.
Si hiciéramos una lista podríamos enumerar un sin numero de problemas sociales que nos afectan.
Lo cual me recuerda a mi pueblo,
Cuantas veces los profetas describieron su ruina.
Si observáramos detenidamente Isaias 32, podríamos ver como el profeta, 700 años antes, predijo la desolación de Jerusalén en el futuro.

La condición de mi pueblo

El profeta vio las bulliciosas calles desiertas, la fortaleza abandonada, y donde antes vivían personas, ahora había sólo animales pastando.
Si, y todo esto ocurrió, no en el tiempo del profeta; sino casi siglo y medio mas tarde, cuando Babilonia, la gran potencia de ese entonces asoló la ciudad.
La ciudad estuvo en ruinas por largo tiempo… Aunque no seria la única vez, también lo estuvo cuando los romanos nos azotaron en el año 70 y destruyeron el templo.
Ciertamente la devastación y la desolación ha sido constante durante el curso de la historia, no solo en los puntos álgidos donde presenciamos la destrucción física de nuestros muros, sino constante en nuestro diario vivir, en nuestras relaciones.
Porque el robo, la corrupción, la violencia, las riñas, la enemistad, los sentimientos hostiles siempre han estado entre nosotros.
La devastación moral de la humanidad ha sido el verdadero problema detrás de todo, y lo que ha traído el juicio tantas veces para nuestro pueblo.
Pero si les da tristeza por nosotros, o por sus propios pueblos porque se sienten identificados, no se preocupen, porque nuestro Dios siempre nos ha dado una palabra de esperanza.
Si, el estado de juicio y desolación habría de continuar contra la tierra y sus habitantes, y continuaría, pero tendrá un fin.
¿Hasta cuando?
El profeta dice:
Isaías 32:15 RVR60
15 hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
Es decir, la ciudad iba a continuar en ese estado de juicio de desolación hasta que el Señor cambiara la situación, hasta que el Espíritu de lo alto fuera derramado sobre el pueblo de Dios.
Él derramará su Espíritu desde lo alto y todo cambiará.
Ahora, esto puede aplicarse en parte a eventos pasados en la historia de mi pueblo, como por ejemplo el despertamiento espiritual que hubo para el tiempo de Ezequías.
Pero su cumplimiento total ocurrirá realmente cuando Cristo vuelva a reinar y establezca su reino eternamente en esta tierra.
Sin embargo, aunque ese cumplimiento total se dará en un futuro, hay un cumplimiento parcial que ya se esta llevando acabo, porque precisamente ese reino ya comenzó a establecerse en la tierra.
¿Donde se esta cumpliendo?
En en corazón del ser humano.
Cuan parecido es el corazón a las ciudades y reinos de este mundo.
También en los corazones se ven las bulliciosas calles desiertas, las fortalezas abandonadas, y los animales pastando donde una vez hubo vida y esperanza.
Y también los corazones estarán en desolación y su devastación hasta que el Señor cambie las cosas.
Y el Señor quiere cambiar las cosas...
Ya Dios envió a Cristo su Hijo, quien empezó a establecer Su reino en esta tierra.
Y cuando el se fue, no nos dejo huérfanos, sino que envió el Consolador.
Así que la condición para el cambio, el momento del cambio y el agente del cambio ya esta en función, ya ha llegado, ya esta en este mundo.
Fue lo que ocurrió en pentecostes
No fue solo el hablar en lenguas, es que aquel que nos convence de pecado se hacia presente, proveyendo entonces la oportunidad para el cambio y la transformación del ser humano.
Se cumple entonces lo dicho por el profeta Ezequiel:
Ezequiel 36:26–27 RVR60
26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Ahora, me gustaría que nos fijemos en los cambios que nos dice el profeta que traerá el Espíritu.

El Espíritu

Miremos los cambios que Isaías describió:
Primero:
Isaías 32:15 RVR60
15 hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.

Fertilidad

El primer resultado de la afluencia del Espíritu Santo sobre el hombre es la fecundidad: "el desierto se convierte en campo fértil, y el campo fértil en bosque".
Es decir:
La tierra seca y árida de un corazón pedregoso se transforma en un jardín cultivado, que "da mucho fruto". (el desierto se convierte en campo fértil).
Lo estéril se volverá fructífero mediante la regeneración.
Donde no había vida, ahora comienza a germinar vida que a de dar fruto, ha de tener propósito...
Pero no se queda ahí...
El corazón que ya dio algún fruto es "purificado para que dé más fruto”. (el campo fértil en bosque)
Juan 15:2 RVR60
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Los ya regenerados producirán tal abundancia de frutos que su campo fértil parecerá un bosque.
Ahora, ¿como se observa este fruto?
En justicia, en frutos de justicia.

Justicia

El problema básico del ser humano es la injusticia, que no es otra cosa que la falta de justicia o ir en contra de la justicia.
La justicia se define como:
Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.
Cuando se empieza a violar esto comienzan los problemas...
El problema se agrava al saber que el ser humano no es capaz de actuar 100% con justicia.
Es capaz mientras el interés propio no este de por medio.
Pero el problema es mayor cuando observamos que en el cristianismo, la justicia es mas especifica, porque consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.
Dar lo que corresponde o pertenece incluye a Dios.
Por ahí empieza el problema de la mayor parte del ser humano, no le dan a Dios lo que le pertenece
La gloria debida a Su nombre, adoración, obediencia...
Romanos 8:7–8 RVR60
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Pero para eso ha venido el Espíritu...
Romanos 8:9 RVR60
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Ahora el Espíritu nos hace justos y nos capacita para obrar en justicia.
Isaías 32:16 RVR60
16 Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia.
EL CRISTIANISMO ES, DISTINTIVAMENTE, JUSTICIA.
Ésta es su característica esencial y su trabajo necesario.
Otras religiones proponen métodos para propiciar a Dios (aplacar la ira, tranquilizar a su dios, hacerlo favorable).
En el cristianismo, Dios se propone hacer buenos a los hombres.
Cristo es el primero, el cristiano modelo, y es bueno: "santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores".
Su requisito, de todos sus discípulos, es el carácter personal: la justicia.
El crecimiento cristiano es "cambiar a Su imagen de gloria en gloria".
“Dejemos que la fe cristiana llegue a nuestro corazón y resultará en justicia. Déjelo ir a la sociedad y establecerá principios correctos, mostrará los caminos correctos, dará los impulsos correctos, el tono con un espíritu correcto y trabajará hasta que la justicia fluya por toda la tierra, como las olas del mar.”
Cuando los individuos han sido así cambiados y perfeccionados uno por uno, el juicio y la justicia "habitan" en la tierra.
Solo la justicia exalta, solo la justicia puede levantar a una nación caída.

Paz

Isaías 32:17 RVR60
17 Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.
La obra de justicia será paz.
La paz, una paz verdadera, no falsa, porque será el resultado del reinado de justicia.
La guerra, las riñas, la enemistad, los sentimientos hostiles, son todos fruto de la injusticia.
En el reino del Mesías, en la medida en que está completamente establecido, "el fruto de justicia se siembra en paz para los que hacen la paz"
Santiago 3:18 RVR60
18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
LA JUSTICIA ESTÁ VINCULADA CON LA PAZ.
"El fruto de justicia se siembra en paz". Estas dos cosas nunca pueden separarse. Encuentra uno y pronto encontrarás también el otro.
La injusticia, la falta de caridad, las pasiones egoístas y la guerra van naturalmente juntas, de la mano. Empiece la "justicia" en cualquier lugar, y ha comenzado a trabajar con un poder activo que contribuye a la paz. Cada soldado que camina por nuestras calles, cada cañón forjado en nuestros arsenales, es un testimonio de que la maldición del pecado aún pende sobre nosotros. Todavía no somos "todos justos", o la vista y el sonido de la guerra no se escucharían más. Cuando, como individuos, estamos bien con Dios, la paz llega de inmediato a nuestro corazón y la paz da tono y carácter a todas nuestras relaciones. Los conflictos internos se detienen; se detienen las luchas entre la carne y el espíritu; el ardor febril de la ambición se calma; la caridad y la fraternidad nos llevan a la paz con todos los hombres.
La justicia tiene como consecuencia la paz.
“La paz subjetiva y objetiva, en el corazón y en la vida, la paz de las conciencias tranquilas aseguradas del favor de Dios, sabiendo que sus pecados están expiados y sintiendo que son uno con Dios; y la paz de la concordia y el acuerdo internos entre todos los miembros de la comunidad, el respeto mutuo de clase hacia la clase y del hombre hacia el hombre, la buena voluntad general de todos hacia todos, la bondad, la cortesía, la ayuda pronta, la simpatía, la consideración.”
Todavía no se ha visto el resultado completo, porque los hombres se han resistido al Espíritu de Dios, y el abundante derramamiento de él, que él está dispuesto a dar, nunca se ha dado.

Reposo y seguridad

Paz, tranquilidad, confianza:
"Hogares de paz, moradas de confianza, lugares de reposo tranquilos
Estos son los cuadros que todos los hombres dibujan en la fantasía; lo que todo el mundo desea.
Eso es lo que Dios desea para nosotros...
Isaías 32:18 RVR60
18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
Pero ese estado depende de la piedad, de la moral personal y de la vida en justicia.
Las familias tendrían un "mejor entendimiento de la paz" si sus miembros fueran "todos justos".
Nuestras iglesias dejarían de ser escenario de disensiones, si los miembros fueran "todos justos".
La vida social ya no sería testigo del amargo antagonismo de clases, si la gente fuera "toda justa".
Las naciones pronto convertirían los derrochadores gastos de guerra en ejércitos y armas en los fructíferos canales de comercio y en los graciosos planes de educación y filantropía, si la rectitud sólo lograra arrancar ambiciones, envidias y rivalidades y sembrar en la caridad, la hermandad y la paz.
Pero la envidia, el odio, la malicia, el orgullo, la ambición, todas cosas injustas provocan la guerra.
El orden es claro:
"Primero puro, luego pacífico".
Isaías 32:18 RVR60
18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.

Conclusión

El reino de Cristo visto por Isaías va más allá de los límites del tiempo y el espacio.
En él, el pueblo de Dios vive confiado bajo su cuidado en medio de la rectitud y la justicia, palabras que nos recuerdan la primera parte de este capítulo y al rey que se describe ahí.
Isaías 32:1 RVR60
1 He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.
A este rey es que esperamos...

Bibliografía

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Price, Ross E. «El Libro del Profeta Isaías». En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Mayores (Tomo 4), 137. Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones, 2010.
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The Pulpit Commentary, Edited by the Very Rev. H. D. M. Spence, D.D., and by the Rev. Joseph S. Exell, M.A., Published in 1880-1897; public domain.
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