Escucha a Dios y vive por la fe

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Dios habla a nuestro corazón. ¿Cómo respondemos?

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Introducción: 
La comunicación es algo maravilloso.  Todos los días, y de muchas maneras, nos comunicamos con personas.  A nosotros nos ha tocado vivir en lo que podríamos llamar "La Era de las Comunicaciones", siendo que podemos comunicarnos con cualquier persona, sin importar la distancia y superando la barrera de los idiomas.  
Cuando nos comunicamos, hacemos mucho más que compartir conceptos o ideas. Dependiendo de lo que sea compartido puedes reír, llorar o enojarte, y el resultado de una comunicación puede llevarte a tomar decisiones, grandes y pequeñas.  
¿Qué tiene que ver todo esto con Dios?  Dios se comunica.  No permanece callado, distante ni silencioso, sino que se comunica con nosotros.  Y cuando lo hace, siempre produce un resultado poderoso.  
¿Sabes por qué estás aquí?  Porque Dios te habló.  Puede impresionar un poco el concepto cuando lo expresamos así, pero es la realidad.  Muchas veces nos puede resultar difícil pensar en decirle a otros que Dios nos habló (más que nada porque nos pueden tomar por locos), pero eso no quita la realidad: Dios nos habló, nos habla y nos hablará.  Y cuando eso sucede, hay cosas que cambian en nuestras vidas.  
Cuando Dios nos habla, nuestra respuesta tiene que ser la fe.
Hebreos 11:6 RVR60
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 11:6 NVI
En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Hebreos 11:6 NTV
De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.
Hebreos 11:6 NBLA
6Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan.
No todos responden en fe cuando escuchan la voz de Dios. La mayoría simplemente lo ignora, se muestra indiferente. Pero uno puede responder en fe, tomando decisiones basadas en ese diálogo con Dios.
Veamos un ejemplo, uno grande, de cómo eso sucede.  
Génesis 11:27–12:9 RVR60
27 Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot.28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo.31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán. 1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. 6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. 8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. 9 Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.
Génesis 11:27–12:9 NVI
27 Ésta es la historia de Téraj, el padre de Abram, Najor y Jarán. Jarán fue el padre de Lot, 28 y murió en Ur de los caldeos, su tierra natal, cuando su padre Téraj aún vivía. 29 Abram se casó con Saray, y Najor se casó con Milca, la hija de Jarán, el cual tuvo otra hija llamada Iscá. 30 Pero Saray era estéril; no podía tener hijos. 31 Téraj salió de Ur de los caldeos rumbo a Canaán. Se fue con su hijo Abram, su nieto Lot y su nuera Saray, la esposa de Abram. Sin embargo, al llegar a la ciudad de Jarán, se quedaron a vivir en aquel lugar, 32 y allí mismo murió Téraj a los doscientos años de edad. 1 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. 2 »Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!» 4 Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. 5 Al encaminarse hacia la tierra de Canaán, Abram se llevó a su esposa Saray, a su sobrino Lot, a toda la gente que habían adquirido en Jarán, y todos los bienes que habían acumulado. Cuando llegaron a Canaán, 6 Abram atravesó toda esa región hasta llegar a Siquén, donde se encuentra la encina sagrada de Moré. En aquella época, los cananeos vivían en esa región. 7 Allí el Señor se le apareció a Abram y le dijo: «Yo le daré esta tierra a tu descendencia.» Entonces Abram erigió un altar al Señor, porque se le había aparecido. 8 De allí se dirigió a la región montañosa que está al este de Betel, donde armó su campamento, teniendo a Betel al oeste y Hai al este. También en ese lugar erigió un altar al Señor e invocó su nombre. 9 Después, Abram siguió su viaje por etapas hasta llegar a la región del Néguev.
Génesis 11:27–12:9 NTV
27 Este es el relato de la familia de Taré. Taré fue el padre de Abram, Nacor y Harán; y Harán fue el padre de Lot. 28 Pero Harán murió en Ur de los caldeos —su tierra natal— mientras su padre Taré aún vivía. 29 Durante ese tiempo, tanto Abram como Nacor se casaron. El nombre de la esposa de Abram era Sarai, y el nombre de la esposa de Nacor era Milca. (Milca y su hermana Isca eran hijas de Harán, el hermano de Nacor). 30 Pero Sarai no podía quedar embarazada y no tenía hijos. 31 Cierto día, Taré tomó a su hijo Abram, a su nuera Sarai (la esposa de su hijo Abram) y a su nieto Lot (el hijo de su hijo Harán) y salieron de Ur de los caldeos. Taré se dirigía a la tierra de Canaán, pero se detuvieron en Harán y se establecieron allí. 32 Taré vivió doscientos cinco años y murió mientras aún estaba en Harán. El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti». Entonces Abram partió como el Señor le había ordenado, y Lot fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, y todas sus posesiones —sus animales y todas las personas que había incorporado a los de su casa en Harán— y se dirigió a la tierra de Canaán. Cuando llegaron a Canaán, Abram viajó por tierra hasta Siquem. Allí estableció el campamento, junto al roble de More. En aquel tiempo, los cananeos habitaban esa región. Entonces el Señor se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta tierra a tu descendencia». Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al Señor, quien se le había aparecido. Después Abram viajó hacia el sur y estableció el campamento en la zona montañosa, situada entre Betel al occidente, y Hai al oriente. Allí edificó otro altar y lo dedicó al Señor, y adoró al Señor. Entonces Abram continuó viajando por tramos en dirección sur, hacia el Neguev.
Génesis 11:27–12:9 NBLA
27Estas son las generaciones de Taré: Taré fue padre de Abram, de Nacor y de Harán. Harán fue padre de Lot. 28Harán murió en presencia de su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30Pero Sarai era estéril; no tenía hijo. 31Y Taré tomó a Abram su hijo, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a Sarai su nuera, mujer de su hijo Abram. Salieron juntos de Ur de los caldeos, en dirección a la tierra de Canaán. Llegaron hasta Harán, y se establecieron allí. 32Los días de Taré fueron 205 años. Y murió Taré en Harán. 12 Y el Señor dijo a Abram: «Vete de tu tierra, De entre tus parientes Y de la casa de tu padre, A la tierra que Yo te mostraré. 2»Haré de ti una nación grande, Y te bendeciré, Engrandeceré tu nombre, Y serás bendición. 3»Bendeciré a los que te bendigan, Y al que te maldiga, maldeciré. En ti serán benditas todas las familias de la tierra». 4Entonces Abram se fue tal como el Señor le había dicho, y Lot se fue con él. Abram tenía 75 años cuando salió de Harán. 5Abram tomó a Sarai su mujer y a Lot su sobrino, y todas las posesiones que ellos habían acumulado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a la tierra de Canaán; y a la tierra de Canaán llegaron. 6Abram atravesó el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de More. Los cananeos habitaban entonces en esa tierra. 7El Señor se apareció a Abram y le dijo: «A tu descendencia daré esta tierra». Entonces Abram edificó allí un altar al Señor que se le había aparecido. 8De allí se trasladó hacia el monte al oriente de Betel, y plantó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente. Edificó allí un altar al Señor, e invocó el nombre del Señor. 9Y Abram siguió su camino, continuando hacia el Neguev.

1. Dios habla. 

Esta es la historia de un hombre que hace un viaje.  Creo que nosotros nos podemos identificar con eso, y visto desde este punto de vista no es algo demasiado grande.  Miles de millones de personas han viajado a lo largo de la historia, y eso no ha hecho mucha diferencia.  
Al mismo tiempo, este sencillo evento cambió la historia de la humanidad.  Las tres religiones monoteístas más difundidas de la historia tienen su punto de partida en este evento.  Este relato podría titularse "Una pareja más que emigró", pero las implicaciones de este evento son impresionantes.  
¿Qué encontramos en este pasaje?  Nos habla de Téraj (Taré), que hizo un viaje con un nieto, un hijo y su esposa.  Salieron de una ciudad que estaba ubicada unas 200 millas al noroeste de la actual Bagdad, Irak.  
Génesis 11:27–32 RVR60
27 Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot.28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo.31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.
Génesis 11:27–32 NVI
27 Ésta es la historia de Téraj, el padre de Abram, Najor y Jarán. Jarán fue el padre de Lot, 28 y murió en Ur de los caldeos, su tierra natal, cuando su padre Téraj aún vivía. 29 Abram se casó con Saray, y Najor se casó con Milca, la hija de Jarán, el cual tuvo otra hija llamada Iscá. 30 Pero Saray era estéril; no podía tener hijos. 31 Téraj salió de Ur de los caldeos rumbo a Canaán. Se fue con su hijo Abram, su nieto Lot y su nuera Saray, la esposa de Abram. Sin embargo, al llegar a la ciudad de Jarán, se quedaron a vivir en aquel lugar, 32 y allí mismo murió Téraj a los doscientos años de edad.
Génesis 11:27–32 NTV
27 Este es el relato de la familia de Taré. Taré fue el padre de Abram, Nacor y Harán; y Harán fue el padre de Lot. 28 Pero Harán murió en Ur de los caldeos —su tierra natal— mientras su padre Taré aún vivía. 29 Durante ese tiempo, tanto Abram como Nacor se casaron. El nombre de la esposa de Abram era Sarai, y el nombre de la esposa de Nacor era Milca. (Milca y su hermana Isca eran hijas de Harán, el hermano de Nacor). 30 Pero Sarai no podía quedar embarazada y no tenía hijos. 31 Cierto día, Taré tomó a su hijo Abram, a su nuera Sarai (la esposa de su hijo Abram) y a su nieto Lot (el hijo de su hijo Harán) y salieron de Ur de los caldeos. Taré se dirigía a la tierra de Canaán, pero se detuvieron en Harán y se establecieron allí. 32 Taré vivió doscientos cinco años y murió mientras aún estaba en Harán.
Génesis 11:27–32 NBLA
27Estas son las generaciones de Taré: Taré fue padre de Abram, de Nacor y de Harán. Harán fue padre de Lot. 28Harán murió en presencia de su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30Pero Sarai era estéril; no tenía hijo. 31Y Taré tomó a Abram su hijo, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a Sarai su nuera, mujer de su hijo Abram. Salieron juntos de Ur de los caldeos, en dirección a la tierra de Canaán. Llegaron hasta Harán, y se establecieron allí. 32Los días de Taré fueron 205 años. Y murió Taré en Harán.
Este pasaje viene a continuación del relato de la Torre de Babel, en el que se nos enseña que Dios confundió el lenguaje de los seres humanos para que no siguieran adelante con su proyecto, y que a partir de entonces se separaron y esparcieron en el planeta (Gn. 11.9). Así que, más que nada en aquel momento de la historia, era normal que las personas viajaran para establecerse en otro lugar.  
 En aquel momento no existían mapas ni demasiadas referencias geográficas.  Téraj viajó cierta distancia hacia el norte y se estableció con su hijo y su nieto en Harán.  Allí fue donde falleció.  
Casi como si fuera un comentario sin importancia se menciona que Saray, esposa de Abram, era estéril.  Quienes conocemos el resto de la historia, sabemos que esa información es importante.  
Luego del fallecimiento de Tárej, nos quedan Abram, Saray y Lot.  ¿Qué fue lo que sucedió entonces?  
Génesis 12:1 RVR60
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Génesis 12:1 NVI
1 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
Génesis 12:1 NTV
El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré.
Génesis 12:1 NBLA
12 Y el Señor dijo a Abram: «Vete de tu tierra, De entre tus parientes Y de la casa de tu padre, A la tierra que Yo te mostraré.
Es entonces que Dios entra en escena.  Hasta aquí nos hablaba de una iniciativa humana.  Ahora, es Dios el que interviene.  
¿Qué fue lo que ocurrió?  Dios habló.  Dios le habló específicamente a Abram.  
¿Cómo le habló? No dice "cómo".  Abram no tenía Biblia, no iba a la iglesia, no escuchaba música cristiana.  Cualquiera de esas son opciones para nosotros.  Sin embargo, la declaración de que Dios le habló es muy firme.  
Cuando leemos la Biblia, encontramos que es una serie de testimonios de personas a las que Dios habló.  Los cristianos somos los descendientes de aquellos, personas a las que Dios les habla.  
Así como Dios le habló a Abram, Dios sigue hablando, y lo importante no es como: puede usar una conversación con un amigo, un momento de oración, una experiencia dolorosa, ¡cualquier cosa!
Dios le da una orden a Abram: "Vete".  
Hay una sola orden que implica: 
Dejar algo (el lugar donde te estableciste, tu familia) y encontrar algo diferente ("lo que te mostraré").  
Observa los pronombres: "tu tierra… tus parientes… la casa de tu padre…". 
Abram tenía todo donde estaba.  
Tiene que dejar atrás todo lo "suyo". 
¿Te suena conocido? 
Lucas 9:23 RVR60
23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Lucas 9:23 NVI
23 Dirigiéndose a todos, declaró: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.
Lucas 9:23 NTV
23 Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme.
Lucas 9:23 NBLA
23Y a todos les decía: «Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.
Dios no le da a Abram indicaciones específicas del lugar al que va.  Es la tierra que "le va a mostrar".  Eso implica dependencia de su relación con Dios pasos a paso.  
¿Sigue hablando Dios hoy? ¿Le habla Dios a las personas así como le habló a Abraham?
Hebreos 1:1–4 RVR60
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.
Hebreos 1:1–4 NVI
Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.
Hebreos 1:1–4 NTV
Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo. El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo. Esto demuestra que el Hijo es muy superior a los ángeles, así como el nombre que Dios le dio es superior al nombre de ellos.
Hebreos 1:1–4 NBLA
1 Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2en estos últimos días nos ha hablado por Su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. 3 Él es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, el Hijo se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 siendo mucho mejor que los ángeles, por cuanto ha heredado un nombre más excelente que ellos.
Sí, Dios habla.
Así como Dios le habló a Abraham, Dios nos habla a nosotros, a cada uno de nosotros. Sí, también a ti. Te ha hablado.
¿Puede Dios hablarle a una persona y que esta persona no lo perciba como la voz de Dios?
Sí.
Mateo 16:13–17 RVR60
Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Mateo 16:13–17 NVI
16:13–16—Mr 8:27–29; Lc 9:18–20 13 Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron: 14 —Unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. 15 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? 16 —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente—afirmó Simón Pedro. 17 —Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás—le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal,k sino mi Padre que está en el cielo.
Mateo 16:13–17 NTV
13 Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? 14 —Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen Elías, y otros dicen Jeremías o algún otro profeta. 15 Entonces les preguntó: —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? 16 Simón Pedro contestó: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. 17 Jesús respondió: —Bendito eres, Simón hijo de Juan, porque mi Padre que está en el cielo te lo ha revelado. No lo aprendiste de ningún ser humano.
Mateo 16:13–17 NBLA
13Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a Sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?». 14Y ellos respondieron: «Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o alguno de los profetas» 15“Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?», les preguntó* Jesús. 16Simón Pedro respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» 17Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos.
Dios te ha hablado. Presta atención. Examina tu corazón.
Pero Dios ha hecho algo más, como con Abraham.

2. Dios promete. 

Lo que Dios está haciendo con Abram, aunque en ese momento no lo menciona con ese nombre, es un pacto.  Abram tiene que cumplir con una parte (ir) y Dios promete cumplir con la otra.  
Génesis 12:1–3 RVR60
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Génesis 12:1–3 NVI
1 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. 2 »Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»
Génesis 12:1–3 NTV
El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».
Génesis 12:1–3 NBLA
12 Y el Señor dijo a Abram: «Vete de tu tierra, De entre tus parientes Y de la casa de tu padre, A la tierra que Yo te mostraré. 2»Haré de ti una nación grande, Y te bendeciré, Engrandeceré tu nombre, Y serás bendición. 3»Bendeciré a los que te bendigan, Y al que te maldiga, maldeciré. En ti serán benditas todas las familias de la tierra».
¿Qué es lo que Dios promete a aquel a quien ordena dejar su vida y seguirle?  
Promete guiarle ("te mostraré").  
Promete darle una familia (recuerda que su esposa era estéril)
Promete bendecirle. 
Promete obrar de una manera especial en sus relaciones (bendecir y maldecir a quienes traten con él).  
Influenciar sobre la raza entera por medio de su descendencia.  
Dios obra de manera similar con nosotros hoy.  
Dios también te ha hablado a ti, y si creíste en Jesús, hizo un pacto contigo. Y si todavía no aceptaste el pacto con Dios, hoy es el mejor día para hacerlo.  

3. El ser humano escucha, acepta y obedece.

¿Qué hizo Abram cuando empezó a "escuchar voces"?  
Podría haber fingido que no escuchó nada, y seguir adelante con su vida, sus sueños, sus proyectos.  Pero no lo hizo.  Dejó que Dios interrumpiera su vida y se consagró al plan de Dios.  
El registro bíblico nos anuncia simplemente que Abram partió, tal como el SEÑOR se lo había ordenado.
A lo que Abraham hizo se le llama FE.  
Hebreos 11:8–10 RVR60
8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Hebreos 11:8–10 NVI
8 Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, 10 porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor.
Hebreos 11:8–10 NTV
Fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera a otra que él le daría por herencia. Se fue sin saber adónde iba. Incluso cuando llegó a la tierra que Dios le había prometido, vivió allí por fe, pues era como un extranjero que vive en carpas de campaña. Lo mismo hicieron Isaac y Jacob, quienes heredaron la misma promesa. 10 Abraham esperaba con confianza una ciudad de cimientos eternos, una ciudad diseñada y construida por Dios.
Hebreos 11:8–10 NBLA
8Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. 9Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, 10porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
La fe implica confianza en el que le habló.   Abram tuvo la certeza que había sido Dios quien le habló y tuvo bien claro lo que le había dicho.  
La fe se pone de manifiesto por medio de la obediencia.  La persona que cree, va a hacer lo que Dios le dice que haga. No solo cree en Dios, sino que le cree a Dios.  
Conclusión: 
Abram dejó un legado de fe.  En el Nuevo Testamento se les llama "hijos de Abraham" no solamente a sus descendientes biológicos sino a los que le creen a Dios y le obedecen tal como él lo hizo.  
¿Te ha hablado Dios?  
¿Qué preguntas tienes para Él? 
¿Estás actuando de acuerdo a lo que Dios te dijo?  
¿Estás buscando volver a escuchar la voz de Dios?  
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