El favor de Dios hacia sus Hijos

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Lección 25

INTRODUCCIÓN

Mucho hemos dicho de cómo es que deben pastorear los ministros de Dios, pero ahora toca hablar sobre cuál debe ser la forma de sujeción que ejerce el joven hacia sus pastores. La sujeción más que ser una responsabilidad es una característica que se hace notoria en el joven que ama a Dios. Cuando se observa sujeción también se denota humildad y Pedro dice que el favor de Dios es con sus hijos que han de revestirse de humildad, que viven una vida de sobriedad y soportan el padecimiento hasta ser afirmados.
Texto a estudiar
1 Pedro 5:6–11 RVR60
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

I. Cuando nos humillamos

“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
Cuando Pedro dice “Humillaos” no se refiere a que nosotros por nosotros mismos lleguemos a ese estado, sino que nos dejemos humillar por Dios bajo su poderosa mano. Esto significa que dejemos que Dios nos muestre nuestra debilidad haciendo que la aceptemos y que veamos que él es nuestra fuerza (Joel 3:10; 1 Co. 1:25, 27 “Lo que acepta su debilidad”; 2 Co. 12:5, 9, 10). Esta forma de humillación tiene lo siguiente:
Propósito: Recibir la exaltación en su tiempo. Es decir, ser levantados por Dios en los padecimientos.
Manera: La manera en la que se realiza es de una forma absoluta. Dejar las preocupaciones, aflicciones, ansiedades sobre él.
Causa: La causa que lleva al creyente a dejar que Dios lo humille es porque su confianza está en que él lo cuida, él se preocupa por su hijo.

II. Cuando vivimos en sobriedad

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”
Vivimos en el favor de Dios cuando vivimos en sobriedad. Esto es vivir en los cabales espirituales. Cada creyente debe tomar la decisión de vivir aleta mentalmente. Y es que vivir con sensatez es una decisión más que un estilo de vida, puesto que todos los días a cada momento debes tomar la decisión de estar alerta y en precaución. Vivir en sobriedad es:
Saber quién es el adversario: El propósito de esto es porque desde tiempos antiguos Satanás ha estado buscando las formar de hacer que el hombre se aparte de Dios, lo vemos en el, considerado por muchos, primer libro de la Biblia “Job” Job 1:7.
Saber que hacer al respecto. Expresar oposición manteniendo firmeza en quien creímos.
Saber que no soy el único que lucha. Un ánimo para el creyente es saber que los padecimiento son completados exitósamente en todos los creyentes en todo el mundo poniéndolos en vigor para seguir firmes. Pedro usa la experiencia común de los creyentes esparcidos por todo el Imperio romano como una motivación a aquéllos perseguidos. Sus experiencias no eran extraordinarias, sino muy comunes.

III. Cuando soportamos

“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”
El favor de Dios es hacia sus hijos cuando soportamos los padecimientos. Luego de ser humillados y de vivir en sobriedad podemos gozar de firmeza y fortalecimiento. La esperanza de todos los creyentes está en el carácter invariable de un Dios amoroso y lleno de gracia y misericordia. Ese Dios que nos ha mostrado gracia constante, ese Dios que nos ha llamado y elegido según su presciencia para ser suyos en su gloria eterna, ese Dios después que hayamos sufrido lo que nos toca sufrir en este mundo, ese Dios nos perfeccionará en preparación para algo en particular (perfeccionará), hará que estemos más marcados por la firme determinación y decisión que un día tomamos (afirmará), nos hará más fuerte y capaces de continuar el camino que debemos seguir (fortalecerá) y ese mismo Dios nos cimentará en la fe, nos establecerá en el cimiento que tenemos, siendo Cristo la principal piedra en nuestra vida (1 P. 2:4).

CONCLUSIÓN

Por esto y por todo es que debemos alzar nuestras voces y decir “A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” a Él y sólo a él sea la Gloria por siempre.
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