El Cristiano Es Templo Del Espíritu Santo
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El Cristiano Es Templo Del Espíritu Santo
La Biblia enseña que el cristiano fiel es templo del Espíritu Santo. No estamos hablando de la recepción de poderes milagrosos, sino de la RECEPCIÓN DEL ESPÍRITU DE DIOS. Es un hecho importante y al mismo tiempo innegable que el Espíritu Santo mora en el cristiano.
Cristo Lo Prometió
Cristo habló de esta gran bendición durante Su ministerio. Cuando El habló de la recepción del Espíritu todavía era algo futuro. El Espíritu no se hizo disponible para morar en los hombres hasta el día de Pentecostés. Cristo dijo: "El que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo DEL ESPÍRITU que habían de recibir los que creyesen en él; pues aun no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aun glorificado" (Juan 7:38,39).
Prometió lo mismo a Sus apóstoles poco antes de su muerte, aclarando en Su promesa la diferencia entre tener el Espíritu CON uno (para recibir poder) y tener el Espíritu EN uno. "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, Y ESTARÁ EN VOSOTROS" (Juan 14:16,17).
Un Hecho En Los Cristianos En El Primer Siglo
Después de la venida del Espíritu, el apóstol Pablo escribió a la iglesia del Señor en Corinto recordándoles que la promesa del Señor se había hecho realidad. Cada uno de ellos era templo del Espíritu Santo porque El estaba EN ELLOS. "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual esta en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (I Corintios 6:19). También declaró a los cristianos en Galacia que el hecho de ser hijos de Dios les había ganado el privilegio de recibir Su Espíritu en sus corazones. "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: “¡Abba, Padre!'" (Gálatas 4:6). Y en su exhortación a los romanos, Pablo les anima a vivir según el Espíritu y les recuerda que la redención eterna del cuerpo depende de la obra del Espíritu Santo que mora en nosotros. "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios MORA EN VOSOTROS. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él ... Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificara también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que MORA EN VOSOTROS" (Romanos 8:9,11). Pablo también exhorta al predicador Timoteo : "Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo QUE MORA EN NOSOTROS" (II Timoteo 1:14). Y en su enseñanza sobre el peligro de ser amigos del mundo, Santiago nos recuerda: "¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho MORAR EN NOSOTROS nos anhela celosamente?" (Santiago 4:5). La Biblia enseña claramente que el Espíritu Santo mora en el fiel hijo de Dios.
¿Qué Significado Tiene Para El Cristiano?
Hemos estudiado ampliamente que el Espíritu Santo no da poderes milagrosos al cristiano hoy día. ¿Por qué, pues, mora en el cristiano? ¿Cuál es el beneficio de recibir el Espíritu Santo? ¿Qué significa la recepción del Espíritu Santo para el discípulo de Cristo?
El Sello de La Salvación
No se trata de algo incidental o de poca importancia para nosotros. El Espíritu Santo mora en nosotros como SELLO DE NUESTRA SALVACIÓN. "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, FUISTEIS SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO de la promesa (Efesios 1:13). "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, CON EL CUAL FUISTEIS SELLADOS para el día de la redención" (Efesios 4:30).
El Padre ha sellado nuestra salvación o sea que NOS ha sellado PARA salvación eterna por darnos el Espíritu Santo. El sello se usa hasta el día de hoy PARA SEÑALAR QUE ALGO ES AUTÉNTICO y para indicar quién es su DUEÑO o su AUTOR. Lo que Dios hace al darnos Su Espíritu es AUTENTICARNOS como hijos legítimos de Dios. Nosotros somos de El y el Espíritu, estando en nosotros, es prueba (Gálatas 4:6). El es el SELLO DE NUESTRA SALVACIÓN.
Las Arras De Nuestra Herencia
En semejante manera el apóstol Pablo dice que el Espíritu Santo que recibimos cuando obedecimos el evangelio es LAS ARRAS DE NUESTRA HERENCIA. "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, QUE ES LAS ARRAS DE NUESTRA HERENCIA hasta la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria" (Efesios 1:13,14; vea también II Corintios 1:22).
La palabra "arras" es de la palabra griega “arras”. Significa PRENDA o casi lo mismo que PRIMA. Una prenda es una alhaja o sea una cosa de mucho valor que se da para seguridad de una deuda o un contrato.
La palabra "arras" en el castellano se refiere al regalo tradicional de trece monedas que el desposado entrega a la desposada como una prenda de aceptar el compromiso del matrimonio -- el compromiso de amarla, cuidarla y proveer para ella de ese momento en adelante.
La idea es que el Espíritu Santo que Dios nos da ahora es una prenda o seguridad de Dios con la cual El se está comprometiendo con nosotros. Nos asegura de nuestra herencia eterna. Es como si nos diera "un pedacito del cielo" aquí en la tierra. Con esta prenda (la cual siempre está con nosotros si somos fieles) podemos estar seguros de recibir nuestra herencia. Sin ella no podremos reclamar nada ni recibiremos nada en el día final.
Una historia en el Antiguo Testamento aumenta nuestro entendimiento de este concepto de la prenda (lea Génesis 38:1-26). En esta historia, Judá, uno de los doce hijos de Jacob, había maltratado a su nuera. Entonces ella halló una manera de vengarse de él. Le engañó e hizo que él llegara a ella para que quedara encinta. Para que se comprometiera, le pidió una prenda. El texto bíblico dice: "Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro. Y se apartó del camino hacia ella pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mi? El respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: DAME UNA PRENDA HASTA QUE LO ENVÍES. Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella y ella concibió de él" (Génesis 38:15-18).
En una condición santa, el Señor ha hecho algo semejante porque nos ha dado Su Espíritu como PRENDA mientras nos llegue el momento de recibir nuestra herencia. El es "las arras de nuestra herencia HASTA la redención de la posesión adquirida". En esta vida tenemos el Espíritu Santo, pero en aquella que viene tendremos nuestra herencia, la posesión adquirida que todavía tiene que ser redimida perfectamente: NUESTRO CUERPO MORTAL QUE TIENE QUE SER CAMBIADO A INMORTALIDAD E INCORRUPCIÓN en el día final. Así podremos habitar la gloria con Dios y todos Sus santos ángeles. El Espíritu Santo en nosotros es nuestra prenda, nuestra seguridad de ser resucitados para gloria eterna en el día final.
"Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales POR SU ESPÍRITU QUE MORA EN VOSOTROS" (Romanos 8:11). "También nosotros mismos, que tenemos LAS PRIMICIAS DEL ESPÍRITU, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, LA REDENCIÓN DE NUESTRO CUERPO" (Romanos 8:23).
El espíritu del cristiano fue redimido ya cuando recibió el perdón de pecados (Colosenses 1:13,14). En sentido espiritual, el cristiano fiel nunca morirá. Pero el cuerpo todavía está sujeto a muerte. Pero Dios nos ha prometido una redención completa: de cuerpo y espíritu (vea I Tesalonicenses 5:23).
Nuestra esperanza es de una herencia eterna: el hogar eterno con Dios en un cuerpo nuevo, no sujeto a las tentaciones, ni los problemas, ni el sufrimiento de este mundo. De todo esto es prenda, o arras, el Espíritu Santo para el cristiano fiel. Y por este motivo, nos debe animar a vivir una vida fiel a Dios, una vida santa y apartada del mundo pecaminoso. "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual esta en vosotros, el cual tenéis de Dios y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (I Corintios 6:19,20).
Demos gracias a Dios por el don de Su Espíritu Santo que mora en nosotros como el sello de nuestra salvación y las arras de nuestra herencia eterna con Dios. Aprendamos el valor del Espíritu, un don de mucho más valor que los dones milagrosos que por un tiempo se daban en la iglesia. Pero todos los cristianos de todas las edades reciben este don: el Espíritu Santo, porque "si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él" (Romanos 8:9).
¿Como Sabemos Si Hemos Recibido El Espíritu Santo?
No todo el mundo recibe el Espíritu Santo. Cristo anunció que EL MUNDO NO PUEDE RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO DE DIOS (Juan 14:17). ¿Puedo saber si lo he recibido o no? ¿Cómo sabemos si hemos recibido el Espíritu Santo?
No lo sentimos. No hay ningún calor que sube en nuestro cuerpo. No temblamos. No hablamos en lenguas. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos PORQUE LA BIBLIA NOS DICE QUE SÍ. ¿Cómo sabemos que hemos recibido el perdón de nuestros pecados? No es por una sensación emocional porque tal experiencia podría engañarnos. Lo sabemos porque hemos hecho lo que la Biblia dice es necesario para recibir el perdón de pecados.
¿Cómo sabemos que NUESTRO espíritu está en nosotros? No lo entendemos, pero lo aceptamos por fe porque creemos lo que la Biblia dice. Y el caso es igual en cuanto a la morada del Espíritu Santo en nosotros.
Sabemos que lo hemos recibido porque hemos hecho lo que la Biblia dice es necesario para recibirlo. El mismo texto que enseña al creyente cómo recibir el perdón de pecados, también le enseña cómo recibir el Espíritu Santo. "Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis EL DON DEL ESPÍRITU SANTO. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:38,39).
Algunos dicen que el don del Espíritu Santo es el perdón de pecados. Pero este texto nos presenta DOS bendiciones. El perdón de pecados es UNA y el don del Espíritu Santo es OTRA DIFERENTE, aunque ambos resultan de la misma fe obediente. "Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, EL CUAL HA DADO DIOS A LOS QUE LE OBEDECEN" (Hechos 5:32). Cuando el pecador obedece a Dios en el bautismo, Dios le da EL ESPÍRITU SANTO (recibe el DON del Espíritu Santo). Esta promesa es para todos aquellos que Dios llama por medio del evangelio (Hechos 2:39).
Otros dicen que recibimos el Espíritu Santo solamente en el sentido de recibir la Biblia en nuestros corazones. Es cierto que tenemos que entender y obedecer lo que la Biblia enseña para recibir el Espíritu, pero la Biblia NO ES el Espíritu Santo. La Biblia no es el sello de nuestra salvación. La Biblia no es las arras de nuestra herencia. No seremos resucitados en el día final por LA BIBLIA. Los santos del Antiguo Testamento tenían la Palabra de Dios en sus mentes y corazones, pero NO habían recibido el Espíritu (aunque El es Autor de la Palabra). La palabra de Dios es LA ESPADA DEL ESPÍRITU SANTO (Efesios 6:17). Si podemos entender la diferencia entre el soldado y su espada, podemos entender la diferencia entre el Espíritu Santo y Su Palabra. No recibimos ningún poder milagroso, pero recibimos mucho más que la Palabra de Dios cuando recibimos el don del Espíritu Santo.
EL CUERPO DEL CRISTIANO ES TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO. Para recibirlo hay que: (1) Escuchar el evangelio de Cristo (el llamamiento de Dios); (2) Creer este mensaje de verdad; (3) Arrepentirse; (4) Confesar su fe en Cristo con la boca; (5) Ser bautizado (sumergido) en agua para perdón de los pecados Y RECIBIRÁ EL DON DEL ESPÍRITU SANTO al cual el mundo no puede recibir. De esta manera también tendrá un Consolador permanente: el Espíritu Santo de Dios que mora en usted (Juan 14:16,17).
El Cuerpo Del Cristiano
Hemos aprendido que el cuerpo del cristiano es templo del Espíritu Santo. Esta verdad, revelada en el Nuevo Testamento, debe cambiar drásticamente la actitud del cristiano hacia su propio cuerpo. Hemos aprendido que Dios nos da el Espíritu como arras o prenda de la redención del cuerpo mismo. Lo que hacemos con el cuerpo y el trato que damos al cuerpo ES IMPORTANTE.
El cuerpo del cristiano es algo SAGRADO. Muchos religiosos llaman su lugar de reunión "TEMPLO". Todavía tienen el concepto ANTIGUO TESTAMENTARIO del templo (el lugar santo que es morada de Dios). Entienden correctamente que “el templo” debe ser respetado. Por tanto, tratan su lugar de reunión de una manera muy especial, como si fuera algo realmente sagrado. Nosotros entendemos que el local donde se reúne la iglesia no es un templo. Sabemos que Dios "no habita en templos hechos por manos humanas" (Hechos 17:24). Pero frecuentemente olvidamos que Dios sí tiene un templo entre nosotros: EL CUERPO DEL CRISTIANO. El Espíritu Santo realmente mora en nosotros y esto significa que este "templo" del Espíritu debe ser respetado por nosotros mismos.
Esto significa que el cristiano no puede hacer lo que él quiere con su vida (su cuerpo), sino lo que el Espíritu Santo quiere (revelado en Su Palabra). Somos DEUDORES AL ESPÍRITU SANTO (LEA ROMANOS 8:11-14). Debemos hacer Su voluntad. El cristiano debe honrar a Dios en su cuerpo, porque ha sido redimido (LEA ROMANOS 6:6-13; 12:1). Cualquier práctica que perjudica el cuerpo del cristiano debe evitarse porque éste es templo del Espíritu Santo de Dios (por ejemplo: la fornicación, el licor, la glotonería, las drogas, el fumar) LEA 1 CORINTIOS 6:19-20.
La Iglesia de Cristo
Así como el cuerpo de cada cristiano es templo del Espíritu Santo, la iglesia del Señor en conjunto también es templo del Espíritu. Hablando de la iglesia del Señor el apóstol Pablo escribió a los corintios: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (I Corintios 3:16). En Efesios 2:19-22 el apóstol Pablo habla de la unidad de gentiles y judíos en un solo cuerpo: la iglesia de Cristo. Ambos son miembros de la familia de Dios "edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo EL EDIFICIO, bien coordinado, va creciendo para ser UN TEMPLO SANTO en el Señor; en quien vosotros también SOIS JUNTAMENTE EDIFICADOS PARA MORADA DE DIOS EN EL ESPÍRITU (Efesios 2:20-22).
Esto significa que, así como el cuerpo del cristiano debe ser respetado y cuidado, también el cuerpo de Cristo: la iglesia del Señor también merece este respeto y cuidado de parte de todo siervo de Dios. Basado en el hecho que la iglesia es templo del Espíritu, Pablo dice: “Y si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, SANTO ES” (I Corintios 3:17). En el contexto de I Corintios, la aplicación específica de esta advertencia se refiere a la división de la iglesia. Antes de hacer algo que pueda perjudicar la unidad de la iglesia, debemos tomar en cuenta que ella es TEMPLO DE DIOS. Antes de hacer algo que pueda perjudicar a algún miembro de la iglesia, también debemos tomar en cuenta que se trata del TEMPLO DE DIOS. “Y si alguno destruyere” de la manera que sea “el templo de Dios, Dios le destruirá a él.” Las doctrinas falsas, la tolerancia de la inmoralidad, prácticas que van más allá de lo escrito, la exaltación de líderes humanos, el desprecio de ciertos miembros del cuerpo, la falta de amor, pleitos entre cristianos -- todo esto y mucho más se condena porque tiende a destruir el templo de Dios. Tengamos mucho cuidado con la morada de Dios. Y tengamos mucho cuidado de ser morada aceptable a Dios.
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ANTES DE CONTINUAR CON EL ESTUDIO DEBE CONTESTAR LAS PREGUNTAS QUE CORRESPONDEN A ESTA LECCIÓN:
EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO.
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