Enfermedades de la piel

Levítico 13:1–4

1Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:

2Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.

3Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.

4Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por siete días.

Introducción

Los siguientes capítulos, se dan instrucciones para diagnosticar la lepra y la limpieza, pues era considerada una impureza más que una enfermedad.

Mateo 8:2–3

2Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

3Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.

La ley exigía que la comunidad se mantuviera limpia y en orden, por lo tanto, se procuraba que nada contaminara a la comunidad, era responsabilidad del sacerdote identificar la contaminación tanto en las personas, como en los objetos y casas.

Aunque la Palabra Hebrea “tsaraát” en español se ha traducido como lepra. Su significado es más ámplio, es mejor decir “enfermedad de la piel”, o “problemas cutáneos”

Lepra simbolo de pecado

Enfermedades infecciosas de la piel como la lepra son producto de la falta de higiene. desordemes en el estilo de vida y de alimentación.

Dios declaró inmundos a muchos animales porque algunos son portadores de enfermedades, y algunas enfermedades de la piel son contagiosas.

El Israelita se infectaba si había tenido contacto con animales impuros, o no cumplía con las normas de higiene, o se había contagiado al mantener contacto con pueblos paganos, algo también prohibído por Dios.

Así también el cristiano puede contaminarse de pecado, al descuidar la disciplina de santificación (higiene), al permitir ser influenciado por inconversos y tener contacto con cosas que pueden contaminarle.

1 Corintios 10:23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.

El diagnóstico

Levítico 13:4–8

4Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por siete días.

5Y al séptimo día el sacerdote lo mirará; y si la llaga conserva el mismo aspecto, no habiéndose extendido en la piel, entonces el sacerdote le volverá a encerrar por otros siete días.

6Y al séptimo día el sacerdote le reconocerá de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era erupción; y lavará sus vestidos, y será limpio.

7Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote.

8Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.

Si la mancha en la piel es superficial, no se extiende, o no penetra la piel, está limpio. Pero si después de 14 días de observación se extiende y profundiza, es inmundo.

Inevitablemente estamos expuestos al pecado, fallamos constantemente, estas son manchas superficiales, que no han penetrado aun al corazón. Debemos tratarlo inmediatamente para que no se extienda.

La purificación

Si una persona era diagnosticada leprosa, debía abandonar la comunidad e identificarse como inmundo, en su vestimenta, cabeza descubierta, y declarando con su boca que son inmundos.

La persona que se aleja de Dios, voluntariamente abandona la comunión con los santos, su vestimenta evidencia su condición, ya no existe una cobertura espiritual sobre ella, y con las palabras de su boca evidencia que ahora es inmunda.

Pero había esperanza, podían limpiarse, de ser así, debían ser evaluados por el sacerdote, llevar un proceso de purificación, no para sanidad sino para testimonio.

De la misma manera, quien regresa a Cristo, debe someterse a un proceso de restauración, donde evidenciará su verdaderas intenciones de no volver al pecado.

Sin embargo, quien regresaba sano, llevaba en su cuerpo las marcas del daño que causó la infección, así el que viene a Cristo, retorna con las cicatrices que le causó el pecado.

Conclusión

La contaminación no solo se encontraba en las personas, también en los objetos y casas. ¿Esta contaminando nuestra vida de pecado algún objeto que roba nuestra devoción a Dios?

Mateo 5:29–30

29Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

30Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Es necesario comprender que el peligro del infierno es real, por lo tanto debemos procurar una vida de temor y consagración a Dios, para no ser contaminados de pecado, el cual puede llevarnos a la muerte eterna.