El AYUDANTE DEL CRISTIANO
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· 106 viewsNuestro Compañero Permanente.En La Lucha Contra el Diablo.
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El AYUDANTE DEL CRISTIANO
Introducción
El Nuevo Testamento presenta al Espíritu Santo como EL AYUDANTE (el Consolador) del cristiano. El propósito de esta lección es sencillamente considerar las diferentes maneras en que el Espíritu Santo nos ayuda. Es lamentable que muchos cristianos no aprecian la ayuda que el Espíritu de Dios nos brinda. Generalmente apreciamos las maravillosas obras del Padre y de nuestro Señor Jesucristo, pero olvidamos las múltiples bendiciones que recibimos por obra del Espíritu. Quizá esto sea porque diferentes sectas enfatizan EQUIVOCADAMENTE solamente aspectos MILAGROSOS de la obra del Espíritu Santo. Ellas ignoran (igual que muchos miembros de la iglesia del Señor) que el Espíritu hace mucho a favor del cristiano que no tiene nada que ver con aquellas señales y prodigios que ya pasaron.
Nuestro Compañero Permanente
El Espíritu Santo es el Compañero perenne del cristiano fiel. El comparte nuestra vida con nosotros: tiene comunión con nosotros en todo momento. Por este motivo las Escrituras hablan de la comunión del Espíritu Santo" (II Corintios 13:14). Tener COMUNIÓN con alguien significa COMPARTIR su vida. Gracias a este maravilloso don que Dios ha dado a los que le obedecen (Hechos 5:32), nunca nos falta con quién compartir nuestra vida. El Espíritu Santo está presente en nuestra vida EN TODO MOMENTO. Esto es lo maravilloso de la promesa que Cristo dio cuando iba a dejar a Sus discípulos. "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros PARA SIEMPRE: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros" (Juan 14:16,17). El siervo de Dios no puede ir a ningún lugar, no puede encontrarse en ninguna situación, no puede tener ninguna necesidad en la cual no tendrá la AYUDA del Espíritu Santo. El Espíritu nunca abandona al cristiano fiel. Se interesa profundamente en su vida porque comparte esta vida: mora en el hijo de Dios como AYUDANTE FIEL - CONSOLADOR - que estará con él para siempre.
Nuestro Ayudante En La Lucha Contra el Diablo
El diablo es el enemigo formidable que todo cristiano tiene que afrontar. Su deseo es nuestra condenación eterna. Lucha contra nosotros por todos los medios posibles. Esta enemistad nos causa estar en grave peligro porque el enemigo es poderoso. No es mera carne y sangre sino un espíritu maligno y astuto. Por este motivo el apóstol Pablo nos exhorta: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:11,12).
Debemos dar gracias a Dios que no tenemos que defendernos contra Satanás sin la ayuda del Espíritu Santo. En la lección sobre “La Espada Del Espíritu" aprendimos que el Espíritu obra por medio de la Palabra para fortalecernos espiritualmente. Es así cómo nos ayuda en nuestra lucha contra el diablo.
Primeramente, el Espíritu Santo NOS PROVEE UNA ESPADA aguda de dos filos: "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efesios 6:17). Con esta espada (y el resto de la armadura de Dios) podemos protegernos contra todas las asechanzas del diablo.
El Espíritu también reconoce que somos débiles. Sabe que el diablo aprovecha nuestras debilidades para lograr nuestra derrota. Por tanto, NOS FORTALECE EN EL HOMBRE INTERIOR (Efesios 3:16).
Con esta fuerza espiritual que viene por medio del estudio y práctica de la Palabra del Espíritu, también viene la capacidad de resistir las tentaciones que el enemigo nos presenta a diario. Es así que el Espíritu Santo NOS AYUDA DEJAR DE PRACTICAR LAS OBRAS DE LA CARNE. Sin la ayuda del Espíritu sería imposible cambiar los hábitos de toda una vida. Este cambio drástico en el cristiano es resultado directo de la ayuda del Espíritu de Dios. "Porque si vivís conforme a la carne moriréis; mas si POR EL ESPÍRITU hacéis morir las obras de la carne, viviréis" (Romanos 8:13). Por esto Pablo nos exhorta: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16).
Pero la vida cristiana no consiste solamente de dejar de hacer lo malo. Si el discípulo del Señor solamente deja de practicar la maldad sin practicar lo bueno, Satanás siempre ha ganado la victoria sobre él. Por tanto, la ayuda del Espíritu no termina cuando nos ayuda a eliminar las obras de la carne de nuestra vida. El Espíritu también NOS GUÍA en el camino recto, NOS SANTIFICA para buenas obras y NOS AYUDA a llevar fruto para la gloria de Dios. LEA CON CUIDADO: Gálatas 5:17; Romanos 8:4;1 Pedro 1:1,2; Gálatas 5:22,23.El resultado es que poco a poco "somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como POR EL ESPÍRITU DEL SEÑOR (II Corintios 3:18). La iglesia del Señor simplemente NO PODRÍA CRECER SIN LA AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO (lea Hechos 9:31). ** Vea páginas 102-107 de este estudio para mayor detalles sobre la manera COMO el Espíritu Santo nos guía y nos ayuda a llevar fruto en la vida cotidiana.
Nuestro Ayudante en La Oración
No hay duda que las dos armas poderosas del cristiano son LA BIBLIA y LA ORACIÓN. Ya hemos estudiado ampliamente la relación entre el Espíritu y la Biblia. Pero muchos ignoran que el Espíritu Santo es también nuestro ayudante en la oración. "Y de igual manera el Espíritu NOS AYUDA en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo INTERCEDE POR NOSOTROS con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:26,27).
Antes de considerar esta ayuda del Espíritu en más detalle, es importante que no confundamos la obra del Espíritu Santo en la oración con la obra del Padre Celestial y la obra de Jesucristo. Cada uno tiene una labor diferente. (1) No dirigimos la oración al Espíritu Santo. Oramos AL PADRE (Mateo 6:6,9). (2) No oramos en el nombre del Espíritu Santo sino EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO (Juan 14:13,14). Esto significa que JESUCRISTO, no el Espíritu Santo, ES EL MEDIADOR en la oración (I Timoteo 2:5,6). La oración no es POR MEDIO del Espíritu. (3) Oramos "EN EL ESPÍRITU SANTO" (Judas 20,21; Efesios 6:18). Esto significa que oramos EN UNIÓN con el Espíritu o sea EN COMUNIÓN con el Espíritu. Como notamos desde el principio de esta lección, el Espíritu comparte nuestra vida entera. Esto incluye uno de los elementos más importantes en la vida del siervo de Dios: la oración. La ayuda especial del Espíritu Santo en la oración es lo que encontramos en Romanos 8:26,27.
La ayuda del Espíritu Santo en la oración está relacionada con nuestra debilidad. El no padece de esta debilidad. Por tanto, nos puede ayudar. El hace por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos. La debilidad en este caso es CONOCIMIENTO DEFICIENTE: "pues qué hemos de pedir como conviene, NO LO SABEMOS". El Espíritu Santo no tiene este problema porque El "todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios" (I Corintios 2:10). Todos sabemos lo que QUEREMOS, pero frecuentemente no sabemos lo que NECESITAMOS. Simplemente NO SABEMOS QUE PEDIR. Hay también ocasiones cuando CREEMOS saber qué pedir, pero NOS EQUIVOCAMOS. Considere, por ejemplo: Moisés (Deuteronomio 3:23-26) y Pablo (II Corintios 12:7-10). En estas ocasiones (de ignorancia o error) tenemos LA AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO.
La ayuda del Espíritu Santo en la oración es sencillamente que INTERCEDE POR NOSOTROS CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS. Cuando nosotros (por conocimiento deficiente) no sabemos qué pedir, el Espíritu Santo NOS AYUDA. Se encarga de pedir a Dios LO MEJOR para nuestra vida. Lo hace "con gemidos indecibles". Es decir que NOSOTROS no los podemos expresar, pero El sí expresa Sus peticiones al Padre A FAVOR DE NOSOTROS. Esto me da un consuelo maravilloso en aquellas ocasiones cuando NO SÉ QUE PEDIR. El Espíritu sí sabe y El pide por mí.
Es importante entender que el Espíritu Santo NO ELIMINA nuestras debilidades. Tampoco nos libra de la obligación de PEDIR para RECIBIR de Dios (Mateo 7:7). La intercesión del Espíritu NO ES SUBSTITUTO por nuestras oraciones al Padre. Es COMPLEMENTO - suple lo que falta debido a nuestras debilidades. Pero si nosotros mismos no tratamos de hacer la voluntad de Dios ni le buscamos en oración, NO PODREMOS CONTAR con la intercesión del Espíritu. El es nuestro AYUDANTE, pero DE NOSOTROS DEPENDE buscar diligentemente la dirección y las bendiciones de Dios para nuestras vidas.
Algunas personas se confunden en este asunto de las peticiones que hacemos al Padre celestial. "Si Dios ya sabe lo que necesitamos, ¿por qué pedírselo?", preguntan algunos cristianos. La Biblia enseña claramente que Dios RESPONDE a nuestras peticiones. El NO IMPONE Su voluntad ni Sus bendiciones en nuestras vidas. El ESPERA que NOSOTROS pidamos Su ayuda y es entonces que El RESPONDE. "Pedid, y se os dará" (Mateo 7:7). ¿Y si no pedimos? "No tenéis lo que deseáis, PORQUE no pedís" (Santiago 4:2). Si usted no pide, no recibe. Es cierto que Dios derrama muchas bendiciones sobre todos los hombres (buenos y malos) todos los días (Mateo 5:45). PERO las bendiciones especiales que TODOS NECESITAMOS vienen solamente a través de las peticiones que le hacemos.
Esto significa que las oraciones hacen diferencia en las acciones y reacciones de nuestro Dios. Por tanto, LA INTERCESIÓN DEL ESPÍRITU con conocimiento perfecto de la voluntad de Dios AYUDA en forma CONCRETA en la vida del cristiano. ¡Imagínese! Tengo un Ayudante que conoce perfectamente en toda ocasión LO MEJOR para mí vida (porque la voluntad de Dios es siempre lo mejor para mí vida). Y este Ayudante se interesa tanto en MI vida PERSONAL que intercede por mí delante del trono de Dios para que yo pueda recibir en mi vida la mejor dirección y las mejores bendiciones que Dios ofrece a Sus hijos.
Es así que esta promesa de la ayuda del Espíritu Santo en la oración me llena de CONFIANZA. Mi vida NO está a la deriva (aunque yo a veces me desoriento y no sé ni qué pedir a Dios). Hay Uno que pide por mí conforme a la perfecta voluntad de Dios. Fue EN BASE A esta maravillosa promesa que el apóstol Pablo declaró con aplomo: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8:28). Muchas personas no se fijan que Romanos 8:28 se declara en base a Romanos 8:26,27- La seguridad que TODAS las cosas nos ayudan a bien se basa en el hecho que EL ESPÍRITU SANTO nos ayuda en la oración con Su intercesión infalible. Note también la confianza del apóstol Pablo expresada en la misma base en Filipenses 1:19,20.
Dios no se posesiona de mi vida a la fuerza. Pero si uno realmente AMA a Dios y responde con fe a Su LLAMAMIENTO en el evangelio de Cristo, Dios obra en TODO cuanto sucede en su vida para que TODO LE AYUDE A BIEN. Esto no quiere decir que solamente bien le sucede. Significa que aún en lo malo que viene a toda vida, Dios encontrará la manera de bendecirnos. Tal es el resultado directo y práctico de la intercesión del Espíritu Santo en la vida del cristiano fiel que ama a Dios.
Es importante entender que Romanos 8:26,27 NO ENSEÑA que el Espíritu Santo hace algo A nosotros. Intercede POR nosotros A nuestro Padre celestial. Pero NO hace nada A nosotros. Nosotros NO sentimos nada NI escuchamos nada. Nosotros NO somos impulsados por el Espíritu a GEMIR. NO supiéramos de esta ayuda del Espíritu si no fuera por esta declaración inspirada que encontramos en Romanos 8:26,27. Sabemos que el Espíritu Santo hace esto por nosotros porque la Biblia nos lo dice.
Nuestro Ayudante Para Afrontar El Futuro
Para muchas personas la incertidumbre en cuanto al futuro es abrumadora. Se llenan de temor al considerar los múltiples problemas que mañana pueda traer. Se sienten especialmente abatidos al contemplar la muerte. Pero el discípulo de Cristo tiene la ayuda del Espíritu Santo. Con esta ayuda divina puede afrontar el futuro con plena CONFIANZA y una ESPERANZA maravillosa.
El Espíritu Santo es la base de nuestra esperanza eterna. Es por medio del Espíritu que tenemos entrada al Padre (Efesios 2:18). Sin la obra del Espíritu Santo por medio del evangelio de Cristo nosotros jamás podríamos ni soñar con acercarnos a Dios. Pero ahora, por el Espíritu tenemos entrada a la presencia de Dios. Esta relación con Dios convierte el futuro del cristiano de un signo de interrogación (?) al signo de admiración (!). Lo dudoso se convierte en LO CIERTO. Es por el Espíritu que el maravilloso amor de Dios se derrama en nuestros corazones. Y es este amor divino que nos asegura que nuestra esperanza no es vana: "y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos 5:5).
Además el Espíritu Santo CONFIRMA que nosotros realmente SOMOS HIJOS de Dios. "Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Romanos 8:17). Ser identificado positivamente como hijo de Dios nos asegura de una herencia gloriosa al lado de nuestro Señor y Hermano Mayor Jesucristo. Cuando nacemos de agua y del Espíritu, el Espíritu Santo que viene a morar en nuestros corazones como don de Dios "clama: ABBA, Padre (Gálatas 4:6). Es como si quisiera estar seguro que Dios nos reconoce como legítimos hijos Suyos. (*Note: La palabra “Abba” es palabra aramea que significa "papá"). Nosotros clamamos a Dios: “¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). Y el Espíritu Santo también le clama en confirmación: "¡Abba, Padre!" (Gálatas 4:6). Por esto dice Romanos 8:16, "El Espíritu en persona da testimonio, a una con nuestro propio espíritu, de que somos hijos de Dios" (Nueva Versión Internacional). Por tanto, nuestra confianza en cuanto al futuro está bien cimentada porque SABEMOS que recibiremos la herencia que le toca a UN LEGITIMO HIJO DE DIOS. Vea el estudio complementario sobre el tema del testimonio del espíritu al final de esta lección.
Para nosotros, hablar del futuro significa hablar del DÍA DE LA REDENCIÓN. Esto es porque con el Espíritu Santo hemos sido “SELLADOS para el día de la redención" (Efesios 4:30). Si nosotros seguimos las instrucciones del Espíritu, no hay ninguna duda en cuanto a nuestro futuro. Dios nos ha autenticado como hijos suyos al darnos Su Espíritu y así somos sellados para salvación en el día final.
Es cierto que vamos a morir (a menos que Cristo venga primero). Pero también es cierto que seremos resucitados para una vida incorruptible en gloriosa victoria sobre la tumba POR EL ESPÍRITU SANTO. "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales POR SU ESPÍRITU QUE MORA EN VOSOTROS" (Romanos 8:11). Así que el Espíritu Santo nos ayuda a vencer aún el temor a la muerte "pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15).
Para darnos aún más confianza de nuestra herencia eterna y de la resurrección de nuestro cuerpo en forma incorruptible, Dios nos ha dado Su Santo Espíritu como el anticipo de las maravillosas bendiciones que serán nuestras en el futuro. "Nosotros mismos, que tenemos las PRIMICIAS DEL ESPÍRITU, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, LA REDENCIÓN DE NUESTRO CUERPO" (Romanos 8:23). Esto es lo que el apóstol Pablo llama "las arras de nuestra herencia" (Efesios 1:13,14) que Dios nos ha dado "HASTA LA REDENCIÓN DE LA POSESIÓN ADQUIRIDA, para alabanza de su gloria". Mientras esperamos la redención perfecta (la liberación de la mortalidad que recibiremos en la resurrección), Dios nos ha dado el Espíritu como garantía de nuestro futuro. El Espíritu Santo definitivamente es NUESTRO AYUDANTE PARA AFRONTAR EL FUTURO con esperanza y confianza. Gracias a Dios por este maravilloso CONSOLADOR.
El Testimonio Del Espíritu
Hay mucha confusión sobre este asunto del testimonio del Espíritu. Pero realmente es muy sencillo. El testimonio del Espíritu es: "que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16). Realmente en este texto el testimonio es el mismo que notamos en Gálatas 4:6 = el testimonio del Espíritu Santo AL Padre celestial de que somos hijos de Dios. NO se trata en este texto de ningún testimonio A mí. Es lamentable que muchas traducciones de Romanos 8:16 en castellano dicen que el Espíritu da testimonio A NUESTRO ESPÍRITU. NO HAY BASE PARA TAL TRADUCCIÓN EN NINGÚN MANUSCRITO GRIEGO. La palabra griega SUMMARTUREI se compone de dos palabras: (1) SUN = Juntamente con; (2) MARTUREIN = dar testimonio. Por tanto la palabra significa que el Espíritu DA TESTIMONIO JUNTAMENTE CON nuestro espíritu (NO A nuestro espíritu). La traducción citada arriba de la Nueva Versión Internacional ha corregido este peligroso error de traducción. Además hay muchas otras traducciones confiables en otros idiomas que lo traducen: "da testimonio CON nuestro espíritu".
Es cierto que el Espíritu me ha dado testimonio, pero este testimonio del Espíritu se encuentra EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS (no en algún sentimiento extraño en mí corazón). Y Su testimonio por medio de las Escrituras es el mismo que presenta a Dios: que soy hijo de Dios.
Es importante entender que LA PALABRA ESCRITA es el testimonio del Espíritu Santo a nosotros. En Hebreos 10:15-17 encontramos prueba que LAS ESCRITURAS son EL TESTIMONIO DEL ESPÍRITU SANTO. El texto dice: Y nos ATESTIGUA lo mismo EL ESPÍRITU SANTO” (Hebreos 10:15). Luego cita el TESTIMONIO del Espíritu en Jeremías 31:33,34. Es decir que lo escrito en Jeremías 31:33,34 es parte del testimonio del Espíritu Santo a nosotros. El Espíritu Santo nos habla por medio de la Palabra. En Apocalipsis 2:7 al final del mensaje a la iglesia de Cristo en Éfeso encontramos esta exhortación: "El que tiene oído, oiga lo que EL ESPÍRITU DICE A LAS IGLESIAS".
Por tanto, yo puedo estar seguro que realmente soy hijo de Dios siempre y cuando el testimonio de mi espíritu está de acuerdo con el testimonio del Espíritu Santo en Su Palabra. El error que cometen muchas personas es el de confundir el testimonio de SU PROPIO ESPÍRITU (o sea lo que sienten) con el testimonio del Espíritu Santo (lo que nos atestigua en la Palabra). Pablo nos exhorta: "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos" (II Corintios 13:5). Pero para probarnos, tenemos que tener alguna norma con qué compararnos. Esta norma es la revelación divina que se encuentra en las Sagradas Escrituras. “LA FE" no cambia. Debemos examinar nuestras vidas para estar seguros que NOSOTROS estamos EN LA FE.
HE AQUÍ EL TESTIMONIO DE DIOS A NOSOTROS: "El que cree en el Hijo de Dios, TIENE EL TESTIMONIO EN SI MISMO; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y ESTE ES EL TESTIMONIO: QUE DIOS NOS HA DADO VIDA ETERNA; Y ESTA VIDA ESTÁ EN SU HIJO. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene vida" (I Juan 5:10-12). El testimonio de Dios es muy sencillo: HAY VIDA ETERNA SOLAMENTE EN JESUCRISTO. Si uno está en Cristo, tiene vida. Si uno no está en Cristo, no tiene vida. El punto clave para saber si uno es realmente hijo de Dios con vida es: ESTAR SEGURO DE ESTAR EN CRISTO. Por supuesto, aprendemos en el evangelio cómo entrar en Cristo y cómo vivir en el. ESTE ES EL VERDADERO TESTIMONIO DEL ESPÍRITU A NOSOTROS.
ANTES DE CONTINUAR CON LA PRÓXIMA LECCIÓN DEBE CONTESTAR LAS PREGUNTAS QUE CORRESPONDEN A ESTE ESTUDIO SOBRE
“EL AYUDANTE DEL CRISTIANO”