Beneficios y responsabilidades de los miembros de la congregación.
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El ser recibido como un miembro oficial de la congregación tiene los siguientes beneficios:
Derecho al cuidado pastoral. Aunque a toda persona que llega a nuestra congregación se le da un trato amable y se busca bendecir su vida, es solo a aquellos que han reconocido a esta congregación como su Iglesia y han hecho un compromiso con ella (miembros) que los pastores tenemos la responsabilidad de velar por sus almas y ayudarles en su crecimiento.
Poder servir a los creyentes en los diferentes ministerios de la congregación. Dios ha dado dones a los creyentes para que sirvan para la edificación de su Iglesia, todo miembro tendrá la oportunidad de servir con sus dones, en la medida de su crecimiento, madurez y testimonio, sin embargo no podemos delegar esa responsabilidad y privilegio a alguien que no toma en serio la congregación (es decir, a aquellos que no desean formalizar su membresía)
Estar informado y tener participación en las decisiones de la congregación. Aunque los líderes son los que deben decidir lo que es mejor para la iglesia, ellos considerar la opinión de los miembros (aquellos que realmente les interesa el bienestar de su iglesia y trabajan para ello) porque todos pertenecemos al mismo cuerpo.
Por último, otro gran beneficio es que el estar comprometido con la congregación fortalecerá su crecimiento espiritual ya que le ayudará a vivir su fe de una manera responsable con la comunión de la Iglesia y la supervisión de sus líderes.
También el ser miembro de la congregación implica las siguientes responsabilidades:
Asistir fielmente a las reuniones de la Iglesia. Esto significa asistir y servir en el culto principal como en todas las demás actividades.
25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Ser leales a la verdad.
13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
14 Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Si ha aceptado ser miembro de la congregación es porque entiende que aquí se enseña la verdad, debe permanecer en ella.
Ministrarse unos a otros.
8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
9 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
La labor de servir en la congregación les corresponde a cada creyente, no solo a los pastores.
Aportar económicamente. La Iglesia tiene necesidades económicas por las cuales todos los miembros debemos ofrendar conforme a lo que Dios ha determinado en su Palabra y de acuerdo a nuestro presupuesto, es decir según Dios nos haya provisto. Es necesario ofrendar para cubrir las siguientes necesidades: para el mantenimiento del lugar de la congregación; para los diferentes ministerios de la congregación; para las misiones; para ayudar a los necesitados y para el sostenimiento de los pastores. Como Iglesia creemos que la Escritura es clara en enseñarnos que el mínimo que debemos ofrendar es el 10% de nuestros ingresos, como también debemos ofrendar en ocaciones especiales, según sea necesario. Ver los siguientes textos:
20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.
17 Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos;
18 sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos.
19 Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra.
6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
27 En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía.
28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio.
29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea;
30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
1 En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.
2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
7 ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?
8 ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley?
9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes,
10 o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?
6 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.
15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;
16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.
Someterse y apoyar a sus pastores. Cada miembro de la Iglesia tiene que estar dispuesto a aceptar las autoridades puestas en la congregación, como también apoyarles para que ejerzan bien su labor. Hebreos 13:17; Hechos 6:1-4; 1 Tesalonicenses 5:12-13.Ayudar a mantener la unidad de la congregación. Entendiendo que la iglesia es el templo de Dios y su morada y que ella es nuestra familia cada creyente debe trabajar por la unidad de la congregación evitando ser de tropiezo para sus hermanos, arreglando toda diferencia de modo que honre al Señor, presentando toda inquietud a los pastores y desechando drásticamente la murmuración. Efesios 4:1-6; Mateo 18:15-17; Filipenses 2:14-15; Exdo 22:28; Hebreos 12:14-15. Por último está la responsabilidad de compartir el evangelio con el mundo compartiéndoles el mensaje de salvación. Cada creyente debe, con la ayuda del Señor, buscar oportunidades para predicar el evangelio a sus amigos, familiares y toda persona que Dios ponga en su camino.