LA PERSONA DE CRISTO
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INTRODUCCIÓN. No hay duda alguna que Jesús de Nazaret es la persona más importante que ha caminado en la faz de la tierra. Solo su nacimiento ha dividido la historia en dos partes. En nuestro calendario tenemos los términos: “Antes de Cristo y después de Cristo”. Jesús fue un hombre judío que vivió en el primer siglo en Israel durante el reinado de Tiberio Cesar. La historia lo menciona como un hombre que fue ejecutado por Poncio Pilato (Tácito). Nadie que tenga algún conocimiento académico puede negar que Jesús existiera. Pero ¿quién era Jesús?
La identidad de Jesucristo proporciona el punto en el que se divide el cristianismo y las otras religiones. Todas las religiones hablan de su profeta o de su líder, pero nosotros los cristianos enseñamos que Jesús es más que un hombre, es más que un profeta. Él es Dios.
John Stott dijo: “Creemos que él posee una relación con Dios, eterna y esencial que no posee ninguna otra persona. Cristo no es Dios en un disfraz humano ni un hombre con cualidades divinas. Creemos que él es el Dios-hombre. Estamos convencidos que Jesús es una persona histórica que poseyó dos naturalezas, perfectas y distintas: la deidad y la humanidad, de un modo absoluto y único. Solamente así él puede ser objeto de nuestra adoración y no sólo de nuestra admiración”. (Stott, Cristianismo Básico, pag. 36).
La identidad de Cristo es esencial para la fe cristiana. Él vivió como hombre, pero afirmaba ser Dios. Si Jesús es quién afirmó ser, entonces su palabra es verdad y la salvación que ofreció es una realidad. Jesús tenía una relación eterna con Dios que es única. Jesús no era sólo un hombre con cualidades divinas (Stott 1958, 22). Jesús era y es un hombre enteramente divino. Jesús es Dios.
I. JESÚS ES DIOS
Evidencias de la deidad de Cristo
1. Su Nacimiento virginal revela su divinidad (Lu 1:34-35).
a) En el milagro de su concepción, Él no heredó la naturaleza pecaminosa.
b) Algunas personas creen que Jesús no compartió ningún ADN o genes con María; su
matriz fue simplemente una “vasija”, y ella no tuvo parte en su concepción. Sin embargo
muchos creen que la naturaleza humana pecaminosa se pasa a través del padre (Ro 5:12;
17). Ya que Jesús no tuvo un padre terrenal, Él no heredó la naturaleza pecaminosa. En
todo caso, como Hijo de Dios, Jesús retuvo su divinidad y naturaleza sin pecado.
c) Jesús tuvo que retener su divinidad, la naturaleza sin pecado como el Hijo de Dios para
que su expiación cumpliera los estándares de Dios. Si no hubiera sido así, Él no hubiera
podido ser el Sacrificio perfecto por nuestros pecados.
d) El nacimiento virginal es una de las doctrinas más esenciales del cristianismo, la cual
requiere de lo sobrenatural y separa a Jesucristo de todos los hombres buenos o líderes
religiosos. (Jonny Ford, Max Gallardo, Introducción a la Teología EBBTHE211S).
2. Su Vida sin pecado da testimonio de su divinidad. (Ver 1 Pe 2:22; Isa 53:9; Jn 8:46; 2 Co 5:21; Heb 4:15; 7:26-27; 1 Jn 2:1; 3:5).
a) J. I. Packer señala: “Esto significa no sólo que nunca desobedeció a su Padre, sino que
amaba la ley de Dios y encontraba un profundo gozo en guardarla. En los seres humanos
caídos siempre hay cierta resistencia ante la obediencia a Dios, y algunas veces, un
resentimiento que llega hasta el odio ante las demandas que Él nos hace (Ro 8:7). En
cambio, la naturaleza moral de Jesús no era caída, como la de Adán antes de su pecado,
y en Jesús no había ninguna inclinación previa que lo alejara de Dios para que Satanás se
pudiera aprovechar de ella, como la hay en nosotros. Jesús amaba a su Padre y la
voluntad de su Padre con todo su corazón, mente, alma y fuerzas”. (Teología Concisa, 126).
b) Hebreos 4:15 dice que Jesús fue “tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado”. Esto significa que todo tipo de tentación a la que nosotros nos enfrentamos—
tentaciones a satisfacer de manera incorrecta los apetitos naturales del cuerpo y del alma,
a evadir las cuestiones morales y espirituales, a buscar atajos morales y encontrar salidas
fáciles, a ser menos que plenamente amorosos, comprensivos y creativamente
bondadosos con los demás, a dedicarnos a protegernos y compadecernos a nosotros
mismos, y así sucesivamente—también cayó sobre Él, aunque no cedió nunca. (Packer).
c) Aunque no se da ninguna razón para las tentaciones, cada uno de los Sinópticos asocia
estrechamente las tentaciones de Jesús con Su bautismo. Las referencias a la relación
filial con el Padre: "Tú eres mi Hijo amado; en ti me deleito!" (Marcos 1:11 HCSB;
Mateo 3:17; Lucas 3:22) y "Si eres el Hijo de Dios" (Mateo 4:3, 6; Lucas 4:3, 9) sugiere
que un aspecto del propósito era una prueba para determinar qué clase de Mesías Jesús
sería. (Holman Illustrated Bible Dictionary)
d) Varias características significativas se destacan al contemplar la tentación de Jesús en el
desierto. Su encuentro con el diablo en el desierto es una fuente de aliento e instrucción
para los creyentes mientras luchan contra la tentación (Heb. 2:18; 4:15). Su compromiso
con la voluntad del Padre, el uso de la Escritura y la determinación de resistir al diablo
(Santiago 4:7) son ejemplos útiles para luchar contra la tentación. (Tentación de Jesús,
Holman Bible Dictionary).
e) Concupiscencia (Ver Stg 1:14). El punto esencial en ἐπιθυμία es que es deseo como
impulso, como movimiento de la voluntad. Es, de hecho, lujuria, ya que el pensamiento
de satisfacción da placer y el de no satisfacción da dolor.36 ἐπιθυμία está ansioso por sí
mismo. Sólo excepcionalmente leemos de una ἐπιθυμεῖν de amor; ἐπιποθεῖν se utiliza
normalmente. En ἐπιθυμεῖν hombre es visto como realmente es, más porque ἐπιθυμία
irrumpe sobre él con la fuerza de la inmediatez. Incluso después de la recepción del
Espíritu divino, ἐπιθυμία es siempre un peligro contra el cual el hombre debe ser
advertido y debe luchar. (36 La palabra de placer es ἡδονή, Lc 8:14; Tt. 3:3; Jm. 4:3;
2 Pet. 2:13. ἡδονή y ἐπιθυμία están estrechamente relacionados, cf. Tt. 3:3: cuando se
satisface ἐπιθυμία tenemos ἡδονή, y cuando se busca ἡδονή, tenemos ἐπιθυμία. (TDNT).
3. Jesús mismo proclamó su divinidad. (Lu 22:70; Mat 26:63-64; Mar 14:61-62; Jn 4:25-26; 5:17-18; 9:35-37; 10:30; 10:36-38; 14:9; 17:11).
4. Los Milagros de Cristo señalan su divinidad. (Hch 2:22; Jn 12:38; 10:38). Los milagros de Jesús señalan hacia la verdad de que Él viene de Dios y apoyan la declaración personal de Jesús de que es Dios. Ningún otro profeta ha dicho que es Dios. Ellos dicen ser voceros de Dios. (EBB THE211S). (Johnny Ford, Introducción a la teología: Una perspectiva pentecostal (Libro de texto de estudio independiente), ed. Max Gallardo, trad. Malena Tobar (Springfield, MO: Global University, 2008)).
5. Nuestra Adoración a Cristo habla de su divinidad.
a) En la Ley de Moisés estaba prohibida la adoración a cualquier otro dios (Ex 20:3-5).
b) Los apóstoles rehusaron aceptar adoración (Hch 10:25-26; 14:11-18).
c) Los ángeles no aceptan ser adorados (Ap 19:10; 22:8-9).
d) Jesús aceptó ser adorado porque Él es Dios (Mat 14:32-33; Jn 9:38; Mat 28:9; 28:17;
Lu 24:52; Heb 1:6; Ap 5:13; Filipenses 2:10-11).
6. El poder de Cristo para perdonar pecados afirma su divinidad. (Mar 2:5; Lu 7:48-49). Por su naturaleza divina, Jesús fue capaz de perdonar a las personas que no habían cometido pecado directamente contra Él. Sólo Dios puede perdonar los pecados; por eso, Jesús es divino. (Johnny Ford, Introducción a la teología: Una perspectiva pentecostal).
7. Su participación activa en la creación reconoce su divinidad. La Biblia enseña que Jesús es
eterno y tuvo un papel importante en la creación (Jn 1:1-3; Col 1:16-17; Heb 1:1-3).
8. Los discípulos de Cristo reconocieron su divinidad. (Jn 20:28).
a) Ningún israelita cometió el error de pensar que Moisés era divino. Sin embargo los
discípulos de Jesús reconocieron la divinidad de Jesús. Ellos caminaron con Jesús y
vieron su humanidad y aun así, más tarde lo adoraron, predicaron su evangelio y oraron
en su Nombre (Pearlman 1981, 144).
b) Tomás habló claramente el punto de vista de los discípulos cuando dijo: ¡Señor mío y
Dios mío! (Jn 20.28).