El PLAN DE DIOS
EL PLAN DE DIOS
El principio de permanencia obliga al matrimonio a tener un compromiso para toda la vida.
Deben dejar de vivir pensando solo en ellos mismos y deben estar dispuestos a comenzar a vivir para servir, amar y buscar la plenitud de la otra persona. El egoísmo y el orgullo son tan destructivos para cualquier relación interpersonal, incluyendo el matrimonio, que la Palabra de Dios nos exhorta a lo siguiente:
Sin intimidad los cónyuges se vuelven extraños y son insensibles al dolor o la alegría de quien dicen amar.
Si queremos tener un matrimonio de acuerdo al modelo original, la intimidad es una tarea que debemos realizar cada día. Para lograrlo, hay palabras que se deben usar, acciones que se deben realizar, sentimientos que se deben expresar. Por medio de la intimidad nos mostramos tal como somos y aceptamos a la otra persona tal como es.