El Niño Que Nacerá
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Introducción
Introducción
Este año ha sido muy difícil.
Todos conocemos a más de una persona, o quizá nosotros mismos, que ha sido afectado por el COVID-19.
Todos conocemos a más de una persona que no pudo sobrevivir el contagió.
Ha sido un año en el cual hemos estado recluidos / aislados de la sociedad.
Hemos sido testigos de la inseguridad que se vive en este país y sobre todo en los países con menos desarrollo económico.
En el aspecto político hemos visto como la controversia, el egoísmo, la ineptitud, el orgullo, ha llevado a la superficie lo peor de los gobernantes de nuestros países.
Ahora que estamos en el invierno y que los días son más cortos creo que estamos viviendo lo que el ex Vice-Presidente Joe Biden - el “invierno oscuro”.
Los casos de COVID-19 siguen en aumento.
Los hospitales están a máxima capacidad.
Los médicos en algunos lugares tienen que decidir entre quienes van a ser atendidos porque tienen mayor posibilidad de sobrevivir.
La distribución de vacunas ha sido un tanto caótica.
Ahora imaginemos que estamos siendo atacados por un poder invasor.
Imaginemos que un país enemigo ha entrado a nuestra región y ha comenzado a destruir casas, negocios, y carreteras.
Imaginemos que nuestros hijos están siendo llevados cautivos.
Esto es precisamente la situación que el pueblo de Israel estaba viviendo en Isaías 9. Hoy consideraremos:
Conquistados por el enemigo
El rescate sorpresivo de Dios
El gozo de los rescatados
Conquistados por el enemigo
Conquistados por el enemigo
El profeta Isaías puede ver la situación tan difícil en la cual se encontraba el pueblo de Israel, sobre todo la región del norte.
Y pasarán por la tierra oprimidos y hambrientos. Y sucederá que cuando tengan hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, volviendo el rostro hacia arriba.
Después mirarán hacia la tierra, y verán tribulación y tinieblas, lo sombrío de la angustia; y serán lanzados a la oscuridad.
La Biblia describe al pueblo de Dios como:
Oprimidos y hambrientos
La Biblia nos dice que estaban pasando hambre de tal manera que dirigían su enojo / coraje hacía Dios.
Al mirar su alrededor lo único que podían ver era oscuridad, tribulación, tinieblas, angustia.
Su región era como una zona de guerra.
Estaban viviendo en medio de la desesperanza y la incertidumbre.
Isaías 9:1 describe la razón de su opresión:
Pero no habrá más melancolía (tristeza) para la que estaba en angustia. Como en tiempos pasados El trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, pero después la hará gloriosa por el camino del mar al otro lado del Jordán, Galilea de los Gentiles (de las naciones).
Al norte de la tierra de Israel se encontraba el imperio Asirio.
Este era un imperio malvado que conquistaba las naciones vecinas.
Los Asirios habían conquistado la región del Norte, es decir la tierra de Zabulón, Neftalí, y la región de Galilea.
Las tierras del norte habían dejado de ser del pueblo de Dios y ahora estaban bajo el control y ocupación de un pueblo enemigo sanguinario.
El rescate sorpresivo de Dios
El rescate sorpresivo de Dios
Así que vemos al pueblo de Dios herido, destruido, derrotado, asolado, solo.
Vemos al pueblo del pacto triste y lamentando su destrucción.
Vemos al pueblo de Dios observando las tinieblas a su alrededor aterrados de que no saben lo que será el día de mañana.
El pueblo de Dios quiza había pensando que Dios los había abandonado.
Quiza pensaban que Dios ya no vendría a su rescate.
Quizá pensaban que Dios había apartado su presencia por siempre.
La realidad es que Dios no se había apartado de su pueblo.
Dios estaba con su pueblo a pesar de las dificultades que estaban atravesando.
De hecho, las pruebas que estaban viviendo eran consecuencia de su rebelión contra Dios.
Pero Dios no había abandonado al pueblo del pacto.
Dios había prometido ser fiel a su pacto que estableció con Abraham y David.
Por tanto, Dios aun tenía un plan para su pueblo.
Dios estaba apunto de hacer algo maravilloso que tendría su cumplimiento unos 700 años después.
Mientras tanto, el pueblo iba a sufrir las consecuencias de su maldad - pero Dios estaba dando una promesa de su rescate milagroso.
En Isaías 9:4 vemos mencionar la manera en que Dios iba a rescatar a su pueblo de la opresión de sus enemigos.
Porque Tú quebrarás el yugo de su carga, el báculo de sus hombros,
Y la vara de su opresor, como en la batalla de Madián.
La Biblia dice que Dios iba a rescatar a su pueblo tal como lo hizo en la batalla de Madían.
Esto nos transporta al libro de los Jueces de Israel según Judges 6-7.
En Judges 7 vemos como Gedeón había sido llamado por Dios para rescatar al pueblo de Dios de la opresión de los Madianitas.
Gedeón tenía que enfrentarse contra un ejército preparado, experimentado en la guerra, y sobre todo un ejército sin misericordia.
Había iniciado con un ejército de más de 30,000 soldados.
Pero Dios le dijo que eran demasiados.
Dios quería que Gedeón e Israel aprendieran una lección.
Dios le dijo a Gedeón que regresaran los soldados que:
Tuvieran miedo. Se fueron 22,000 y quedaron solo 10,000.
De allí los llevo a que bebieran agua. Dios dijo que solo debían ir a la guerra los que no se arrodillaran a beber agua sino que tomaran agua en sus manos y la llevaran a su boca para beber.
Fue el segundo corte de personal y quedaron solo 300.
Dios le dijo a Gedeón:
El Señor dijo entonces a Gedeón: “Los salvaré con los 300 hombres que lamieron el agua y entregaré a los Madianitas en tus manos. Que todos los demás del pueblo se vayan, cada uno a su casa.”
Así que vemos a Gedeón con un ejército extremadamente reducido, con un ejército menos preparado que los Madianitas.
Pero, Gedeón y su pequeño ejército llevaban la promesa de Dios que Dios les daría la victoria.
Por tanto, cuando llegaron a sorprender al ejército Madianita vemos que Dios les dio la victoria.
La salvación de Dios vino de una manera inesperada. Dios está anunciando a su pueblo que algo similar va a ser.
Dios salvaría a su pueblo Israel de una manera inesperada.
Dios iba a libertar a su pueblo de una manera que jamás hubieran esperado.
Tods van a quedar completamente sorprendidos cuando vean la manera en la cual Dios va a salvar a su pueblo.
Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado,
Y la soberanía reposará sobre Sus hombros.
Y se llamará Su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso,
Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Llegamos al pasaje central de esta profecía.
Este es quizá uno de los versículos más importantes de la Biblia porque anuncia como es que Dios finalmente va a rescatar a su pueblo.
Notemos como es que va a venir el rescate de las tinieblas, el rescate de la hambruna, el rescate de la destrucción, el rescate de la opresión.
El rescate no viene por un general.
El rescate no viene por un gobernante.
El rescate no viene por un rey de lejanas tierras y su ejército con él.
Dios rescataría a su pueblo mediante un niño, por un hijo.
Solo a Dios se le podría haber ocurrido esta manera tan sorpresiva de rescatar a su pueblo del poder del enemigo.
Solo en la mente y plan de Dios es que esta promesa puede comprenderse.
Amados hermanos, ustedes y yo sabemos que esto no se trata de un niño común que nacería como cualquier otro niño nace, de la unión de un hombre y una mujer.
Este niño, el que vendría rescatar al pueblo de Dios sería un niño / un hijo incomparable.
Sabemos que es sin igual, incomparable en base a los títulos que se le dan:
Admirable Consejero - él estaría lleno de toda sabiduría y ciencia
Dios Poderoso - él no puede ser cualquier mortal. Él tiene que ser eterno, tiene que ser todopoderoso, tiene que ser omnipotente, tiene que ser Dios mismo.
Padre Eterno - él sería nuestro padre. Tendría una relación de padre a hijo con todos aquellos que creen en él. Él cuidaría a su pueblo como un padre cuida y protege a sus hijos.
Príncipe de paz - él vendría a rescatar a su pueblo y a reinar estableciendo un reino de paz y bendición. En medio de tanta incertidumbre y caos que estaba viviendo el pueblo de Dios, ahora vivirían en un reino de paz.
Amada Iglesia, hoy nosotros confesamos que Isaías estaba hablando del nacimiento de nuestro amado y bendito Salvador, nuestro rescatista, nuestro bendito Señor.
Esto se cumplió hace 2,000 años mediante el nacimiento virginal del Señor Jesucristo.
Sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.
Y dio a luz a su Hijo primogénito; Lo envolvió en pañales y Lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche.
Y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor.
Pero el ángel les dijo: “No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo;
porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo (el Mesías) el Señor.
“Esto les servirá de señal: hallarán a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”
De repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo:
“Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz entre los hombres (de buena voluntad) en quienes El se complace.”
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: “Vayamos, pues, hasta Belén (Casa del Pan) y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha dado a saber.”
Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre.
Cuando Lo vieron, dieron a saber lo que se les había dicho acerca de este Niño.
Y todos los que lo oyeron se maravillaron de las cosas que les fueron dichas por los pastores.
Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón.
Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.
Ese día hubo gran gozo porque había nacido el el niño, había sido dado el Hijo de Dios.
Dios estaba entre los hombres.
El Dios de la eternidad había respirado por primera vez el aire de su misma creación.
El Dios de los siglos estaba como un bebé indefenso sostenido por los brazos de su amada madre María.
El Dios de nuestra salvación era un bebé tan frágil, tan pequeño, tan tierno, que durante los próximos 33 años comenzaría a establecer su reino de paz mediante la predicación del evangelio.
Ese día en Belén realmente fue el evento más importante de la historia de la humanidad porque había nacido el rescatista en medio de una sociedad llena de dolor, incertidumbre, oscuridad, y sobre todo una religión ritualista que había perdido su enfoque del Dios de la Biblia.
Fue de acuerdo al plan de Dios que vino a nacer Jesús nuestro Señor.
Ese día nació aquel que heriría la cabeza de Satanás el diablo y lo humillaría triunfando sobre él en la cruz del Calvario.
Ese día había llegado al mundo el Admirable Consejero, el Dios Poderoso, el Padre Eterno, y el Príncipe de Paz.
El gozo de los rescatados
El gozo de los rescatados
¿Qué sucedió con los pastores después que tuvieron su primer encuentro con el Salvador / el Dios del universo / el rescatista de sus almas?
Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.
¿Pueden ver su gozo, su alegría, su regocijo de los pastores?
¿Por qué estaban tan contentos, tan gozosos, tan llenos de alegría?
Es que reconocieron que Dios no había abandonado a su creación.
Reconocieron que Dios vendría a romper el poder de las tinieblas.
Reconocieron que Dios vendría a rescatar a su pueblo del poder del enemigo.
Reconocieron que la mano de Dios estaba moviéndose y ellos habían mirado su rostro.
¡Así reacciona un pueblo cuando después de haber vivido tanto tiempo en medio de las tinieblas del miedo, de la duda, del pecado, del dolor, de la desesperanza - y de repente ven al Salvador, al rescatista, al que daría su vida en la cruz!
Año con año termina la temporada de Navidad y la gente sigue con el curso normal de sus vidas.
Pero el pueblo de Dios jamás puede ni debe volver a la normalidad.
Debe haber en cada uno de nosotros un gozo, una alegría, un motivador que nos empuja a seguir adelante porque algo sucedió hace 2,000 años lo cual cambió el rumbo de la historia.
El creyente está consciente de lo que sucedió hace 2,000 años porque para nosotros no nació cualquier otro niño judío sino que nació nuestro Señor y Salvador - el que nos ha salvado de la condenación.
Este es el mismo gozo que describe Isaías.
El pueblo que andaba en tinieblas
Ha visto gran luz;
A los que habitaban en tierra de sombra de muerte,
La luz ha resplandecido sobre ellos.
Multiplicaste la nación,
Aumentaste su alegría.
Se alegran en Tu presencia
Como con la alegría de la cosecha,
Como se regocijan los hombres cuando se reparten el botín.
Esa misma luz de esperanza ha alumbrado nuestras vidas.
Esa misma luz de esperanza brilla en nuestros corazones.
El hijo de Dios ha nacido, ha dado su vida en la cruz, y todo aquel que cree en él tiene vida eterna.
Todo ha cambiado.
Todo es diferente.
No importante que tan horrible haya sido este año - tenemos esperanza porque Cristo nació hace 2,000 años.
Podríamos haber perdido trabajo, casa, amigos, dinero, o aún la vida misma - y no perdemos el gozo porque ha alumbrado la luz de Cristo en medio de las tinieblas.
Hermanos, el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo lo cambia todo! Él es el que marca la diferencia y da esperanza a los que creen en él mientras que los que no creen viven vagando sin Dios y sin “esperanza”.