EI NACIMIENTO DE JESUS

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El relato que Lucas nos presenta sobre el nacimiento del Hijo de Dios es sumamente sencillo.

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EL NACIMIENTO DE JESÚS
Lucas 2:1-7
1. Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado.
2. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.
3. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.
4. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;
5. para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
6. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.
7. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
VERDAD CENTRAL: Jesús ofrece la salvación a todos los hombres, sin distinción alguna.
INTRODUCCION
El relato que Lucas nos presenta sobre el nacimiento del Hijo de Dios es sumamente sencillo. Sencillo no solo en su narración sino también en su contenido. Las circunstancias del nacimiento de Jesús desafían todo aquello que el mundo hubiera esperado de la venida de un Salvador. El Rey de los reyes nació en las circunstancias más humildes y fue puesto en un pesebre. Pero, por sencilla y humilde que haya sido la venida del Hijo de Dios, hay en ese hecho sin igual, importantes lecciones que podemos aplicar a nuestras almas.
CUERPO
1- Jesús vino a salvar a todas las naciones sin distinción alguna.
El cómo Jesús vino a ofrecer su evangelio de salvación a todas las naciones se refleja en el hecho de que Lucas presenta el nacimiento del Señor en un marco mundial. El relata que el nacimiento tuvo lugar cuando “se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.” (vs. 1-2). Aun cuando Jesús nació en un hogar completamente judío, Lucas se extiende en su relato para incluir a los gobernantes gentiles de esa época, pues la venida del Salvador era de igual valor tanto para judíos, como para gentiles. Jesús nació tanto bajo la ley romana como bajo la ley judía. Los nombres de Cesar Augusto y de Cirenio, gobernantes gentiles, se mencionan junto a los de José y María, judíos fieles. Esta mezcla que el relato nos presenta es con el objeto de mostrarnos que Dios no hace diferencia entre los hombres. El ofrece su salvación a todo el que reconoce su necesidad espiritual sin distinciones de ningún tipo1).
2- Jesús vino a un lugar olvidado.
Lucas nos relata que el Salvador vino a nacer a una pequeña aldea de nombre Belén. Esta población siempre se había considerado como la más pequeña de Judá. Pero, aunque la aldea no figuraba entre las ciudades de más grande importancia, el Creador del universo quiso nacer allí. Dios dirigió de esta manera los acontecimientos para demostrarnos que no hay lugar, por olvidado que sea de los hombres, que no sea recordado por el Señor. Si Dios hace así con las ciudades podemos estar seguros que también lo hace con cada hombre. Probablemente alguno se pudiera sentir olvidado de sus familiares y amigos; sin embargo, no puede decir que ha sido olvidado por Dios. Pues el mismo hecho de que Dios prepare una oportunidad para que escuchemos las buenas nuevas de salvación es prueba de que él piensa en nosotros. Para Dios no hay nadie, por insignificante que los hombres lo consideren, que este fuera de su memoria. El Señor tiene noticia de cada uno de nosotros y nos prepara siempre una oportunidad para escuchar su verdad salvadora.
3- Jesús vino al lugar más pobre.
Cuando el Salvador nació no hubo para él comodidad de ningún tipo. Fue envuelto en pañales y acostado en un pesebre (v.7). Además no nació bajo el techo de su hogar, pues, “no había lugar para ellos en el mesón”. El que el Señor haya escogido nacer como el más pobre y humilde de los hombres es una demostración de su grande amor. Para Dios no hay diferencia entre los hombres. El mira la necesidad del corazón humano y no sus posesiones. No nos avergoncemos nunca de nuestra condición pobre, menos pensemos que por esa razón Dios nos menos preciara. Ser codicioso es deshonroso, pero no es deshonra ser pobre. La riqueza pierde mayor número de almas que la pobreza. Cuando el amor al dinero comience apoderarse de nosotros, recordemos el pesebre en Belén y a aquel que allí fue reclinado. Tal pensamiento puede librarnos de muchos males.
APLICACIÓN
En el nacimiento de Cristo se dieron muchas circunstancias tan especiales que es indudable que Dios no hace ninguna diferencia entre los judíos y gentiles, entre famosos y olvidados, entre ricos y pobres, bien podemos estar seguros de que el nos recibirá, quien quiera que seamos, si con sinceridad nos acercamos a él2). Para el no existen las diferencias que los hombres suelen hacer, para él solo existen los creyentes y los que son incrédulos.
1) El ofrecimiento de Dios es para todos: Is 42:22, 55:1, Mt 22:9, Jn 7:37, Ro 10:12, 1 Ti 2:4, Ap 22:17
2) La salvación es posible para todos: Lc 3:6, Hch 2:21, Ro 5:18, 10:13, 1 Ti 2:4, Tit 23:11-12, 2P 3:9
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