Llamados a proclamar

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Nuestro llamado a proclamar la Palabra de Dios

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A
(Sonreír)
(Pregunta al púbico) (animado) (afuera del púlpito)
Ya saben,
conoces al Señor y quieres compartir la dicha con quien se ponga enfrente, ¿cierto?
Es algo hermoso. . . pero también doloroso, ¿no?
Las personas a quienes más tú quieres. . .
no te hacen caso.
Y cuando lo compartes con conocidos hasta se burlan de ti.
¿Cómo nos dicen?: Aleluyas, ¿cómo más?
(Pedir participación de la gente)
(Pausa larga, mirada baja en retrospección)
Una muestra de lo que les estoy diciendo fue mi papa.
Una prueba muy dura para mí.
Cuando le leía la Biblia me decía:
“Gustavo, son puras fábulas,
¿a poco crees en todo eso?
En una ocasión invito a uno de sus amigos, que resulto en el mismo vocero de satanás
Se ponía a debatir con nosotros,
Recuerdo a mi esposa y a mis agarrados de la
Mano,
recibiendo toda clase de ofensas y argumentaciones
en contra del Evangelio.
Y nosotros sin poder decir nada.
Estoy seguro de que cada uno de nosotros tenemos una
historia similar, ¿no?
(Pedir participación de la gente)
(Pausa y mirada baja en retrospección)
Duré triste varios días, tres días después, recibo una llamada de mi esposa y me dice:
—Que feo estuvo, ¿verdad? —inmediatamente supe a que se refería.
—Me siento muy triste —agregó.
—Yo también —le respondí.
¡Imagínese hermano! (en voz alta)
Fue el detonador que me hizo rogar a Dios para que me diera la sabiduría. . . la fuerza. . . y el llamado de servirle PROCLAMANDO LA PALABRA DE DIOS (lento).
LLAMADOS A PROCLAMAR (idea viral)
Esta vez de una manera digna y eficaz
P
(Sonreír)
Esto fue hace ya varios años,
Lo cierto es de que cada uno de nosotros sentimos diferente este llamado,
algunos seguramente, como hoguera
ardiente en su corazón que quiere contagiar con su calor a cualquiera,
o bien para otros, apenas una diminuta flama
confusa y parpadeante en un rincón de su interior.
Inciertos,
porque no sabemos cómo empezar nuestro caminar.
O confrontados,
porque nuestros primeros pasos han sido causa de dolor,
burla
o como en mi caso profunda tristeza.
Tal vez estemos derrotados,
pues ya hemos tropezado sin ganas de volvernos a levantar,
porque no hemos obtenido el resultado esperado.
La verdad es que ser un vocero de la palabra de Dios no es una tarea fácil.
Ya conocemos el testimonio de Pablo, Pedro y el mismo Jesús.
Aun así, la flama no se apaga.
Tal vez dándonos nuestra última oportunidad,
invitándonos a hacer cosas fuera de nuestro contexto natural,
desafiando el consejo de los demás:
—“¿Otra vez con lo de la palabra de Dios?” (de manera burlona).
(Animado) (mirando a la audiencia esperando una reacción)
Desafiándonos a nosotros mismos:
—¿Por qué hago esto?
LLAMADOS A PROCLAMAR
Con toda honestidad:
La proclamación de la Palabra de Dios,
es un caso de vida o muerte,
Ya que si no lo haces con propiedad, lo dice Santiago en su epístola,
puedes acarrear condenación a la vida de los demás y a tu propia vida,
Necesitas como ya dijimos:
· Un llamado,
· Una seria preparación,
· Conocimiento responsable,
· Amor al prójimo y
· Vivir en santidad.
Y sobre todo la humildad de reconocer como está escrito en 2 de Corintios 3:5:
“No que seamos competentes por nosotros mismos,
para pensar algo como de nosotros mismos,
sino que nuestra competencia proviene de Dios”.
Estamos todos exhortados y advertidos de hablar de parte de Dios a riendas del conocimiento,
a no enseñar otra cosa más que el Evangelio tal como está escrito en la palabra de Dios,
Como se lee claramente en Efesios 4:29.
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los oyentes.”
Estamos exhortados y advertidos de hablar de parte de Dios
como obreros aprobados usando bien y con diligencia la palabra de verdad.
Estamos exhortados y advertidos de hablar de parte de Dios sólo por amor.
(Pausa y contacto visual)
He visto no poner atención a estos principios a numerosas
congregaciones con penosos resultados.
(En voz alta)
Yo les pregunto:
¿Te subirías con un ebrio al volante?
¿Te dejarías operar por un becario?
¿Le dejarías el control de tu dinero a un vago?
(A gran voz)
Igual de peligroso es dejar
el uso de la Palabra de Dios a
quien no sabe proclamarla.
O
(Sonreír)
Urgen maestros, evangelistas, líderes
y predicadores para que llenen los espacios vacíos y tan
necesitados en las iglesias de nuestra ciudad.
Atendiendiendo con dignidad lo que escribe Pablo en 1 Corintios 9:16:
“Pues si anuncio el evangelio,
no tengo por qué gloriarme;
porque me es impuesta necesidad;
y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!”
¿Cómo vamos a contradecir a Dios en sus planes y mucho menos en sus elegidos?
(Sonreír)
Todos y cada uno de nosotros de acuerdo con su llamado somos una pieza clave del gran rompecabezas llamado LA PROCLAMACIÓN / DE LA PALABRA / DE DIOS (lento).
¿Qué proclamación?
¿Qué palabra?
¿Qué Dios?
La proclamación que es herencia de los profetas,
timón de la iglesia.
La palabra que no solamente es verdad,
sino que es vida,
vida en abundancia y vida eterna.
El verbo hecho carne.
¿Qué Dios? El único Dios verdadero,
creador del cielo y de la tierra, el poderoso,
del quien fuimos hechos a su imagen y semejanza
y somos hijos y herederos del plan de salvación más glorioso
jamás propuesto al hombre.
LLAMADOS A PROCLAMAR
para trasformar vidas a través del poder de la palabra de Dios.
¿Que nos hace perseguir ese llamado?
No nos interesa nuestra audiencia para recibir ovación,
esto nos haría servirnos del pueblo de Dios para cumplir intereses propios.
Vanagloria.
Como advierte el apóstol Pablo en su carta a los Colosenses capítulo 2 versículo 17.
“Pues no somos como muchos,
que medran falsificando la palabra de Dios,
sino que, con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”.
Nuestro sincero interés es tener la capacidad a través de la unción del Espíritu Santo
de llegar al corazón de esa persona
dispersa entre los demás,
escondida en el anonimato,
pero al borde de la catástrofe.
Me refiero a crear la diferencia para aquellos que están a un solo paso de precipitarse al abismo.
Al borde de la ruina económica.
Al borde del colapso familiar.
Al borde del quebrantamiento moral.
Que tal vez no salgan por el resto de su vida sin el poder de la palabra,
que marque el ayer y el mañana (con fuerza).
(Contacto visual) (En voz alta emocional)
Muchos están ahí callados expectantes,
considerando seriamente tomar decisiones que arruinen el resto de su vida
y están esperando escuchar,
como sirena de ambulancia una palabra que se acerque a su rescate
Ahí están escuchándonos,
tratando de recibir de Dios a través de nosotros,
consuelo,
orientación,
conocimiento,
un salvoconducto,
un remedio que los lleve de donde están a donde quieren estar.
Madres de familia
que están sobrepasadas por las adversas circunstancias,
al borde de un colapso nervioso.
Padres de familia,
contemplando la idea de corromperse para “equilibrar” el gasto familiar.
(Animado)
LLAMADOS A PROCLAMAR
para trasformar vidas a través del poder de la palabra de Dios.
Tenemos la Palabra de Dios viva, eficaz, cortante, digna, comprobada.
Así que somos acreedores de un verdadero compromiso para con Dios
y con nosotros mismos a no desperdiciar estas oportunidades.
Esta puede ser la última llamada,
la última palabra, tu palabra,
de presentarles la verdadera palabra de vida, Jesucristo.
(Pausa larga)
¿Nuestros motivos?: Un genuino amor y servicio a los demás.
¿Nuestras herramientas?: La Palabra de Dios, la unción el Espíritu Santo y nuestra voz.
¿Nuestros ingredientes?: La misericordia y gracia de Dios a través de nuestro testimonio.
¿Nuestro llamado?: Lo declara 1 de San Pedro 2:9:
“Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real,
nación santa, pueblo por posesión,
para que proclaméis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
BLOQUE DOS
L
Quienes de ustedes están conmigo en esto:
A lo largo de ponernos en la brecha como heraldos de la Palabra de Dios,
nos hemos desafiado
y puesto al límite de nuestras capacidades.
Reconocemos ahora más que nunca que NUESTRO LLAMADO A PROCLAMAR
no ha sido ni será un camino fácil.
Nosotros sabemos cuáles son nuestras limitaciones,
Dios ha sido testigo de cómo desgarramos nuestros corazones en pruebas personales.
Somos como una academia de gladiadores
En privado nos limpiamos las heridas,
nos vigilamos las espaldas,
nos ayudamos a lustrar nuestra armadura.
Pero aquí en el púlpito
Peleamos a capa y espada.
Combatimos a ganar
Nos batimos en tremenda batalla contra las huestes de la oscuridad.
Para que con la unción del Espíritu Santo, libremos la buena batalla hasta el final, contra el enemigo.
Identifiquémonos como los nuevos proclamadores de la palabra.
Auténticos guerreros, rescatando vidas de la sombra del pecado y volviéndonos a Cristo.
L i b r a r l a b u e n a b a t a l l a,
con un corazón puro
e interés bien intencionado,
que nos motiva a servir en el Dios de los ejércitos
y entregarnos en sacrificio por los demás.
O
(Pausa larga).
(Introspectivo) (narrativo) (con fuerza).
MI papá empeoró de salud.
Yo ya no le hablaba de “fábulas sacadas de la Biblia”.
Decidí evangelizarlo a través de mi testimonio
lo visitaba, lo cuidaba,
mi esposa e hija me acompañaban,
como buenos samaritanos.
Recuerdo, me levantaba muy temprano y me ponía donde él pudiera verme: Llevaba una maleta llena de recursos que desplegaba en la mesa: Dos o tres biblias, diccionarios, concordancias, libros, hojas, plumas, plumones de colores. . . el arsenal de un siervo de Dios puede llegar a ser bien impresionante, ¿no es cierto hermanos?
Al cabo del tiempo hubo un respeto mutuo en forma de no hablar del tema.
Pero su salud iba de caída y mi plan de que conociera al Señor, también.
Un día,
a las ocho de la noche recibí la temida llamada de emergencia de parte de una doctora,
que de milagro lo rescató de la muerte.
Mi hermano y yo fuimos a verlo de
inmediato.
Ultima llamada, pensé. Y le hablé como nunca lo había hecho:
—“Papá, ya perdiste tu familia, ¿qué más quieres perder?”
—“Papá, ya perdiste tu trabajo, ¿qué más quieres perder?”
—“Papá, ya perdiste tu salud, ¿qué más quieres perder?”
Mi padre, callado, me escuchaba con la mirada perdida.
—“¿Quieres también perder tu alma?”
—“¿Quieres también perder la vida eterna?”
—“¿Quieres perder la última oportunidad de volver a Dios?”
De tajo, mi hermano me calló diciendo: —“¡No le hables así
a papá!”.
Sentí como que volvía en mí.
Me callé, apenado y desconcertado.
Nos despedimos de papá y nos fuimos con miras de regresar
al día siguiente temprano con un medicamento.
Esa misma noche recibí una llamada de mi papá, diciendo:
“Gustavo, tienes razón hijo, voy a volver a Dios, acepto a
Cristo como mi Señor y Salvador”.
Al día siguiente, cuando llegamos a su casa a las siete de
la mañana con el medicamento, lo encontramos muerto.
(Pausa larga)
Confío en lo que Jesús dijo:
“De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte”.
Y que, si se lo llevó en ese particular momento, fue porque era suyo y lo protegió en la cuenca de su mano y como buen padre, lo espero como al hijo pródigo para no ser arrebatado por el enemigo.
Todo conforme al perfecto plan de Dios.
Con toda certidumbre queridos hermanos, les confieso que fuimos testigos de su promesa expresada en Isaías 55: 11:
“Así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié.”
(Pausa)
Papi, papito: “ya ves que no son fábulas” (lento y suave)
LLAMADOS A PROCLAMAR (lento y suave)
(Pausa) (ánimo)
Agradecería que reflexionemos en esto (con fuerza).
Hay diferentes eventos que pueden cambiar el rumbo de la historia:
Un terremoto, como el del 85 en México puede cambiar el sentir de una nación.
Un invento, como el transistor puede revolucionar prácticamente nuestras herramientas de trabajo. ¿Ustedes saben que nosotros en este común dispositivo tenemos más funciones y capacidad que las computadoras que ayudaron a lanzar el apolo 13?
Una persona,
puede colapsar al mundo en muerte y destrucción.
60 millones de personas murieron por el liderazgo
de sólo una, Hitler.
Un discurso,
también puede cambiar el rumbo de la historia,
y podemos recordar a varios: Martin Luther King y “Yo
tengo un sueño”, Winston Churchill y “No nos rendiremos”.
(Con energía y mirándolos a los ojos)
Mi pregunta y desafío para ti hoy.
¿Cuál va a ser el mensaje que cambie el rumbo de tu vida?
¿Cuál va a ser tu mensaje que cambie la vida de los demás?
LA PALABRA ES PODER DE DIOS, estamos llamados a TRASFORMAR,
así que no nos conformemos con sólo INFORMAR.
Nuestro llamado nos obliga a estar no sólo conscientes,
sino alertas a las grandes oportunidades de compartir la
palabra, que nos llegan todos los días:
Un familiar sin consuelo.
El consejo a un amigo.
La última llamada a un ser querido.
Que no se pierda un alma más por nuestra ignorancia,
nuestra incapacidad de no haber podido darles el mensaje
de salvación.
(Reflexivo)
Antes de tener al Maestro como maestro, tuve muchos
“otros maestros” en mi vida.
Maestros, que me han enseñado a que puedes ganar cualquier
argumento si tú eres el que grita más fuerte.
Maestros, que me han enseñado que todas las personas
tienen un precio, y ganar cualquier favor con dinero.
Maestros, que me han enseñado, que la mentira, la manipulación, la prepotencia son tan sólo herramientas para salirte con la tuya.
Algunos de ellos viven una existencia llena de amargura y cólera.
Algunos de ellos viven sus últimos días, solos y sin nada.
Algunos de ellos muertos.
(Lento y de manera íntima)
Dios ha sido bueno conmigo queridos hermanos.
Dios ha sido bueno conmigo queridos hermanos.
Dios ha sido bueno conmigo queridos hermanos.
(Con gozo)
He recibido el favor inmerecido de su gracia y misericordia.
Me rescató de las tinieblas, pasé de muerte a vida.
Y hoy puedo estar parado aquí, frente a ustedes lleno de gozo, no porque sea yo quien más sepa, sino porque he estado en donde muchos de ustedes también han estado.
Mi fe y mi voluntad no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Yo creo a aquel que dijo:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
Y lejos de sentir una carga siento un gozo, un inmerecido privilegio de obedecer su mandato,
como todos ustedes de “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Con amor y sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
S
Me siento con una enorme alegría, en verlos incorporarse
al mundo como heraldos del evangelio en nombre de Dios.
Aquí estamos una nueva generación de proclamadores de
la Palabra.
LLAMADOS A PROCLAMAR
(Saboreando cada descripción)
Sabiendo, que habiendo recibido el Espíritu Santo hemos
recibido poder, para ser sus testigos en Jerusalén, en Judea,
en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Inspirados, valientes y esforzados.
Confiados que Él nos prometió estar con nosotros, todos los
días, hasta el fin del mundo.
A tiempo y fuera de tiempo.
Con pasión.
Sin vergüenza, sabiendo que es poder de Dios para salvación
a todo aquel que cree.
Con denuedo.
Viviendo el mensaje y no sólo hablándolo.
Testificando que murió por nuestros pecados y resucitó
venciendo a la muerte y por su gracia y misericordia hemos
sido redimidos.
Multiplicando esfuerzos y renovando ánimos.
Firmes y constantes sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Soportando todo tipo de aflicciones, cumpliendo nuestro ministerio.
Fieles al que nos trajo de las tinieblas a la luz, de muerte a vida.
Obedeciendo al llamado.
¡LLAMADOS A PROCLAMAR!
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