EL BAUTISMO DE JESÚS

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La salvación que se ofrece por el evangelio es una obra perfecta.

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EL BAUTISMO DE JESÚS
Lucas 3:21-22
21. Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
22. y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
VERDAD CENTRAL: La salvación que se ofrece por el evangelio es una obra perfecta.
INTRODUCCION
En el pasaje que ahora consideramos nos encontramos con el relato del bautismo de nuestro Señor. En esta ocasión se produjeron hechos tan sobresalientes que, aunque la narración resulta corta en extensión, no la es en cuanto a lecciones. En esta oportunidad no solamente resaltó el Señor la importancia de las obligaciones humanas en relación al plan de Redención; sino que, también la Trinidad en pleno resaltó la majestad de la obra salvadora. Examinemos, pues, detalladamente este relato para aplicar a nuestras vidas las lecciones que de él se desprenden.
CUERPO
1- Cristo resaltó el valor que tiene el bautismo.
En el plan de la salvación hay responsabilidades bien definidas que el hombre debe acatar para agradar a Dios. Una de esas responsabilidades es la de bautizarse en agua. Aunque muchos no ven la importancia de esta ceremonia, Cristo resaltó su valor al acudir el mismo al bautismo. Juan bautizaba para arrepentimiento y siendo que el Señor no era en ninguna manera un pecador, no tenía por qué recibir un bautismo que era para pecadores. Pero el hecho de que él viniera a Juan para ser bautizado, nos habla de la gran importancia que el Señor daba a la obediencia que se debe a lo ordenado por Dios. Puesto que el bautismo es una institución divina, nadie que se considere cristiano debe ver con indiferencia esta ceremonia. Si Cristo mismo recibió esta ordenanza, con mayor diligencia debemos nosotros procurarla puesto que somos almas necesitadas que dependemos de Dios. Pero, hay que recordar también que el bautismo en sí mismo no tiene mayor valor si no va acompañado de las operaciones salvadoras del Espíritu Santo. Es decir, que nadie debería bautizarse si no ha experimentado un verdadero arrepentimiento y conversión; y por otro lado, nadie que haya nacido de nuevo debería dejar de bautizarse1).
2- La salvación es una obra de la Trinidad en pleno.
En el bautismo de Cristo tenemos la primera manifestación plena de la Trinidad de Dios que se mostro al género humano. Es por ello importante que con la mayor diligencia indaguemos la finalidad para la que cada una de las personas divinas se manifestó. Dios el Hijo iniciaba la obra sublime de su misión terrenal recibiendo el bautismo en agua. Dios el Padre lo acreditaba con su voz como el mediador, y Dios el Espíritu Santo bajaba declarando con esta acción que Jesús era Aquel a quien el Padre señalaba como Salvador del mundo2). Es claro, pues, que el propósito de esta manifestación divina era la de hacer una manifestación formal del Señor Jesús como el Salvador. Esta revelación de la Trinidad nos enseña, a la vez, cuan grandioso y eficaz es el plan de la salvación, pues, viene a ser la obra común de Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Las tres personas divinas cooperan unidas en ese gran propósito de concedernos el perdón de nuestros pecados. Que este pensamiento nos sirva de consolación en los momentos en que debamos librar duras luchas contra la duda y la maldad; pues, no debemos olvidar que el único Dios verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo esta siempre de nuestra parte.
3- Jesús es el centro del evangelio.
El pasaje que ahora consideramos es también muy claro al exponernos la verdad de que Jesús esta en el centro de las operaciones salvadoras de Dios. Las palabras del Padre:”Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”, demuestran que Dios determinó expresamente enviar a su Hijo al mundo para que a través de su encarnación y sacrificio obrara la salvación de su iglesia. Esta es una tarea que tuvo su origen en Dios mismo. Obedecía a un plan hecho desde la eternidad y que fijaba toda su base en Cristo Jesús. Cada una de las partes de este plan llenan a plenitud todas las exigencias divinas; tan excelente es que Dios tiene en él toda su complacencia. Por medio de este Salvador Dios está dispuesto a recibir en su gracia al pobre hombre pecador y no acordarse más de sus pecados. Podemos, pues, acercarnos a Dios confiados en que, a través del sacrificio de Cristo, llegaremos a ser también su complacencia. Por la fe llegamos a ser miembros de su amado Hijo, de quien está muy complacido 3).
APLICACIÓN
Dios ha hecho una gran labor con el fin de lograr una salvación de su iglesia. Por un trabajo conjunto de la Trinidad el plan de la Redención ha obtenido sus frutos. No obstante, hay responsabilidades que el hombre debe cumplir para gozar de una comunión completa con Dios. Una de esas responsabilidades es la de creer y arrepentirse 4). Si el hombre cuida de poner por obra estas responsabilidades, como Cristo cuido de cumplir con el bautismo llegara a gozar plenamente de la Gracia Divina.
1) El bautismo es ordenado por Dios: Mt. 28:19, Mr. 16:16, Jn 3:5, Hch 2:38.
2) La Trinidad Obrando: Mt. 28:19, Jn. 14:26, 15:26, 2Co. 13:14, 1P. 1:2.
3) El Hijo aprobado por el Padre: Mt. 3:17, Jn. 8:29.
4) El deber de arrepentirse para ser aceptos a Dios: Ez. 18:31, Jl. 2:12, Mt. 3:2, Hch. 3:19, 17:30.
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