Navidad es Confiar 3
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Navidad es Confiar 3
¿Qué pensarías si al llegar a casa tu cónyuge te dice ¡tenemos que hablar!?quizá pensarás ¿ahora qué hice? O suena tu celular, no identificas el número, pero ¡sabes que es el banco! Llegas a la oficina y el jefe te llama al privado ¿qué pasó? ¿quién rajó? ¿lo sabrá? Esto es universal, cuando la autoridad llama lo que piensas es ¡qué hice!
Lo interesante es que hemos querido pensar lo mismo de Dios, si te dicen ¡Dios quiere hablar contigo! Empiezas a recordar tus pecados, promesas rotas y piensas que estás en serios problemas, porque ÉL es santo y tú…no tanto. ÉL es fiel, tú no. Por esa idea muchos no vienen a la iglesia, excepto en semana santa, diciembre, pensar en dar cuentas a Dios ¡da miedo! Pero escucha bien ¡no sé dónde surge ese miedo!
Pero llega Navidad y se nos quita ese miedo; entender el mensaje de Navidad es quitar esa idea negativa, de no acercarse a Dios y buscarlo sólo cuando estás en problemas o en necesidad. La mayoría conocemos la historia de Navidad, quizá fuiste el pastorcito de niño o el arbolito, y aún así, podemos perdernos el mensaje, no sólo de Navidad, sino de ¡toda la Biblia!
Estudiaremos la historia que cambia la vida, ya sea que la oigas por primera o enésima vez, seas o no cristiano, el mensaje debe quitar el miedo a relacionarte con Dios, el miedo nos aleja de la intimidad con Dios; es difícil acercarse a quien le tienes miedo.
Los evangelios narran 4 historias de Jesús, 4 perspectivas diferentes. Creo que es Lucas quien narra la historia que más se lee. Es una historia del 1er siglo. La nación judía, aunque tenían un pacto con Dios: ¡le temían! Por 400 años los romanos los controlan, tenían problemas económicos porque pagaban demasiados impuestos, el sistema religioso está dividido, unos apoyan a roma; no tenían voz ni voto en el gobierno; en esa época César ordena un censo, en ese momento Dios rompe el silencio y nos da el mejor mensaje que podamos recibir:
“En esos días, Augusto, el emperador de Roma, decretó que se hiciera un censo en todo el Imperio romano. (Este fue el primer censo que se hizo cuando Cirenio era gobernador de Siria). Todos regresaron a los pueblos de sus antepasados a fin de inscribirse para el censo.” (Lucas 2:1–3, NTV)
Todos tienen que censarse, si vives donde naciste que bueno, pero si no, tenías que viajar, no tenías opción.
“Como José era descendiente del rey David, tuvo que ir a Belén de Judea, el antiguo hogar de David. Viajó hacia allí desde la aldea de Nazaret de Galilea.” (Lucas 2:4, NTV)
José vivía entre 130 y 150 km de Belén, María embarazada a punto de nacer el bebé. Imagina la plática: amor, vamos a Belén, pero no te preocupes, iremos en burro. El viaje es peligroso, el bebé pudo nacer en el camino. Pero si no vamos, tengo miedo que roma tome represalias.
“Llevó consigo a María, su prometida, cuyo embarazo ya estaba avanzado. Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé. María dio a luz a su primer hijo, un varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos.” (Lucas 2:5–7, NTV)
Más buenas noticias ¡no hay hotel! La siguiente escena es famosa, es una narración que cambiará tu perspectiva de Dios.
“Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas.” (Lucas 2:8, NTV)
Recostados, viendo las estrellas -como la semana pasada- pensando, lo que piensas al ver el cielo ¿hay vida en marte? Un mundo nos vigila.
“De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados,” (Lucas 2:9, NTV)
El cielo se ilumina, sus ojos quedan deslumbrados, tienen miedo, en medio de la noche ¡claro que daría miedo! Lucas usa la palabra de la que se deriva “fobia”, sería como decir: estaban miedosos de tan grande miedo. Estos hombres de campo, se mueren de miedo; quizá pensaron que era el momento de dar cuentas al Creador, ver a Dios cara a cara y eso ¡era para dar miedo! Mucho más en su contexto.
“pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente.” (Lucas 2:10, NTV)
Les dicen: no se qué están pensando, pero por su rostro ¡no piensen eso!
Si tienen miedo ¡no lo tengan! Si pensaban que es el fin ¡es el principio!
Si pensaron que es la muerte, más bien es vida ¡no teman! Les traigo buenas noticias de mucha alegría para todos.
El ángel dice: Dios tiene un mensaje para ustedes, no sólo para judíos, o los que se portan bien, los que cumplen sus promesas, o van a la iglesia, no son sólo buenas noticias para los que leen la Biblia, los buenos esposos, los que aman a la suegra, escuchen Dios hace algo a favor de ustedes y no tiene nada qué ver en cómo se han portado hasta ahora. Dios quiere hacer algo y no hizo caso de esa regla humana de: si te porta bien te va bien, si te portas mal te va mal. Dios quiere darles algo.
Esto quiere decir que tu justicia, comportamiento, intentos de ser bueno, tus pecados, es irrelevante; es la razón por la que Jesús viene, pero no porque tú lo hayas pedido, Dios decidió hacerlo, no por ti, sino a pesar de ti y por eso ¡no deben tener miedo!
Cuando piensas en ponerte a cuentas con Dios, piensas en lo que has hecho mal, lo que no has hecho, el ángel les dice: ¡tengo noticias buenas! ¡no tengan miedo!
“¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, ¡la ciudad de David!” (Lucas 2:11, NTV)
Dios no manda un asesor, un coach o ayudante, les da ¡un Salvador! Dios sabe lo que necesitas y no necesitas quién te eduque, para eso está tu esposa, no necesitas nuevas reglas o una 2ª oportunidad, Dios te da lo que necesitas y eso es ¡Un Salvador y es Jesús el Cristo, el Mesías!
“Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre».” (Lucas 2:12, NTV)
En ese momento era un solo ángel, si no te dio miedo, lo que sigue es para hacerse en los calzones ¡aparecen más!
“De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud —los ejércitos celestiales— que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en el cielo más …».” (Lucas 2:13–14, NTV)
No decían: qué pastores tan suertudos, porque ¡no se trata de ellos! Es Dios quien tiene todo el crédito; es una idea de Dios, es SU plan, empieza y termina con Dios. Todo se trata de Dios.
Es a pesar de los hombres, no debido a los hombres, ya sean buenos, malos, feos, bonitos, transas, rectos, doctore, licenciados ¡todos! Es algo que Dios decide hacer por los hombres, Él tiene todo el crédito, pero, y escucha, pero, a nosotros nos da algo:
“… « y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».” (Lucas 2:13–14, NTV)
Este es el inicio del mensaje del cristianismo, Dios envió al Salvador del mundo y ofrece salvación a cada persona ¡a pesar de lo que hayan hecho! Al entender esto ÉL se lleva todo el crédito, pero tú te quedas con la Paz.
Cuando quieres ganar, merecer Su amor ¡Dios no se lleva el crédito! No es nada espectacular que te de lo que mereces, y sería igual a nosotros que damos lo que se merecen ¡no serían buenas noticias! Sería justicia, pero, al entender este mensaje, mi relación con Dios no tiene que ver con lo que yo he hecho, Él se lleva el crédito y me quedo con la paz, Su Paz.
Si creo que llego a Dios por mis actos, ÉL no se lleva el crédito y yo nunca tendré paz, porque siempre puedes hacer más, portarte mejor y siempre quedamos deudores; si quiero gozar el favor de Dios con mis intentos, sería justo que me de lo que merezco, si así fuera, la verdad no estoy seguro, más bien, estoy seguro que me iría muy mal y por eso tengo miedo y el miedo se roba toda la paz.
Cuando te das cuenta que Dios se lleva la Gloria y tu tienes paz, es porque no es fruto de tu esfuerzo, es por reconocer que Dios empezó a hacer algo hace 2 mil años: nos envió lo que más necesitamos ¡un Salvador! Que es Jesús el Cristo y Señor.
“… «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».” (Lucas 2:13–14, NTV)
Aquellos en quienes Dios se complace, otra versión dice:
“… «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.»” (Lucas 2:13–14, NVI)
¿Sabes qué es asombroso? Que ¡no es pregunta, es afirmación! ¿puedes creerlo? Pensar que yo gozo de Su buena voluntad, que Dios se complace en mí ¡no lo puedo entender! Puedes entender que tienes el favor de tu familia, pero si supieran tus secretos, no estarías tan seguro. Pero Dios sabe todo de ti y tus secretos oscuros y ¡tienes Su favor!
Piénsalo 20 segundos, ¡gozas de Su buena voluntad! Se complace de ti. Piensas en lo que has hecho mal, tu pasado y dices: ¡no creo que sea así! Ha de ser con mi esposa ¡ella sí ora! Vamos a nuestro pasado, al pecado, pero -escucha-, la Navidad es confiar en lo que ÉL dice: Dios envía al Salvador del mundo, a pesar nuestro, todo lo hizo Dios, la gloria es para ÉL y la paz es para ti.
Ahora escucha, responder a esa buena voluntad, con una vida que quiere hacer méritos, es como decir: Dios, creo que no me amas, creo que ves mis intentos, tengo que ga-nar-me-tu-amor. Porque todos tienen lo que se merecen. Si piensas así, te pierdes el mensaje de la Navidad y nunca tendrás paz, porque te conoces muy bien.
Un tiempo, la relación del hombre con Dios, era sin miedo, sin esconderse, en ese tiempo la relación estaba basada en la intimidad, no en el miedo, sino en el Amor.
Adán y Eva tenían una relación de intimidad con Dios. Los visitaba y no tenían miedo, sabes ¿qué destruyó esa intimidad? ¡no fue Dios! Fue el pecado. Cuando el pecado entró, la intimidad se fue y empezó la relación de miedo, tanto así que cuando Dios los busca, después que pecaron ¿sabes qué hicieron? ¡se escondieron! ¿por qué? Por la misma razón que tú te escondes, la misma razón por la que no quieres venir a la iglesia, por la que no buscas a Dios, no oras y tu trato con Dios es impersonal.
¿Por qué te escondes? Porque sabes muy bien que hay algo mal en ti, haces cosas que no está bien, un pecado, error, hábito; sabemos que no estamos bien y en el huerto el pecado rompió la relación y el miedo remplazó a la intimidad.
La buena noticia de la Navidad, es que Dios ve el problema y sabe que no habrá intimidad con el hombre mientras hay pecado en nuestra vida, el pecado es una realidad, es parte de nuestro pasado ¿qué hace Dios? ¡manda al Salvador! Y Él tomó tu lugar y el castigo que tú merecías, pagó por le pecado, para que tú no lo tengas que pagar.
Entender esta verdad te da paz, la paz de saber que tu pasado no es problema para una relación con Dios, y entonces, darás a Dios toda la gloria y tu experimentarás la Paz.
Jesús crece, empieza su ministerio, es crucificado, resucita. Entre sus amigos un joven llamado Juan, cuando es adulto escribe cartas, al recordar los milagros de Jesús, la cruz, verlo resucitar, empieza a compartir el mensaje: vio al muerto resucitar y dijo que ÉL regresará. Juan es exiliado a una isla, porque era considerado una amenaza y él escribe lo siguiente:
“… En el amor no hay temor,” (1 Juan 4:17, NVI)
En el amor no hay temor. En una relación de amor, no hay temor. El problema de no aceptar el mensaje de la Navidad es que te quedas con miedo y no podrás tener una relación de amor con Dios; podrás creer en Él, le adoras, ayudas a gente, esperando que cuente para algo al final.
“sino que el amor perfecto echa fuera el temor...” (1 Juan 4:18, NVI)
Dios hace por amor por ti, no lo que mereces, sino que te da lo que no te has ganado, el Amor perfecto echa fuera el temor, ese es el mensaje de la Navidad. Navidad es confiar. En un mundo sin relación con Dios ¡hay miedo! Y debe haberlo, por el pecado en nuestras vidas.
Dios envió a Su Hijo y dice ¡quito el miedo entre Dios y los hombres! Porque el Amor perfecto es sacrificial, amor que quita el pecado y rescata al pecador. Esto es ¡asombroso! Tengo paz y todo: gracias a ÉL. No voy a Dios por lo que he hecho, sino por lo que ÉL hizo, por eso el miedo, la amenaza, se va y es remplazado por reverencia, algo que me hace caer de rodillas y decir: gracias porque el amor echa fuera el temor. Terminemos:
“…El que teme espera el castigo…” (1 Juan 4:18, NVI)
Hay temor porque esperas el castigo que sabes que mereces, por eso el miedo, pero llega Navidad y Navidad es Confiar que Dios decidió que cada persona NO pague, para eso envía a Su Hijo para llevar la culpa de ese castigo, al creer el mensaje, el miedo es cambiado por paz.
Saber eso hace que le quieras adorar con todo tu corazón, y toda la gloria es para ÉL y te quedas con Su paz. Por Su Soberana Voluntad Su favor, Su buena voluntad está en ti ¡no se cómo funciona! Pero ¡así es! Por eso lo peor que puedes hacer es ¡correr de Dios! Al huir de Él, vas a aquello de lo que deberías correr. Tu mayor remordimiento es algo que hiciste en el tiempo que corriste de Dios y eso te hace tener miedo de regresar a Dios y Dios te dice hoy ¡de eso quiero salvarte!
El mensaje de Navidad es sencillo: confía, no temas, Su favor es contigo. Tan es así, que envió al Salvador, Jesús el Cristo, el regalo para la humanidad, y lo único que tienes que hace es ¡recibirlo! Y no tienes que venir prometiendo nada.
Qué harías si Dios te habla esta noche y te dice: ¡Pepe, no temas, mi favor está contigo! Quizá tu primera reacción sea a la defensiva, si crees que esa sería tu reacción, este mensaje es para ti. Acepta el regalo de la Navidad. Pero si Dios te habla y dices: gracias, y quieres gritar de felicidad, caer de rodillas, adorar, entonces ¡felicidades! Porque el mensaje de Dios está en tu vida y has confiado en ÉL. No se trata de ti, se trata de ÉL, recibe con gratitud ese regalo asombroso. Navidad es confiar.
Palabra de Dios
Oremos