LA ENCARNACIÓN DEL VERBO (JUAN 1:14)

TIEMPO DE NAVIDAD  •  Sermon  •  Submitted
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1 EL VERBO SE HIZO CARNE
2 PARA QEU VIERAMOS LA GLORIA DE DIOS
3 PUES EL VINO PARA SALVARNOS
Introducción
Nos adentramos en este segundo sermón de la serie Tiempo de Navidad, es un tiempo como dijimos que varias lecturas, por un lado de sobre exceso, como lo vive la mayoría del mundo, por otro lado de tristeza y nostalgia, porque se enfocan en el interior y su pecado. en este caso los dos ejemplos son dado a la naturaleza pecaminosa del hombre y su depravación total.
Ya hoy a 20 de Diciembre, la sociedad está cansanda, casada de los telefims de Antena 3 aquí en España, cansada de las luces y villancios, de comer turrones, mapazapán y polvorones, pues las marcas comerciales y grandes superficies cada vez adelantan más la campaña navidelña para generar el consumismo.
Si, se han convertido en una fecha de consumismo. Y es triste… Cristiano… ¿Dónde queda Cristo en todo esto? ¿Dónde? Por eso es importante que nosotros como iglesia seamos portadoes de esta Luz que como antorchas tengamos claro que si celebramos esta fecha, no lo haremos como el mundo, sino que celebramos aquel que dejó su trono, y se encarnó, Celebramos la encarnación del Verbo. Y a este pasaje Vamos.
El mundo por el pecado lleno de tinieblas, gritaba las almas por un salvador, y ese salvador llegó…

1. EL VERBO SE HIZO CARNE

Cuando elijo este pasaje, para exponer como segundo sermón para esta serie mi primera opción fue prdicar del 1-14, pero creeme que eran tan extenso y por otro lado, este versículo 14, que es el cierre del prólogo que Juan hace como comienzo de este Evangelio, resume todo lo dicho anteriomente.
a) El Dios eterno
EL verbo. El que estaba desde un principio, desde la eternidad
Génesis 1:1 LBLA
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Colosenses 1:17 LBLA
17 Y El es antes de todas las cosas, y en El todas las cosas permanecen.
Juan 8:58 LBLA
58 Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy.
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[Y aquel Verbo fue hecho carne]. Esta frase significa que el Verbo eterno de Dios, la segunda persona de la Trinidad, se hizo hombre, como uno de nosotros en todas las cosas excepto en el pecado. Esto lo cumplió naciendo de la virgen María de una manera milagrosa, por medio de la operación del Espíritu Santo. Y el fin por el que se hizo carne fue poder vivir y morir por los pecadores.
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En primer lugar, recordemos con cuidado que, cuando “el Verbo se hizo carne”, fue así por la unión de dos naturalezas perfectas y diferentes en una persona. La forma de esta unión no podemos explicarla, pero debemos creer firmemente en el hecho.
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En segundo lugar, cuando “el Verbo se hizo carne”, no cesó ni por un momento de ser Dios. Sin duda le agradó velar su divinidad y esconder su poder, y más especialmente en algunas etapas. Se vació de marcas externas de gloria y fue llamado “el carpintero”. Pero nunca dejó de lado su divinidad. Dios no puede dejar de ser Dios. Vivió siendo Dios-hombre y así sufrió, murió y resucitó.
En tercer lugar, cuando “el Verbo se hizo carne” se hizo verdadero hombre conforme a nuestra naturaleza, como nosotros en todas las cosas, y desde aquel momento no ha dejado de ser un hombre. Su humanidad no era diferente de la nuestra, y aun glorificada sigue siendo nuestra humanidad. Igual que era un Dios perfecto, también era un hombre perfecto que resistió la tentación, cumplió la Ley a la perfección, soportó la contradicción de los pecadores, invirtió noches en oración, mantuvo su voluntad sujeta a la voluntad del Padre, sufrió, murió y finalmente ascendió al Cielo con su carne, sus huesos y todas las cosas que pertenecían a su naturaleza humana. Está escrito que “debía ser en todo semejante a sus hermanos”.
b) Se manifestó a los hombres
Dejó su trono, puso su tabernaculo, esa es la traducción, no sólo pasó, sino que moró, formó para de nosotros. Hizo vida con nosotros.
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La clara verdad de estas palabras es que nuestro divino Salvador adoptó verdaderamente la naturaleza humana sobre Él con el fin de salvar a los pecadores. Verdaderamente se hizo hombre como nosotros en todo excepto en el pecado. Como nosotros, nació de una mujer, aunque de una manera milagrosa. Como nosotros, creció desde su infancia a la adolescencia y de la adolescencia a ser un hombre, tanto en sabiduría como en estatura (Lucas 2:52). Como nosotros, tuvo hambre y sed, comió, bebió, durmió, se cansó, sintió dolor, lloró, se regocijó, se maravilló, fue movido a ira y a compasión.
Lucas 2:52 LBLA
52 Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.
Esta unión de dos naturalezas en la única persona de Cristo es sin duda uno de los mayores misterios de la religión cristiana. Hay que afirmarlo con cuidado. Es solo una de aquellas grandes verdades que no son para que fisgoneemos en ellas con curiosidad, sino para que las creamos con reverencia.
Nunca debemos olvidar que, aunque nuestro Señor era Dios y hombre a la vez, las naturalezas divina y humana en Él nunca se confundieron. Una naturaleza no engulló a la otra.
Ambas naturalezas permanecieron perfectas y diferenciadas. La divinidad de Cristo nunca quedó a un lado ni por un momento, aunque estuviera velada.
La humanidad de Cristo, durante su vida temporal, nunca fue ni por un momento diferente de la nuestra, aunque por medio de la unión con la Deidad fue grandemente dignificada.
Aun siendo Dios perfecto, Cristo siempre ha sido un hombre perfecto desde el primer momento de su encarnación. Aquel que ha ido al Cielo y está sentado a la diestra del Padre para interceder por los pecadores es hombre además de Dios.
Aunque era hombre perfecto, Cristo nunca cesó de ser Dios perfecto. Aquel que sufrió por el pecado en la Cruz y fue hecho pecado por nosotros fue “Dios manifestado en carne”. La sangre con que fue adquirida la Iglesia es denominada sangre del Señor (cf. Hechos 20:28).
Hechos de los Apóstoles 20:28 LBLA
28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre.
Aunque se hizo “carne” en el pleno sentido de la palabra, cuando nació de la virgen María nunca en ningún momento dejó de ser el Verbo eterno. Decir que constantemente manifestó su naturaleza divina durante su ministerio terrenal sería, por supuesto, contrario a los hechos evidentes.
c) Habitó entre nosotros
[Habitó entre nosotros]. La palabra griega traducida como “habitó” significa literalmente “puso su tabernáculo” o “moró en una tienda”. La frase no significa que Cristo moró en su cuerpo humano como en un tabernáculo que dejó cuando ascendió al Cielo.
No descendió para una breve visita o de unos días, sino que estuvo viviendo entre nosotros en su cuerpo humano mientras duró toda una generación de hombres. Durante treinta y tres años puso su tienda en Palestina y fue de un lado a otro entre sus habitantes.
El Verbo se Hizo Carne, para después dejar su fundamento su Iglesia. Para el ser la cabeza del Cuerpo.
1 Corintios 12:12 LBLA
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo.
Hebreos 1:1–2 LBLA
1 Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo.
Y hoy podemos ver su gloria.
Y la veremos completamente

2. PARA QUE VIÉRAMOS SU GLORIA

Nosotros
a) Los que estábamos en tinieblas
Estábamos en pecamos , caminábamos por valle de sombra de muerte
Isaías 9:2 LBLA
2 El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, la luz ha resplandecido sobre ellos.
Era realmente necesario que para que vieramos la gloria de Dios, tuviera que encarnarse el Verbo y habitara entre nosotros, para después morir por nosotros, y pagar el precio por nosotros.
b) Vimos la gloria del Unigénito del Padre.
Ya el ángel lo anunciaban a María
Lucas 1:31–35 LBLA
31 Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios.
Los ángeles a los pastores
Lucas 2:8–14 LBLA
8 En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche. 9 Y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. 10 Mas el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; 11 porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Y esto os servirá de señal: hallaréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. 13 Y de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: 14 Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace.
y Juan se acuerda también del episodio seguramente de la trasfiguración donde Juan estuvo presente
Mateo 17:1–5 LBLA
1 Seis días después, Jesús tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó* aparte a un monte alto; 2 y se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. 3 Y he aquí, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con El. 4 Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: Señor, bueno es estarnos aquí; si quieres, haré aquí tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. 5 Mientras estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a El oíd.
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Y vimos su gloria]. S. Juan declara aquí que, aunque “el Verbo se hizo carne”, él y otros vieron de vez en cuando su gloria y observaron pruebas manifiestas de que no era solo un hombre sino el “unigénito de Dios”.
[El unigénito del Padre]. Esta notable expresión describe la generación o filiación eterna de nuestro Señor. Él es aquella persona única que había sido engendrada por el Padre desde toda la eternidad, y desde toda la eternidad había sido su amado Hijo.
c) Vimos la salvación
Aquellos que hemos experimentado la gracia de Dios, y hemos mirado a Cristo, hemos visto el camino, el Verbo encarnado, la luz, la salvación.
Pues el Verbo se encarnó

3. PUES EL VINO PARA SALVARNOS

a) Con su gracia
Con su obra y sus méritos, al ser plenamente Dios y plenamente hombre, lleno de gracia puede salvarte, es el único que salva y fuera de él no hay salvación. No es por tu obra, ni por tus obras, es por su gracia.
Efesios 2:8–9 LBLA
8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
b) El es la Verdad
No es mi verdad, no es tu verdad, Él es la Verdad, y fuera de Él no hay salvación, el SE encarnó para salvar al pecador de las garras del infierno.
Hechos de los Apóstoles 4:12 LBLA
12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
c) El camino que lleva al Padre.
Por lo tanto, sólo Cristo salva.
Juan 14:6 LBLA
6 Jesús le dijo*: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
1 Timoteo 2:5 LBLA
5 Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre,
CONCLUSIÓN
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Esto no sólo se trata de un niño fragil que nace cada diciembre, aquí no hay lugar para Santa Calus, ni espíritu de navidad. LO que conmemoramos como crsitianos aquellos qeu libremente celebramos la navidad es la encarnación del Verbo, que un día hace aproximadamente 2000 años el Verbo de Dios, el DIos eterno, se hizo carne.
DEjando su trono y naciendo en forma de bebé fragil, como tu y como yo, y habitó entre nosotros puso su tabernaculo, su tienda, entre nosotros.
Ciertamente murió, y fue sepultado, pero no quedó ahí, resucitó! verdaderamente ha resucitado, y ascendió a la derecha del Dios Padre, y no nos quedó herfano nos dejo su tabernaculo y al Consolador el Espíritu Santo. Somos su iglesia y el es la Cabeza.
Hermanos, celebramos la navidad, porque es el comienzo del cumplimiento de toda la profecia, es el comienzo del cumplimiento de Tetelestai, el comienzo del cumplimiento del “Consumado es”.
Si aun no tienes la gracia del Evangelio arrepiente y mira aquel que un día se encarnó, puede que muchos te abandonen pero el con todo te tomará y te dará la ssalvación ¡Arrepientete y ve a Cristo como tu Señor y Salvador!
Hermano celebra a Cristo, como el verbo encarnado, que hoy intercede por ti, como tu Señor, y recordando que un día volverá, maravilloso fue el día que se manifestó a neustra vida para nunca dejarno ni abandonarnos.
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