Del cielo al pesebre.
Crecer como Jesús • Sermon • Submitted
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Introducción:
Introducción:
Cuando la madre de Jesús, María, estaba embarazada, se vio obligada a viajar a la ciudad de Belén con su esposo, José, para que su familia pudiera ser contada en un censo de todo el territorio romano (Lucas 2: 1–5).
1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado.2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad.4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
José pertenecía a la casa de David,es decir a lugar donde nació el rey David, necesitaban ser empadronado, algunos piensan que María no estaba obligada a hacer este viaje, sin embargo, lo hizo, unos dicen que pudo ser porque en esa zona las mujeres pagaban un tributo especial , otros especulan que no quiso quedarse sola.
Sea cual sea la razón, este hecho cumplió la profecía de que el Mesías nacería en esa ciudad, dada por el profeta Miqueas. (Miqueas 5: 2).
2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Es precisamente Lucas que describe el acontecimiento más significativo de la historia hasta estos días, el nacimiento del Dios-hombre, Jesucristo) de manera asombrosamente sencilla.
6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
La primera cama de Jesús fue un indicador de su naturaleza y propósito.
En lugar de venir a la tierra en medio de la fanfarria y alrededores lujosos, el Rey de la Creación y el propio Hijo de Dios nació entre los animales, y sus primeros visitantes fueron los pastores humildes de los campos.
Pablo nos exhorta a la iglesia en Filipos,
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Tenemos que ver el Sentido que el apóstol da a este llamado, que hace a la iglesia.
Pablo dice, ustedes sean como Jesús, que él, sigan su ejemplo.
Hay dos cosas que Jesús hizo, que deberían afectar directamente nuestra manera de ser y de pensar como Cristianos.
El Señor dejó su trono, dejó su posición, para nacer como un hombre, y tener por cama un pesebre.
El Señor dejó su trono, dejó su posición, para nacer como un hombre, y tener por cama un pesebre.
Pablo dice:“el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse” Filipenses 2:6-7
Lucas dice: “ y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” Lucas 2:7b
Fue en la más primitiva de las condiciones, donde María dio a luz. Ahí la segunda persona de la Trinidad pasó de la eternidad al tiempo y al espacio.
Después de cargar y envolver a su hijo, María lo acostó en un pesebre, esa fue la primera cama de Jesús, “pesebre” es la palabra para un comedero de animales, razón por la cual se afirma que nació en un establo, pero no hay ninguna justificación para tal afirmación, sino, el hecho que tales comederos se podían encontrar en cualquier lugar en que había animales, no solo en establos.
II. EN SU NACIMIENTO DEJO SU FORMA Y SE HUMILLO ASÍ MISMO .
II. EN SU NACIMIENTO DEJO SU FORMA Y SE HUMILLO ASÍ MISMO .
“sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 7b- 8
Jesús no nació en un palacio, no podemos saber a ciencias cierta en que lugar nació, exactamente qué era ese lugar de alojamiento no está claro, pero podría tratarse de un albergue o campamento público, quizás de un lugar donde se detenían caravanas.
Pero con el hacinamiento provocado por el censo, no hubo espacio para José y María ni siquiera en un refugio improvisado. Como resultado, María fue obligada a dar a luz en el único lugar disponible: el sitio donde albergaban a los animales de los viajeros.
Eso nos muestra que Jesús el hijo de Dios, el Dios encarnado vino al mundo, nació en las condiciones más incómodas: quizás una guarida maloliente, sucia y gélida, rodeada de bulliciosos animales.
Aunque para el ser humano, sea las condiciones más terrible, esta fue una entrada apropiada para “el Hijo del Hombre.
El se humilló hasta ese punto, luego su vida y su ministerio, fueron grandes momentos de humillación, [el dijo [que no tenía] dónde recostar la cabeza” (Lc. 9:58); aquel que “en el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció” (Jn. 1:10).
Su humillación fue tan grande que fue obediente a hasta la muerte y muerte de Cruz dice Pablo.
Ese era el plan de Dios y él siendo Dios lo conocía, no debía venir con grandeza, debía ser humilde desde el principio hasta el final.
Este humilde rey crecería hasta que un día sacrificaría su vida en una cruz por los pecadores, resucitaría y luego regresaría al lado de Su Padre en poder y gloria.
Conclusión:
Conclusión:
La humillación de Cristo, debe ser para nosotros un ejemplo a seguir.
Debemos pensar en nosotros ahora, como seguidores de Cristo, ¿qué tan humilde somos nosotros?
Si el plan de Dios para su hijo, era que fuera humilde, hasta humillarse por completo, ¿Cuál cree que sea para nosotros?
Jesús dejó su trono, su gloria, su posición por nosotros, ¿qué Tenemos dejar nosotros?
Quizás el orgullo, la vanagloria, la falta de perdón, esas malas costumbres de criticar de manera negativa, o hablar mal de alguien, o cualquier tipo de pecado, que esté en nosotros, que no nos deja crecer espiritualmente, porque lo aprobamos y vivimos de esa forma sabiendo que no es bueno, lo practicamos.
Hermanos, para crecer como Jesús, necesitamos bajarnos, de donde andamos y humillarnos, como él se humilló, así nosotros necesitamos humillarnos, hasta morir a nosotros mismos.
La pregunta siempre es la misma:
¿Qué tan dispuesto estamos?
Vamos a orar.