Imitadores de Dios

Efesios 5:1–2 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

Introducción

Cuando somos niños, nuestro ejemplo a seguir es papá o mamá, conforme crecemos, ponemos nuestra mirada en otras personas, artistas, deportistas, lastimosamente hasta gente mala, que no tiene ningún beneficio a la sociedad.

Según sea nuestras preferencias, así pondremos la vista en el hombre, incluso en lideres religiosos.

Este es un gran error, porque el hombre falla.

Muchos no quieren acercarse a Dios porque han sido desepcionados por un lider en quien habían puesto su mirada.

Ahí está el problema, poner la mirada en el hombre es el mayor error que puede cometer.

Como ser imitadores de Dios

¿Cómo podemos ser imitadores de Dios si no le podemos ver?

Podemos imitar a Cristo a través de la instrucción Biblia, sin embargo, debemos ser enseñados (Hechos 8:30-31 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.)

Nuestros líderes espirituales enseñan la Biblia para conocer e imitar a Cristo, pero ellos a su vez deben ser ejemplo.

1 Corintios 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Para que nosotros seamos también imitadores y reflejo de Cristo a nuestros hermanos y al mundo.

Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

La iglesia es el cuerpo de Cristo, y la iglesia somos nosotros, estamos en Cristo y Cristo en nosotros, somos el reflejo del buen ejemplo de Cristo.

La desventaja del hombre

esa es nuestra desventaja, nos dejamos llevar por lo que vemos: Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1º Samuel 16:7.

Nos dejamos llevar por lo que oimos, atendemos palabra mentirosa: y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 2 Timoteo 4:4.

Miran las supuestas manifestaciones espirituales, profecías falsas, atienden al éxito, la fama, la soberbia, las riquezas materiales.

Por la ceguera espiritual del hombre, pone su mirada en el hombre.

Es necesario activar el espíritu para discernir:

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1 Corintios 2:14.

Activamos nuestro espíritu cuando renunciamos al pecado, entregamos nuestra vida a Cristo, tenemos temor de Dios, permitimos que el Espíritu Santo no guie, cuando tenemos un tiempo de comunión con Dios, somos intruidos en la Palabra, y la ponemos en práctica. En Resumen cuando vivimos una vida cristiana genuina.

El hombre falla

Aun así, como seres humanos fallamos, somos personas que presiden, la verdadera autoridad la tiene Cristo: Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan. 1 Tesalonicenses 5:12.

Somos transmisores del buen ejemplo de Cristo: El verdadero siervo de Dios, guiará a los cristianos a Cristo, no a si mismo. Se convierte en un medio para que la gente vea a Cristo.

2. La autoridad que ejercemos es la autoridad de Cristo, como un embajador puede tomar decisiones y negociar bajo la autoridad de su país, se conviernte en un medio. El pastor, dirige, inspira, exhorta, motiva, interpreta el mapa que es la Biblia para que la iglesia sigua a Cristo, presenta a Cristo para que sigan su ejemplo.

Aquellos que tienen claro esto, no abandonan su fe cuando el hombre falla o termina su carrera.

Conclusión

Actuar bajo nuestra propia opinión y no bajo la Palabra de Dios es confiar en mi mismo, es lo mismo que confiar en el hombre.

Ser imitadores de Dios, significa aprender amar como Él nos ama, pensar más en los otros que en si mismo. Más que buscar un buen ejemplo, ser un buen ejemplo.

No un amor empalagoso, sino interesarse por el projimo, comprenderlo y ayudarlo cuando falla, ayudarlo a suplir sus necesidades, consolar, motivar.

Aun cuando los que nos presiden fallan, el verdadero amor nos guardará de levantar el dedo acusador: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1”

No murmuremos de los que nos presiden, no por la dignidad de los líderes, sino porque es un mandato de Dios: Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Santiago 4:11.

Nuestro modelo a seguir no es ningún hombre es Cristo.

Pero debemos dejarnos instruir para que podamos guiarnos por la Palabra de Dios.

Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Salmo 34:5.