Esperar Contra Toda Esperanza

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0. INTRODUCCIÓN
Hoy es el último día del año. Si nos preguntarán ¿cómo fue el año 2020? ¿Cuál sería tu respuesta?
Año complicado, perdida de trabajo, economía, matrimonios o parejas en problemas, inseguridad hacia el futuro, complicaciones en área educativa, en salud, y muchos perdimos seres queridos. Año muy complicado.
Mirar hacia atrás no recuerda todo lo sucedido. Sin embargo el pasado ha quedado atrás. La pregunta que nos debe hacer reflexionar es la siguiente:
Pensemos:
¿Qué le espera a la humanidad en el futuro o en el próximo año 2021?
¿Mejorará la economía, el trabajo, la salud?
¿Será mejor tu vida?
TRANSICIÓN:
Existen dos perspectivas que el ser humano puede vivir.
SIN ESPERANZA
José Antonio Pagola señala que según sociólogos y analistas, parecen definir el perfil del hombre contemporáneo, tal vez, el más preocupante es la pérdida de esperanza y el vaciamiento de vida que trae consigo.
Y esto es importante porque cuando en una sociedad muere la esperanza, la vida de la persona se deteriora. Sociólogos y psiquiatras describen en sus análisis los rasgos que parecen definir de manera cada vez más clara el perfil del hombre de esta sociedad desesperanzada. Señalamos algunos:
Hombre sin metas ni referencias: El hombre contemporáneo se está quedando sin metas ni puntos de referencia.
Hombre hedonista: Cuando hay poco que esperar, lo más razonable es disfrutar del presente. El hombre contemporáneo se va haciendo cada vez más hedonista. Sólo le interesa de verdad organizarse la vida de la forma más placentera posible. Aprovecharse, disfrutar, sacarle jugo. La vida es placer y, si no, no es vida. A este hombre le cuesta cada vez más interesarse por algo que no sea su propio bienestar, su dinero o el pasarlo bien.”
Hombre pasivo: Según R. Argullol, «la pasividad es una característica fundamental para definir al hombre de nuestra época». El hombre contemporáneo es «espectador», un hombre pasivo, que no vive su propia vida hacia una meta, sino un ser que es movido por una gran maquinaria en marcha. Aparentemente está en constante movimiento, pero no va a ninguna parte. Ama la velocidad. Consume de manera acelerada espacio, tiempo, vivencias, pero es una «velocidad inmóvil» que no conduce al crecimiento de la persona.”
Hombre individualista e insolidario: Cuando no se tiene esperanza en un futuro mejor para todos, cada uno busca resolver su problema. Se va extendiendo secretamente una consigna: «Sálvese quien pueda». Cada uno se preocupa de su vida, su familia, su porvenir. ¿La situación de los demás? «Es su problema.”
Hombre buscador de seguridad: En una situación de crisis y ante un futuro nada optimista, el hombre contemporáneo busca seguridad. Lo que predomina en grandes sectores de la sociedad actual es «el instinto de seguridad». El hombre que ve amenazado su futuro laboral, familiar y social busca por todos los medios asegurar su posición.”
La que ha ocurrido a causa de la pandemia del covid-19 solo hizo hacer relucir lo que el ser humano estaba viviendo, es decir sin esperanza.
Pablo lo expresa así:
Efesios 2:12 NVI
12 recuerden que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
TRANSICIÓN
Si deseas saber más como el ser humano puede vivir con esperanza, te invito a ver el siguiente bloque.
II. CON ESPERANZA
La primera perspectiva para vivir el futuro que hemos visto es vivir sin esperanza.Pero la segunda perspectiva tiene que ver con el cristianismo.
Es en medio de esta sociedad necesitada de esperanza donde los cristianos hemos de «dar razón de nuestra esperanza» (1 Pedro 3.15). Una esperanza que no es una utopía más, tal vez mejor construida y más resistente, ni una reacción desesperada frente a las crisis e incertidumbres del momento, sino que se fundamenta en Jesucristo, crucificado por los hombres pero resucitado por Dios.
1 Pedro 1:3 NVI
3 ¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva
Nuestra esperanza tiene un nombre: Jesucristo. Se funda en un hecho: su resurrección. El cristiano es un hombre que no va rumbo a la muerte, sino a la vida. Para él, la muerte no es el abismo de la nada y la aniquilación. Es una puerta abierta en el horizonte.
Colosenses 1:18 NVI
18 Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero.
Sólo desde Cristo resucitado se nos revela el futuro último que podemos esperar para la humanidad, el camino que puede llevar al hombre a su verdadera plenitud y la garantía última ante el fracaso, la injusticia y la muerte.
La resurrección de Cristo abre para toda la humanidad un futuro de vida plena. Cristo resucitado por el Padre, sólo es «el primero que ha resucitado de entre los muertos.
1 Timoteo 1:1 NVI
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza,
El hambre, las guerras, los genocidios, las limpiezas étnicas no constituyen el horizonte último de la historia. El COVID-19, la metralleta, el cáncer no terminan con el hombre. El ser humano puede esperar algo más que lo que brota de las posibilidades mismas del hombre y del mundo. La resurrección de Cristo genera, esperanza.
Romanos 15:13 NVI
13 Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Dios no sólo fue el creador, en los orígenes, que puso en marcha la vida, sino el resucitador que, al final, realiza «la nueva creación». Dios está al comienzo y al final.
2 Corintios 1:9 NVI
9 nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios, que resucita a los muertos.
3. CONCLUSIÓN
Pensemos:
¿Tienes esperanza de que el año 2021 será mejor?
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