¿Dónde está el Rey?

Navidad Oculta  •  Sermon  •  Submitted
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Reflexionar sobre las intenciones de buscar a Dios en el siglo XXI.

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HABLEMOS DE LA VIDA

En México el 97,28%, un altísimmo porcentaje de la población, se declara creyente. El 96,86% de la población del país practica el Cristianismo, así pues se trata de la religión más seguida por su población.
En los últimos años el porcentaje de creyentes ha crecido, ha pasado del 94,14% al 97,28%. En cuanto al Cristianismo también ha aumentado, en la encuesta anterior lo profesaban el 93,6% y según los últimos datos lo profesa el 96,86% de la población.
Para pensar:
¿Por qué las personas buscan asociarse a una Iglesia o religión?
¿Cuál es la intención de las personas al buscar a Dios?
¿Cuál es tu intención al buscar a Dios?

ESCUCHEMOS A DIOS

1. INTENCIONES MERCANTILES
Mateo 2:3–4 TLA
3 El rey Herodes y todos los habitantes de Jerusalén se pusieron muy nerviosos cuando oyeron hablar de esto. 4 Entonces Herodes reunió a los sacerdotes principales y a los maestros de la Ley, y les preguntó: —¿Dónde tiene que nacer el Mesías?
La pregunta de Herodes ¿Dónde tiene que nacer el Mesías? No es una pregunta con la intención de buscarlo para reconocer a Jesús como rey ¿Cuál es su intención? En el libro de Romanos, Pablo lo expresa claramente: «…No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios» (3:10-11). Es normal pensar que esta declaración es una exageración ofensiva. Puedes pensar que tal vez sea cierto que nadie es perfectamente bueno y justo. ¿Pero cómo puedes decir que no hay un solo ser humano que busque a Dios? ¿No existen millones de personas sinceras que lo buscan? La respuesta de los teólogos cristianos a través de los siglos ha sido marcar dos diferencias. Primero, esgrimen, desear las cosas que Dios da —amor, ayuda, fortaleza, perdón, felicidad— no es buscar o desear verdaderamente a Dios mismo. Muchos parecen buscadores, pero se parecen más a cazafortunas, que hacen amistades o se casan solo por dinero. En segundo lugar, argumentan los teólogos, las personas pueden buscar a Dios como ellas quieren que sea, pero nadie busca a Dios tal como Él se revela en la Biblia. Y esto nos muestra una de las verdades ocultas de la Navidad. Este oscuro episodio del violento deseo del rey Herodes por el poder señala nuestra resistencia natural a los reclamos de Dios sobre nuestras vidas e incluso cuánto los detestamos. Creamos dioses a nuestro antojo para enmascarar nuestra hostilidad hacia el verdadero Dios, que se revela como nuestro Rey absoluto. Y si el Señor que nació en Navidad es el verdadero Dios, entonces nadie lo buscará, a menos que nuestros corazones sean transformados sobrenaturalmente para desearlo y buscarlo.
2. INTENCIONES DE RECONOCIMIENTO
Mateo 2:1–2 TLA
1 Jesús nació en Belén de Judea cuando Herodes el Grande era rey de ese país. En esa época, unos sabios de un país del oriente llegaron a Jerusalén 2 y preguntaron: «¿Dónde está el niño que nació para ser el rey de los judíos? Vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo.»
En el Oriente los sabios (“magos” en RV60) eran los consejeros reales que realizaban consultas a los astros con el fin de orientar las decisiones de los reyes y gobernantes. Esto no quiere decir que fueran astrólogos en los términos actuales. Su profesión era la observación de los astros, y sabían relacionar algún movimiento especial con un gran acontecimiento humano. Como los sabios vivían entre reyes y gobernadores, sabían muy bien que era importante rendir homenaje al nuevo rey. Por lo que podemos decir que los sabios eran personas ajenas a la fe de los judíos es decir eran paganos.
Mateo 2:10–11 TLA
10 ¡Qué felices se pusieron los sabios al ver la estrella! 11 Cuando entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y se arrodillaron para adorarlo. Abrieron los cofres que llevaban y le regalaron al niño oro, incienso y mirra.
Esta situación de los sabios es relevante ya que recién llegados no se presentan ante Jesús con las manos vacías. Pero su aportación más decisiva es la fe. La fe de los sabios colma el vacío dejado por la falta de fe del rey Herodes y de su corte. . La triple repetición del verbo adorar (gr. proskynein, vv. 3, 8, 11; cf. 28:17) pone de manifiesto que la realeza divina perteneció a Jesús desde su nacimiento y no solamente a partir de la resurrección (cf. Hch 2:36; Col 1:13). Esa realeza, ignorada por las autoridades políticas y religiosas del pueblo judío, fue reconocida, en cambio, por los sabios venidos de Oriente. Por eso los sabios constituyen las primicias de los gentiles que acogerán el evangelio y anticipa simbólicamente la inclusión de los paganos en la Iglesia. Los sabios del oriente no buscaron a Jesús para pedirle algo, sino lo buscaban para reconocerlo como rey y para ofrecerle adoración y presentes. ¿Por qué buscas a Jesús?

RESPONDAMOS A LA VIDA

Para Pensar:
¿Por qué buscas a Dios? ¿Cuál es tu intención al buscar a Dios?
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