Efesios 6.18-20 (2)
La necesidad de la oración
I.E.
I.H.
CONTEXTO
mientras toma y se coloca cada pieza de la armadura y hace uso de ella, debe orar pidiendo la bendición de Dios.
no debería verse simplemente como una séptima arma. Más bien, lo que Pablo está presentando es la oración como fundamento para el despliegue de todas las demás armas
Orar “en el Espíritu” (ἐν πνεύματι) significa buscar la guía, la dirección y la ayuda del Espíritu constantemente en oración.
Se entiende mejor como un dativo de medio, esto es, orando “mediante el Espíritu.” El Espíritu está al lado de los creyentes para animarles a orar, para indicarles por quién orar y cómo hacerlo, además de darles energía al orar por sí mismo y por los demás
Espíritu”, es decir, “con su ayuda” y “en armonía con su voluntad” según se halla revelada en la Palabra que él inspiró.
“Velar” (ἀγρυπνοῦντες) era una actividad que Jesús mismo pedía a sus discípulos a la luz de su inminente regreso: “Estad alerta, velad (ἀγρυπνεῖτε) porque no sabéis cuándo es el tiempo señalado” (Mc 13:33). Esta palabra se utilizaba de forma intercambiable con otro término para vigilar (γρηγορέω), que aparece en un llamamiento similar al final de Colosenses (4:2). Jesús también llamó a sus discípulos a “velad y orad” (γρηγορεῖτε καὶ προσεύχεσθε) para que no cayeran en la tentación (Mc 14:38). Así, ante las muchas dificultades, tentaciones y pruebas que caracterizarán el tiempo antes del regreso de Cristo, es muy importante que los creyentes mantengan una profunda dependencia del Señor.
Pablo anima a la iglesia romana a ser “dedicados a la oración” (Ro 12:12; ver también Col 4:2). Lucas repetidamente utilizaba este verbo para caracterizar la práctica de la oración de la iglesia primitiva (ver Hch 1:14; 2:42; 6:4). El término a menudo se utilizaba en la literatura griega para expresar la persecución denodada de algo, o (como dice un léxico estándar) “persistir obstinadamente en” algo.
Pablo aparentemente quiere que los creyentes sientan la responsabilidad de orar unos por otros para que puedan mantenerse con pureza e integridad ante Dios resistiendo los distintos ataques del maligno.
Pablo termina esta sección pidiendo que oren por él para que pueda resistir la tentación de ser intimidado por las circunstancias y que quede capacitado divinamente para declarar el evangelio con valentía y claridad.
No se trata de que Pablo no sepa qué decir; conoce el mensaje del evangelio perfectamente. Quiere que Dios le guíe y le fortalezca para que sus palabras tengan un efecto poderoso y sean dichas en el momento adecuado.
Cuando Pablo escribe esta carta, está a punto de enfrentarse a la oportunidad más grande de todo su ministerio cristiano: ponerse ante una tribuna romana ante el emperador Nerón y todos sus magistrados y defenderse contra los cargos que se le imputan. La motivación de Pablo va mucho más allá de presentar la mejor defensa posible para escapar de la muerte o de un encarcelamiento más largo; ve esto como una oportunidad extraordinaria para proclamar el evangelio del Señor Jesucristo a la gente más poderosa e influyente del mundo. Sin duda era un ambiente profundamente intimidante, y lo más seguro era que el maligno intentara acosar a Pablo de las formas más eficaces posibles para impedir que su testimonio fuera escuchado. Pablo está en medio de una batalla espiritual intensa y reconoce su necesidad de orar por sus queridos hermanos y hermanas.
Mientras Lucas sugiere que la valentía era una característica en la proclamación de Pablo, no hay duda de que tendría momentos de desánimo, preocupación y miedo; quizá especialmente a medida que el juicio se iba acercando.
En la época del NT, este término griego era el equivalente funcional del latín legatus, un “legado” imperial. Un legado romano era un representante del senado (a menudo un senador mismo) al que se le encomendaba llevar las políticas y las decisiones oficiales a una provincia en particular.107 A veces un legatus era incluso nombrado directamente por el emperador para gobernar una región o una provincia en concreto en su nombre (esto es, una provincia imperial para distinguirla de una senatorial). La imagen de un “embajador” como representante del emperador es la que probablemente está utilizando aquí Pablo.