La Bendición Trinitaria. 2 Corintios 13.14.

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2 Corintios 13:14 RVR60
14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

Introducción:

Esta semana que pasó aprendimos en la guía para el culto familiar y grupos pequeños acerca de Quin es Dios y la respuesta a la pregunta decía:
Dios es el creador y el sustentador de todos y de todo. Él es eterno, infinito e inmutable en su poder y perfección, bondad y gloria, sabiduría, justicia, y verdad. Nada sucede si no es a través de Él y por su voluntad.
Para esta semana corresponde el estudio Nº 3 y la pregunta dice:
¿Cuántas personas hay en Dios?
Considerando esto quiero que hoy meditemos en las bendiciones que obtenemos de cada una de las personas de la trinidad.
¿Realmente tenemos una comunión verdadera con cada un de las personas de la trinidad? ¿Entendemos que estamos unidos tanto al Padre, como a Hijo y al Espíritu Santo? ¿Qué es lo más importante que hemos recibido del Hijo? ¿Qué es aquello que recibimos del Padre? y ¿Qué hace el Espíritu Santo en nosotros?
¿Cómo afecta nuestra relación con Dios a mi relación con los hermanos?
Muchas veces no entendemos qué debemos esperar de Dios en nuestra vida por ellos nuestra relación con él es tan incipiente y árida.
En el día de hoy veremos como el Dios trino esta involucrado en nuestra vida y podemos esperar de él aquello que afectará toda nuestra forma de vivir y de relacionarnos.

Desarrollo.

2 Corintios 13:14 RVR60
14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Este texto es una bendición que el apóstol Pablo pronuncia al final de su carta.
Este texto nos muestra la igualdad de las personas de la trinidad pero a la vez nos enseña lo que debemos recibir y esperar de cada una de las personas.

I. Contexto de esta bendición:

Esta bendición se presenta al final de la segunda carta del apóstol Pablo a los corintios.
Acerca de 2 Corintios.
Esta carta era la tercera o cuarta que el apóstol enviaba a Corintios (el Señor ha querido preservar solo dos de todas estas cartas, la que llamamos 1 Corintios, que era la segunda carta que les escribía y esta carta).
En esta carta él defiende su apostolado contra los que se le oponían.
También en esta carta el apóstol manifiesta su gozo por el arrepentimiento de los corintios ante una carta donde él les reprendía por algunos pecados que había en la Iglesia y por aprobar a los que se oponían a él. (no se sabe si esa carta fue la 1 Corintios u otra)
También en esta carta el apóstol habla acerca de la colecta para los hermanos en Jerusalén.
Es por lo tanto una carta intensamente personal.
En esta carta trata también muchos temas teológicos, afianzando la doctrina ante los ataques de los falos maestros.
Vemos, por lo tanto, que esta es una carta muy personal.
Es el este contesto que al final de la carta el Apóstol da algunas instrucciones, las cuales enfatizan el deber de ellos de mantener la unidad.
2 Corintios 13:11–13 RVR60
11 Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. 12 Saludaos unos a otros con ósculo santo. 13 Todos los santos os saludan.
Les dice que deben tener gozo.
Que deben perfeccionarse.
Que deben consolarse.
Que deben ser de un mismo sentir.
Y que deben vivir en paz.
Les asegura que Señor estará con ellos.
Después de esto termina el apóstol con una bendición, la cual es el tema de nuestro estudio.

II. La Bendición.

2 Corintios 13:14 RVR60
14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Características:
Es una bendición trinitaria, cada persona de la trinidad es mencionada y presenta una bendición de cada una.
Por ello nos enseña la Igualdad de las personas de la Trinidad.
Nos enseña qué debemos esperar de cada una de las personas de la trinidad, sin embargo hay que entender que la bendición que se espera de cada una de las personas de la trinidad no es exclusiva de ella si no que también provienen de las demás. Es decir que no solo recibimos la gracia del Señor Jesús, también del Padre y del espíritu recibimos gracia. No solo recibimos amor del Padre, si no también del Hijo y del Espíritu, y no solo tenemos la comunión del Espíritu, si no también del Padre y del Hijo. Tenemos comunión con cada una de las personas de la Trinidad y tenemos comunión con los creyentes gracias a cada una de las personas de la Trinidad.
El orden en que está expresada esta bendición tiene que ver con la experiencia Cristiana. Vamos a ver:

1. La Gracia del Señor Jesucristo.

Entramos al reino de Dios por gracia, no por nuestros méritos.
Romanos 1:7 RVR60
7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Efesios 1:1–2 RVR60
1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso: 2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
1 Corintios 16:23 RVR60
23 La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros.
Y esta gracia nos llega por medio del Hijo de Dios.
Juan 1:14–18 RVR60
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

2. El Amor de Dios.

El amor de Dios hacia nosotros no comienza en el momento en que confiamos en el Señor ya que las Escrituras dicen que el Señor nos ha amado desde la eternidad:
Efesios 1:3–5 RVR60
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,
Pero la demostración de ese amor fue entregar a su Hijo por nosotros.
1 Juan 3:16 RVR60
16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
Pero el amor se experimenta cuando somos perdonados por Cristo.
Por ello el cristiano goza del amor incondicional de Dios.
Romanos 8:38–39 RVR60
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Y al presentarse el amor después de la gracia d Cristo nos enseña que somos amados pro Dios por pura gracia.

3. La Comunión del Espíritu.

Habiendo experimentado la gracia de Cristo y el amor de Dios el Espíritu de Dios nos une a Dios y a nuestros hermanos.
Estamos unidos en comunión con Dios por su Espíritu.
Efesios 2:18 RVR60
18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
Y estamos unidos a nuestros hermanos por el Espíritu de Dios.
1 Corintios 12:12–13 RVR60
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

III. Para quienes son esta bendición.

Para los hermanos a los cuales le escribe, aquellos que estaban pasando por muchas dificultades y pecados. A pesar de todo los conflictos y cosas negativas que podían estar pasando los corintios ellos debían descansar en la gracia del Señor, debían recordar que Dios les amaba y debían entender que por el Espíritu estaban todos unidos en el Señor.

Conclusión.

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