Eráse una vez un hombre, de mal Carácter...!

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 353 views
Notes
Transcript
INTRODUCCIÓN: CAPÍTULO 25
Siguen los apuros de David. I. La noticia de la muerte de Samuel hubo de ser un mal trago para David (v. 1). Pero: II. Lo más notable de este capítulo es el mal trato que recibió de Nabal. 1. Carácter de Nabal (vv. 2, 3). 2. La humilde demanda que le fue hecha (vv. 4–9). 3. Su grosera respuesta (vv. 10–12). 4. La justa cólera de David por ello (vv. 13, 21, 22). 5. Prudente actuación de Abigail para impedir el mal que, como consecuencia de la insensatez de su marido, veía cernirse sobre su familia (vv. 14–20). 6. Su alocución a David para calmarle (vv. 23–31). 7. La favorable recepción que le concedió David (vv. 32–35). 8. Muerte de Nabal (vv. 36–38).
Versículo 1:
Breve referencia de la muerte y sepultura de Samuel. 1. Aunque fue un gran hombre, pasó sus últimos días en retiro y oscuridad a causa de haberle rechazado Israel, por lo cual castigó Dios severamente al país. 2. Aunque era amigo fiel de David, por lo que Saúl le odiaba, murió en paz en los peores días de la tiranía de Saúl, el cual, aun cuando no le amaba, le temía, como Herodes a Juan el Bautista, y temía también al pueblo, pues todos sabían que era profeta. 3. Todo Israel hizo duelo por él. Sus méritos personales le acreditaron para recibir este honor en su muerte. Sus servicios al bien común, cuando fue Juez de Israel, hicieron que este respeto a su nombre y a su memoria fuese una justa deuda. Los hijos de los profetas perdían al fundador de sus escuelas, e Israel perdía a su constante intercesor (12:23) y al mejor amigo que tenían. 4. Le sepultaron, no en la escuela de profetas de Nayot, sino en su casa de Ramá donde había nacido. 5. David, entonces, se fue al desierto de Parán (o de Maón), y se retiró quizá para hacer duelo por la muerte de Samuel. Al perder a tan buen amigo, consideró que su peligro era mayor que nunca y, por ello, se retiró a un desierto fuera de las fronteras de Israel (a no ser que admitamos la lectura, más probable, de «Maón», como lo muestra el contexto siguiente, con lo que tenemos a David y a sus hombres, de nuevo, al sur de Hebrón, donde ya se habían encontrado antes—13:14 y ss.).

I.- LOS PERSONAJES DE NUESTRA HISTORIA: NABAL, ABIGAIL, DAVID. Versículos 2–11

Comienza aquí la historia de Nabal, donde tenemos:
I. Una breve referencia de un hombre de quien jamás habríamos sabido nada si no hubiese sido por su conexión con la historia de David, (Tan solo su nombre Nabal es mencionado 32 veces se nombre en el A.T.) De igual forma en nuestros tiempos, no tendríamos conocimiento del carácter de algunos hombres y mujeres sino fuera por su conexión con el Evangelio y su vínculo con Jesucristo.
1. Su nombre: Nabal, que significa necio, es una mezcla de insensato e impío (v. el mismo vocablo hebreo en Sal. 14:1, 53:1).
Léxico griego-español del Nuevo Testamento ἄφρων, ον, (gen. ονος).

ἄφρων, ον, (gen. ονος). Ignorante, necio, tonto, imprudente, iletrado. A.T. אֱוִיל, Job 5:2. אִוֶּלֶת, Pr. 14:1. אָוֶן, Is. 59:7. אֱנוֹשׁ־אָוֶן, Job 34:36. בּוֹשׁ hi., Pr. 17:2. בְּלִיַּעַל Pr. 6:12. בָּעַר, Sal. 93(94):8. בַּעַר, Sal. 91:7(92:6). לֹא חָכַם, Pr. 20:3. חֲסַר־לֵן, Pr. 17:18. כְּסִיל, Pr. 10:1. כְּסִילוּת, Pr. 9:13. לוּץ, Pr. 1:22. נָבָל 2 S. 13:13. סָכָל; Ec. 2:19. סֶכֶל, Ec. 10:6. עָצֵל, Pr. 24:30. פְּתִי Pr. 9:4.

N.T. Ignorante, necio, iletrado, tonto: Lc. 11:40; Lc. 12:20; Ro. 2:20; 1 Co. 15:36; 2 Co. 11:16; 2 Co. 11:19; 2 Co. 12:6; 2 Co. 12:11; Ef. 5:17; 1 P. 2:15.

2. Su familia: Era de la familia de Caleb y había heredado su hacienda, pero no sus virtudes. Maón y Carmel caen cerca de Hebrón, que fue dado a Caleb (Jos. 14:14; 15:54, 55). Los LXX y otras versiones antiguas dicen que era un «cínico» (lit.), en el sentido de que tenía «un genio de perros», siempre brusco y regañón.
3. Sus riquezas: Era muy rico (v. 2); lit. muy grande, porque las riquezas hacen que uno aparezca grande a los ojos del mundo, aun cuando su carácter era muy ruin y menguado, y ésa era su verdadera medida.
4. Su mujer: Abigail, que significa «el gozo de mi padre», nombre muy apropiado, pues se nos dice (v. 3) que «Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia». Con todo no podía prometerse a sí misma mucho gozo al casarse con tal hombre, al que probablemente la atrajo su riqueza más que otra cosa, con lo que mostró que su «buen entendimiento» distaba de ser perfecto. Son muchos los jóvenes y, especialmente, las jóvenes que se lanzan sobre un montón de riquezas mundanas, y se casan con ellas más que con una persona o con cualquier otra cosa que sea más deseable. ¡Cuántas Abigailes se ven atadas a sendos Nabales!
5. Su carácter: No tenía sentido alguno del honor ni de la honestidad, pues era «duro y de malas obras» (además de lo dicho arriba). Pudiera estar entre el Pueblo de Dios pero sus obras dirán que no forma parte de esa “Nación Santa, de ese Pueblo Escogido”.
II. La humilde petición que David le hizo de que les diese algunos víveres a sus mensajeros para él y para sus hombres.
1. Por lo que se ve, David se hallaba en grave aprieto para tener que mendigar el pan a la puerta de Nabal. Dios siempre está probando a sus hijos colocándoles en las peores circunstancias de la vida y rodeado de personas que no se imaginan.
2. Escogió una buena oportunidad para ello, pues Nabal tenía que mantener a sus esquiladores, y se hacían grandes fiestas y suculentos banquetes en esas ocasiones, como vemos por la fiesta que hizo Absalón en una ocasión semejante (2 S. 13:24). Muchas veces tus oportunidades terminarán en decepciones, así sucedió a David.
3. David ordenó a sus hombres que hiciesen la petición con todo respeto y cortesía: «Id a Nabal y saludadle en mi nombre» (v. 5); «Sea paz a ti (con el cúmulo de bienes que el vocablo hebreo significa), y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes» (v. 6). Y habla de sí como de «tu hijo David» (v. 8), con lo que insinuaba que le honraba y respetaba como a un padre. Todo creyente debe actuar siempre como un hombre que posee el conocimiento de la Palabra de Dios, haciéndole educado, gentil y amable.
4. Apela a la protección que los pastores de Nabal habían recibido de David y de sus hombres. (A) No les habían hecho nunca daño alguno ni les habían quitado ningún cordero, a pesar de la escasez de provisiones y del carácter mismo de los seguidores de David (22:2), lo cual habla muy alto en favor de David, quien había acostumbrado a sus hombres a abstenerse de apropiarse de lo ajeno. (B) Incluso les habían protegido de cualquier daño que otros hubiesen intentado hacer a los pastores de Nabal, como estos mismos confesaron (v. 16): Noche y día han sido para nosotros como un muro. Sin duda, los hombres de David fueron buenos guardianes de los pastores de Nabal cuando las bandas de filisteos descendían a robar las eras (23:1) y, quizás, a llevarse el ganado. De tales saqueadores se veían libres los pastores de Nabal gracias a la protección de David y sus hombres; por eso, dice: Hallen estos jóvenes gracia en tus ojos (v. 8).
5. Se muestra muy modesto en su petición (v. 8): «Te ruego que des lo que tengas a mano a tus siervos y a tu hijo David». Como si dijese: «Danos lo que puedas para que salgamos de este apuro, y te quedaremos sumamente agradecidos». A pesar de la protección que había prestado a los pastores de Nabal, David no demanda nada como una deuda, ni como un tributo (pues era rey electo y ungido), ni como una contribución (pues era un general), sino como un favor que se presta a un amigo y a un siervo.
III. Que diferencia de carácter entre estos dos Israelitas, pues a pesar de que eran de la misma tribu, y de ambos tener conocimiento de Dios. Vivían de formas muy distintas: uno en pobreza y otro en riqueza, esto nos lleva a pensar que las posesiones (casa, coche, ingenio, dinero, fama, honor, familia, etc.) no definen o establecen siempre el carácter de una persona. El rico debería poseer un carácter dócil y manso, y el pobre por su escaces y aflicción debería ser amargo y duro. Pero que sorpresa nos llevamos cuando conocemos a estos dos hombres, uno de nombre Nabal y el otro de nombre David.
Grosera respuesta de Nabal a tan modesta petición (vv. 10, 11). Nabal, no sólo se negó, sino que le contestó de la forma más grosera.
1. Habla de David con el mayor desdén, como de una persona sin ninguna importancia, en la que no merece la pena fijarse. Los filisteos habían dicho de él: ¿No es éste el rey de la tierra, el que hirió a sus diez miles? (21:11); sin embargo, este Nabal, su vecino y de la misma tribu, aparenta no conocerle o, al menos, no conocerle como hombre de mérito ni distinción (v. 10): ¿Quién es David y quién es el hijo de Isaí? Los hombres de mal carácter se esconden bajo la máscara de la Ignorancia y bajo esta máscara respaldan su ira, su enojo.
2. Más aún, le echa en cara el aprieto por el que está pasando y toma de ello ocasión para presentarlo como un mal hombre, digno de ser castigado por vago, más bien que socorrido por necesitado. ¡Cómo le sale del corazón el lenguaje rudo y villano de los que odian la misericordia y la limosna! David estaba reducido a esta estrechez, no por culpa suya, sino precisamente por los buenos servicios que había prestado a su país y por los honores que Dios le había otorgado; pero Nabal le presenta como a un vagabundo y haragán. Sin duda que éste malgeniudo hombre nunca está dispuesto a reconocer el favor o el servicio que los demás obraron para su beneficio y de su hogar.
3. Insiste en los derechos que tiene sobre las cosas de su propiedad y las provisiones de su mesa y se niega en redondo a compartirlas con otros. Nos equivocamos si creemos que somos dueños absolutos de nuestras posesiones para hacer de ellas lo que queramos. No, sino que somos administradores y debemos usar nuestras cosas según la voluntad de Dios, y recordemos que no son realmente nuestras, sino que nos han sido encomendadas para usarlas debidamente.
Recordemos la advertencia que el Señor hace a su Gente para no traer una idea incorrecta para tu carácter: Efesios 5: 15-17.

15Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor

Jhon Stott dice al Respecto: Las Escrituras presentan un testimonio irrebatible del poder que tienen la ignorancia y el error para corromper y del poder que tiene la verdad para liberar, ennoblecer y purificar.
De modo que podemos pensar que Nabal tenía un carácter tan especial, tan explosivo, y tan insoportable porque no había nada en su mente que pudiera ablandar su corazón. Si un creyente no se alimenta y se expone continuamente a la Verdad, dudemos seriamente que llegue a poseer un carácter tan noble y apacible que podamos soportar.

II.-UN CARÁCTER PUESTO A PRUEBA: Versículos 12–17

I. Informe que los emisarios dan a David de la forma en que les ha tratado Nabal (v. 12): «Se volvieron por su camino». Mostraron su desagrado sin decir palabra y se dieron media vuelta para no seguir tratando con un tipo tan grosero. Cuando los siervos de Cristo son tratados con grosería, deben encomendar su causa al que juzga justamente (1 P. 2:23) y esperar a que Dios actúe (Sal. 37:5). No pienses que eres el único que estas sufriendo estas duras situaciones en tu matrimonio, en tu familia, en tu trabajo, en tu ciudad, en tu economía, en tu salud, en tu Iglesia, en tu corazón. Es mejor callar y encomendar nuestros tiempos al Señor. Al igual que lo siervos de David, es mejor callar ante un carácter explosivo y airado; aunque muchas veces tengamos nosotros la razón.
II. Rápida reacción de David ante este ultraje. Se ciñó la espada y ordenó a sus hombres que cada uno hiciera lo mismo (v. 13). 1. Se arrepintió de toda la bondad que había mostrado con Nabal, y la consideró como un despilfarro (v. 21): «Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto». Cuando el creyente se olvida completamente de la Providencia Divina y Soberana de Dios, comienza abrazar la idea de que es un mártir y víctima de los demás y por ello debe pelear para limpiar su honor y recuperar un poco de su inversión en los demás, es entonces cuando haz sido reprobado tu carácter por el Señor al ponerte tales dificultades.
2. Resolvió destruir a Nabal y todas sus pertenencias (v. 22). En esto no actuó David conforme a su propio carácter. Fue una resolución sangrienta, pues decidió matar a todos los varones de la casa de Nabal. La ratificación de su resolución fue igualmente apasionada (v. 22): «Así haga Dios a los enemigos de David y aun les añada …». Esto es lo que dice el actual texto hebreo, pero es preferible la lectura de los LXX: «Así haga Dios a David y aun le añada …». En efecto, siempre que en la Biblia aparece esta fórmula imprecatoria, se invoca la venganza divina sobre la propia persona (20:13) o sobre la persona misma conjurada (3:17). Por consiguiente, quedan pocas dudas de que el texto actual fue corregido tardíamente por algún escriba que deseó evitar que cayera sobre David la maldición, puesto que no ejecutó el juramento que había proferido. En todo caso, podemos preguntarnos: «¿Es ésta la voz tuya, David?» (comp. con 24:16). ¿Es éste el mismo que hace pocos días perdonó la vida a quien le perseguía para matarle, y ahora no quiere perdonar la vida ni (con alguna probabilidad) de los perros del hombre que se ha limitado a ultrajar de palabra a sus mensajeros? El que otras veces solía ser tan pacífico y considerado, arde de cólera ahora por unas pocas frases, de tal modo que sólo puede calmarle la sangre de toda una familia. ¿Qué son los mejores hombres si Dios los deja de su mano? Como de Nabal esperaba nobleza y bondad, la afrenta que recibió de él le tomó tan de sorpresa que, al bajar la guardia, sufrió un ataque repentino que puso en desorden todas sus emociones. ¡Cuánta necesidad tenemos de orar: Señor, no nos metas en tentación!
Porque sin duda, cuántos David´s actuarán peor que Nabal… (que se traduce en los cristianos actuando peor que los paganos.)
III. El informe que de todo esto le dio a Abigail uno de sus criados, más considerado que los demás (v. 14). Abigail al ser una mujer de buen entendimiento, se percató de la situación por lo que le dijo el criado, el cual:
1. Hizo justicia a David al recomendar a él y a sus hombres por la humanidad con que se habían comportado con los pastores de Nabal (vv. 15, 16): «Aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y, a pesar de hallarse ellos en necesidad, no nos faltó nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos, y aun cuando ellos mismos estaban expuestos al peligro noche y día han sido para nosotros como un muro».
2. No hizo ninguna injuria a Nabal al condenarle por su rudeza con los emisarios de David (v. 14): «… y él los ha zaherido» (lit. ha volado sobre ellos, es decir, se ha lanzado contra ellos con insultos y vituperios). Posteriormente, viene a decir que no se puede esperar otra cosa de él, pues ésa es su costumbre (v. 17): «Es un hijo de Belial, que no hay quien pueda hablarle».
3. Hizo un gran servicio a Abigail y a toda la familia al hacer que ella se diese cuenta de lo delicado de la situación y de las terribles consecuencias que la actitud de su marido podía acarrear. Había que hacer algo para calmar a David. Preguntémonos todos si hemos actuado como Abigail, haciendo todo a nuestro alcance para andar y traer paz; y así evitar las consecuencias tan terribles por un mal carácter en nuestro esposo, hijo, o madre, o un miembro de la Iglesia??? El resultado que se esperaba obtener de aquel examen que Dios envió a su siervo, a su hijo, a su ungido David no fue el más agradable. También David nos pudo decepcionar en su carácter; tu y yo somos mejores que David? Nadie es perfecto; pero debes preguntarte si tu carácter es tan insoportable como el de Nabal o tan decepcionante como lo fue en su momento el siervo de Dios llamado David?
No olvides cristiano que Dios siempre estará probando a sus hijos y el carácter que estos tienen en tiempos de derrota de escaces, o de enfermedad; como también en tiempos de prosperidad, éxito, o de paz.

III.- UN CARÁCTER QUE PODEMOS COPIAR: Versículos 18–31

Veamos ahora la prudencia con que actuó Abigail para preservar a su marido y a toda la familia de la destrucción que se cernía sobre ellos. En un caso como éste la prudencia es mejor que las armas. 1. Ya fue una muestra de prudencia el que actuó rápidamente, sin demora. Los que deseen buenas condiciones de paz, deben acordarlas cuando el enemigo está todavía lejos (Lc. 14:32). 2. Otra muestra de su prudencia fue actuar por sí misma, sin enviar a otros, puesto que era mujer de entendimiento y sabía cómo expresarse. Abigail se dispone, pues, a expiar las culpas de Nabal.
I. Con un espléndido presente, Abigail expía la negativa de su marido a la petición de David. Abigail prepara en abundancia lo mejor que tenía en casa (v. 18), no sólo lleva una copiosa provisión de pan y carne, sino también de pasas e higos. Nabal rehusó darles ni aun agua (v. 11), pero ella les llevó dos odres de vino, lo cargó todo sobre unos asnos y lo envió por delante (v. 19). Abigail obró, no sólo legítimamente, sino también laudablemente, al disponer de todos estos bienes de su marido sin conocimiento de éste, porque lo hizo en defensa necesaria de él mismo y de toda la familia, la cual, de no haber tomado ella estas medidas, se habría visto irremisiblemente abocada a la ruina. Maridos y esposas, por el bien y el beneficio de la familia, han de tener el mismo interés en el uso y consumo de sus posesiones materiales; pero si uno de ellos derrocha o gasta en lo que no debe, está robando a su cónyuge.
II. Con su porte impresionante y su palabra encantadora, expía por el lenguaje grosero con que Nabal les había tratado. Salió al encuentro de David cuando éste venía lleno de resentimiento y planeaba la muerte de Nabal (v. 20). Con todas las muestras posibles de cortesía y respeto le ruega humildemente que se digne escucharla y le pide que excuse la ofensa. Muchas veces la mejor manera de estar en paz con los demás por causa de un mal carácter, explosivo, e iracundo y hasta maldiciente; es actuar uno mismo, en persona, y no enviar a un tercero para que ocupe nuestra responsabilidad.
1. Todo el tiempo se dirige a él con seriedad y respeto. No le echa en cara el furor que le domina, sino que procura calmarle el genio. Aunque muchas veces el hombre enojado no tenga la razón, debemos usar la misericordia y la piedad en lugar de la justicia y venganza.
2. Echa sobre sí misma el reproche por el mal tratamiento que habían recibido los emisarios de David (v. 24): «Sobre mí sea el pecado». Abigail muestra así la sinceridad y la fuerza de su afecto conyugal y el interés que tiene por su familia; por malo que fuese Nabal, al fin era su marido.
3. Excusa la falta de su marido y apela a lo rudo de su carácter natural y a su falta de entendimiento (v. 25): «Él se llama Nabal (es decir, insensato), y la insensatez está con él». Como si dijese: «En él prevalece la simpleza más que la maldad. Perdónale, pues no sabe lo que se hace». Esto fue lo que nuestro Señor oró a favor tuyo y mío cuando el estaba en la cruz, cuando debió más bien orar por justicia y por tu muerte.
4. Se excusa a sí misma por no estar enterada primeramente de lo que había pasado: «Mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú enviaste. De haberlos visto yo, se habrían llevado mejor respuesta». Debemos estar dispuestos a ser los Sustitutos de aquellos que actúan en insensatez. “El Justo por los Injustos”.
5. La mención que Abigail hace del derramamiento de sangre (v. 26) que David estaba a punto de llevar a cabo para vengarse, bastó para enternecer un corazón tan bien dispuesto como el de David y, por lo que él mismo dice (v. 33), es evidente que le impresionó mucho. Abigail alaba a David por los buenos servicios que ha prestado contra los comunes enemigos de la nación (v. 28): «Mi señor pelea las batallas de Jehová contra los filisteos y, por consiguiente, Jehová se encargará de pelear contra los que afrenten a David». Le predice también el feliz resultado de los apuros que sufre de momento, pues le asegura:
(A) Que Dios le conservará a salvo (v. 29): «La vida de mi señor será ligada en el haz de los vivos delante de Jehová tu Dios». Dios es el que, como dice literalmente el Salmo 66:9, «coloca nuestra alma en la vida», como una joya que se guarda en un relicario. El vocablo hebreo seror, que se traduce por haz (esto es, gavilla), significa bolsa en que se guarda el dinero (v. Gn. 42:35; Hag. 1:6, etc.), o la bolsita de perfumes que llevaban las mujeres sobre el pecho (Cant. 1:13).
Es, en cierto modo, un sinónimo del «libro de la vida» (Sal. 69:29; Is. 4:3; Dn. 12:1; Ap. 3:5). La vida del creyente es como un «tesoro» que Dios guarda con cariño (comp. con Sal. 116:15). Los judíos lo entienden no sólo de esta vida, sino también de la vida futura. Por eso, hacen grabar sobre sus tumbas las cinco primeras letras de las respectivas palabras que corresponden en hebreo a la frase: «que su alma sea guardada en el haz de la vida». La frase se halla también en los rollos de Qumrán.
(B) Que Dios le dará la victoria sobre sus enemigos: «Él (Dios) arrojará la vida de tus enemigos como de en medio del hueco de una honda» (v. 29) y le hará «casa estable» (v. 28). La imagen del haz de los vivos, conservado como un relicario en poder de Dios, contrasta con la imagen, aplicada a los enemigos de David, de la piedra que viene a ser arrojada lejos con la honda. Con estas razones, Abigail confía en que David perdonará la ofensa y no se arrepentirá después de haber perdonado, sino que, más bien, tendrá una inefable satisfacción por haber dominado su pasión con la prudencia de su espíritu y la gracia de Dios.
Siempre es mejor responder con un corazón pacifico que con un corazón airado y malgeniudo ante aquellos que en su insensatez viven pensando siempre en vengarse de todos.

IV.- LOS RESULTADOS DE UN BUEN CARÁCTER: Versículos 32–35

«Como zarcillo de oro y joyel de oro fino es el que reprende al sabio que tiene oído dócil» (Pr. 25:12). Abigail dio un sabio reproche a la pasión de David, y David prestó un oído dócil al reproche de ella conforme al principio que él mismo propuso (Sal. 141:5): «Que el justo me castigue será un favor».
I. David da gracias a Dios por haberle enviado este feliz impedimento contra la explosión de su ira pecaminosa (v. 32): Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. Hemos de agradecer a Dios todos los favores y beneficios que nos hacen nuestros amigos, ya sea para nuestro cuerpo o para nuestra alma. Un mal carácter desencadena siempre enfermedades o malestares físicos que no solo lamentarás; también males espirituales destrozarán tu salud espiritual. Debemos agradecer que Dios te guarde de estos grandes desastres que puede causar un mal carácter.
II. Da también gracias a Abigail por haberse interpuesto oportunamente entre él y el mal que había pensado hacer (v. 33): Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, etc. Debes agradecer a las personas o familiares en la fe o en la sangre que te ayudan a frenar ese mal carácter en lugar de herirles o menospreciarles.
III. Parece muy consciente del gran peligro en que se hallaba lo que engrandecía el favor que ella le había hecho en librarle de él. Habla de su pecado como de algo muy grave, pues estaba a punto de derramar sangre, algo que le horrorizaba cuando estaba en su sano juicio, como lo atestigua su oración (Sal. 51:14): Líbrame de la sangre derramada (aun cuando es probable que aquí signifique una muerte prematura, como castigo por el pecado que se narra en 2 S. 11).
Un mal carácter es tan peligroso como cualquier otro pecado; tan dañino como la misma muerte.
IV. La despide con respuesta de paz (v. 35), como abrumado por la elocuencia de ella: «Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz (es decir, he escuchado tu razonamiento), por lo que no ejecutaré la venganza que pensaba tomarme, y te he tenido respeto (lit. he levantado tu rostro): he aceptado tu petición. Estoy satisfecho de ti y de lo que has dicho».
V.- LOS RESULTADOS DE UN MAL CARÁCTER: Versículos 36- 38.
1. «Nabal se hallaba completamente ebrio» (v. 36). Llegó Abigail a su casa y parece ser que halló a su marido con tanta gente y con tal abundancia de manjares en torno de él, que ni echó en falta a su mujer ni los manjares que le había llevado a David. Su misma ebriedad daba testimonio de que era Nabal, esto es, un insensato pues no sabía usar de sus muchos bienes sin abusar de ellos, ni hacerse agradable a sus amigos sin hacer de sí mismo una bestia. No hay señal más segura del poco sentido de una persona, ni camino más seguro para perder el poco que le queda, que el beber con exceso. Nabal, que nunca pensó en gastar un poco a favor de los necesitados, tampoco pensaba que fuera demasiado lo que gastaba en despilfarro y vicio.
2. El que ayer estaba ebrio de vino, a la mañana siguiente estaba lleno de melancolía (v. 37). Cuando, al amanecer, volvió en sí un poco, le contó su mujer lo ocurrido y cuán cerca de la destrucción se había puesto a sí mismo y a su familia por su rudeza, y qué dificultad había tenido que arrostrar ella misma para impedir tal destrucción; al oírlo él, desmayó su corazón (lit. se murió su corazón) en él, y se quedó como una piedra. Se quedó sombrío y taciturno, aterrado, más que avergonzado, de su necedad.
3. Finalmente, Nabal murió (v. 38): «Unos diez días después, sin salir del terror que le había entrado, Jehová hirió a Nabal, y murió».
EL SEÑOR SIEMPRE CASTIGARÁ EL MAL CARÁCTER DENTRO DE SU PUEBLO Y COMO CUALQUIER OTRO PECADO TARDE O TEMPRANO SIEMPRE TE LAMENTARÁS.
QUE EL SEÑOR NOS AYUDE A NOSOTROS SU IGLESIA PARA QUE EN ORACIÓN CLAMEMOS EN FAVOR DE SU PUEBLO, Y DE QUE ÉSTE PUEBLO ESCOGIDO, ÉSTA IGLESIA TENGA UN PACIFICO, NOBLE, COMPASIVO Y ADMIRABLE CARÁCTER.
Related Media
See more
Related Sermons
See more