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tema: La Madurez Espiritual
Hacia la Madurez Espiritual, y no Hacia la Victoria Espiritual.
¿Por qué?
Porque la madurez espiritual es más que simplemente lograr el servicio cristiano victorioso.
Por supuesto, nadie puede servir a Dios sin una medida de madurez,
así como nadie puede pelear por Él
sin una medida de conocimiento y capacitación para las realidades del conflicto espiritual.
Hemos escuchado la afirmación, y la hemos respaldado, que
el más alto servicio a Dios en la tierra es la intercesión.
?Acaso no hay uno más alto?
Es amor a Jesús y gozarnos en Dios. Esta es la adoración más alta,
la más alta madurez y el servicio más alto: todo en uno. Esto corre al lado con la pesada guerra de la intercesión y con el servicio público y eficaz para Cristo.
Es lógico que no podemos frecuentar el trono de gracia sin llegar a conocer al ocupante de aquel trono.
No podemos ser muy activos en servir de su gloria
sin disfrutar de los frutos de aquella cooperación con Él.
el amor de Jesús como solo sus amados lo conocen.
Si el celo de Dios (cf. Romanos 10:2–4) y el honor de su nombre, que nos impulsa hasta la muerte
[“si entregase mi cuerpo para ser quemado” (1 Corintios 13:3)], no son puros para ganar su cooperación, no seremos dignos de su encomio. Así les pasó a los efesios (cf. Apocalipsis 2:1–7). Ellos habían dejado su primer amor, Jesús, y consecuentemente lo más alto y lo mejor de sus vidas quedó en duda.
No hay lealtad, fidelidad, obediencia, paciencia o longanimidad que pueda satisfacer la contemplación de la majestad en los cielos [ salvo que fluya de amor hacia Jesús.]
Exploremos la conexión de esto con lo que hemos estado comentando. Hemos visto que Dios aborrece tres elementos en el ser humano caído: sus pecados, su pecado y la influencia de Satanás.
no hay nada ni nadie a quien temer, podemos entrar a la heredad infinita y eterna que la victoria de Cristo ha ganado para nosotros: “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses 4:7).
“Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20).
Por supuesto, sabemos que no debemos pecar’
para que la gracia abunde (6:1–2); pero tenemos que regocijarnos
“Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47). La gracia del abundante perdón de muchos pecados produce un amor correspondiente en el pecador perdonado.
Esto hace que el llamado problema del mal no solo sea un misterio solucionado sino que se convierta en causa de gran gozo y acción de gracias a Dios,
Nadie que sepa que Dios está sentado sobre su trono y que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28) puede tener temor alguno. Si sabemos que todas las cosas son como son por la victoria de Cristo, nada nos debe preocupar ni en nuestro corazón ni en nuestra mente.
Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.
Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar.” (Exodo 14:24–27)
“Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo”. Aquí van dos testimonios para la gloria de Dios: uno de los egipcios, y el otro de Israel.
Todo, entonces, conduce a su gloria,
¡Jesús! Nombre sobre todo nombre.
En el cielo, en la tierra, o debajo de la tierra:
ángeles y hombres se postran delante de él.
Y demonios tiemblan y huyen.
“Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. / Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.” (1 Corintios 7:29–31, 35)
Entonces, la madurez espiritual está a la vista cuando; empezamos a conocer quien es Dios en nosotros
hai’ empiesa la madures del cristiano
“El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre”
Sin amor a Jesús, como el Espíritu dice a los de la iglesia de Éfeso, no hay nada (cf. Apocalipsis 2:1–7); pero con el amor, todo es posible.
“Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti.
Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente.
Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.”
(Salmo 16:2, 5–6, 9, 11)
¡Esta es la voz de la madurez espiritual!1
1 Still, W. (2014). Hacia la madurez espiritual: Vencer el mal en la vida cristiana. (S. W. Moore & J. R. M. Gómez, Trans.) (Primera Edición, pp. 87–94). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.