Se viene el fin. ¿Qué hay que hacer?
Profecías por cumplir • Sermon • Submitted
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Introducción:
Introducción:
Las ocasiones en que me ha tocado estar en ciudades que no conozco, siempre he preferido tener a alguien cerca que conociera el lugar. ¡Todo es tan diferente! También me ha tocado visitar ciudades que no conocía, y he tenido que vagar como perdido buscando lugares y direcciones. Pero cuando tienes a alguien que conoce el camino, esa persona se transforma en tus ojos y tu mapa.
Ese es Jesús para nosotros. Él conoce el Camino; y no solamente lo conoce sino que lo es.
¿Qué tiene para decir Jesús en cuanto a lo que va a suceder en el mundo? ¿Qué más podemos esperar ahora?
3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.
3 Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado:
—¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?
4 —Tengan cuidado de que nadie los engañe—les advirtió Jesús—. 5 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. 6 Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. 7 Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes. 8 Todo esto será apenas el comienzo de los dolores.
3 Más tarde, Jesús se sentó en el monte de los Olivos. Sus discípulos se le acercaron en privado y le dijeron:
—Dinos, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal marcará tu regreso y el fin del mundo?
4 Jesús les dijo:
—No dejen que nadie los engañe, 5 porque muchos vendrán en mi nombre y afirmarán: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a muchos. 6 Oirán de guerras y de amenazas de guerras, pero no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder, pero el fin no vendrá inmediatamente después. 7 Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá hambres y terremotos en muchas partes del mundo. 8 Sin embargo, todo eso es sólo el comienzo de los dolores del parto, luego vendrán más.
1) No seas víctima del engaño
1) No seas víctima del engaño
Jesús le empieza a responder a los discípulos. La inquietud de ellos era parecida a la nuestra: ¿cuándo ocurrirían los eventos finales? ¿Cómo iban a saber identificar el cumplimiento de los anuncios del Maestro en cuanto acontecimientos relacionados con el fin, su venida, la destrucción del templo y otros?
Tal como ellos, nosotros también tenemos inquietudes. Miles de cosas están ocurriendo, en nuestras vidas y a nuestro alrededor. La humanidad entera se encuentra sacudida por situaciones imprevistas, sorprendentes y muchas veces preocupantes. ¿Qué tenemos que encontrar en ellas? ¿Podemos “leer” en ellas el cumplimiento de lo anunciado por Jesús?
Veamos, ¿qué responde nuestro Salvador?
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
4 —Tengan cuidado de que nadie los engañe—les advirtió Jesús—. 5 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos.
4 Jesús les dijo:
—No dejen que nadie los engañe, 5 porque muchos vendrán en mi nombre y afirmarán: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a muchos.
“Mirad que nadie os engañe.” Esta parece ser su preocupación principal. A lo largo de este capítulo -- y en otros pasajes del Nuevo Testamento -- vemos la insistencia en esta advertencia. Tanto a aquellos discípulos como a nosotros, sus herederos en la fe, se nos hace un llamado a la vigilancia, porque recibiremos ataques directos de los engañadores. ¿Puedes identificar los intentos de engaño que han afectado o están afectando tu vida? Esto es algo serio. A lo largo de nuestras vidas recibimos, casi constantemente invitaciones, propuestas, sugerencias e iniciativas de diferente índole, y si nos descuidamos podríamos aceptar como buenas y ciertas muchas que nos inducirían al error o dirigirían nuestras vidas y las de quienes nos rodean al desastre. Es por eso que estas palabras de nuestro Señor están llenas de seriedad, señalándonos que debemos tener cuidado, porque las indicaciones hacia el mal camino están por todas partes.
“Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Jesús no predijo con exactitud cuándo sucedería esto. Cuando miramos a la historia, podemos constatar que ha sucedido en muchas ocasiones. Muchos se han levantado con la presunción de señalar el camino correcto, presentándose como salvadores o maestros, dueños y transmisores de una revelación que otros no han recibido. Sus enseñanzas han sonado bien, y muchos les dedicaron su confianza, desviándose del camino hacia la salvación. Sucede todavía hoy, y mucho más todavía, en la época en que todo el conocimiento humano es de libre acceso para la inmensa mayoría. ¡Cuidado! Los falsos mesías siguen apareciendo y engañando.
2) No dejes que el pánico te domine
2) No dejes que el pánico te domine
6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
6 Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.
6 Oirán de guerras y de amenazas de guerras, pero no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder, pero el fin no vendrá inmediatamente después.
“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.” Casi en cada ocasión en que una nueva guerra ha teñido las páginas de la historia de la humanidad también se han levantado las voces apocalípticas que conectaban las vivencias con profecías y aparente sabiduría. ¡Qué interesante lo que dice el Maestro! Nos invita a no inquietarnos con lo que a todos inquieta. De alguna manera nos quiere transmitir sobriedad en medio de pánico general. ¡Sí, Señor! ¡Quiero escuchar tu voz y mantenerme firme, con mi mirada en ti! ¿Te das cuenta de lo que Jesús dice? Anuncia que es necesario que estas cosas, las guerras y los rumores de guerra, sucedan. Son parte de lo que Dios permite en el desarrollo de su plan. De ninguna manera representan el descontrol de parte del Altísimo ni que todo esté expuesto al azar. Piénsalo: a Dios no le sorprende lo que a nosotros nos sorprende, y tampoco considera incontrolable el resultado de lo que a nosotros se nos va de las manos. Lo considera necesario. Dios está desarrollando su plan, un plan perfecto y cuidadoso, diseñado para la salvación y bendición de los que creen en Jesús. Pero algo deja bien claro: estos levantamiento armados y violentos, estos momentos históricos que sacuden familias y naciones, no implican la culminación del plan: “aún no es el fin”. ¿Necesitas equilibrio y paz en tu vida? Busca a Dios, con todo tu corazón, porque Él no ha perdido la calma. Esto me recuerda a Jesús, levantándose de su siesta en medio de la tormenta en el Mar de Galilea para darle órdenes al viento y al mar. ¡Ese es nuestro Señor y Salvador! ¡Confía! ¡No te dejes amedrentar por lo que pasa! ¡Dios está en su santo trono! ¡Calle delante de Él toda la tierra!
3) Esto recién está comenzando
3) Esto recién está comenzando
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.
7 Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes. 8 Todo esto será apenas el comienzo de los dolores.
7 Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. Habrá hambres y terremotos en muchas partes del mundo. 8 Sin embargo, todo eso es sólo el comienzo de los dolores del parto, luego vendrán más.
“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”. Trato de imaginar a los primeros oyentes de estas palabras, escuchando con asombro lo que Jesús está diciendo. Imagino un profundo silencio en el que aquellos humildes discípulos procuraban asimilar de alguna manera aquellas verdades saliendo de la boca del Verbo de Dios. ¡Qué tremendo! ¡No se trataba solamente de guerras! Considera las noticias de este tiempo, y las verás llenas de más de lo mismo: terrorismo, inequidad económica, la creación reaccionando con eventos poderosos como grandes tormentas o terremotos, nuevas y amenazantes enfermedades, y más. Y Jesús ya lo sabía. Lo que vas a leer o escuchar en el noticiero de hoy ya era del conocimiento de nuestro Señor en el siglo I, y antes también. A Él no lo sorprende, no lo toma desprevenido, y nos advierte para que nosotros encontremos nuestro equilibrio en Él. Y, ¿cómo lo llama? “Y todo esto será principio de dolores”. Nada más que principio, parte, una muestra. Cosas peores van a ocurrir. No se trata de ser pesimistas sino sensatos en cuanto a lo que se viene. Lo de darle la espalda a Dios, ya sea personalmente o como raza, no es un juego y trae sus muy severas consecuencias. ¿Te das cuenta, realmente, de las implicaciones? Así que, ¿sorprendido o asustado por lo que pasa? Míralo al Señor y recupera la paz. El poseedor de esta sabiduría, este conocimiento y este control del devenir de la historia tiene el poder para orientar tu vida, conforme a su voluntad, para que llegues al buen destino en su presencia.
Conclusión:
Conclusión:
Considera los puntos a los que Jesús dedica su atención cuando le preguntaron qué señales indicarían el fin de los tiempos y su venida.
Que no nos dejemos engañar. ¿Estás seguro de que no estás cayendo en el error? La salvación no se trata de que Dios esté “allí” para solucionar tus problemas, de manera que puedas seguir adelante con tu vida como quieres. No se trata de que “todos tu sueños se hagan realidad”. ¡Cuidado! ¡Hay muchos engañadores!
Que no nos dejemos dominar por el pánico. Hoy en día hay muchos que se dejan controlar por el miedo. En medio de todo eso, Jesús nos dice que “no nos turbemos”. No te dejes alterar por las amenazas y las malas noticias. Él sigue teniendo el control. Él es quien sabe que “es necesario que todo esto acontezca”.
Prepárate, porque se vienen tiempos peores; esto es solamente el comienzo. Como la incomodidad de la mujer que va a dar a luz pronto, dolores de parto. Hay que prepararse. Jesús, en lugar de darnos un calendario de actividades del plan de Dios, nos da una advertencia para que estemos preparados. No promete que todo siempre va a salir bien, pero nos asegura su cuidado y presencia.
¡Estemos preparados!