¿Te ha parecido alguna vez que nadie se fija en ti? La ropa nueva y los nuevos estilos pueden ayudar por cierto tiempo. Pero si deseas un cambio permanente, aprende a verte como Dios te ve: «En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas» (Isaías 61.10).
¿Ha decaído tu autoestima alguna vez? Cuando esto ocurra, recuerda lo que vales.