Advertencia sobre el error.

Participar de las obras del reino de las tinieblas es un peligro que siempre amenaza a los santos y de eso el diablo se encarga.

Formas de participar en el reino de las tinieblas:

Podemos participar cometiendo los mismos pecados que los incrédulos o siendo cómplices de ellos—ya sea dando malos consejos (2 S. 13:5). conociendo el pecado y ocultándolo (1 S. 3:13), consintiéndolo ( Pr. 1:10) o bien restándole importancia (Ro. 1:32).

El contraste entre los dos reinos: en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor … (8a)

Lo espectacular del pasaje radica, precisamente, en que no dice que vivían en tinieblas (cosa que era verdad) sino que eran tinieblas porque poseían la naturaleza tenebrosa.

El cambio de reino implica cambio de naturaleza: “hijos de luz” (1 Ts. 5:5). La luz expresa la naturaleza santa de Dios.

La luz es sinónimo de gozo, bendición y vida (Job 18:5–6)

Frecuentemente representa la presencia de Dios y sus favores (Sal. 27:10

la luz con la vida y las tinieblas definen dos estilos de vida opuestos.

Como Dios es luz, Cristo también es luz (Jn. 8:12) y todos los hijos de Dios son “hijos de luz” desde el día en que por la iluminación del glorioso evangelio de luz él nos cambió (2 Co. 4:6)

Andar como hijos de luz significa desarrollar el conocimiento de Dios en conducta santa (Mt. 5:16)

El pecado y la corrupción son frutos de las tinieblas; en cambio la luz es el emblema de la satisfacción y prosperidad en Dios (Sal. 27:1)

La conducta de los hijos luminosos: andad como hijos de luz … (8 b)

Jesucristo declaró Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz (Jn. 12:36), indicando su deseo de progreso cesante como resultado de la fe:

(1) andar mientras tenemos la luz; y luego

(2) creer en la luz mientras tenemos luz;

(3) para que seamos hijos de luz.

Conclusión: Esta es la gloriosa transformación que opera la fe.