Ordenación de Diáconos

FORMULARIO PARA LA CONFIRMA- CIÓN DE ANCIANOS Y DIÁCONOS

Amados hermanos:

Después de haber dado a conocer a la congregación el nombre del hermano que ha sido propuesto para el cargo de diácono, y no habiendo nadie presentado objeción válida en contra de el, en el nombre del Señor procederemos ahora a su ordenación.

Ya vinos lo que la Escritura dice sobre la naturaleza y las obligaciones de los diáconos.

Amado hermano Carlos recuerda que con fidelidad y solicitud debes ejecutar este sagrado oficio que involucra reunir y cuidar los bienes para los necesitados; además de repartir estos con sencillez, sabiduría, prudencia y gozo. Recuerda que es parte de tu deber llevar el consuelo y el gozo espiritual de las Escrituras a los menesterosos.

Y ahora, amado hermano, para que todos los presentes sepan que estás dispuestos a aceptar los cargos a los que has sido llamado, responde a estas preguntas:

¿Crees que verdaderamente haz sido llamado por la congregación y por ende por Dios mismo–, a este sagrado ministerio?

¿Aceptas las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamentos como la única Palabra de Dios y completa doctrina de salvación, y rechazas toda enseñanza que le sea contraria?

¿Prometes desempeñar tu cargo con fidelidad y según la medida de tus fuerzas – y prometes comportarte piadosamente, en sumisión a la disciplina de la Iglesia?

El Dios y Padre Omnipotente te dé la gracia para que puedas llevar a término tus deberes y obligaciones y desempeñar con bendición tu cargo. Amén.

Carlos, recuerda ser diligente y solícito en la recolección de bienes y donativos, en la mayordomía y en la distribución de estos a los necesitados. Recuerda con solicitud socorrer a los que necesitan ayuda. Ser misericordioso y afable para con todos; mayormente con los que son de la familia de la fe.

Te encargo, que seas fiel en el desempeño tu vuestro cargo; mantener con limpia conciencia el misterio de la fe; ser ejemplo digno de piedad a toda la congregación. Si así lo haces, recuerda la promesa del Señor, vas a recibir honra y aprobación de los que son de la fe, y un día entrarás en el gozo de tu Señor.

Hermanos, les encargo como miembros de esta iglesia que reciban a Carlos como un siervo y ministro del Señor. Ofrezcan un debido respeto y honor por causa de su vocación. Provean a los diáconos con los fondos necesarios, a fin de que puedan socorrer a los necesitados. Que Dios nos conceda a todos la gracia de ver en los diáconos el ministerio de la misericordia y el amor de nuestro Salvador. Haciendo esto, cada uno recibirá del Señor la recompensa de la justicia.

Oración para la ordenación

Oh Dios y Padre celestial, gracias te damos porque para una mejor edificación de tu Iglesia te ha placido levantar en ella, además de los ministros de la Palabra, diáconos a través de cuyo ministerio puedan se socorridos los menesterosos.

Te imploramos, ahora, que llenes de tu Espíritu a Carlos y lo colmes más y más de los dones necesarios para su ministerio; concédele sabiduría, ánimo, bondad, discreción, simpatía para con todos, y todo cuanto sea necesario para el desempeño de su cargo, de manera que pueda ser un mayordomos fiel, que junto a los demás diáconos pueda distribuir libre y prudentemente a los necesitados, dándoles consuelo con tu Santa Palabra.

Otórgale tu gracia, para que pueda persevera en su ministerio y no sea vencidos por la adversidad, el dolor o la persecución del mundo. Concede tu gracia a la congregación de un modo especial, a fin de que voluntariamente los ricos puedan dar con libertad a los necesitados, y haz que éstos, a su vez, muestren agradecimiento hacia los que les socorren y ayudan. Y así, todos en su lugar y cumpliendo su tarea, puedan engrandecer tu santo nombre y hacer que venga y se extienda el reino de tu Hijo Jesucristo, en cuyo nombre oramos.