¿Como escuchar sermones expositivos?
Oir una Predicación • Sermon • Submitted
0 ratings
· 123 viewsUn material de Christopher Ash (Listen Up) Traducido y Adaptado para la Iglesia Cristiana Bíblica Raah por Andrés Espinoza
Notes
Transcript
Siete ingredientes para escuchar un sermón expositivo
1. Espere que Dios hable
Rigoberto no sabía que hacer con los sermones, aunque le gustaba ir a la iglesia por los amigos que había hecho y la música que le gustaba, no disfrutaba mucho el tiempo del sermón, le parecía aburrido sentarse a escuchar a alguien por una hora y a veces más, para él era algo difícil de soportar, era aburrido y para nada entretenido, podía soportar horas viendo alguna serie en netflix, pero no un sermón. Olga por su parte tenía cada domingo un gran deseo de ir a la iglesia y estaba ansiosa de oír el sermón, el domingo pasado le dijo al pastor que no podía esperar al próximo domingo para escuchar la palabra de Dios, el pastor estaba feliz de oír esto, ella esperaba el domingo con gran expectativa y se preguntaba que haría Dios cada día del Señor en su propia vida, esperaba oír su palabra predicada como si estuviera esperando la llamada de la persona más importante de su vida, por esto cada domingo escuchaba el sermón con entusiasmo.
¿Cuántos de nosotros nos parecemos a Rigoberto o Olga? Olga es un buen ejemplo a seguir, ella espera cada domingo con expectativa porque sabe que Jesús le ha dado autoridad al predicador que enseña la escritura con precisión y de manera expositiva y en oración. Ella sabe que Jesús gobierna su iglesia por medio de su palabra, el púlpito ha sido llamado el cetro de Jehová. De manera que la principal forma en la que Dios gobierna a su pueblo es por medio de su palabra predicada y enseñada fielmente por sus siervos. Es bueno leer y estudiar la Biblia por nosotros mismos; pero es vital que todos nosotros expongamos nuestras vidas a la palabra predicada. Noten las palabras del apóstol Pedro:
“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” (1 Pedro 1:23–25, RVR60). Nacemos de nuevo por la palabra que nos es predicada.
“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.” (Hechos de los Apóstoles 17:1–4, RVR60).
Los creyentes de Tesalónica escucharon las buenas nuevas de Jesús y la recibieron como palabra de Dios, aunque la escucharon de personas normales, fueron conscientes que Dios mismo les estaba hablando.
Pedro consciente del alto llamado de un pastor a la predicación dijo: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 4:11, RVR60)
Esta es una exhortación importante, porque no siempre que oímos a una persona predicar estamos oyendo la voz de Dios. Esto debe humillar a un predicador, pues la autoridad que tiene es delegada, su autoridad no depende de su elocuencia, de sus títulos o calificaciones, ni siquiera de su ordenación al ministerio, su autoridad depende exclusivamente de su fidelidad a la palabra.
“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” (1 Corintios 4:1–2, RVR60)
Cuando las escrituras son predicadas con fidelidad, lo que escuchamos es la voz de Dios mismo, un pastor fiel hace parte de la gran tradición de los apóstoles y profetas que hablaron la palabra de Dios. Claro a diferencia de ellos, un predicador no tiene paras enseñar doctrinas novedosas o frescas que deben ser añadidas a la biblia, pero como los apóstoles y profetas él posee una autoridad delegada para hablar lo que Dios quiere que diga y nosotros debemos tener como Olga una santa expectación por lo que Dios tiene para decirnos cada domingo.
Debemos tener cuidado que los domingos se conviertan en algo casual, como si dijéramos “Vamos a oír solo otro sermón mas”, nuestra actitud debe ser la de Israel en tiempos de Nehemías:
“Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el pueblo, porque estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo estuvo atento. Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra.” (Nehemías 8:5–6, RVR60)
Cada domingo deberíamos preparar nuestro corazón para el momento de sermón, debería haber un silencio reverente en la iglesia mientras leemos y predicamos las escrituras en nuestro servicio de adoración. Es increíble que cada domingo estemos expuestos a la voz de Dios.
Naturalmente no es lo que pensamos, pues solo vemos delante de nosotros gente normal que lee y predica la palabra, pero una de las cosas maravillosas que el Espíritu Santo puede hacer en nosotros es abrir nuestros corazones para recibir su palabra como voz de Dios y necesitamos orar intencionalmente por esto al Señor.
Además podemos seguir algunos pasos prácticos para preparar nuestros corazones de manera que estemos conscientes de y atentos a la voz de Dios:
· Cada semana ustedes reciben en el chat de la iglesia el texto del sermón del domingo y los pasajes que se leerán de las escrituras. Lean con cuidado esos textos antes de ir a la iglesia, considérelos por usted mismo y oren por el predicador y por ustedes mismos para que por el Espíritu de Dios podamos crecer a la estatura de Cristo en la medida que asimilamos la escritura.
· El domingo pida a Dios que le de una santa expectación por escuchar lo que él tiene para decirle a usted.
· Si puede, trate de no llegar al sermón agotado, descanse bien y descansado y venga dispuesto a prestar mucha atención.
· Acalle deliberadamente su mente y su corazón antes del sermón, dígase a usted mismo: “Señor, habla que tu siervo escucha".
2. Admita que Dios sabe mejor que usted
Camila odiaba ir a la iglesia los domingos, era una joven muy popular en el colegio que todos querian como amiga. El sermón del domingo trato sobre el costo del discipulado y la necesidad de compartir nuestra fe con las prsonas a nuestro alrrededor, ella penso que si hiciera esto perdería algunas amistades muy queridas, al regresar a casa leyo su biblia nuevanete y vio claramente que las palabras del predicador coincidían con las del Señor y que no podía pretender seguir al Señor y negarlo o no confesarle al mismo tiempo, pero ella penso que había otra manera de entender el texto. Oscar por su parte se sintió desadiado por lo que el pastor predicó el domingo, él se sentía comodo con su estilo de vida, con sus amigos y su trabajo, ser cristiano para él era algo muy facil, de hecho le daba algo de respetabilidad en su medio, al escuchar la palabra el domingo quedo inquieto y pensó que la voluntad de Dios para su vida requería un cambio en su vida cómoda, meditando aun se dio cuenta que el trabajo que tenía no glorificaba a Dios y necesitaba poner en su vida a Dios antes que a los hombres, se humillo y pensó como podría hacer resoluciones en su vida para aplicar la palabra de Dios.
Oscar y Camilia entendieron el sermón, pero respondieron a este de maneras diferentes, Camila estaba meditando en como evitar la palabra de Dios, Oscar estaba meditando en la manera de ponerlo en practica en su vida.
Hermanos, no solo necesitamos tomar en serio la palabra de Dios, debeos humillarnos ante el Señor y recibir con humildad la palabra predicada para obedecerla. Pero no queremos hacer eso. Llegamos a la Biblia con todo tipo de prejuicios. No llegamos al sermón como hojas en blanco. Al contrario, llegamos al sermón con nuestra propia agente y con ideas personales muy arraigadas. Creemos que ciertas cosas son razonables y otras son solo increíbles. Llegamos aceptando que algunos tipos de comportamiento son normales y aceptables, mientras que otros no lo son. La mayoría de estas creencias y suposiciones previas no provienen de las escrituras sino de la cultura en la que nacimos, de las cosas que vemos, leemos o escuchamos
Entonces, lo que realmente queremos al oír un sermón es que la Biblia nos diga que estamos bien, que lo que hemos hecho está bien, que lo que creemos es correcto. Pero no estamos nada bien. Venimos a exponernos a las escrituras como personas dañadas por el pecado, con una vana herencia que recibimos de nuestros padres, con creencias incorrectas arraigadas en nuestro corazón engañoso, venimos como personas incapaces de pensar, creer o actuar correctamente. De manera que debemos esperar que la biblia nos llame al arrepentimiento cada vez que la escuchamos, ella no esta para asegurarme de que estoy bien, no hará que me sienta mas cómodo o complaciente con mi pecado.
Noten lo que Pablo advirtió a Timoteo quien era pastor de la iglesia de Éfeso: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.” (2 Timoteo 4:3–5, RVR60)
La sana doctrina no nos hace sentir bien con nosotros mismos, la verdad de Dios es como una espada que nos traspasa, es doloroso exponernos a la sana enseñanza. Esta es la razón por la que la sana doctrina no es común en las iglesias modernas enfocadas en los buscadores, estas iglesia existen para dar placer a sus oyentes. La verdad siempre ofende al pecador. No nos sentimos ofendidos con un predicador que critica otros y nos mantiene actualizados con las herejías de otros, sentimos fascinación con la novedad y con sermones que hablan sobre las filosofías de este mundo, eso no nos molesta. Pero oír la voz de Dios, sin filtro, predicada por alguien fiel a su llamado nos molestará.
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” (Hebreos 4:12–13, RVR60)
Las escrituras nos desafían a dejar la inmundicia moral y el mal que prevalece en nuestras vidas… “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” (Santiago 1:21, RVR60) No debemos esperar que nos guste, de hecho podemos a veces sentirnos ofendidos.
Cuando Jesús predico contra los fariseos, un maestro lo interrumpió diciendo: “Maestro, cuando dices esto, también nos ofendes a nosotros.” (Lucas 11:45, RVR60)
El escucho el sermón de Jesús; lo entendió perfectamente; y no le gustó para nada.
Alguien dijo que es muy difícil hacer que una persona entienda y acepte algo cuando su salario depende de que no comprenda y acepte lo que se le está diciendo. De la misma forma, es muy difícil que entendamos o aceptemos la enseñanza de la Biblia cuando nuestra comodidad, nuestro estilo de vida, nuestra complacencia y
egoísmo depende de que no lo entienda y lo acepte.
Escuchar con humildad es ser realista al respecto. Es más, es reconocer que hay más de una forma de evadir el desafío de la Biblia. Una forma sencilla es hacerlo es decirnos a nosotros mismos: "La Biblia está equivocada, esta llena de contradicciones, no estoy de acuerdo con ella, esta mi ultima palabra". Pero la forma más común en medio de una iglesia poco honesta es encontrar una forma inteligente de reinterpretar la Biblia para convencerme de que, aunque debo admitir que me desafía, de hecho, no lo hace. Esto conserva mi impresión de que soy piadoso mientras continúo con mi rebelión contra Dios. Escuchar con humildad es admitir que la Biblia tiene razón y yo estoy equivocado, que Dios es Dios y yo necesito arrepentirme.
Naturalmente no nos humillaremos ante Dios y su palabra. Somos rebeldes hasta los tuétanos, necesitamos orar por la obra de gracia del E.S. de manera que nuestros corazones puedan ser humillados en su orgullo.
Además de orar, hay algunos pasos prácticos que podemos poner por obra. Una vez que escuchas el sermón, mantén una practica bíblica de meditación, pregúntate sobre las implicaciones de lo que escuchaste, estas serían unas buenas preguntas para hacerte a ti mismo en oración:
· ¿Qué partes del pasaje bíblico predicado esta semana desafían mis creencias o estilo de vida?
· ¿El pasaje enseña claramente estas cosas?
· Ore para que la obra del Espíritu de Dios le permita someterse a lo que la Biblia dice claramente, y para ayudarte a cambiar
3. compruebe que lo que se esta predicando es en verdad palabra de Dios
A Manuel los sermones le hipnotizan, el siente una conexión especial con el predicador, le parece un orador atractivo, disfruta de su estilo y personalidad, pero se siente incomodo con los hermanos de la iglesia luego del servicio si le preguntan que dijo el predicador en el sermón, su excusa nerviosa es que tiene mala memoria, el no presta mucha atención al pasaje expuesto, no revisa su biblia mientras el sermón esta siendo predicado haber como se esta explicando el pasaje. Por otra parte Melinda ha leído el texto antes de llegar al domingo, a meditado en él y mientras se lee en el servicio ella se esta preguntando como la habrá entendido el predicador. Mientras el pastor habla, ella esta tratando mentalmente de comprender como el pastor entendió el pasaje. Ella es el del tipo de gente que si no esta cómoda con alguna explicación del sermón, se acercara al pastor para preguntar de donde saco es punto tan extraño, como llego a esa conclusión.
Manuel es un hombre descuidado, Melinda es una mujer sabia. Escuchar debe ser una actividad, no una actividad pasiva. A menos que queramos que nos laven el cerebro, nunca debemos escuchar o mirar cualquier cosa sin comprometer nuestras facultades críticas. Si esto es aplicable a la televisión que vemos y a los mensajes que leemos, cuánto más no deberíamos aplicarlo a los sermones que escuchamos, en los que predicador esta reclamando la autoridad de Dios. Necesitamos verificar que el predicador esta usando de manera apropiada su autoridad delegada, recordemos que su autoridad solo proviene y depende de lo que enseña.
Debemos preguntarnos pues si lo que él esta diciendo en realidad proviene del texto que leímos. Hay predicadores que leen la biblia y luego la usan como trampolín para ir a sus propias ideas y enseñanzas fantásticas. Debemos preguntarnos mientras oímos al predicador ¿de dónde sacó eso? Si lo saco de la Biblia, entonces es nuestro deber someternos a su enseñanza con humildad, debemos recibir su predicación como palabra de Dios. Pero si es su opinión, eso no tendrá ninguna autoridad sobre nuestra vida.
La escritura nos alienta a hacer esto con un ejemplo: “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.” (Hechos de los Apóstoles 17:11–12, RVR60)
A algunas personas como a Manuel (concediéndole que tiene mala memoria) les resulta útil tener papel y bolígrafo para tomar nota. Esto los enfocará en lo que el predicador está diciendo con precisión y les ayudara a ver si viene o no del pasaje. A otros les resultara una distracción tomar notas, les resulta mejor concentrarse y escuchar. No importa la estrategia que le funcione a usted, debe tener en mente la pregunta
¿de dónde sacó eso el predicador?. La pregunta no es ¿Qué tan buen orador es esta persona? ¿Qué tanta fluidez tiene?, la pregunta es que tan fiel esta siendo el predicador al texto bíblico. No solo podrán hacer esto personas estudiadas y eruditas, es deber de todos hacerlo, no perfectamente, pero si podemos cotejar y concluir si el predicador uso el sermón como un trampolín, o lo explico y me ayudo a entender mejor lo que dice el texto.
Debemos saber que es obra de Dios el que nuestras mentes sean abiertas para oír con claridad las escrituras, es su obra que podamos discernir si un sermón fue fiel a la biblia, pues por naturaleza no pensamos claramente. De manera que necesitamos orar por nosotros para que ocurra en nuestras vidas lo que a los discípulos les paso ámino a Emaus, “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32, RVR60)
Estas son algunas cosas practicas que podemos hacer cuando nos exponemos a un sermón:
· Lea el pasaje o escuche con atención cuando se lea.
· Pregúntate: ¿Cuál es el punto principal del pasaje? Esto podría ser señalado por la repetición de algo importante, o puede ser claro al final de una enseñanza (por ejemplo, de una parábola), o podría ser el tema que corre por el pasaje. ¿El punto principal del sermón, fue el igual que el punto principal del pasaje?
· ¿Hay alguna sorpresa en el pasaje, es decir, cosas que dice la Biblia, que no esperaríamos que dijera?
· ¿A quién se le escribió o se habló originalmente el pasaje? Estamos en la misma situación que ellos? ¿Cuáles son las implicaciones de lo que estamos leyendo para nosotros hoy?
· ¿Por qué cree que el escritor de la Biblia escribió este pasaje? que pretendía el escritor lograr en sus oyentes?
· Ore como solía orar Martín Lutero: “Señor, enséñame, enséñame”
4 Escuche el Sermón de su iglesia
Ana es una habida oyente de sermones, ella pasa la mayor parte del tiempo oyendo predicadores famosos por youtube y soundclud, los oye mientras hace sus labores, mientras va en el transporte o cuando esta sola meditando. No le gusta ira a su iglesia local cada domingo, de pronto aparece cuando hay santa cena o va algún predicador invitado, ella cree que el pastor de su iglesia no habla como los del internet, así que no esta muy interesada en lo que tiene para decir su pastor. Pepe or otra parte no siempre esta interesado en oir el sermón, a veces su mente divaga mientras su pastor predica, pero semana tras semana él ha perseverado en ir a la iglesia cada domingo, él quiere exponer su corazón a la predicación de los pastores que Dios ha puesto sobre su vida, el piensa “nos on tan elocuentes como los que recomienda la hermana Ana, pero ellos me conocen y yo les conozco, se que oran por mi y tienen interés en enseñarme lo que necesito oir acerca de la palabra de Dios.
Pepe se ha apropiado de algo muy fundamental que la gente de nuestra era digital ha perdido a cerca de la predicación. El lugar normal para la predicación es la reunión de la Iglesia local. Debemos escuchar los sermones como un pueblo reunido; un sermón no es predicado para que podamos escucharlo solos más tarde. No es predicado para oyentes virtuales, es por esto que no saludamos a la gente que nos ve por las redes sociales mientras predicamos un domingo en la mañana a la iglesia, el sermón de un pastor es preparado para la gente que Dios le ha dado para alimentar.
Recordemos además que la palabra "iglesia" significa una “asamblea” de hombres y mujeres que se reúnen físicamente. No hay algo así como "iglesia virtual".
“Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;” (Hechos de los Apóstoles 7:38, RVR60) Esta iglesia fue definida por que Dios les convoco por medio de su palabra para que le adoraran y escucharan palabras de vida.
Notemos que Dios llamo al pueblo para que adoraran: “El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos;” (Deuteronomio 4:10, RVR60)
Este es llamado de Dios aun para nosotros hoy como asamblea. Dios ha tomado la iniciativa para convocarnos como lo hizo con ellos, el espera que nos juntemos como un pueblo local para que oigamos sus palabras. El propósito de Dios no es formar una colección de individuos para que sean cada uno como Cristo, sino para formar un pueblo semejante a Cristo – la iglesia es llamada por esto su cuerpo.
Incluso podemos decir que la predicación se hace correctamente sólo cuando la gente de Dios se reúne en una iglesia local. Cuando escuchamos un sermón por youtube,
no estamos escuchando una predicación, sino el eco de una predicación que sucedió en el pasado. Si escuchamos ese eco solos en nuestro cuarto, ese tiempo palidecerá y nunca será tan glorioso como cuando escuchamos el sermón juntos como pueblo de Dios en nuestra iglesia local. Es diferente oír el sermón de gente que nos conoce, que ora y piensa nosotros mientras prepara su sermón, que escuchar el mensaje grabado de un predicador famoso que ni te conoce, no sabe las implicaciones que podría tener las aplicaciones de su sermón en tu vida.
Pasa algo maravilloso cuando nos exponemos a un sermon cuando estamos reunidos como iglesia: “Ama Jehová las puertas de Sion Más que todas las moradas de Jacob.” (Salmo 87:2, RVR60) “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” (Salmo 133:1–3, RVR60)
Dios ha prometido su presencia especial en la congregación de los santos
Además, cuando escuchamos juntos un sermón, somos responsables los unos de los otros por nuestra respuesta a la palabra de Dios. Es mucho mejor que escuchar solo, ya que cuando oímos algo por nuestra cuenta, es muy fácil que nuestros pensamientos se desvíen, no somos muy diestros a estar atentos a la palabra de Dios. Es fácil si no me gusta algo que el predicador famoso de YouTube dice, cambiar de sermón.
Pero, cuando me reúno con mis hermanos y hermanas para escuchar la palabra predicada, aunque es posible "Apagar la mente y divagar soñando despierto” no será tan fácil, ya que mis hermanos y hermanas a mi alrededor podrían notarlo, y eso
sería vergonzoso! Además, ellos me hablaran del sermón como aprenderemos y no quisiéramos tener que admitir que estábamos allí.
Cuando escuchamos juntos, todos podremos saber qué mensaje hemos escuchado,
Sabes que todos lo hemos escuchado. Sabes que tu hermano espera que respondas a lo que escuchaste, como tu esperas también que él lo haga. Es la manera que podemos cumplir con la orden del Señor
“antes exhortamos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.” (Hebreos 3:13–15, RVR60)
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” (Hebreos 10:24–25, RVR60)
Uno puede oir un mensaje desafiante de youtube, si otros lo ignoran como les animaras y si tu lo ignoras y nadie sabe lo que Dios demanda ¿Quién te alentará?. Cuando escuchamos juntos, respondemos juntos. Por esta razón la Biblia es dada principalmente para el pueblo de Dios junto. El propósito de la Biblia es formar y moldear al pueblo de Dios, lo que significa en la práctica la iglesia local. Entonces la primera pregunta que debemos hacernos no es: "¿Qué me está diciendo Dios?" sino más bien: "¿Qué nos está diciendo Dios?"
Vale la pena pensar un poco en cómo hablamos del sermón en conversación después de la reunión. Es demasiado fácil criticar el sermón, hablar de sus debilidades, de su falta de estructura, o de lo tedioso que fue escucharlo. Es fácil hablar de la ilustración que nos gusto, de la anécdota que cito el pastor y reírse un rato con otros hermanos.
Pero ¿por qué no hacer un esfuerzo por decir algo acerca de cómo esperamos responder a las verdades bíblicas expuestas en el sermón? Que bueno es decirla a nuestro hermano, esto realmente me desafío a creer esto o a hacer esto ¿Tú como fuiste desafiado este día? ¿Cómo fuiste animado o consolado? O que tal si no comprendes bien alguna doctrina que debes creer, porque no preguntas a algún hermano ¿podrías ayudarme a entender mejor esto? ¿Qué significa?
Nuestra prioridad el domingo debe ser escuchar la palabra de Dios y animarnos unos a otros a escuchar activamente la palabra juntos.
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” (Filipenses 2:1–4, RVR60)
Por naturaleza, no queremos escuchar la palabra de Dios corporativamente, ni responder a ella corporativamente. Somos muy individualistas en nuestra manera de pensar y vivir. Pablo dice a la iglesia que completen su gozo, viviendo según las implicaciones de la palabra que él les ha enseñado. Debemos obedecer pensando también en el gozo de nuestros ancianos que ministran la palabra de Dios.
No nos gusta hablar de nuestras dudas, no queremos por naturaleza hablar de nuestros pecados y no queremos arrepentirnos juntos y admitir nuestra maldad. Por lo tanto, debemos orar para que el Señor nos de un amor sincero por él y por nuestros hermanos, un deseo de vivir juntos para la gloria de Dios.
Reunirnos cada domingo sin faltar a la iglesia puede resultar tedioso y ordinario para las personas que están acostumbradas a los fuegos artificiales en la iglesia. Esto nos lleva al siguiente principio:
5. La necesidad de estar en la iglesia semana tras semana
Andrea ha tenido experiencias increibles coin los sermones, en esos momwentos donde la predicación le llegó donde necesitaba, Dios le hablo con tal claridad que en esos momentos su vida cambio para bien y de manera drástica, pero ella solo asistía a la iglesia una vez por més, le gustaba más quedarse en casa pues pensaba que al fin de cuentas muchas cosas que decía el pastor cada domingo solo le recordaba algo que ya sabía. Por otra parte Orlando cada semana asistía a la iglesia, cuando dejaba de ír algún fin de semana era porque estaba enfermo, el no llevaba tanto tiempo en la iglesia como Andrea que creció siendo una hija del pacto, tampoco conocía su bíblia tan bien, pero esta creciendo de manera asombroso según el carácter de Cristo , aunque sabe que no tienen buena memoria y le cuesta mucho retener lo que aprende, no le molesta escuchar cada semana algiunas cosas que ha escuchado antes. El ha desarrollado el habito de exponer su vida a las escrituras cada semana y esta contento de progresaer en su vida cristiana.
Mientras que Orlando crecerá en semejanza a Cristo con el correr de los años, es probable que Andrea sea una creyente adicta a los juegos artificiales, es decir a momentos cortos llenos de esfervecencia, pero que al final no tienen un fruto duradero, los afanes de este mundo haran que la semilla se seque y sea de corta duración.
Hay una urgencia en nuestro tiempo de escuchar sermones expositivos. Necesitamos escuchar hoy, arrepentirnos hoy y creer hoy. Pero eso no significa que cada sermón nos hablara justo a la necesidad que tenemos hoy. A los pastores les encanta cuando les decimos: “Gracias. Eso fue exactamente lo que Necesitaba hoy hoy”. Pero la mayoría de los sermones no necesariamente harán esto, de hecho, la mayoría de los pasajes de la Biblia no parecerán relevantes para nosotros hoy, pero no significa que no debamos oírlos.
Un buen doctor sabe que un paciente puede llegar presentando síntomas que enmascaran una enfermedad más profunda y grave. Si solo tratara las partes donde los pacientes sienten dolor, muchos pacientes morirían. De esta manera Dios sabe lo que necesitamos mucho mejor que nosotros.
Esta mal pretender que cada sermón tendrá algo que decir a alguna necesidad latente que tengo hoy y que esto suceda cada domingo, esto no pasa normalmente. La biblia no tiene la intención de hacer esto con nosotros, ella es la palabra de Dios y Dios siempre nos habla por medio de ella si escuchamos a un predicador expositivo fiel. Pero es probable que no te enseñe lo que crees que necesitas escuchar hoy.
La Biblia no está diseñada para darnos una serie de soluciones instantáneas a nuestros problemas presentes. Es el instrumento que Dios usa para formar y moldear nuestra mente y nuestro carácter a semejanza de Cristo. Y eso lleva tiempo. Necesitamos escuchar el pasaje de la Biblia predicado hoy, y volver nuestro corazón a Dios en sumisión, confianza y hoy, no solo porque crea que lo necesito hoy, sino porque puedo necesitar ese pasaje mañana. Y mañana puede que sea demasiado tarde para aprenderlo. Necesito empezar a aprenderlo hoy, para que pueda empezar a asimilarlo y así Dios pueda renovar mi mente. Y esto toma tiempo, Pedro entendió la necesidad de exponernos de manera ordinaria a la escritura semana tras semana:
“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.” (2 Pedro 1:12–15, RVR60)
Necesitamos, no una serie aleatoria de sermones impactántes para nuestra vida (para tal vez postearlos diciendo: Este sermón es impactante, maravilloso, glorioso), sino sentarnos juntos semana, bajo la palabra de Dios predicada sistemáticamente (Cada sermón fiel es palabra de Dios y necesitamos estar atentos a ella). Es solo de esta manera que Dios promete cambiarnos a la semejanza a Cristo, es así que el quiere cambiar nuestro carácter, nuestros afectos, nuestros deseos, nuestra
decisiones y nuestras vidas…. En una rutina constante de exposición a su palabra, en una vida de meditación renovadora que nos afirme en su palabra.
Necesitamos orar por esto, que el Señor nos de sed por su palabra, que tengamos ese síndrome obsesivo compulsivo por la escritura, como los niños por la leche materna. De esta manera, gradualmente Dios iniciara su obra de transformación gradual y progresiva en nuestras vidas.
Algunas cosas para tener en cuenta:
· Calcule si durante los últimos seis meses o un año, usted se ha expuesto semana tras semana a la predicación de su iglesia con el propósito de escuchar la palabra de Dios. Si no, ¿porque no has estado aquí?
· Tome algunas medidas prácticas en un diario para asegurarse de que estarás exponiéndote a la palabra de Dios con más regularidad. Pon en orden tus prioridades.
· Sea consciente de los demás en su iglesia local mientras escuchas un sermón. Habla con ellos después del servicio de adoración, únete con otros hermanos y hagan algo juntos para hablar acerca del sermón, hablen sobre la manera en la que deberían responder a la palabra de Dios como individuos y como iglesia.
· Oren con frecuencia para que la obra del Espíritu de Dios nos transforme a todos.
6. Obedezcamos la Palabra de Dios.
Erik esta contento con su vida y con su manera de ser, el piensa que es un creyente extraordinario, se siente amado y querido por los hermanos de la iglesia, cuando un sermón habla del pecado el se siente identificado pensando en lo mal que va este mundo y lo horrible que son las personas que están fuera de la iglesia, su corazón se alegra e tener a su lado gente que ama al Señor y le obedece. No se le ocurre que la gente de la iglesia y que el mismo necesita ser transformado por la gracia de Dios. Por otra parte Osvaldo es consciente de su necesidad de ser transformado, cada semana se siente condenado por la palabra de alguna manera, se siente redarguido de no ser como Cristo, siente pesar por esa palabra que se le escapo, por ese pensamiento de envidia que tuvo, por como gasto ese dinero de manera egoísta, de manera que viene a exponerse a la escritura y ora para nos ser igual, esta ansioso por poner en practica el sermón de cada domingo. El ora semana tras semana por un corazón que
responda a la palabra de Dios con amor y obediencia práctica.
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” (Santiago 1:22–25, RVR60)
El propósito de los sermones es convertirnos en personas semejantes a Cristo. Debemos ser como el terreno preparado de la parábola, en el que la semilla germinó y dio fruto “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.” (Lucas 8:15, RVR60)
“El fruto perseverante aquí” se refiere a ese fruto de un carácter cristiano que va en aumento y se parece cada vez mas al de Cristo.
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redargüye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.” (2 Timoteo 4:1–5, RVR60)
En este texto, Pablo anima a Timoteo a perseverar en la predicación de la palabra y le recuerda que el propósito de la Escritura es enseñarnos aquello que
debemos creer, reprendernos acerca de aquello que debemos abandonar (sean creencias o deseos), corregirnos sobre la manera en la que debemos vivir y pensar y enseñarnos a caminar en Justicia, es decir mostrarnos la manera en la que debemos actuar. El propósito de la predicación es enseñarnos que creer y que debemos hacer.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüír, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16–17, RVR60)
No debemos esperar que los sermones nos entretengan. Debemos ser conscientes de que vivimos en una cultura de entretenimiento. Una de las razones por las que a la gente no le gusta escuchar sermones doctrinales es que buscan entretenerse, buscan algún escenario visualmente llamativo, algún orador elocuente que les rasque el oído y diga cosas que les suene entretenido. En este mundo de entretenimiento es difícil competir con DC Comics o Marvel, algunos pastores han cedido en su fidelidad y por esto convirtieron el sermón en un estándar comedí.
De echo algunas personas irán a una iglesia saludable con un predicador fiel, porque lo encuentran entretenido. Este fue el caso de Herodes quien disfrutaba escuchar a Juan el Bautista, aunque fue condenado por Juan por su matrimonio con Herodias la mujer de su hermano, Herodes logro acallar su conciencia y disfrutaba del estilo de predicación de Juan y prestaba oído a lo que él tenía para decir de buena gana: “porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana.” (Marcos 6:20, RVR60)
En el A.T. habían personas que les encantaba ir a escuchar al profeta Ezequiel, les parecía tan entretenida su predicación, que era como oir una canción romántica: “Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra. Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.” (Ezequiel 33:32–33, RVR60). Seguro el tono de su voz y su manera de hablar era elegante y aguda.
Hay gente que oye predicadores reformados que hablan como Ezequien o como Juan y los pueden oir durante horas, en youtube hay predicadores para satisfacer el gusto y el oído de cualquier persona. “Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?” (1 Corintios 3:4, RVR60)
Con youtube, ¿Quién quiere ser enseñado, reprendido, corregido y entrenado en justicia?
Nuestra naturaleza siempre resistirá la palabra de Dios, somos por naturaleza esclavos del pecado, incapaces de cambiar por nosotros mismos, ni siquiera podemos arrepentirnos por nosotros mismos “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.” (2 Timoteo 2:25–26, RVR60)
Es solo Dios quien abre nuestros corazones para responder a Su Palabra predicada. No solo al comienzo de la vida cristiana como lo hizo con Lidia “Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.” (Hechos de los Apóstoles 16:14, RVR60) Necesitamos orar para que Dios abra nuestros corazones semana tras semana a su verdad.
Veamos ahora algunas cosas para poner en practica:
· Que tal si después del sermón de esta semana, escribes todas las formas en que deseas que otras personas obedecerían la enseñanza del pastor. Cuando termines de escribir rompe la hoja.
· Escribe con mucha precisión y exactitud, el curso de acción que deberías tomar para obedecer la porción de Biblia que fue predicada. Tal vez debas cambiar una actitud pecaminosa, o debas aprender a usar tu lengua de una manera diferente, o tal vez hay algo que debas dejar de hacer, algo a lo que debieras renunciar, hábitos que debes desechar o cosas que debería creer o desaprender. Sea lo que sea, escríbalo.
· Luego en una semana y luego en un mes, mira lo que haz escrito y pregúntate si ese pasaje de la Biblia hizo algúna diferencia para ti.
· Luego Ora, ora y ora de nuevo para que Dios obre en tu vida para obedecer a su palabra.
7. Hagamos lo que la biblia dice hoy mismo y gocémonos en el Señor
A Alberto le encanta escuchar a alguien predicar, se sienta en las silla de adelante cuaderno en mano para tomar notas, ha llenado varios cuadernos desde que asiste a una iglesia, además ha desarrollado habilidades para saber si los sermones son bíblicos, además esta seguro de que la biblia es 100% confiable, pero su esposa y sus hijos no han notado mucho cambio desde que va a la iglesia desde hace ya 10 años, lo único es que ya no lo ven borracho como hace 10 años y cambio sus amistades, ahora sus amigos son los de la iglesia. Aunque sabe mucho de biblia porque hasta termino todo el curriculum de la capacitación que ofrece la iglesia, no ha tenido cambios en su carácter.
Por otra parte, Anderson lleva solo 3 años de asistir a la iglesia, no sabe lo que Alberto sabe y cuando se reúne con hermanos de la iglesia se siente que solo conoce superficialmente las escrituras, pero cuando conoce algo de la biblia su consciencia no la deja en paz solo con tomar notas de los sermones, él quiere saber con certeza que demanda Dios él y luego hace resolociones y lo hace, su familia ha notado como en sus tres años de convertido simplemente no es la misma persona de antes. El vive con gozo sabiendo que tiene una conciencia limpia delante de Dios, procurando siempre la manera de responder a la palabra de Dios que se predica en su iglesia.
Si estuvieramos haciendo elecciones para escoger diáconos en la iglesia ¿aquien escogeríamos? Haríamos bien en votar por Anderson. El ve cada sermón como un llamado urgente de Dios al cambio:
Noten lo que Moisés predico a los hijos de Israel en el desierto: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.” (Deuteronomio 30:15–16, RVR60), estas son las mismas palabras del Salmo 95:7-8 “Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto,” (Salmo 95:7–8, RVR60), el autor de Hebreos toma estos versículos para hablar a la iglesia sobre la urgencia de responder a con humildad y obediencia a la palabra de Dios hoy: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,” (Hebreos 3:7–8, RVR60)
Cada vez que se predica la Biblia, debemos arrepentirnos de nuevo y confiar en Cristo
otra vez. La Biblia no solo llama a los no cristianos a arrepentirse y creer. Llama
también a los cristianos a que se arrepientan y crean; y lo hace hoy. La escritura nos desafía hoy a no endurecer nuestros corazones con el engaño del pecado, somos llamados a un estilo de vida de arrepentimiento y fe. Volvernos de nuestro pecado a Dios no será nunca una cosa del pasado, debemos practicarlo aún hoy. De hecho si la decisión que tomaste ayer de abandonar el pecado para vivir en obediencia a Dios hoy fue genuina, entonces lo demostraras manteniéndote firme en el propósito de agradar a Dios hoy. Cada vez que escuchamos la palabra de Dios predicada, debemos responder hoy apartándonos pecado en (arrepentimiento) y volviéndonos a Dios y a
Cristo en (fe). No es que volvamos a ser cristianos día a día; eso no es
necesario. Como dice Santiago, la palabra de Dios ya ha sido implantada y
ha echado raíces en nuestros corazones; y sin embargo todavía necesitamos recibirla con humildad cada día “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” (Santiago 1:21, RVR60)
Esto es cierto para cualquier parte de la Biblia que se esté predicando. La Biblia no fue dada por Dios solo para informarnos, o para satisfacer nuestra curiosidad o ayudarnos perseguir nuestros intereses personales. Ella nos fue dada para que conociendo a Dios, crezcamos en su temor, nos gocemos y nos deleitemos en su amor en Cristo y vivamos vidas renovadas en gozosa obediencia hoy.
Cada vez que escuchamos un sermón, el diablo nos susurrará al oído: “Eso fue un buen sermón. Por qué no hacer algo al respecto mañana? Y queremos estar de acuerdo instintivamente porque el mañana nunca llega.
Agustín oraba: "Señor, dame castidad y templanza ... pero no ahora " él repetía esto constantemente, durante su juventud mientras se entregaba a los placeres sensuales.
Escuchar un sermón y no responder es peor que no escucharlo en absoluto; hace que seamos más culpables de lo que éramos antes. Como dijo Jesús sobre los incrédulos
Judíos: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.” (Juan 15:22, RVR60)
Charles Simeon dijo: “cada sermón, aumenta nuestra salvación o condenación”
Entonces, cuando el diablo susurre a tu oido: "¿Por qué no responder mañana?", Debes responder: “No, como he escuchado hoy su voz, no endureceré mi corazón”. Si hacemos esto siempre, y tomamos pequeñas resoluciones a medida que escuchamos la palabra de Dios, con el pasar de los años nuestro carácter será mas como el de Cristo y seremos creyentes mas gozosos.
Esto lo entendía Moisés cuando apeló con tanta urgencia en Deuteronomio 30 por una respuesta “hoy". En el versículo 6, les presenta la promesa de que: “El Señor tu
Dios circuncidará sus corazones y los corazones de sus descendientes, para que
puedes amarlo con todo tu corazón y con toda tu alma, y vivir ”. Si nosotros estamos
Para obedecer hoy, debemos clamar a Dios para que vuelva a trabajar en nosotros hoy
Si desarrollamos el hábito de escuchar y obedecer, encontraremos gozo y bienaventuranza en la vida cristiana. Sera desafiante e incomodo muchas veces, pero es muy deleitoso vivir con una conciencia limpia.
Es maravilloso que el Dios vivo, que hizo el universo, nos hable hoy y nos llame a caminar en comunión con él hoy.
Algunas cosas practicas que podemos hacer para responder a Dios hoy:
· Pregúntese cómo el pasaje predicado le muestra actitudes, palabras o acciones que necesitas cambiar.
· Luego cambie, urgentemente, orando por gracia que le permita arrepentirse.
· Pregúntese de qué manera el pasaje lo alienta a confiar en Dios y en Cristo nuevamente. Luego resuelva, con urgencia, confiar en Dios mientras el E.S. te ayuda.
· Disfrute de la predicación, no como entretenimiento, sino como una amable invitación de Dios que le llama a caminar con Él, en la ordinaréz de una vida en sumisión y gozo.
Una nota importante:
La predicación que hace a una iglesia semejante a Cristo bajo la gracia requiere un doble milagro: que el predicador pecador sea moldeado por la gracia de Dios para predicar; y que los oyentes pecadores sean despertados por la gracia para escuchar juntos semana tras semana en humilde expectativa la palabra de verdad. Solo Dios puede hacer esto. Entonces, orar antes del sermón no es una formalidad. A menos que Dios trabaje, todo será una pérdida de tiempo. Recuerde que a Dios le agrada transformarnos por medio de la predicación de su palabra, y le agrada cuando oramos para recibir arrepentimiento fresco cada día, una fe renovada, una obediencia gozosa y una semejanza a Cristo como iglesia local. Oremos por esto.