Como en los días de Noé

Profecías por cumplir  •  Sermon  •  Submitted
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Sabemos que tenemos que estar preparados. Entendamos los detalles.

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Transcript

Introducción:
Lucas 18:1–7 RVR60
1 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
Lucas 18:1–7 NVI
1 Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. 2 Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. 3 En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario.” 4 Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, 5 como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible.” » 6 Continuó el Señor: «Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?
Lucas 18:1–7 NTV
1 Cierto día, Jesús les contó una historia a sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por vencidos. 2 «Había un juez en cierta ciudad —dijo—, que no tenía temor de Dios ni se preocupaba por la gente. 3 Una viuda de esa ciudad acudía a él repetidas veces para decirle: “Hágame justicia en este conflicto con mi enemigo”. 4 Durante un tiempo, el juez no le hizo caso, hasta que finalmente se dijo a sí mismo: “No temo a Dios ni me importa la gente, 5 pero esta mujer me está volviendo loco. Me ocuparé de que reciba justicia, ¡porque me está agotando con sus constantes peticiones!”». 6 Entonces el Señor dijo: «Aprendan una lección de este juez injusto. 7 Si hasta él dio un veredicto justo al final, ¿acaso no creen que Dios hará justicia a su pueblo escogido que clama a él día y noche? ¿Seguirá aplazando su respuesta?
Esta parábola tiene una característica que la distingue de las demás: empieza declarando la enseñanza que contiene. Casi todas las parábolas contienen una enseñanza “encubierta”, que debe ser interpretada a través de la historia que se relata. En esta, en cambio, se nos anuncia la enseñanza desde el propio comienzo: que debían orar siempre, sin desanimarse.
¿Oras siempre? ¿Alguna vez te has desanimado?
Tenemos demasiadas razones para distraernos con las cosas que suceden en nuestras vidas. Con tantas razones - excusas - bien podríamos dejar a un lado el asunto de la oración. A veces incluso podemos llegar a creer que la oración no es algo práctico, siendo que en realidad no existe algo más práctico que la oración. Pero aquí viene Jesús, y nos enseña que debemos orar siempre, sin desanimarnos.
Como los tiempos de Dios son diferentes que los nuestros, eso a veces podría conducirnos al desánimo. Queremos la respuesta afirmativa de Dios, y la queremos ahora. Pero Dios siempre sabe cuando es el mejor momento para respondernos y darnos lo que necesitamos. Dios responde siempre, pero a veces podemos llegar a creer que “nuestra manera” de hacer las cosas es la mejor. Ese es un gran error. La manera de Dios siempre es la mejor.
Orar implica acercarse a Dios, conocerlo, aprender de Él. Cuando oras necesitas escuchar su voz, prestar atención, dejarte moldear por su gracia y su presencia. Por favor, recobra tu entusiasmo, y no te desanimes. Dios te escuchó, y su poderosa mano se ha puesto en movimiento para responder a tu clamor.
Confía. Dios te ama, y sabe - mucho mejor que tú y yo - lo que está haciendo y lo que nos conviene.
Pero, cuando vuelva Jesús, ¿hallará fe en la tierra?
Mateo 24:36–39 RVR60
36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Mateo 24:36–39 NVI
36 »Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. 37 La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé. 38 Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.
Mateo 24:36–39 NTV
36 »Sin embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán estas cosas, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el propio Hijo. Sólo el Padre lo sabe. 37 »Cuando el Hijo del Hombre regrese, será como en los días de Noé. 38 En esos días, antes del diluvio, la gente disfrutaba de banquetes, fiestas y casamientos, hasta el momento en que Noé entró en su barco. 39 La gente no se daba cuenta de lo que iba a suceder hasta que llegó el diluvio y arrasó con todos. Así será cuando venga el Hijo del Hombre.

1. Nadie sabe cuándo será

Jesús anunció que volvería. Tienes claro que lo hizo, ¿verdad?
Jesús prometió volver por los suyos, y lo hizo en diferentes ocasiones, insistentemente.
Pero, ¿cuándo vendrá? ¿Vendrá esta tarde? ¿Vendrá mañana? ¿Vendrá en el año 2050? No dijo cuándo sería.
Mateo 24:36–39 RVR60
36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Mateo 24:36–39 NVI
36 »Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. 37 La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé. 38 Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.
Mateo 24:36–39 NTV
36 »Sin embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán estas cosas, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el propio Hijo. Sólo el Padre lo sabe. 37 »Cuando el Hijo del Hombre regrese, será como en los días de Noé. 38 En esos días, antes del diluvio, la gente disfrutaba de banquetes, fiestas y casamientos, hasta el momento en que Noé entró en su barco. 39 La gente no se daba cuenta de lo que iba a suceder hasta que llegó el diluvio y arrasó con todos. Así será cuando venga el Hijo del Hombre.
El mensaje básico de esta enseñanza de Jesús es que este evento, la segunda venida, ocurrirá inesperadamente. Por este mismo hecho, aquellos que aspiren a ser contados entre los redimidos, los que se van con Jesús a sus moradas, tienen que estar preparados.
Todo este pasaje es una insistente advertencia, señalando que muchos no toman ni tomarán en serio las advertencias, hasta el momento en que el cumplimiento de las profecías los tomen por sorpresa.
Jesús comunicó muchas enseñanzas de parte del Padre, pero con pocas de ellas se dedico a insistir como lo hizo con esta. Debemos considerar esto como razón suficiente para tomar muy en serio lo que está diciendo.
Hay un evento, el cumplimiento de las profecías, que va a ocurrir cuando nadie lo espera. Cuando eso ocurra, Jesús vendrá, y el selecto grupo de los que lo esperan, los que estén preparados, se irán con Él. Será entonces cuando lo veremos cara a cara.

2. El colmo de la maldad

Hay mucha injusticia en la tierra.
Hace muchos años, un profeta llamado Habacuc se quejaba delante de Dios de eso, de que hubiera tanta injusticia, y elevaba ante Dios su queja reclamándole que viniera, que hiciera algo. ¿Hará algo el Señor?
Mientras sigue reinando la injusticia, veía Habacuc, la gente se desviaba, cayendo en la idolatría. Pero Habacuc veía algo más.
Habacuc 2:18–20 RVR60
18 ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? 19 ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él. 20 Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.
Habacuc 2:18–20 NVI
18 »¿De qué sirve una imagen, si quien la esculpe es un artesano? ¿De qué sirve un ídolo fundido, si tan sólo enseña mentiras? El artesano que hace ídolos que no pueden hablar sólo está confiando en su propio artificio. 19 ¡Ay del que le dice al madero: “Despierta”, y a la piedra muda: “Levántate”! Aunque están recubiertos de oro y plata, nada pueden enseñarle, pues carecen de aliento de vida. 20 En cambio, el Señor está en su santo templo; ¡guarde toda la tierra silencio en su presencia!»
Habacuc 2:18–20 NTV
18 »¿De qué sirve un ídolo tallado por hombres o una imagen fundida que te engaña? ¡Qué necio es confiar en algo elaborado por tus propias manos, un dios que ni siquiera puede hablar! 19 ¡Qué aflicción te espera a ti que les dices a ídolos de madera: “Despierten y sálvennos!”. A imágenes de piedra, mudas, dices: “¡Levántense y enséñennos!”. ¿Podrá un ídolo decirte qué hacer? Aunque estén recubiertos de oro y plata, por dentro no tienen vida. 20 Pero el Señor está en su santo templo. Que toda la tierra guarde silencio delante de él».
Habacuc veía que Dios seguía reinando, y que llegado su momento haría escuchar su voz emitiendo su juicio.
“Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”.
Hay mucha injusticia en la tierra, como en aquel tiempo.
Génesis 6:11–13 RVR60
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
Génesis 6:11–13 NVI
11 Pero Dios vio que la tierra estaba corrompida y llena de violencia. 12 Al ver Dios tanta corrupción en la tierra, y tanta perversión en la gente, 13 le dijo a Noé: «He decidido acabar con toda la gente, pues por causa de ella la tierra está llena de violencia. Así que voy a destruir a la gente junto con la tierra.
Génesis 6:11–13 NTV
11 Ahora bien, Dios vio que la tierra se había corrompido y estaba llena de violencia. 12 Dios observó toda la corrupción que había en el mundo, porque todos en la tierra eran corruptos. 13 Entonces Dios dijo a Noé: «He decidido destruir a todas las criaturas vivientes, porque han llenado la tierra de violencia. Así es, ¡los borraré a todos y también destruiré la tierra!
A la gente le parece que no pasa nada ni nada ocurrirá. Los cristianos hablan de un Juez eterno, pero la injusticia sigue reinando. ¿Pasará algo algún día?
La gente está cayendo en el error de los que vivían en el tiempo de Noé.
La maldad está llegando a su límite. El mundo se ha llenado de violencia, de desprecio, de mala administración, corrupción y egoísmo. ¿Cuánto más puede tolerarse esto? No mucho.
Jesús ya viene.

3. Dios trabaja con personas de fe

Entre tanto, mientras la mayoría no le da importancia a las advertencias de Dios, mientras son muchos que no le prestan atención a esa vocecita interior que les asegura que no están procediendo bien, Dios se vuelve hacia los que le dedican su fe.
Para eso envió a Jesús.
Juan 3:16 RVR60
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16 NVI
16 »Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Juan 3:16 NTV
16 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Los que se salvan son los que creen.
Como en aquel tiempo.
Génesis 6:13–14 RVR60
13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.14 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.
Génesis 6:13–14 NVI
13 le dijo a Noé: «He decidido acabar con toda la gente, pues por causa de ella la tierra está llena de violencia. Así que voy a destruir a la gente junto con la tierra. 14 Constrúyete un arca de madera resinosa, hazle compartimentos, y cúbrela con brea por dentro y por fuera.
Génesis 6:13–14 NTV
13 Entonces Dios dijo a Noé: «He decidido destruir a todas las criaturas vivientes, porque han llenado la tierra de violencia. Así es, ¡los borraré a todos y también destruiré la tierra! 14 »Construye una gran barca de madera de ciprés y recúbrela con brea por dentro y por fuera para que no le entre agua. Luego construye pisos y establos por todo su interior.
Considera seriamente a este hombre, Noé. Sus características personales tienen que ser las tuyas. Noé y su familia encarnan el significado de la palabra “salvación”, literalmente.
A Noé se lo define como un “varon justo”. Recordemos que estamos hablando de un planeta entero dedicado consistentemente a la maldad, en el que se encuentra solamente un hombre diferente. Noé tuvo que haber tomado la decisión deliberada de ser diferente, de no hacer las cosas como las estaban haciendo sus semejantes. A Noé nunca le satisfizo el argumento de hacer algo “porque todos lo hacían”.
Noé responde a una revelación de Dios. Nosotros también.
¿Estás siendo así de diferente? Así como Noé, vivimos en un mundo que se caracteriza por la corrupción, el engaño, la violencia. En aquel tiempo “se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia”. ¿No crees que esta misma frase puede ser utilizada para describir el mundo en que vivimos?
Noé es la representación del plan de Dios. A Dios le pesa en el corazón la depravación, la violencia y el desenfreno del mundo en el que vivimos. Hay mucha injusticia, y eso pesa en el corazón de Dios. El juicio no tarda en llegar. Dios no quiere que las cosas sigan así y les va a poner fin. Así como en aquel tiempo, Dios encontró un hombre justo, hoy en día se propone rescatar a los que creen en el Justo, Jesús, y por Él reciben la justicia que se adquiere por la fe. La historia se repite, solamente que esta vez para una solución definitiva. Así como en aquella ocasión hubieron muchos que no tomaron en cuenta la advertencia, así los hay ahora.
Observa lo que hace Dios (v. 13): habla con Noé, le revela lo que está a punto de hacer (“He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos”). Eso es lo que ha hecho con nosotros. De alguna manera hemos tenido acceso a la revelación de Dios en su Palabra, por medio de su Hijo, y hemos entendido que Dios es un Juez justo, que no tolera la maldad y que trae toda obra a juicio.
¿Te parecen duras las palabras de Dios “He decidido poner fin a todo ser”? Sí, en realidad son duras, pero son la expresión de un Dios que todo lo ve, y que no tiene por inocente al culpable. Estas duras palabras expresan - también - el futuro de la humanidad. No vamos por buen camino, y creo que todos lo sabemos. El problema de las personas, en gran medida, es que no tomamos en serio las palabras de Dios, sus juicios, sus advertencias. Queremos escuchar que Dios es amor, y lo es, pero malinterpretamos al considerar que por ser un Dios de amor tendría que pasar por alto las ofensas, cualquiera fueran estas. Necesitamos entender que el mismo Dios de amor es el Juez supremo, encargado de hacer justicia.
Dios en su amor, en aquel momento proveyó un Camino, alimentó la esperanza, al mostrarle un camino de salvación a Noé y su familia.
Lo siguiente que sabemos (v. 14) es que Dios le enseña a Noé lo que tiene que hacer. Lo instruye para que se dedique a elaborar una obra de ingeniería, realmente avanzada para su momento.
¿Entendía Noé por qué tenía que hacer aquello? No, estoy casi seguro que no lo entendía del todo, pero tenía que confiar en lo que Dios le decía.
“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”. (He 11.7).
¿Vamos a entender nosotros por qué tenemos que andar en la voluntad de Dios? no siempre.
¿Le vamos a encontrar lógica a la dirección que Dios le da a nuestra vida? No, lógica humana no.
¿Podríamos detenernos y no obrar conforme a la voluntad de Dios por que no nos resulta lógico? Sí, esa tentación está presente.
¿Qué vas a hacer?
¿Aquel trabajo implicó esfuerzo para Noé? Por cierto que sí. Noé tuvo que “suspender su vida” para dedicarse al proyecto de Dios. No olvidemos que por la obra de su fe nosotros estamos aquí. Caminar por la fe implica dedicación, consagración.
No pases por alto las palabras de los versículos 17 y 18:
“Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo.
Dios reafirma lo que ha revelado. Sus palabras nunca dejan de ser fuertes, impactantes: “...traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne… todo lo que hay en la tierra morirá”. La humanidad vive bajo la espada de Damocles. El peligro es inminente y la sentencia puede caer en cualquier momento.
Dios establece un pacto. Jamás te olvides de las palabras de Jesús al establecer la Cena del Señor: “Esta copa es el nuevo pacto, en mi sangre...”. Dios hace un pacto con los que aceptan creer en Él. Por el pacto que Dios estableció con Noé, se prolongó la existencia de la humanidad, hasta el día de hoy. Por el pacto que Dios establece en Jesús con nosotros, se nos garantiza la vida eterna con Él.
La clave más importante de todo esto, para nosotros, aparece en el versículo 22.
“Y lo hizo así Noe; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó”.
Aquellas palabras lo definieron a Noé. ¿Te definen a ti?
A Noé no le fue suficiente con haber
- conocido la voluntad de Dios
- escuchado la Palabra de Dios
- recibido una revelación de parte de Dios
No, Noé tuvo que hacer todo lo que Dios le dijo que hiciera.
21No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mt 7.21–23).
¿Necesito recordarte las palabras de Santiago?
14Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? (Stg 2.14).

4. Jesús viene a buscar a los suyos (no solamente a ti)

Génesis 6:17–18 RVR60
17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.
Génesis 6:17–18 NVI
17 Porque voy a enviar un diluvio sobre la tierra, para destruir a todos los seres vivientes bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra morirá. 18 Pero contigo estableceré mi pacto, y entrarán en el arca tú y tus hijos, tu esposa y tus nueras.
Génesis 6:17–18 NTV
17 »¡Mira! Estoy a punto de cubrir la tierra con un diluvio que destruirá a todo ser vivo que respira. Todo lo que hay en la tierra morirá, 18 pero confirmaré mi pacto contigo. Así que entren en la barca tú y tu mujer, y tus hijos y sus esposas.
Dios siempre obra en relación a su pueblo, un grupo de personas en particular, aquellos que le dedican su confianza.
Aún en aquellos momentos en que sus hijos se sienten solos y abandonados, que son los únicos que le creen al Señor, Dios se reserva a los suyos. Fue lo que le ocurrió a Elías, cuando se sintió el último de los fieles.
1º Reyes 19:18 RVR60
18 Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.
1º Reyes 19:18 NVI
18 Sin embargo, yo preservaré a siete mil israelitas que no se han arrodillado ante Baal ni lo han besado.
1º Reyes 19:18 NTV
18 Sin embargo, preservaré a otros siete mil en Israel, ¡quienes nunca se han inclinado ante Baal ni lo han besado!
El Señor viene a buscar a su pueblo.
Asegúrate de interactuar con su pueblo, ser parte de su proyecto, la iglesia, y acompañar a los demás hijos de Dios en su proceso, así como ellos acompañan el tuyo.
Conclusión:
Nos ha tocado vivir un tiempo en que la maldad se multiplica a nuestro alrededor, en que nosotros, por creer en Jesús somos los diferentes, y muchas veces los rechazados.
Jesús vuelve pronto, mientras todo el mundo actúa como si todo fuera normal, como si nada fuera a ocurrir. Jesús vuelve como ladrón en la noche.
Seamos como Noé, personas de fe, que aunque no entienden la lógica o las razones detrás de cada acto de obediencia, igual siguen adelante escogiendo la voluntad de Dios en lugar de nuestro propio proyecto personal de vida.
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