La fe práctica

Santiago: Hacedores de la Palabra  •  Sermon  •  Submitted
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Santiago 1:19–27 RVR60
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
Como ya vimos, la epístila de Santiago es una muy práctica, e incluso la comprensión de Santiago hacía la Ley es precisamente lo que hace a esta epístola una muy aplicable.
Uno de los rasgos característicos de Santiago que quedan plasmados en la carta es su humildad, el hecho de que el haya ocupado un lugar importante dentro de la iglesia del primer siglo y el haber sido hermano de nuestro Señor humanamente pudo haber influido para no haber sido humilde, pero su comprensión de la Ley como ya dije le hizo ser un hombre notable en su manera de vivir.
En el versículo 19 Santiago da tres puntos que deben ser considerados, y es interesante que nuevamente se identifica con su audiencia como sus “amados hermanos” esto nos habla de que él mismo se identifica como uno más que esta obligado a obedecer a Dios como también uno más que está expuesto a las dificultades de la vida.
Los tres puntos que menciona son que todo hombre debe ser:
1.- Pronto para oír.
2.- Tardo para hablar.
3.- Tardo para airarse.
Y algo a notar aquí es que la meta de estos tres puntos como de la epístola misma es la Justicia de Dios.
Aquí podemos notar que Santiago cambia el discurso de soportar las dificultades y estar gozosos a través de ellas y comienza a hablar acerca de las implicaciones de la verdadera religión, el hecho de estar pasando por dificultades no quiere decir que nuestras obligaciones se acaban, sino que es cuando más debemos permanecer fieles.
Los tres puntos que mencioné, pronto para oír, tardo para hablar y tardo para airarse, son rasgos característicos de un creyente. Podríamos pensar que se refiere a que debemos aplicar estos principios a cualquier tipo de conversación, y es bueno, pero a lo que se refiere es a recibir la Palabra de verdad de una manera pronta o ágil, ya que el no hacerlo de esta manera traerá sin lugar a dudas disputas entre hermanos, esto se puede ver mucho en las redes sociales donde cristianos que reciben la Palabra, no con mansedumbre se vuelven soberbios y se precipitan con sus lenguas y terminan siendo de tropiezo más que de edificación al cuerpo de Cristo.
Proverbios 29:20 RVR60
¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.
Y hemos leído en Proverbios como al hombre necio le espera un final trágico, pero en esta porción leemos que incluso el necio tiene más esperanza que el hombre ligero en sus palabras, o sea aquél que no refrena su lengua.
Y hay que recalcar el hecho que la ira del hombre no obra la justicia de Dios, o sea esta frase describe el carácter justo o el carácter que viene de Dios mismo. Entonces por medio de un hombre airado no existe el reflejo del carácter justo de Dios.
Estos tres puntos reflejan el carácter de Dios en el hombre, habla de mansedumbre y humildad.
A veces tenemos un concepto equivocado de lo que es ser manso o humilde, pensamos que es alguien que deja que pasen por encima de él, o el de alguien pasivo, pero la humildad y la mansedumbre son frutos de una obediencia activa, el ser prudente con nuestra lengua, el no airarse, y el buscar oír la Palabra con prontitud son fruto del Espíritu de Dios en nosotros. ¿Cuántas veces no hemos sido testigos o incluso nosotros mismos nos hemos puesto como jueces sobre nuestros hermanos? Criticándoles de como no guardan los mandamientos de Dios, a esto precisamente se refiere cuando habla de ser pronto para oír, hacemos lo contrario, somos lentos para oír pero apresurados en emitir juicios sobre otros.
Es por eso el consejo de Santiago, el de desechar toda inmundicia y abundancia de malicia y recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar nuestras almas.

22Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

Y aquí vuelve a la practicidad, a no ser solo oidores sino hacedores, nuestra fe es una fe para toda la vida, no es casualidad que Santiago fue conocido por tener en alta estima la Ley de Dios y el tenerle escribiendo una carta práctica, aplicable a toda la vida.
Si pensamos que el cristianismo es una religión contemplativa estamos muy equivocados, el mismo Jesús al dar la Gran Comisión no manda a sus discípulos a ser pasivos ni contemplativos, sino a poner en práctica su fe, que a la larga vendrá en traer a todas las naciones a los pies de Cristo.
Aquél que es solo oidor, dice Santiago, se engaña a si mismo, y le compara a alguien que considera en un espejo su rostro natural, se va y luego se olvida. Y esta porción es muy interesante porque el oidor al contemplarse en el espejo se identifica con el mundo, esto nos habla de una cosmovisión humanista que no considera a Dios, porque el oidor como el hombre natural sin Dios carece de un estándar de vida, es cambiante como menciona versículos antes Santiago, es como las olas del mar, piensa en esto… puedes verte diariamente en el espejo pero es imposible recordar cada detalle de tu rostro, pero el tener la Ley del Señor en nuestras vidas sin importar las circunstancias sabemos lo que somos y como debemos actuar. En cambio el hombre en Cristo mas que ver su reflejo en el espejo ve el reflejo de Cristo mismo, tiene un estándar.
Por eso menciona:

25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Como siempre hay una bendición por ser obedientes. No perdamos de vista el contexto del pasaje, recordemos que la Iglesia estaba siendo perseguida y estaba atravesando pruebas y dificultades entonces lo que dice aquí Santiago no es un antídoto para la aflicción, se obediente y se acabarán sus aflicciones, que tal vez es lo primero que nos venga a la mente cuando leemos que aquel hacedor de la obra será bienaventurado en lo que hace.
Podemos pensar si somos obedientes nuestras aflicciones o pruebas se acabarán, pero no es lo que quiere decir Santiago.
Incluso suena paradójico el hablar de la Ley de la libertad siendo perseguidos, lo que nos da luz es la palabra que usa como “bienaventurado”, la palabra es “makairos” que quiere decir feliz, afortunado o bendito. Para los hebreos el concepto de maldición y bendición es muy diferente al nuestro, para ellos el ser maldito significaba el que Dios les diera la espalda, ¿recuerdas las palabras de Moisés? Si tu no vas con nosotros no queremos ir a ningún lado. Jesús mismo se hizo maldición por nosotros y Dios Padre le dio la espalda, Jesús dijo “Padre porque me has abandonado”, en cambio el ser bendito es quye el Señor hiciera resplandecer su rostro sobre ellos, el ser favorecidos por Dios, el estar con Dios, esto les hacia estar felices.
Números 6:25–27 RVR60
Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.
Aquel que pone por obra la Ley del Señor es bienaventurado, esta feliz en lo que hace, su trabajo no es en vano, el libro de Eclesiastés en un claro ejemplo de como para un hombre sin Dios la vida es un circulo, es vanidad, el trabajo es aflicción de espíritu, el conocimiento, las riquezas, todo es vanidad para el, pero para el que se deleita en la Ley de Jehová todo le ayuda a bien, tiene esperanza en el futuro para el y para sus hijos, goza de la misericordia de Dios, juzga correctamente todo y le va bien, aún en las dificultades el sabe que esta en las manos de Dios.

26Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

El cristiano esta llamado a ser un ser activo en su fe, cuando la Iglesia toma verdadera responsabilidad pone los fundamentos de un orden social piadoso, pone a trabajar la cultura de Dios en el mundo de Dios, la verdadera religión no es intelectual solamente, el ser intelectual solamente nos llevara a ser jueces sobre los ortos y nuestra religión será vana.
La religión pura es activa y se refleja en el cuidado hacia los demás, visitar a los huérfanos, a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo,
Sodoma fue juzgada y destruida precisamente por no cuidar estos aspectos, había saciedad de pan y no cuidaban de los necesitados, el permanecer inertes traerá juicio sobre nosotros, el hecho de que la sociedad haya colapsado económicamente con la dichosa pandemia es parte culpa de la Iglesia, porque no estuvo preparada para estos casos, se ha enseñado en los púlpitos a tener una religión privada o “espiritual” y no a ser sal y luz.
Una Iglesia que no diezma no puede llevar a cabo esta religión pura y sin mácula delante de Dios, con esto me refiero a no tener contemplado la ayuda a los necesitados o al avance del Reino.
Consideremos esto para vivir una fe que agrade a Dios, no considerándonos con el mundo como el hombre natural que se mira al espejo y se olvida de como era, sino considerandos con Cristo y reflejando su Justicia en el día a día.
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