Claves para la Comunicación Correcta con el Cónyuge
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Clave #1: La Comunicación Constante
Clave #1: La Comunicación Constante
Principios:
El compañerismo del matrimonio, Amo. 3:3.
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?
Como dos instrumentos musicales escuchando el uno al otro, y modificando su sonido para complementar y alcanzar una armonía perfecta que magnifica la canción, el matrimonio debe estar constantemente acompañando (escuchando y comunicando) para entender y complementar a su cónyuge.
Este compañerismo magnifica no sólo el matrimonio, demostrando cuán importante debe ser, sino que también magnifica al Creador del matrimonio, reflejando la misma relación que Cristo tiene con la Iglesia (Ef. 5:21-33).
21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
La comunión del matrimonio, Gen. 2:24.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Mientras que el compañerismo tiene que ver con la meta y el rumbo que toma el matrimonio, la comunión tiene que ver con la cercanía entre el marido y la esposa.
Cristo reitera el diseño original del matrimonio dado por Dios al principio en Mat. 19:4-5 (citando Gen. 2:24).
Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?
Cristo tuvo una comunión perfecta con el Padre, y es Su voluntad para cada creyente es que tengamos esa unidad, con el propósito de proclamar el Evangelio por medio de esa unidad, Jn. 17:23.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Cristo alimentó esa unidad con Su comunicación constante al Padre en oración, Luc. 6:12.
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Obstáculos:
Cansancios.
del trabajo
de los niños
de las responsabilidades cotidianas
de otras conversaciones
Conflictos (intencionales o accidentales). Por la dificultad de llegar a un acuerdo en varias situaciones, muchos matrimonios se dan por vencidos, y cortan la comunicación al respecto. Al cortar la comunicación debido a algún conflicto, incrementa la frustración y la amargura, dando lugar al enojo en el matrimonio.
Causas:
Malinterpretar acciones o palabras de nuestro cónyuge.
Malentender nuestras propias emociones, responsabilidades.
Maltratar a nuestro cónyuge por actitudes o acciones percibidas como adversas.
Si uno deja temas sin tratar en el matrimonio, esos temas crecen y san conflicto, y hasta daño casi irreparable en la relación y el hogar, Cant. 2:15.
Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne.
Prácticas:
Tiempo regular de conexión diaria.
En las buenas y en la malas, busquen conectar con palabras. Busquen estar en la misma página.
Tener en cuenta diferencias entre hombres y mujeres en la comunicación.
En general, mujeres buscan compartir (entenderse) a través de la comunicación, hombres buscan solucionar.
En general las mujeres encuentran solución a un problema por medio de hablarlo, y los hombres no lo hablan hasta que hayan pensado en una solución viable.
En general, mujeres comunican de formas expresando más las emociones, mientras que los hombres suelen comunicar con datos.
En general, mujeres piensan y comunican de varios temas a la vez, mientras los hombres piensan y tratan de las cosas de a uno a la vez.
Ilustración:
Aplicación:
Clave #2: La Comunicación Congenia
Clave #2: La Comunicación Congenia
Principios:
Por ser una sola carne.
La lengua descontrolada causa daño y divide el matrimonio, Sant. 3:5.
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Debemos cuidar nuestros cónyuges tal como nos cuidamos propiamente, Ef. 5:28-29.
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
Por practicar el amor al prójimo.
Es el segundo gran mandamiento, Mat. 22:38-39. Segundo a amar a Dios con todo nuestro ser. Tu cónyuge es tu primer prójimo.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
El amor es evidente en la comunicación.
Maridos no deben ser ásperos, Col. 3:19, amando a la esposa como a sí mismo, Ef. 5:33.
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Esposas deben ser respetuosas, Ef. 5:33.
Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Siempre debe ser la verdad, Ef. 4:25.
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
El hablar con gracia y buen sabor, Col. 4:6.
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
No rebajando, sino edificando para dar gracia, Ef. 4:29.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Obstáculos:
Actitudes.
Una actitud altiva o soberbia. ¿Das a entender que siempre tienes la razón y que tu cónyuge no sabe nada? ¿Te molestas cuando cuestionan tus acciones o motivos? Esta actitud es destructiva a una relación, Prov. 28:25. La humildad y mansedumbre son necesarias para combatir esta actitud, y dar lugar a otros.
El altivo de ánimo suscita contiendas; Mas el que confía en Jehová prosperará.
El resentimiento o el rencor. Estos son veneno a la vida y al matrimonio. El tono de voz típicamente revela el rencor. El perdón es el único remedio para esta actitud, Mar. 11:25-26.
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
La indiferencia o apatía. Cuando hagas poco caso del deseo de tu cónyuge en pasar tiempo juntos o en conversación, le estás comunicando a tu cónyuge que ellos no importan. Esto causa distanciamiento entre ustedes. Debes hacer tiempo y buscar acercarte.
Palabras.
Palabras ásperas, duras o condenas. ¿Posees la habilidad de cortar y lastimar verbalmente a tu cónyuge en una discusión? Tal vez ganes la discusión, pero diariamente destruyas a tu cónyuge. La lengua filosa causa dolor, y el dolor causa alejamiento. El remedio es la “blanda respuesta”, Prov. 15:1.
La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.
Mentiras o engaño. Esto destruye poco a poco la confianza que es fundamental en un matrimonio. Especialmente en el matrimonio, se debe hablar la verdad, Ef. 4:25.
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Exageraciones y generalizaciones. Los términos siempre, nunca, cada vez, etc. causan conflicto porque provocan la discusión. Provocan que tu cónyuge piense solamente en la excepción a tu exageración, en vez de realmente escuchar el verdadero problema detrás de las acusaciones.
Palabras abusivas. Los insultos, las groserías, o la burla en una discusión causan un daño increíble porque no son fácilmente olvidadas. Debes buscar edificar con las palabras, no destruir, Ef. 4:29.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Acciones.
Interrupciones o terminar lo que otros empiezan a decir. ¿Escuchas con atención lo que dice tu cónyuge o le faltas el respeto al no dejarle hablar? El interrumpir demuestra que solo estabas pensando en lo que quieres contestar, y no en lo que está intentando comunicar tu cónyuge. Escucha y responde a lo que tu cónyuge busca decirte, no a lo que piensas que quiere decirte, Prov. 18:13; Sant. 1:19.
Al que responde palabra antes de oír, Le es fatuidad y oprobio.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
Ira explosiva o manipuladora. Esto resulta en estar fuera de control, y potencialmente puede lastimar a la otra persona. La ira se puede usar para controlar la conversación, y el cónyuge “se agachará” en temor y se retirará de la discusión. Pero esto no es eficaz en buscar la resolución, ni edifica al matrimonio, Sant. 1:20.
porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
Echar la culpa a otros o negarte a confesar tus faltas. Desde el comienzo de la creación, el hombre y la mujer se han estado evitando admitir sus propias faltas. Si no tomas responsabilidad por tus propias acciones y actitudes, solamente demorará el encontrar una solución. Debes humillarte primero ante Dios, luego a tu conyuge, Sant. 4:10.
Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
Prácticas:
Lenguaje calmado, Prov. 15:1.
La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.
Lenguaje claro. Piensa antes de hablar.
Lenguaje corporal.
Sentarse juntos, no enfrentados.
El secreto del toque al hablar.
Ilustración:
Aplicación:
Clave #3: La Comunicación Conciliadora
Clave #3: La Comunicación Conciliadora
Busca intimidad con Dios y encontrarás ayuda para cambiar. La comunicación más importante entre ustedes dos nacerá de la intimidad que cada uno tenga en su relación con Dios, Hch. 4:20.
porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Escuchar y entender antes de expresar. Es necesario un ambiente seguro en el cual esa comunicación y tratamiento de temas puede ocurrir, Sant. 1:19; Prov. 18:13.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
Al que responde palabra antes de oír, Le es fatuidad y oprobio.
Admite tus faltas. ¿En dónde has estado fallando en tu comunicación con tu cónyuge? Precisas reconocer tus propios errores primero si quieres ver cambios, Sant. 5:16.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Anime y alabe. Cada vez que estén juntos, busque algo que ha hecho bien, y alábale por ello. Si le alientas en las áreas dónde tu cónyuge muestra bondad, amor, y responsabilidad, edificarás a tu cónyuge, Ecl. 10:12.
Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina.
Ilustración:
Aplicación: