Los tres usos de la Ley Moral.

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Introducción:

Existe en todas las perdonas una conciencia de la ley de Dios, sabemos por la conciencia que Dios ha puesto en cada uno de nosotros y por las Sagradas Escrituras que hay una ley de Dios que gobierna nuestras acciones y que tiene autoridad sobre nosotros.
Sin embargo no hay un entendimiento correcto de su uso. Muchos tiene pensamientos equivocados con relación a la ley, como por ejemplo:
Muchos, como para tranquilizar su conciencia por su desobediencia y su pecado, tratan de no tomar en serio la Ley o la ignoran. se tranquilizan con el pensamiento que su pecado no es algo grabe ya que todos han hecho lo mismo.
El otro pensamiento equivocado es que algunos al darse cuenta de su pecado piensan podrán ser perdonados de sus pecados si tratan de obedecer la Ley y de alguna manera piensan que sus buenas obras serán más pesadas que sus pecados en el día del juicio.
Estos dos pensamientos están muy equivocados porque ambos interpretan la ley según su propio criterio y no según la Palabra de Dios. Es la Sagrada Escritura la que nos enseña el correcto uso de la Ley, la cual se podría dividir en tres partes. Pero antes es necesario recalcar primero que nadie puede cumplir la ley:
Gálatas 5:17 RVR60
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Romanos 3:20 RVR60
20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Y por ello es necesario entender que la función de la Ley no es salvar al hombre.
Veamos las tres funciones de la Ley.

1. Restringe el pecado.

1 Timoteo 1:9–10 RVR60
9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,
La ley no es capaz de eliminar el pecado en el hombre pero si actúa como freno para que los hombres no den rienda suelta a sus deseos.
Esto se ve también en el hecho que Dios ha puesto la conciencia, quien cumple la función de la ley, en todo ser humano y está es la que acusa o defiende las acciones de los hombres.
Romanos 2:14–16 RVR60
14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Esto se ve reflejado en la ley de los hombres, la cual es un reflejo de la Ley de Dios.
Romanos 13:3–4 RVR60
3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
Es por tanto la Ley la que restringe en cierta medida los deseos perversos de los hombres, sin embargo esta función es insuficiente para poder salvar al hombre ya que este no se salva por disminuir su maldad si no cuando por la gracia de Cristo es perdonado por Dios y declarado justo.

2. Revela nuestro pecado.

Como le Ley es una expresión del la justicia de Dios el hombre al comparar su vida con ella queda convicto de pecado. Así como al acercarnos a la luz vemos nuestras imperfecciones, al acercarnos a la santa Ley de Dios nuestro pecado sale a la luz. Justamente esto es lo que dijo el Señor en Juan 3.20.
Juan 3:20 RVR60
20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Y es lo que dice el apóstol Pablo a los Romanos:
Romanos 3:19–20 RVR60
19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
El hecho de que la Ley revela nuestro pecado nos conduce a dos cosas:
Primeramente al revelar nuestro pecado la Ley nos condena.
Y condenándonos nos muestra nuestra necesidad de la misericordia de Cristo.
Romanos 5:20–21 RVR60
20 Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; 21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
Gálatas 3:21–24 RVR60
21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
Por lo tanto la Ley al mostrarnos nuestra maldad y culpabilidad nos motiva a renunciar a cualquier esfuerzo humano por conseguir el perdón y descansar en la gracia de Cristo, nos conduce a confiar en él.

3. Conduce al creyente a vivir en la voluntad de Dios.

Es necesario recalcar que esto es solo para el que ya ha experimentado la gracia del perdón de Cristo, no es para todos los hombres.
Es por tanto el creyente , quien ha sido amado por Dios, quien puede por amor vivir según la ley de Dios.
Juan 14:15 RVR60
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Pero ¿cómo es esto posible cuando se ha dicho que nadie puede cumplir la Ley? La respuesta es que el que ha sido perdonado por el Señor recibe su poder para obedecer los mandamientos:
Ezequiel 36:25–27 RVR60
25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
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