la paz de cristo

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 18 views
Notes
Transcript

»Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con ustedes. Me buscarán, y lo que antes les dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.

Y a dónde vas, Señor?—preguntó Simón Pedro.

Señor—insistió Pedro—, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daré hasta la vida.

14 »No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. 2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. 3 Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. 4

5 Dijo entonces Tomás:

—Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?

6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida—le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. 7 Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.

8 —Señor—dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.

9 —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”? 10 ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras.

»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: 17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.

Judas (no el Iscariote) le dijo:

—¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?

23 Le contestó Jesús:

—El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. 24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió.

25 »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes. 26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. 27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.

La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden (14:27). La promesa de Jesús está arraigada en el concepto del AT expresado en la palabra shalom. Es un concepto complejo que sugiere plenitud, unidad, armonía, totalidad, salud y bienestar. Aunque es, esencialmente un concepto relacional en el AT, shalom también tiene connotaciones de prosperidad, salud y compleción.

El AT deja muy claro que el origen de la verdadera paz es la relación de la persona con Dios, y que solo puede ser experimentada por “los que aman Tu ley” (Salmo 119:165). En contraposición: “los malvados son como el mar agitado,

que no puede calmarse, cuyas olas arrojan fango y lodo. No hay paz para los malvados dice mi Dios” (Isaías 57:20–21).

La única paz que puede ofrecer el mundo es el cese de la lucha externa. La paz que da Jesús es una calma interior y seguridad, que persisten más allá de lo tormentoso de nuestras circunstancias.

Comentario Al Nuevo Testamento EL LEGADO DE CRISTO (Juan 14:25–31)

Jesús habla de Su don, el don de Su paz. En el Antiguo Testamento la palabra para paz es shalôm, que nunca quiere decir simplemente la falta de problemas, sino todo lo que contribuye a nuestro bienestar total y bien supremo. La paz que el mundo nos ofrece es la de la evasión, la que viene de evitar los problemas o de no arrostrar las responsabilidades. La paz que Jesús nos ofrece es la de la victoria: ninguna experiencia de la vida nos la puede quitar, ni ningún pesar ni peligro ni sufrimiento nos la puede ensombrecer. Es independiente de todas las circunstancias exteriores.

14:27 “La paz les dejo, mi paz les doy…” La paz del creyente no está relacionada con las circunstancias, sino en una tranquilidad basada Sus promesas y Su presencia (16:33; Fil 4:7; Col 3:15).

La palabra “Paz” es usada tanto en sentido objetivo, restauración con Dios, como subjetivo, un sentimiento de seguridad o estabilidad en medio de circunstancias difíciles. Refleja el saludo judío, Shalom, que significaba tanto la ausencia de problemas y la presencia de contentamiento (20:19, 21, 26; 3 Jn 14).

27. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. Por medio de todas las palabras de consuelo que preceden al versículo 27 Jesús trata de comunicar paz a los corazones de los discípulos. “Esta paz”, es como si dijera Jesús, “es tanto un legado que dejo (ἀφίημι) como un tesoro que doy (δίδωμι)”. Cierto que Jesús da esta paz con su muerte expiatoria en la cruz, con la cual produce la reconciliación. Sin embargo, decir que la palabra paz tal como se usa aquí en el versículo 27 es puramente objetiva y no tiene nada que ver con el sentimiento subjetivo en el corazón del creyente es ir demasiado lejos. Que la paz en este caso indica ausencia de un sentimiento turbador y atemorizador resulta claro por las palabras que siguen inmediatamente, a saber, No se turben más vuestros corazones, ni tengan miedo. Como se ha dicho repetidas veces en este comentario, a fin de determinar el significado de las palabras, frases y cláusulas, se debe seguir leyendo. Esto se aplica también en este caso. Pero también lo que antecede tiene importancia para determinar el significado. A la luz de todo el capítulo creemos que la palabra paz aquí en 14:27 indica aquella ausencia de inquietud espiritual y aquella seguridad de salvación y de la presencia amorosoa de Dios bajo toda circunstancia que resulta del ejercicio de la fe en Dios y en su Hijo (14:1) y de la contemplación de sus misericordiosas promesas (véase especialmente 14:1, 2, 3, 12–14, 16–21, 25, 26). Es la paz de la que Pablo habla en Fil. 4:6, 7. Cuando Jesús dice, “No os la doy como el mundo la da”, el contexto aclara que lo que quiere decir es “doy mi paz”, que el mundo nunca puede dar, por mucho que diga, “la paz sea contigo”, o “ve en paz”. El contraste está en el don mismo y no sólo en la forma en que se comunica este don. El mundo puede dar placer externo, descanso físico y deleite, honor, riqueza; pero nunca esa seguridad íntima que es el reflejo de la sonrisa de Dios en el corazón de su hijo.

En cuanto al significado de, “No se turben más vuestros corazones, ni tengan miedo”, véase en 14:1. Cuando la paz que Cristo comunica (y que ganó para nosotros mediante su expiación) entra en el corazón, queda excluida la ansiedad. “Ni tengan miedo”. Es el único caso en que se usa este verbo en el Nuevo Testamento (pero véase 2 Ti. 1:7 en cuanto al sustantivo). Se encuentra en Aristóteles, en los papiros, y bastante a menudo en la LXX. Significa ser cobarde, tímido o temeroso. A diferencia de φόβος, que se utiliza a menudo en un buen sentido (temor piadoso), δειλία con el que se relaciona el verbo δειλίαω, nunca se utiliza en un sentido bueno.

Related Media
See more
Related Sermons
See more