Edificando sobre la Roca.
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Transcript
Video: https://www.youtube.com/watch?v=Olo923T2HQ4
Leer Mat 7:24-29
»Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. »Todo el que oye estas palabras Mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción». Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas.
Las noticias reportan que, año tras año, la Ciudad de México se ha estado hundiendo a un ritmo de 10 cm por año. Podría no parecer mucho, pero algunos edficios antiguos muestran la seriedad del problema. Por ejemplo, la Catedral de la ciudad se ha hundido 12 metros (39 pies). También la famosa Basílica de Guadalupe tuvo que ser substituida por un edificio moderno en la inmediaciones de la antigua. ¿La razón? El lento pero continuo hundimiento la hacía inestable y podría derrumbarse.
A menudo, los periódicos muestran fotografías de edificios caídos completamente despues de una buena sacudida. Los daños siempre son cuantiosos, en vidas y dinero.
Estos casos tienen algo en común: no tienen solida fundación.
De igual manera sucede en los "cristianos". Si no tienen una buena fundación, serán derribados por cualquier sacudida y sufrirán y causarán mucho daño.
Trasfondo
Nuestro Señor Jesucristo concluyó el sermon del monte con esta exhortación a edificar sobre la roca.
Cualquiera diría que la roca aqui mencionada es Cristo mismo. ¡Cierto! Él es la roca.
Pero aquí no esta diciendo que el que cree en Él está edificando sobre la roca.
Observa el v. 24: "cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica..."
¿A cuáles palabras se estaba refiriendo?.... A las dichas en los versos anteriores. En esos versos, el Señor nos dice cómo vivir edificando sobre la roca.
Para edificar sobre la roca debemos vivir...
Una vida de sinceridad.
Una vida de sinceridad.
»¿Por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? »¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga está en tu ojo? »¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Sincero contigo mismo.
Sincero contigo mismo.
El que quiere edificar sobre la roca debe entender que no puede hacerlo con mentiras. La hipocresía es una mentira. Es querer aparentar lo que no somos.
Lo primero que debemos hacer es ser sinceros con nosotros mismos, ver la viga de nuestro ojo antes de querer ver la mota del ojo de otro.
La viga viene a ser aquellos pecados y fallas de nuestra vida que voluntariamente ignoramos.
Una de las reglas de construcción es que los ladrillos estén limpios para pegarlos al concreto. Si están tierrosos, polvosos, o sucios, no se pegarán bien. ¡Ahora entiendes porque los meten en agua antes de ponerlos!
Sincero con el prójimo después.
Sincero con el prójimo después.
“¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.” 5
Es normal que nuestros pecados no nos dejen ver con claridad la vida y problemas de otros.
Así como debemos ser sinceros con nosotros mismos, también debemos ser sinceros con el prójimo. ¡Hablemos con sinceridad, sin hipocresía, sin máscara, sin esconder las cosas!
Para edificar sobre la roca debemos vivir...
Una vida de dependencia en Dios.
Una vida de dependencia en Dios.
»Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. »Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. »¿O qué hombre hay entre ustedes que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? »Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?
Cuando edificamos sobre la roca estamos dependiendo de la solidez de la roca para que sostenga el edificio (nuestra vida, en este caso).
Dejando que Dios llene tu necesidad.
Dejando que Dios llene tu necesidad.
“Pidan, y se les dará...”
“¡No tienen porque no piden!” Stg 4:2
Dios nos ha dado el recurso de la oración. La oración implica dependencia de Dios. Cuando oramos, crecemos en dependencia de Dios.
Orar por nuestras necesidades no quiere decir que vamos a cruzarnos de brazos y esperar que el cheque caiga del cielo.
Muchas veces, el afán por llenar las necesidades materiales nos derriba:
»Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.
Depender de Dios desarrolla intimidad con Él.
Depender de Dios desarrolla intimidad con Él.
Esa intimidad viene a ser el pegamento que une el ladrillo con la fundación.
La fundación puede ser sólida, pero si los ladrillos no están bien adheridos a ella, las paredes se caerán.
Entre más dependemos de Dios, más cerca estaremos de Él; y entre más cerca estamos de Él, más estable será el edificio.
Para edificar sobre la roca debemos vivir...
Una vida de buen trato hacia otros.
Una vida de buen trato hacia otros.
»Por eso, todo cuanto quieran que los hombres les hagan, así también hagan ustedes con ellos, porque esta es la ley y los profetas.
¡Esta es la conocida Regla de Oro! ¡Trata a las personas como quieres que te traten!
Con excepción de las personas masoquistas, todos queremos ser tratados bien, ¿no es cierto?
El problema es que muchas veces tratamos mal, pero queremos que se nos trate bien.
Edificamos sobre la roca cuando imitamos a Cristo. Cristo trató bien a las personas, independiente de su condición moral. Trató bien al religioso Nicodemo, como al publicano Zaqueo, y como a la prostituta de Magdala.
Para edificar sobre la roca debemos vivir...
Una vida diferente a la de la mayoría.
Una vida diferente a la de la mayoría.
»Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. »Pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
La mayoría casi siempre está equivocada.
La mayoría casi siempre está equivocada.
¡Especialmente cuando se trata de elegir!
La mayoría escoge la senda amplia y la puerta ancha porque es más fácil, pero no se dan cuenta que es la que más dolores trae.
La mayoría pidió un ídolo, y Aarón les hizo el becerro de oro.
La mayoría rechazó la teocracia (el gobierno de Dios) y prefirió la democracia (el gobierno del pueblo).
La mayoría rechazó a Dios y prefirió a Saúl. “Queremos un rey, como tienen los otros pueblos”, fue su clamor.
La mayoría era la que gritaba “¡Crucifícale, crucifícale!”.
Dios espera que seamos diferentes.
Dios espera que seamos diferentes.
Pocos son los que entran por la puerta estrecha y caminan en la angosta senda de la vida. Son la minoría.
La vida de esa minoría debe ser diferente a la de la mayoría.
Dios quiere que nuestra manera de vivir nos distinga. Somos la sal de la tierra, somos luz en medio de tinieblas.
En el momento que dejamos de ser diferentes, la distinción se pierde, y venimos a ser parte de la mayoría.
Cuando hablas como el mundo, piensas, vistes, y actúas como el mundo, has dejado de edificar sobre roca y estás edificando sobre arena.
Para edificar sobre la roca debemos vivir...
Una vida de obediencia al Señor.
Una vida de obediencia al Señor.
»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. »Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?”. »Entonces les declararé: “Jamás los conocí; apártense de Mí, los que practican la iniquidad”.
Obediencia de hecho, no de palabra.
Obediencia de hecho, no de palabra.
¿Es Jesús tu Señor? ¿Cómo lo sabes?
Muchos le dicen “Señor, Señor”, pero es solamente de palabra.
Sus acciones son de iniquidad.
El evangelio de Lucas dice que, antes de decirles el verso 24 de Mateo 7, Jesús les dijo:
»¿Por qué ustedes me llaman: “Señor, Señor”, y no hacen lo que Yo digo?
¿Qué hiciste con lo que escuchaste el domingo pasado?¿Predicaste el evangelio? ¿Qué acaso no te lo manda tu Señor?
Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos.
Obediencia basada en la Palabra de Dios.
Obediencia basada en la Palabra de Dios.
“el que viene a Mí y oye Mis palabras y las pone en práctica...” Luc 6:47
No dice “las palabras del pastor” sino “mis palabras” (las palabras de Cristo). ¿Dónde encuentras las palabras de Cristo? ¡En la Biblia, la Palabra de Dios!
La Palabra de Dios es el plano para edificar la casa.
Si construyes sin guiarte por el plano, ¿qué va a pasar? ¡La casa quedará mal hecha! ¡Será como la casa de paja de los dos Cochinitos! El lobo vendrá, soplará, y la derribará.
Cuando la casa no está edificada en obediencia a la Palabra, cuualquier viento, tempestad o temblor, la derribará.